6. Puedo verte.
Jimin aún no podía asimilar en la situación tan extraña e inoportuna en la que se encontraba, simplemente no encontraba una respuesta a lo que acababa de ver dentro de esa galería de arte, ver su rostro en todos esos cuadros lo tenía de alguna manera asustado, incluso cuando en ese momento miraba todo el salon lo encontró tétrico, realmente escalofriante. Debía encontrar una respuesta a toda esa locura, y algo dentro de él le decía que la respuesta estaba allí dentro.
—¡Jimin! —la voz de Yoongi lo sobresaltó asustado al estar tan metido en sus pensamientos—. Calma soy yo ¿estás bien? ¿Qué fue eso de adentro? ¿Acaso tú sabías sobre esta exposición? ¿Tu trabajas con el pintor?... —lo cuestionó, pero el rubio no estaba en condiciones de responder todas esas dudas, sin si quiera resolver primero las suyas—. Dime algo.
—Yoongi yo... —lo miro directamente a los ojos, con la respiración agitada y el pulso acelerado—... debo volver allí dentro —nada más dijo y entonces caminó con miedo aunque decidido a encontrar respuestas.
Pero su novio estaba desconcertado, y había algo en su interior que lo llenaba de miedo, como si supiera que algo malo iba a pasar. Y era compresible, la situación ameritaba tener miedo y millones de dudas, así que lo detuvo.
—Vámonos —espeto—. Vámonos de aquí Jimin, olvidemos esto, no es para tanto, tal vez tú te pareces al modelo que utilizo y esto es una confusión, solo hay que irnos por favor.
—No —Park jalo su mano—. Esto se trata de mi, no de nosotros, soy yo el que está pintado en todos esos cuadros, tú puedes dejarlo pasar y olvidarlo, pero yo... yo no quiero hacer eso, debo saber por qué y quien me pinto. Puedes volver al hotel si quieres.
Y sin nada más que decir, se dio la vuelta y continuo con su camino. Yoongi quería ir detrás de él, correr abrazarlo y detenerlo, pues el fuerte presentimiento que tenía no era nada bueno, y cuando fue demasiado tarde y lo vio entrar por la puerta de aquel salón, algo dentro de su cabeza le dijo que ese día, esas últimas horas... iban a ser lo ultimo de su amor.
El rubio buscó entre las todas las personas que se encontraban paseando por en el salón con una copa de champán en la mano, mientras miraban con fervor las pinturas, había demasiadas y todas igual de elegantes, y era muy difícil distinguir quien de todas era el pintor, aunque de alguna forma sabía que estaba allí, después de todo, todo artista debe estar con o/y en su obra.
—Disculpe señor —le habló penosamente a un hombre de cabello negro que se encontraba como todos los demás mirando las pinturas. Este le miró y al hacerlo se sorprendió.
—¡Oh! Así que si viniste —le sonrió cálidamente. Jimin no sabía de lo que estaba hablando, todo continuaba siendo tan confuso—. Es un verdadero placer conocerte, las pinturas que creaste junto a Jungkook son exquisitas, mi nombre es Lee Jungjae y fui el profesor en la real academia de arte de Seúl de Jungkook —el hombre extendió su mano—. ¿Y tú eres...?.
—Yo... amm... —Jimin dudó en si estrechar sus manos y decirle su nombre—. Yo me llamo...
—¡Señor Lee! —una voz se incorporó a lo lejos, el hombre adulto y el joven de cabellos dorados voltearon en dirección al emisor de aquella voz—. Me alegra verlo...
Y allí fue...
Sus miradas amplias conectaron llenas de sorpresa. Ambos anonadados no podían creer lo que estaban divisando su ojos, el único pensamiento que se presentó en ese momento fue en que "eso no podía estar sucediendo, era imposible, una completa locura." Estaban viendo fijamente al chico que desde hace meses los atormentaba presentándose en todos sus sueños, y entonces se presentaron miles de sentimientos encontrados, y uno de ellos era extraño, pues al mirarse tan fijamente pudieron sentir como... si de alguna forma se conocieran, y no solo por los sueños, si no desde antes, desde... vidas pasadas.
