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50. Final: Una vida nueva contigo

Sé que puedo hacerte muy feliz. Sé de tu miedo, pero ven aquí. Dame tu mano así, cierra los ojos, sí. Siente que puedes confiar en mí. Quiero una vida nueva contigo, quiero volver a aprender a besar, a confiar, a acariciarte como la primera vez. Quiero una vida nueva a tu lado, que olvidemos juntos todo el pasado y darte lo que nunca di. Te estoy siendo sincero, lo único que quiero es una vida nueva junto a ti 🎶❤




POV MAGNUS

Max está cumpliendo el año.

Alexander se ve radiante. Es decir, él siempre se ve perfecto, incluso ese primer día en que yo realmente no lo vi porque mi atención se centró en el pequeño que me miraba como si yo fuera algo demasiado interesante, y aun así algo cambió en mi interior como si supiera que estos dos seres venían a transformar por completo mi vida...

Pero hoy, hoy Alexander de verdad se ve resplandeciente. Sus ojos tienen un brillo especial que en la mañana no estaba. Era como si, al despertar, estuviera triste por algo; pero después simplemente brilló.



POV ALEC

No pude evitar sentirme mal esta mañana. Sí, es el primer cumpleaños de mi bebé, de mi Max, de mi hijo, mi hermoso y amado hijo –¡Y no puedo creer que sea ya un año juntos! Y más de medio año con Magnus en nuestras vidas–; pero esto también significa que hace un año que, en aquel quirófano, Ella me pidió decirle que lo quería y que nunca lo dejaría solo. Hace un año que mi mejor amiga, y madre biológica de Max, murió.

Despertar en los brazos de Magnus ayudó un poco, no puedo negarlo. Sentir su pecho debajo de mí, el latir firme de su corazón, la seguridad y confianza con que me sostiene al dormir y no me suelta por más incómodo que se vuelva durante la noche.

Su cadera golpeando la mía cuando por fin él despierta también. Y ese fuego ardiendo lento en mi vientre, las chispas de deseo encendiéndose y corriendo por mis venas... Es algo nuevo para mí.

Hace algunos meses, cuando Max dio sus primeros pasos después de dos largos días extrañando a Magnus, fue la primera vez que dormimos aquí.



«En aquella ocasión fue muy diferente: estábamos cansados de verdad, los tres. La hora de dormir de Max ya había pasado, Magnus venía agotado de su viaje y yo tenía que levantarme temprano para terminar que revisar exámenes e ir al trabajo. Así que cuando Magnus me pidió que nos quedáramos, realmente se lo agradecí y acepté.

Ni siquiera creo que él haya descansado mucho porque estoy casi seguro que nos cuidó a Max y a mí.

Habíamos despertado en su cama. Envueltos en sábanas escarlata, suaves y cálidas. Yo estaba recostado de lado, un poco echo un ovillo; Max al lado mío, sus puñitos en mi pecho. Y cuando sentí algo tocar mi rodilla –una mano demasiado familiar– noté a Magnus medio dormido, en una silla junto a la cama.

Y creo que sólo la pena al imaginar cómo me veía a primera hora del día y el no poder creer que hiciera esto por nosotros, me impidió arrojarme a sus brazos y agradecerle por todo, no sólo por esa noche.

Entonces Max había lloriqueado entre sueños y Magnus, que sólo dormitaba, despertó de golpe. Se sacudió y sus ojos se abrieron; él se veía hermoso incluso con ojeras y maquillaje corrido, simplemente su sonrisa cuando nuestras miradas se encontraron eran belleza suficiente para mí.

Hubo un “¿Hola?” algo ronco mientras se acercaba a tomar a Max en brazos. Los deditos de Max se aferraron a mí hasta que reconoció la voz de Magnus, entonces aflojaron su agarre y fue tranquilo con él. Varios “Magus” llorosos mientras yo me sentaba en la cama y frotaba mis ojos, Magnus me señaló un biberón que estaba ya listo y, Dios, no podría haberlo evitado aunque hubiera querido: lo abracé con fuerza mientras él alimentaba a mi hijo y lo dije: —Te amo, te amo, Magnus. Gracias por llegar a nuestras vidas.

