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8. Propuesta indecorosa.


Tras entrar al departamento que incluso desde la puerta del edificio avisaba un lugar bastante hermoso, y por supuesto costoso, Min Yoongi no se decepcionó, no podía parar de mirar cada detalle de todos los amplios espacios por los que atravesaba, desde el techo, las paredes, la inmobiliaria, inclusive los brillantes suelos de mármol que eran tan blancos como una perla. Había una hermosa decoración ambientada en el siglo XIX, con pinturas y esculturas de aquella época con corrientes del modernismo, era como visitar una habitación del palacio de Buckingham. Y era de esperase tal majestuosidad, no podía esperar menos del pintor más influyente y renombrado del momento.

—Tienes una hermosa casa —menciono el músico adentrándose a un salón, que probablemente era la sala de estar, un televisor, sofás, una chimenea y lo que más llamó su atención, un maravilloso piano de cola junto al balcón de largas cortinas carmesí de terciopelo—. Woah ¿tienes un piano de este tipo? Sorprendente —paso sus dedos por la madera oscura, y luego por las teclas de este—. ¿Y sabes tocarlo?.

—Estoy aprendiendo —respondió Jungkook sonriendo—. ¿Quieren beber? ¿Les gusta el chapan? Por el momento solo tengo esto, al parecer tuve una larga semana y todo lo demás sé a terminado.

—Claro, a mi me gustaría probarla —hablo Jimin un tanto tímido. Pero al igual que su novio estaba asombrado por el lugar, simplemente era hermoso y bastante acogedor, el clima era cálido.

—Bien, pues abramos esto —Jeon abrió la botella con agilidad sin hacer que el líquido salpicara, una vez así tomó tres copas de cristal, vertió el líquido en cada una y se la entregó a sus invitados—. Por favor siéntanse en confianza, pueden tomar asiento donde quieran —dijo mientras tomaba asiento comodante en uno de los sofás.

Jimin hizo igual a uno frente a él, y Yoongi decidió sentarse en el piano al cual no dejaba de admirar con una mirada resplandeciente.

—Dime algo Min Yoongi —comenzó Jungkook cruzando sus piernas—. ¿Como estarás dentro de diez años?.

—Bueno, no me importaría ser un millonario y tener un apartamento como este con un piano como este como tú —contesto con una pequeña risa aún mirando el instrumento, dándole la espalda a los demás.

—Quiero decir ¿mas allá del dinero que puede satisfacerte tanto que puedas dormir tranquilo? —continuó, y esta vez bebió un trago de su copa.

—¿Qué? ¿Supones que no estoy satisfecho? —finalmente el chico de piel pálida volteó a verlo con el ceño levemente fruncido.

—¿Quien lo está?.

—Yo —respondió nuevamente Min.

—¿Dice la verdad? —miró a Jimin buscando la respuesta.

El rubio sonrió con timidez ante su mirada—. Eso espero —encogió lo hombros y bajo la mirada para observar sus dedos jugar con nerviosismo, sentía un extraña aura a la cual no puso demasiada atención.

—Bueno pues entonces, tal vez no seas afortunado en entrar a la academia pero tienes muchas suerte porque yo tengo dinero, seguridad, fama pero... tienes algo que yo no puedo tener —luego de esto miro al chico rubio, y tras esta obvia declaración Yoongi se levantó del piano y caminó hacia ellos.

—Tal vez hay límites a lo que el dinero puede comprar —le miró sériame, Jimin pudo notar esto y comenzó a ponerse un tanto nervioso.

—No muchos —Jeon sonrió con perspicacia, dedicándole un rostro egocéntrico al músico.

—Algunas cosas no están en venta —agregó Park llamando su atención.

—¿Qué cosas? —le pregunto.

—No puede comprar personas —replicó y ante esto Jungkook soltó una pequeña risa en voz baja.

—Eres ingenuo Jimin, compró personas todos los días —continuó levantándose del su asiento para posicionarse junto a Yoongi.

—Pues de negocios tal vez, pero no cuando las emociones se involucran —objeto siguiéndolo con la mirada.

—Ah entonces segun no se compra amor, eso parece un cliché ¿no crees? —volvió a sorber de su copa, mientras Min observaba tanto a su pareja como al pelinegro instintivamente.

—Es absolutamente cierto —afirmó el rubio mirándolo a los ojos.

