8
— ¿Estás seguro de esto Yoongi?
— No.
— ¿Entonces qué hacemos aquí?
— Buscar a mi hermano.
Si. Efectivamente, Yoongi y Taehyung habían salido de noche sin que los demás se enteraran exactamente dos días después de que el primero volviera de dar ayuda médica.
Los dos chicos estaban escondidos detrás de unos botes de basura, esperando por las camionetas de la guardia, de las cuales, alguna debería llevar a Jimin consigo.
Taehyung aún no estaba del todo convencido, después de todo ni siquiera sabía si el chico que buscaban era su amigo. Tal vez era alguien parecido, pero no podía obligar a su novio a olvidar lo ocurrido, porque lo entendía, sabía que deseaba con toda su alma recuperar al lindo chico de mejillas abultadas que traía alegría a todos ellos.
La hora de vigilancia estaba cerca haciendo que la pareja comenzara a ponerse algo nerviosa, ambos por distintas razones. Tae tenía miedo de estar tan tarde fuera, mientras que Yoongi temia estar equivocado. No podría soportar haberse ilusionado en vano.
Pasaban los minutos y ninguno de los dos decía nada, solo miraban sus relojes y estaban atentos a las calles por si pasaba algún guardia a pie.
— Lo siento.
La voz de Yoongi inundó el silencio una vez más.
— ¿Qué?
— Sé que tu no quería esto, sé que estás asustado y te he traído aquí solo por mi insistencia, eso no es lo que hace un buen novio, no es lo que le haría alguien a su pareja.
— Cállate.
— Es la verdad Tae, lo lamento...
— Dije que cierres la boca.— Taehyung lo miró molesto.— No estoy aquí por tu insistencia, estoy aquí porque te quiero y quiero a Jimin, y si tu crees que puede ser él es por algo, así que vine a apoyarte y a cuidarte. Tu no eres un mal novio, siempre me cuidas, y siempre me apoyas, me toca hacer lo mismo por ti.— Soltó un suspiro.— Y para qué mentir, yo también espero que sea Jimin, lo extraño más de lo que crees...
Yoongi soltó una pequeña risa sin gracia, sabía que su novio nunca hablaba del más bajito solo por no querer traer recuerdos dolorosos, aunque no sirviera de mucho. Ninguno de sus amigos habían logrado superar del todo la pérdida de Park, Incluso cuando había pasado mucho tiempo. >
Antes de poder contestar, el ruido de un vehículo se oyó cercano a ellos.
Ambos se pusieron alerta, intentando mirar disimuladamente hacia la calle. Efectivamente, una camioneta de la guardia iba a baja velocidad, pues posiblemente estaban vigilando la zona. No había muchas maneras de saber quién estaba dentro, por lo que al verla pasar y alejarse, ninguno dijo otra palabra, y solo comenzaron a seguirlo.
(...)
Park veía las calles con aburrimiento.
De alguna manera, Las 24 horas que había pasado encerrado entre esas cuatro paredes, de cierta forma, le habían quitado el entusiasmo por salir a las calles.
No estaba seguro de nada, pero ¿Por qué lo habían castigado? ¿Es que ellos sabían que había dejado ir a los niños? ¿O solo lo hacían para incentivarlo a no dejar que nadie escape?
¿Tenian cámaras de seguridad? Ellos lo habían negado, diciendo que sus ojos eran los guardias.
¿Alguno de sus compañeros había notado lo sucedido? No lo sabía.
¿Había más guardias infiltrados? Nunca había oído nada parecido, pero no podía descartar nada.
En fin, solo tenía claro que había muchas verdades ocultas de por medio, y que ahora no confiaba demasiado en otros guardias. Solo podía hablar en confianza con sus compañeros, o eso esperaba. Wang le sonreía para intentar distraerlo de sus pensamientos que le daban dolor de cabeza, Choi hacía sus típicas bromas y comentarios sin sentido, y Shin intentaba animarlo con lindos cumplidos pero que nadie los creería si lo conocieran realmente.
Aunque actualmente ni siquiera él mismo se reconocía.
Antes solo pensaba en lo que podía hacer para complacer a sus superiores, quería salir a las calles y capturar todos los rebeldes que se le cruzaran, pero ahora era distinto. No podía arrestar a unos niños, no podía obligar a un pequeño que apenas había comenzado a vivir a que lo acompañase a una celda, si es que lo llevaban allí, la verdad es que no lo sabía.
Y eso era lo que más alterado lo ponía. No sabía que sucedía con los rebeldes que capturaban. Él sólo se encargaba de llevarlo, pero ¿Qué pasaba después?
¿Los sometían a un juicio? ¿Los encerraban? ¿Los multaban y los liberaban?
Pero él no podía hacer preguntas, no lo tenía permitido y eso solo significaba un castigo por cuestionar a sus superiores.
De repente la camioneta frenó.
Choi fue el primero en bajar, él lo siguió y oyó a los demás hacer lo mismo. Había estado tan absorto en sus pensamientos que no había notado nada a su alrededor.
— ¿Qué sucede?— Se atrevió a preguntar.
— Vi movimiento detrás nuestro, estoy seguro de que hay alguien cerca.
Él sólo asintió, los cuatro decidieron investigar por su cuenta, así no habría manera de que quien los siguiera pudiera escapar.