Y a Magnus no le importó el que acabáramos de despertar. Él levantó su rostro y me besó. Se veía a punto de decir algo, pero entonces Max quiso hablar mientras tomaba su leche y empezó a ahogarse y nunca supe qué era. Aunque supongo que simplemente quería corresponder a lo que yo acababa de decir. Cada vez era más fácil decirlo y era real: lo amo.»



Y entonces mi hijo, de ya un año, había llorado. Y tuve que dejar la comodidad de los brazos de Magnus. Max estaba en esa cuna que Magnus insistió en comprar aunque sólo algunas noches nos quedamos aquí. Mi pequeño monstruo esta de pie, aferrado a los barrotes y nos mira con ojos llorosos y una pequeña arruguita entre sus cejas. Y de repente me recuerda tanto a ella, a Ella, que hay un nudo en mi garganta y mi corazón. Entonces su voz “¿Papi? ¿Aleh?”. Y fue eso, sus ojos igual a los de su madre, su voz que de repente me recuerda esa noche en que froté su vientre de casi ocho meses de embarazo y ella dijo “Vas a ser un gran papi un día, Alec, y voy a estar tan orgullosa de ti,,cariño”, lo que casi me hizo llorar.

Pero también fue eso lo que unas horas más tarde –recordar mi promesa y ver a Max feliz y creer que realmente la estoy cumpliendo, que Ella está orgullosa donde quiera que esté– lo que me hace superar un poco la tristeza.

De repente un par de brazos familiares y perfectos rodean mi cintura. La barbilla de Magnus se apoya en mi hombro. —¿No es perfecto?

Sonrío, mirando el pastel con el unicornio de cuerno brillante que Magnus encargó para Max. Mi hijo estaba feliz cuando lo vio, por supuesto; tanto que casi lo destroza con esas manitas traviesas apenas lo vio.

—Claro, Magnus, es perfecto —me giro entre sus brazos, para poder verlo. Una de mis manos se acerca a su rostro, la yema de mi dedo limpia un poco de sombra que ahora está un poco más allá de su párpado. Y mi sonrisa se tambalea un poco cuando, al querer posar mi mano en su cadera, por accidente encuentro el bolsillo de su pantalón. Se me hace fácil deslizar mi mano dentro, no esperaba encontrar una caja de terciopelo ahí.

Los ojos de Magnus se abren demasiado y juraría que está ruborizado.



POV MAGNUS

Sé el momento exacto en que Alexander encuentra la caja porque su expresión cambia.

Y no tengo otra opción que hacerlo ahora. Trago nervioso, humedezco mis labios y lo miro. Sus ojos azules más abiertos de lo normal. Mi mano detiene la suya cuando él intenta alejarla de mí. Saco la pequeña caja y nos llevo a ambos hacia una mesa que se encuentra libre en este momento.

Hace algunos meses se lo pedí –que se quedaran conmigo, que vivieran conmigo–, pero él no lo entendió ni recordó mis palabras exactas al día siguiente y quizá no era el momento. Lo dejé pasar porque nuestra relación se fue fortaleciendo y, poco a poco, la confianza y su comodidad a mi lado creció al grado de pasar algunas noches en mi casa, en mi cama. Aunque todavía no sucede nada entre los dos y no pienso presionar, quizá hay algún pasado que no le hace tan fácil dar ese paso en la relación; no me importa esperar.

Estoy tan nervioso que mis manos tiemblan mientras jugueteo con la caja. Alexander balbucea algo sobre ir a buscar al pequeño cumpleañero. Pero lo detengo de nuevo y hablo por fin, con tanto miedo de que diga que No:

—Alexander, no es lo que crees. O lo que creo que crees, jaja —me rio quizá un poco histericamente y es en ese momento que él me sonríe para tranquilizarme y deja de intentar huir, suspiro y me relajo un poco.

