A veces toma tiempo darse cuenta que amas a alguien, y a veces sucede en un instante.
(E. Frank)

Alec bajó del auto, nervioso, tropezando aun cuando la mano de Magnus estaba ahí lista para ayudarlo. Una tomando la suya y la otra en su cadera, estabilizándolo.

Dios. La empresa Bane era enorme.

Alec miró a Magnus, con los ojos muy abiertos, sin querer abrir la boca porque seguramente iba a tartamudear algo. Pero es que, ¿por qué alguien aparentemente demasiado exitoso y rico como Magnus fue en metro tantos días?

Alec lo odiaba, porque no le gustaban las multitudes y siempre se preocupaba por caer y lastimar a Max. Si no tuviera la necesidad nunca iría en metro y aun así Magnus lo hizo durante semanas. ¿Por él, por ellos? ¿De verdad?

—¿Qué te parece? —Magnus, ajeno a la fuerte impresión de Alec, lo llevó de la mano hasta el ascensor. Saludó al guardia con una mano y se detuvo para decirle algo que Alec no escuchó, después gritó un “¡Gracias, Jake!”. Y, mientras subían hasta su oficina, le sonrió a Alec de forma traviesa y le tendió una tarjeta plateada: —Una llave maestra —explicó mientras Alec la tomaba sin entender–, sólo hay tres de ellas. La mía, la de Cat y ésta.

Alec quería, de verdad quería preguntar “¿Quién era esa tal Cat?”, no por celos ni nada, por Dios, recién se hicieron novios, Alec simplemente quería saber.

Pero al final se esforzó por dejarlo estar. Le regresó la tarjeta a Magnus y negó. —No puedo, Mags —¿y se dio cuenta que lo llamó así intentando aligerar el rechazo? Mejor aún, ¿notó la expresión de Magnus al escucharlo?—. Tú y yo... No, es demasiado... Me conoces de hace un par de meses apenas y yo diría "conoces" porque no hemos pasado más que una media hora a lo sumo juntos cada día, de lunes a viernes. No puedo aceptarlo, es...no lo merezco. No me conoces lo suficiente para esto.

Magnus, mirando antes en qué piso iban ya, dio un paso más cerca de Alec –su novio–, acorralándolo contra la pared del ascensor. Una mano apoyada al lado de la cabeza del ojiazul ruborizado y la otra en su cadera.

—Alexander, no me conoces, es cierto... —Alec hizo un puchero y estaba por decir “Pero quiero hacerlo”, cuando Magnus siguió: —No tienes manera de saber que siempre he estado solo, que siempre he sido yo, que mi familia me abandonó, que me costó demasiado llegar hasta aquí y por eso prefiero no abrirme demasiado a los demás para algo serio. Que puedo contar con los dedos de una mano las personas en que confío. No puedes saber —tomó una temblorosa mano de Alec y la llevó hasta su pecho—, que pocos llegan hasta aquí y tú, querido, tú y Max lo han logrado. Quiero creer que él —presionó más la mano de Alec contra su corazón— no se equivoca. Y que si lo hace, siempre vale la pena. Creo que a veces toda una vida no basta para sentir algo y en otras ocasiones se sabe con una mirada, cuando es el correcto, y el tiempo es sólo un regalo para seguir creciendo ese cariño, ese amor. Déjame arriesgarme, Alexander. Si tú confías en mí con lo más preciado para ti, que es Max; yo puedo hacerlo con mi bebé, mi empresa, que no es más que algo material...

Apenas terminó cuando Alec, en un impulso, tomó su rostro con su mano libre y lo besó con fuerza.

Las puertas del ascensor se abrieron.

—¡Por Dios, Magnus Bane! —alguien gritó.

Dos mujeres esperaban: una rubia de ojos esmeralda, y una ojiazul de cabello platinado casi blanco, con un vientre muy abultado.

* * *

Mini maratón esta semana 🙆

Y, POR FAVOR, de verdad, no empiecen a quejarse de la extensión de los capítulos, me hacen sentir mal y aun así es algo que no va a cambiar, lo siento 💔