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21. Epílogo

Somos lo que nuestros pasados han hecho de nosotros. La acumulación de miles de decisiones diarias. Podemos cambiarnos, pero nunca borrar lo que hemos sido.
(Cassandra Clare)



[Un año después]

Magnus levantó la mirada de la carta que estaba escribiendo, cuando escuchó el “puff” inconfundible de una pequeña caída.

Hoy la pequeña Ella Destiny cumplía un año, pero la carta era por el primer aniversario de...bueno, de ese momento tan trágico que había marcado sus vidas.

Las últimas líneas de la carta eran: “Porque te amé, te amo y siempre te amaré, Alexander. Pase lo que pase, estés donde estés. El destino siempre encuentra formas, a veces curiosas, de encontrarnos. Y lo hará cada vez, en cada vida, cada mundo; de eso estoy seguro”.

Miró con atención el ceño fruncido de la princesa y sus labios temblando en un puchero. Y, Dios, era idéntico al de Alec.

La pequeña, que estaba aprendiendo a caminar apenas, se había caído. Y, para su mala suerte, fue un poco más allá de la alfombra. ¿Cómo había llegado hasta allá?

¡Ajá! Encontró al culpable cuando Max corrió hasta su pequeña hermana. Llevaba las manitas llenas de galletas que obviamente había tomado sin permiso. Y seguramente Destiny había querido ir tras él, lo que no acabó muy bien.

Pero Max, acunando sus galletas, se tiró junto a la niña cortando así el comienzo de su llanto. Destiny comenzó a reír y a golpear con sus puñitos el rostro de su hermano mayor. Max no podía defenderse porque sus manos estaban ocupadas.

—¡Nooo! —Magnus dejó la carta sin terminar y corrió con sus hijos. Ambos eran completamente suyos y un examen de ADN no le diría lo contrario—. ¡Destiny no! —gritó para después bajar la voz cuando la pequeña hizo pucheros y sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo—. No, princesa, no se pega a tu hermano.

—¡Mah! —Destiny gritó varias veces.

Magnus asintió. —Sí, tu hermano es Max. Y no se le pega a Max porque le duele. Dale un besito, anda.

La pequeña ya estaba aprendiendo a dar besos. Max hizo una mueca, quejándose de la baba que dejó por toda su cara. Pero no se quitó cuando la pequeña siguió dándole besos... hasta que apretó sus mejillas con sus manitas regordetas y quiso morder su nariz.

—¡Destiny! —Magnus gritó, apartando a la niña y frotando la nariz de Max que ahora tenía las marquitas de los dos dientes de su hermanita.

—¡Me mordió la nariz! —Max jadeó indignado, al puro estilo Magnus porque estaba aprendiendo del mejor, y luego empezó a reírse.

—No lo volverá a hacer —Magnus mintió mientras su hija era atraída por una tira dorada en su saco. Ambos sabían que lo volvería a morder a la primera oportunidad que se le presentara; ahora que tenía dientes era su pasatiempo favorito—. ¿Y tú, pequeño monstruo, dónde estabas mientras tu hermana se caía? Se supone que la estabas cuidado.

Max también hizo un puchero y mostró todas sus galletas. —¡Todavía no lo encuentro!

Magnus suspiró, cansado. Era tan difícil ser padre soltero. ¿Cómo hacía la gente para sobrevivir a esto?

Juntos los tres fueron a la cocina. Dejaron a Destiny en su sillita especial, destrozando dos galletas y mordiendo otra; mientras Magnus y Max buscaban el anillo que venía de regalo en la caja de las galletas.

—¡Es brillante! —Max saltaba en las puntitas de sus pies y aplaudía emocionado—. ¡Rápido, búscalo!

—Más respeto a tu padre —Magnus lo señaló, pero siguió buscando—. No sé por qué quieres esta cosa si puedes tomar uno de los míos...

—¡Es brillante! —Max insistió. Por supuesto que tomaría uno de los de Magnus, pero también quería el de las galletas. Era brillante y parte de una colección. ¡Ya sólo le faltaba uno!

—¿Qué es brillante?

Magnus suspiró de alivio apenas escuchó su voz y se derritió un poco.


* * * * *

Alec se rio por la reacción exagerada de Magnus que ahora se aferraba a él. Con mucho cuidado, claro.

—¡Nunca me vuelvas a dejar solo tanto tiempo! No puedo ser padre soltero —hablando de dramas.

Alec se rio y acarició su espalda antes de empujarlo suavemente para acercarse a la pequeña que, a base de “¡Pa!” y brazos agitándose, exigía un abrazo.

—Sólo me fui un par de horas, Magnus. Eso no es ser padre soltero.

Magnus hizo un puchero que Alec besó suavemente.

Pero luego Magnus profundizó el beso y lo dejó sin aliento y un poco desorientado, justo antes de llevarlo a una silla.

