44. Aku cinta kamu
POV MAGNUS
Me estoy ya quedando dormido cuando el golpe, de una de mis propias pulseras, estrellándose en mi cara me hace saltar. Max, por supuesto, se ríe feliz y lo intenta de nuevo, pero no puedo enojarme porque es adorable cuando sonríe, suelta la pulsera –la mira un momento cuando rebota en el piso y el sonido llama su atención–, pero después vuelve a mirarme y es él quien da saltitos e intenta atrapar mis mejillas con esas manitas regordetas, sus deditos traviesos arrastrándose por mi piel, mira sus manos con un poco de destellos y suelta un “¡Magus!” que alegra mi corazón.
—Hola, Monstruo —un bostezo se me escapa—. Hay que limpiar esas manos traviesas antes de que papá llegué o se va a enojar.
Max me mira muy serio, como si realmente lo entendiera, después se ríe e intenta salir de mis brazos y llegar al piso para recuperar la pulsera.
—¡Magus! —vuelve a decir, casi a gritos, señalando la pulsera. Así que lo bajo y él gatea rápidamente hacia su tesoro brillante, después se sienta y lo levanta triunfal, mostrándomelo.
Me hace sonreír y lo intento porque no dudo que sea su tercera palabra. Lo digo lentamente: —Pulsera.
Seguramente no tardara en decir más que “Papá” y “Magus”; además de caminar en cualquier momento, por supuesto.
Hace ya un par de meses que Alexander y yo somos novios y esta es la primera vez que confía en mi como para dejarme a Max.
Sé que es sólo porque su hermana no podía, debido al horario, pero aun así demuestra mucho que pensara en mí antes de decidir cancelar.
Hay un evento en el Instituto donde trabaja, no estoy muy seguro de qué se trata, pero iba a terminar ya de noche y –debido al horario, porque la familia de Alexander no podría enterarse– Isabelle no podía cuidar de Max; así que me pidió, mirándose evidentemente desesperado y reacio a dejar a Max aunque sólo sean unas horas, si podía yo cuidarlo.
—¡Magus! —el grito de Max y las manitas en mis rodillas me hacen saltar.
¡Oh dios, se puso de pie solo!
Bueno, obviamente apoyándose en mí, pero aun así.
Lo tomo en mis brazos a él y a su brillante pulsera. —No caminar sin papá. Ya le robé tu primera palabra, si das tus primeros pasos sin él presente va a matarme y tú no tendrás más pulseras.
Él, por supuesto, no me entiende y agita feliz su pulsera con un coro de balbuceos que suenan como “Pu, pu, pu”.
—Ajá, pu-lsera... —me interrumpo cuando la puerta se abre y Camille me mira burlona. Su sonrisa es imposible de ocultar, incluso cuando muerde sus labios. Al final niega, sonriendo sin pena. —Nunca imaginé verte así y mucho menos tan pronto. Digo, sí, claro podía imaginarte con un bebé amante de los brillos y los colores, algún día lejano cuando y si llegaba la chica correcta para ti. Pero Max ni siquiera es tuyo... No me mires así —levanta sus manos como pidiendo paz, lo que hace a Max mirarla porque sus anillos destellan un poco—, no lo digo como algo malo. Es sólo que es extraño —se encoge de hombros—, destino, supongo, que sus caminos se encontraran —sonríe cuando Max estira sus bracitos para ella, el muy convenenciero.
Da algunos pasos dentro de mi oficina y lo toma sin dudar, con cuidado, nada sorprendida cuando una mano de Max va directo a sus aretes y la otra intenta atrapar los brillos sobre sus párpados. Se ríe, medio cerrando los ojos y quitando esa manita traviesa. —Hola, Max. Hola, hola —entrelaza sus dedos con los de él y las agita juntos, lo que hace a Max reír porque puede ver los anillos destellar e incluso sentirlos contra su piel.
Después parece recordar su imagen de femme fatale e intenta ponerse seria. —Sólo venía a decirte que ya me voy, ¿necesitas algo más?
—No, está bien —me pongo de pie para que me regrese al Monstruo—, gracias por haberte quedado tiempo extra.