—Yo... No es un anillo —le aclaro y no sé si su expresión es de alivio o decepción—. Y no porque no quiera casarme contigo, es lo que más quiero, pero cuando tú estés seguro. Aunque quizá esto es igual o peor, sigue siendo un compromiso, una vida juntos...los tres. Alexander... —hago un pausa para abrir la caja y lo digo, esta vez sin somnolencia de por medio ni palabras a medias que puedan malinterpretarse: —Quédate conmigo, quédense los dos. Vivan conmigo. Acepta una vida a mi lado. Tú, Max y yo. Una nueva vida juntos.

—¡Oh, por Dios! —no estoy seguro si lo grita Isabelle o Cat, pues ambas vienen juntas. Con Max caminando a su lado y la pequeña Nadia en brazos de la hermana de Alexander. Pero eso me hace saltar y tirar la caja y la llave brillante que se escapa.

Cat apenas logra sostener a Max que se abalanza hacia ella.

Un ruido ahogado me hace voltear hacia Alexander. Sus ojos llenos de lágrimas me asustan. ¿Es un "No"? ¿Me precipité demasiado?




POV ALEC

Tengo miedo. Tanto que siento que me estuvieran comiendo desde adentro. Mi estómago se siente raro y no puedo detener las lágrimas.

Max logra adueñarse de la llave, la pequeña caja olvidada. La alza triunfante. —¡Magus, Papi! —nos llama a ambos y después su nueva palabra: —¿Puh-seda?

Magnus se ríe, aunque suena extraño. Toma a Max en sus brazos. Catarina e Isabelle no se van. —No, Monstruo. Tiene brillos, pero no es una pulsera. Es una llave, abre la puerta. Ven, vamos...

Isabelle me empuja y me hace chocar con ellos cuando Magnus, aparentemente pretendiendo que no me ha propuesto vivir juntos, intenta alejarse con mi hijo.

Magnus voltea a mirame confundido. —¿Estás bien?

Hay un nudo en mi garganta y mi corazón volviéndose loco. —Creo que a Max le gusta.

Le sonrío y él me sonríe también, pero no lo entiende.  —Sí —dice y mira con tanto amor a mi hijo que sé que es lo correcto—. Es brillante, debía gustarle. Voy a mostrarle cómo usarla. Y que no es una pulsera —su sonrisa enorme cuando vuelve a mirarme a mí me hace lanzarme sin pensar a besarlo.

Me mira sorprendido, aunque todavía sonriente cuando nos separamos. —Hazlo —digo, sin aliento—, después puedes mostrarme a mí. Ya que la vamos a necesitar.

Magnus, todavía sin entender, asiente y me sonríe antes de alejarse.

Espero.

No da más de un par de pasos antes de girarse. Max grita emocionado. Magnus también suena así cuando pregunta: —¿Eso es un sí?

Asiento y Magnus regresa corriendo a abrazarme. Max se queja un poco cuando lo aplastamos entre los dos. Me rio, no puedo evitarlo. Esto es perfecto: una nueva vida para ambos al lado de Magnus; una familia, mi familia.

“Hago todo lo que puedo, Ella. Lo amo con todo mi corazón, igual que lo habría hecho si tú estuvieras aquí. Pero ahora es mío, mi hijo. Y este hombre es a quien yo amo y sé que Magnus nos ama también. Max tiene ahora una familia. Gracias por confiar en mí.”

~FINAL DE LA PRIMERA PARTE~





* * *

¡Y fin! Aquí mismo subiré la segunda. ¿Qué les ha parecido?

No puedo más que agradecer que estuvieran aquí aunque a veces tardo en actualizar. De verdad gracias por leer esta primeta parte, quizá algunos no estén en la segunda porque...ya verán por qué... Así que de verdad ¡GRACIAS! ❤

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