—No puede... —murmuro uno.
—... ser —terminó el otro.
—Al parecer —se incorporó el mayor—... yo sobro aquí, los dejaré solos para que puedan conversar, con permiso —el hombre al sentir él aura extraña decidió irse, y fue la mejor decisión.
—Tu... —balbuceó Jimin.
—Tu... —habló Jungkook—. Por dios, tú eres real —dijo lleno de asombro, al igual que el contrario.
—Eres tu de verdad... —exhalo al sentir una pequeña asfixia por tan perplejo que había quedado ante una nueva y sumamente sorprendente situación.
Sin duda la noche iba a estar llena de sorpresas.
—¿Quien eres? ¿De donde vienes? ¿Qué quieres ¿Por qué estás aquí? ¿Como te llamas? —Jungkook comenzó a cuestionarlo mientras se acercaba a pasos lentos hacia el.
Pero al contrario, el rubio dio pasos de reversa alejándose, hasta que chocó con la pared, y al girarse se encontró con una pintura que lo asustó por lo imponente que era y además por que aún le parecía bastante tétrico verse en tantos retratos.
—Contéstame —volvió a escuchar la voz del chico de cabello negro, rápidamente se giró encontrándose con el rostro del mismo más cerca de él—. ¿Quien eres? ¿De donde vienes? ¿Y como te llamas?.
—Yo... —la timidez, el miedo y la sorpresa invadieron a Jimin, pero debía centrarse, salir de shock y hablar—. Yo debería hacer las preguntas aquí ¿tú eres el pintor? Y si es así ¿por que me pintaste? Yo jamás te he visto en mi vida —mintió, lo había visto muchas veces... en sus sueños.
Jungkook quedó perplejo, sin saber que responder. No había escapatoria ni justificación, ni una mentira razonable para esa situación. No sabía que hacer, incluso pensó en huir de allí, pero eso sería algo muy bajo, así que debía ser apacible y explicar todo como sucede, aunque ni él supiera cómo explicarlo.
—Yo tampoco te había visto en mi vida —respondió con una mentira, que era exactamente lo que no tenía que hacer—. Algunas veces los retratos de un pintor puede llegar a parecerse a personas de la vida real, es una simple coincidencia —y aunque fuera una piadosa mentira, era buena y bastante creíble y ciertamente común entre el arte.
—Pero... vaya... —Jimin exhaló y rio penosamente mientras rascaba su nuca—. Lamento mi manera tan brusca al hablarte, no fue mi intención causar un drama, yo... yo creo que debo irme ahora —con la cabeza gacha se dispuso a caminar hacia la salida completamente avergonzado.
Pero Jungkook lo detuvo sujetando su mano. Y en el momento en que ambas manos se tocaron sintieron algo extraño, como una chispa, una pequeña electricidad recorrer su cuerpo tal como un escalofrío, y fue allí cuando se volvieron a mirar sorprendidos por todas estas sensaciones. Aunque rápido Jimin terminó con el contacto y jalo su mano.
—Espera, no te vayas —hablo el pintor nervioso—. Si tienes tiempo... yo me preguntaba, ¿si puedo... invitarte a cenar?.
La respiración de rubio se agitó, trago saliva en busca de calmar su nerviosismo y sintió un leve calor en la piel de la zona de sus mejillas, lo cual solo podía significar que se había sonrojado.
—¿Ce-Cenar... contigo?... yo... —mordió su labio inferior sin saber qué responder, lo pensó por algunos segundos; era él, él chico que estaba en todos sus sueños, al que creía inexistente, imposible de conocer, aunque ahora el estaba justamente frente a él, y no iba a perder la oportunidad de saber quien era y por que está en sus sueños—... E-Esta bien, podemos ir a cenar.
AAA AHÍ VIENEEE EL DRAMAAAA MUAJJAJA😈
En fin, les dejo otra de las pinturas para que puedan imaginarse más o menos como son((:
y de nuevo no, este arte no es de jk si no de la artista @tokehashi que se encuentra en twitter.
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