—No puedes cargar cosas pesadas —Magnus dijo, sacando a Destiny de la silla—. La sostendré por ti, aquí a tu lado.

Alec puso los ojos en blanco. —Magnus, no seas ridículo —le dijo, mientras él y la bebé extendían sus brazos uno al otro y Magnus por fin se la prestaba.

—Ten cuidado —Magnus los miraba como si fuera una tortura.

La pequeña se acurrucó en el regazo de Alec, su cabecita inmediatamente buscó ese lugar en su pecho donde encajaba como hecha a la medida, ahí donde podía escuchar el corazón que la acompañó más de ocho meses antes de nacer.

Alec sabía la tortura que fue para Magnus la semana que estuvo inconsciente después del parto. Tras perder tanta sangre y después cuando su corazón se detuvo...

Sacudió la cabeza y acarició la frente fruncida de su esposo –¡Ajá, esposo!–. Entendía que se preocupara después del último embarazo tan delicado y no en las mejores circunstancias. —Sabes que no haría nada para ponerla en peligro. O ponerlo.

Al instante todo Magnus se derritió completamente y se dejó caer a su lado, luchando con Destiny para tener un pedacito de ese vientre ya ligeramente abultado de tres meses de embarazo. Habían decidido que esta vez sería sorpresa el sexo del bebé.

Había sido horrible cuando Alec por fin despertó y se dio cuenta que la pequeña obviamente no era de Magnus –aunque él nunca dejó de alegar que sí lo era y se negaba a escuchar hablar del tema–.

Hubo una depresión postparto que duró quizá más de un mes.

Y después una crisis nerviosa cuando hablaron del origen de Max y Magnus insistió en que debían ir a denunciarlos para estar protegidos. Porque “¿Y si me quitan a Max?”, pero Magnus le dijo que no podían. Era su hijo, él lo había criado, fue su propia madre biológica quien le pidió hacerlo en su lecho de muerte, y además... “No pueden quitarme a mi hijo adoptivo. Quiero darle mi apellido...a los tres”.

Y sí, no fue la propuesta de matrimonio más romántica, pero Alec lloró alrededor de una hora completa.

Así que se casaron, para sorpresa de todos, en una ceremonia muy pequeña a la que sólo amigos asistieron. Aunque, claro, fue todo tan brillante que Max fue el más feliz y terminó debajo de un montón de serpentinas doradas.

Y legalmente los dos, Max y Destiny, eran de ambos.

Fue un año definitivamente difícil. Hubo más retrocesos que antes, más terapias también y con más frecuencia. Y fue una completa sorpresa que, hacía tres meses, cuando hicieron el amor de nuevo por primera vez Alec quedará embarazado de nuevo.

—¡Lo encontré! —Max gritó emocionado, agitando su anillo, y corriendo para llevarlo con el resto de su colección.

Alec sintió a la pequeña en su regazo tarareando mientras escuchaba su corazón, miró las veinte cajas de galletas que Magnus había comprado en menos de una semana para que Max tuviera su colección completa y supo que él también lo había encontrado. A su corazón, su mitad, su destino.

—Te amo —susurró, a acariciando su mejilla.

Magnus lo miró sorprendido, antes de sonreír y acercarse por un beso...que nunca llegó.

—¡Mío! —Destiny dijo, empujándolo.

Magnus fingió mirarla mal. —Es mío también, princesa.

—¡Mío! —la pequeña insistió.

Alec los miró a los dos con adoración.

Y luego a Max, que corrió con los dedos llenos de anillos que le quedaban grandes. Él se abrazó a una pierna de Magnus. —¡Mío!

—¡Es mío también! —Alec le dijo a Max, repitiendo las palabras de Magnus.

Magnus suspiró y, luchando contra sus hijos, logró acercarse a Alec. —Te amo —murmuró contra sus labios. Luego acarició el vientre de Alec, sintió la pequeña manita de Destiny que empujaba la suya y las de Max que abrazaban su pierna, clavándole los anillos. Sonrió ampliamente antes de otro beso—. Los amo. Todos son míos, yo gano. ¡Fin de la historia!

–FINAL–







* ~ * ~ *

Oficialmente FIN ❤️
¿Qué piensan que será ese nuevo bebé malec?

Espero que les haya gustado el final y la historia en general. Se llama "Destiny" por la nena que está precisamente en la portada 😅. Muchísimas gracias por acompañarme en esta historia, por esperar actualizaciones aunque a veces tardé un poco. El primer capítulo fue un 30 de diciembre, así prácticamente estuvieron conmigo todo un año. Gracias sobre todo a quienes dejan sus votos y comentarios, por ustedes es que siempre vuelvo 💙❤️

Espero seguir leyéndolos en mis historias ya terminadas, las que están en emisión y algunas que serán publicadas pronto. ¡Gracias por todo!

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