Ella simplemente sonríe, es imposible que Max no ganara su corazón. Lo hace con todos, incluso Jake –el portero– que sólo lo ve de pasada cuando Alexander entra y sale de la empresa.
El grito de Camille y como aferra a Max hace que casi me dé un infarto. Ella tropieza con un cochecito de Max y apenas logró atraparla, pero terminamos demasiado juntos con Max entre nosotros mirando curioso. Y en ese preciso momento, por supuesto que sí, la puerta se abre y Alexander entra.
POV ALEC
Supongo que es infantil de mi parte, mucho, hacer esto. Esperar hasta este momento para entrar.
Pero la puerta estaba entreabierta cuando llegué. El evento terminó un poco antes y no quise molestar a Magnus para que fuera a recogerme, no cuando ya lleva toda la tarde cuidando a Max, así que tomé un taxi y subí hasta aquí sin llamar. Me sorprendió un poco no ver a Camille en recepción, pero supuse que no habría problema si entraba sin anunciarme. Entonces los vi: a Max feliz en sus brazos y Magnus mirándolos sonriente.
Y no pude evitar esa sensación amarga en el estómago y la opresión en el pecho. No son sólo celos, es que Max merecía una familia normal y completa. Si Ella estuviera aquí, si ella hubiera vivido...
Mis ojos arden y no puedo ni siquiera mirar a Magnus. Mi “Hola” sueña horrible y bajo, tomó el cochecito de Max antes de acercarme a ellos. Max, ajeno a mis sentimientos y la tensión en el ambiente, grita un “¡Papá!” que por supuesto me hace sonreír.
—Hola, mi bebé —eso me hace levantar la mirada, ni siquiera digo nada por los restos de maquillaje en sus dedos cuando me abraza. Hay un nudo en mi garganta y puedo sentir una maldita lágrima resbalando por mi mejilla.
—Uh —Camille parece realmente apenada. Golpea suavemente el pecho de Magnus—. Yo me voy. Buenas noches, entonces. Hasta luego, Alexander.
Sólo muevo mi cabeza hacia ella. No digo nada ni la miro.
Puedo sentir la mirada de Magnus, así que cierro mis ojos. E incluso a ciegas lo siento acercarse más, su mano en mi hombro, sus dedos colándose y las yemas sobre mi piel desnuda. Puedo imaginarlo acariciando a Max también, Max que está acurrucado silencioso en mi otro hombro. La otra mano de Magnus toma mi barbilla y siento sus labios en un beso fugaz sobre los míos.
—Hola —él no dice más, no me da explicaciones que sabe que no necesito ni pregunta nada. Y así, sin comentarios, me suelta y el dorso de su mano sube por mis mejillas y limpia la humedad.
Mis ojos se abren por fin y se encuentran con los suyos, tan cerca, fijos en mí. Me sonríe y los nudos en mi estómago se deshacen, las llamas se enfrían y revolotean, transformándose en mariposas.
—Parece que sólo te esperaba —y justo como lo imaginé, acaricia la cabecita de Max que está ya dormido. Después vuelve a mirarme, su mano regresa a mí, su pulgar es suave bajo mis ojos y no puedo evitar apoyarme en el toque—. También pareces cansado, ¿por qué no vienen a mi casa? Está más cerca, descansa y después puedo llevarte a la tuya.
No quiero moverme, no quiero que me suelte, no quiero volver a dudar que esto es real y que doy lo mejor que puedo para Max, que sí estoy cumpliendo mi promesa.
Y, como si él lo supiera, sus brazos me envuelven. Me abraza sin apretar demasiado, teniendo cuidado con Max. —¿Sabes cuánto esperé por ti, Alexander, por ustedes, por esto? No lo arruinaría por nada. Quizá es apresurado y no espero que entiendas a mi estúpido corazón o me digas lo mismo, pero tengo que decirlo porque odio esa mirada triste. Te amo, cariño.
El nudo en mi garganta me impide decirle que creo que yo también lo hago: estoy enamorado de él.
* * *
Hola a quienes todavía leen 🙆❤
¿Qué les ha parecido el capítulo?
Seguro esperaban drama 😂
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