—¿Así? ¿Tu que crees? —volteó a ver al pálido, quien simplemente concordó ante las palabras de su novio—. ¿En serio? Bueno pues probemos el cliché —se movió hacia otro extremo de la habitación con su copa en la mano, deteniéndose a mirar una de las pinturas en la pared dándoles la espalda—. Supon que no te ofrezco dinero, si no que te aseguro un lugar en la academia de música de Seúl, con los mejores instrucciones y sin tener que pagará una colegiatura... —se giró para mirarlo—. Por una noche con tu novio.

Ambos chicos se quedaron perplejos ante tal propuesta, la cual por si sola era realmente atractiva y conveniente, pero aceptarla sería una completa locura y denigraría como persona a Jimin.

Yoongi soltó una risilla irónica.

—¿Es una broma no?.

—Imagina que no, ¿que dirías? —luego de preguntar se presentó un silencio decisivo que asustó a Jimin, quien creyó en la posibilidad de que su novio aceptara, así que rápidamente interfirió.

—Le diría que no —objeto lleno de miedo, la situación era cada vez más tensa e ilógica.

—El no ha dicho nada —Jungkook miró al pálido con una enérgica sonrisa de lado.

Este sériame contesto sin chistar—. Le diría que no —replicó las palabras de su amante. Todo se mantuvo en un silencio ensordecedor, todos con preguntas propias del extraño momento rondando en su mente.

—Es una respuesta refleja, porque aún es hipotético, pero digamos que si existe una posibilidad, no bromeo —la expresión que Jeon puso en su rostro dejaba ver la sinceridad y la confianza en sus palabras—. Un lugar en la academia, la noche pasa, pero esa oportunidad puede influir en toda tu vida, piensa eso, un lugar en la más prestigiosa academia de música de Seúl —sorbió una vez más de su copa terminado con todo el líquido—. Cumplirías tus metas, tendrías los mejores trabajos como pianista y ten por seguro que si confías en tu talento pronto te convertirás en un grande, por una noche.

Min se quedó atónito, sin saber qué responder y Jimin atacado por los nervios y el miedo de su posible respuesta ante aquella indecorosa propuesta.

—No me contestes de inmediato, considéralo... en serio.

—Olvídalo quieres —finalmente contesto Yoongi con un notable enfado reflejado en sus gestos de muecas y un levemente movimiento de cabeza.

—Contestaste mi pregunta —Jungkook sonrió—. Y haz probado tu teoría, hay cosas que el dinero no compra. No te culpo, yo tampoco lo dejaría. Bueno —aplaudió de pronto—. En fin, mañana tengo una rueda de empresa importante, dejen que les llame un taxi para que los lleve a su hotel.

El pelinegro se retiró de la sala, dejando solos a los otros dos chicos, quienes se miraron cómplices y un tanto incómodos. Aquella platica los había impactado mucho ya que al ser dos chicos pueblerinos ignorantes o inocentes ante diferentes situaciones, desconocían ese tipo de indecoros, simplemente en ese momento no tenían nada que decirse. Por eso, se mantuvieron en silencio en el recorrido hasta su hotel.

Pero aunque ellos no exclamaran palabra, no significan que sus mentes estaban igual, por lo contrario, había miles de pensamientos y preguntan rondando, causando un remolino de emociones y también de desiciones en ellos. Yoongi solo podía sentirse confundido, enojado, impotente, ese hombre le había ofrecido todo lo que él deseaba a en la vida ¿pero a que costo? Simplemente entregarle a su novio a quien ama como a nada como un objeto, no se atrevería hacerlo, pero acaso ¿Jimin si lo haría? Ver el rostro pensativo del rubio lo hizo preguntarse, si él aceptaría aquella propuesta, no por el, sino por el presentimiento que tenía desde que lo vio entrar aquella galería.

Jimin por su parte estaba igual de confundido, pero en cambio él reflexionaba la situación, y muy dentro de él sentía la necesidad de aceptarla, aceptar estar una noche con ese chico, el cual a su tiempo es el que ha estado en sus sueños por meses, y tal vez en esa noche aproveche y logre encontrar respuestas, y además... era algo en sí incierto aún, pero cuando lo miro a los ojos pudo a ver jurado que ya lo conocía personalmente, incluso íntimamente, y eso le hizo preguntarse «¿ese chico será alguien importante? ¿Y si no son simples sueños? ¿Y si por algo vine a Seúl y fui específicamente a esa exhibición?» Muchas preguntas que quería encontrarles respuesta.

Yoongi cerró la puerta de la habitación, se quitó los zapatos, dejó su abrigo en el merchero y soltó un prologando suspiro.

—Jimin, debemos hablar —espetó.

—Si, creo que debemos hablar —replicó el rubio.

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