Entró a un callejón, pero no había nada. Solo bolsas de basura que tenían aspecto de estar hace mucho tiempo allí, y había un gato durmiendo sobre un cartón sobre el piso.
Quiso acercarse a ver más, pero el llamado de Shin atrapó su atención.
—¡Choi, Wang, Park, por aquí!
Inmediatamente se echó a correr hacia donde se encontraba la chica. Quien tenía a dos hombres acorralados. Ella los apuntaba con su arma, esperando a que los demás los esposaran.
Se acercó con cuidado, tomando las esposas de su bolsillo, yendo hacia el más alto de los dos.
Cuando estuvo frente a él alzo la vista, y pudo jurar que su corazón saldría de su pecho.
Juraba que conocía esos ojos, esas facciones. Pero era imposible, él era un guardia y el chico frente a él era un rebelde.
Sin perder más tiempo hizo que este se diera la vuelta para colocarle las esposas. El más alto no se resistió, parecía haber perdido la fuerza, como si el ser atrapado hubiera acabado con su vida.
Al girarse vio como wang hacía lo mismo con el más bajo.
Frunció su ceño al verlo.
¿Ese no era el chico que había escapado de él?
¿Qué hacía allí? ¿Es que no había aprendido la lección?
Decidió ignorar esa fuerte presión en el pecho, y obligó al hombre frente a él a caminar hacia la camioneta. No entendía lo que sucedía pero por alguna razón le disgustaba.
Al llegar al vehículo hizo que el chico subiera, mientras Wang hacía lo mismo del otro lado. Choi tomó el volante esta vez mientras Shin volvia a su lugar.
Él tomó asiento a un lado del rebelde, al igual que Wang, pues debían custodiar a los dos hombres para evitar que intentaran escapar.
Cuando el vehículo se puso en marcha notó las lágrimas del chico realizarse por sus mejillas. Estaba llorando pero no emitía ningún ruido.
Supuso que se debía a que habían sido atrapados, así que no le dio demasiada importancia.
El viaje fue relativamente corto, en silencio total, y había momentos en los que podía notar la mirada del hombre a su lado.
Pero no le incomodaba, lo hacía sentir extraño, más no dijo nada.
Al llegar los bajaron del vehículo, y los escoltaron hasta la entrada de la base, donde los recibirían otros guardias para ocuparse de ellos.
Antes de entregarlos, ellos deberían quitarle las esposas y vigilar que no estuvieran armados, por lo que comenzó a revisarlo con paciencia.
Lo unico que encontró fueron un juego de llaves y un teléfono. Tomó ambos objetos y los dejó a un lado para poder quitar las esposas.
— Hey...— Lo llamó el hombre, susurrando.
No le dio importancia y siguió con su tarea.
— Park, no te hagas el idiota, sé quien eres, no importa que cubras tu rostro. — Volvió a susurrar.
Esas palabras hicieron que se congelara por un instante.
— ¿Por qué haces esto?— Volvió a susurrar.— ¿Es qué no sabes quién soy, quienes somos? ¿Qué te hemos hecho para que nos traiciones de esta manera?
Frunció el ceño y contestó.
— Cierra la boca, yo no te conozco, solo eres un asqueroso rebelde, así que obedece y ve con los guardias para cumplir tu condena.— Dicho esto lo arrastró hacia una de las entradas donde un hombre lo esperaba. Lo entregó y se dio la vuelta sin importar nada más.
Volvió hacia donde había dejado las pertenencias del rebelde, y las miró por unos instantes, hasta que notó como el teléfono se encendía gracias a un mensaje.
Miró sobre su hombro, cerciorándose de que nadie le prestaba atención. Todos parecían ocupados así que tomó los objetos apresuradamente y los guardó en uno de sus bolsillos.
Por alguna razón le daban curiosidad esas pertenencias.
Llenó los documentos protocolares, donde indicaba quién había sido responsable del arresto, que pertenencias traía el rebelde -Donde obviamente indicó que no traía nada consigo.- Y donde lo habían localizado.
Una vez hecho, entregó los papeles y volvió a la camioneta a esperar por sus compañeros para seguir con su turno, sin darle importancia a esa voz en su cabeza que le decía que estaba cometiendo una equivocación.
Solo deseaba que llegara la noche para que todos durmieran y así poder revisar ese teléfono que seguía recibiendo mensajes.
Vaya que tenía curiosidad, y en ese momento deseaba poder hablar con alguien.
— ¡Oye, Park!— Choi lo llamó una vez ingresó al vehículo, tomando asiento a su lado.— ¿Está todo bien? Pareces distraído y aún no me reprendes por mis bromas en horario de trabajo.
Él solo sonrió.
Tal vez...
Decidan:
Jimin le cuenta a sus compañeros sobre sus inquietudes ➜
Jimin NO le cuenta a sus compañeros sobre sus inquietudes ➜
Perdón perdón perdón por la tardanza, lamento mucho haber tardado tanto.
Estoy en época de exámenes y no tengo tiempo ni para respirar.
Espero que les haya gustado el capítulo, y asegúrense de elegir bien la opción. Esto afecta al desarrollo de la historia.
Nos vemos, y espero que sea pronto.
-Yaz.
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