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Came

Ho Seok se sentía extraño. Habían pasado algunas semanas de haber visto a la chica y lo único que hacía era repetir su nombre en su mente y revivir el día en el que por primera vez se conocieron y besaron. Trataba de sacar de su mente esas ideas, porque eso solo fue un momento de debilidad y a parte ella se había hecho la despistada con respecto a él. Debía concentrarse en su trabajo nada más. Hacer que las cosas siguieran como estaban y olvidar las estupideces en su cabeza, sin dejar que su corazón propicio a la ilusión se aferrara. Porque, quien es tan masoquista como para creer en un interés que no es recíproco? Sólo fue un beso. Uno que cualquier otra chica podría darle.

Un beso candente que no significaba nada.

Inspeccionó el área sigiloso, tratando de hacer el menor ruido posible. El Clan Kim del norte, Donde lideraba Key, lo había enviado a la peor misión que jamás pudo creer realizar. Y para su desgracia, en la misma estancia del Clan Kim del Sur. Hizo todo lo posible por negarse, pero sabiendo que Key tenía las cosas preparadas para su encuentro con ella, solo le hacía pensar en que debía darlo todo. Arriesgarse, sin  importarle lo que conllevara.

Apuntó el arma de un lado a otro en el pasillo. Todos estaban en la parte baja, terminando la cena para luego subir a sus aposentos y descansar, por lo que debía actuar rápido. Caminó hasta donde sabía, era la habitación de Seok Jin. Allí debía estar ese preciado objeto por el que tanto peleaban los clanes de Daegu. No entendía el porque querían aquella roca y él estaba metiéndose en terreno peligroso por eso. Por esa tontería que mínimo debía valer millones.

Tomó despacio el picaporte de la puerta, y empujó suavemente esta cerrándola de la misma forma a sus espaldas. Recorrió la habitación con ojos analíticos. Tenía todo un camino por delante, pues no tenía idea donde carajos un hombre como Seok Jin guardaría un objeto tan preciado.

Lo primero que hizo fue rebuscar en el armario. Allí al menos debía encontrar alguna caja fuerte, pero ese no era el caso. Solo había ropas y pertenecías bastante costosas y de alto valor. Ese tipo se daba un lujo tremendo. Hizo un silbido cuando encontró unas prendas y accesorios de alta categoría.

Ignoró ese hecho, poniéndose en marcha a buscar por otro lugar. Sabía que se le estaba agotando el tiempo, así que prosiguió con la cama, las cómodas y el baño. No había nada.

—Esto es un calvario— murmuró al no encontrar nada. Solo le faltaba darse cuenta que esa estupidez solo era una trampa y realmente no existía. Si fuese así Key no lo metería en un problema porque se atendría a las consecuencias. La puerta sonó con un chirrido leve. De inmediato, se coló en el armario, observando por el pequeño espacio de la puerta a un joven de cabello rubio, que se adentraba en el lugar.

—¿Seok Jin, Hyeong?— llamó el chico con una mirada suave, que rodeaba todo el espacio —. ¿Está aquí? JiMin no quiso ir conmigo a la misión— se quejó haciendo una cara de disgusto. —Le traje lo que me pidió.

El pelirrojo no se atrevería, pero debido a que Seok Jin podría aparecer en cualquier momento, y su tiempo estaba encima; salió de su escondite y apuntó al menor con el arma.

—No quiero lastimarte, chico. Solo quiero que me digas donde está el amuleto y saldremos de esto rápidamente— expresó Ho Seok. Realmente tenía miedo de dañar al rubio. Quizá una advertencia lo hiciera obedecer. Pero el mayor no se esperaba que Tae Hyung fuera tan inteligente.

El rubio meditó en el arma ante sus ojos. Con un simple movimiento podría sacarla de las manos de su enemigo. Solo que necesitaba un objeto. Pensó en cuál. No había una tela por allí o algún alambre, así que con la idea en la cabeza, sacó la correa de su cintura y la agitó hacia las manos del mayor.

El pelirrojo se quejó, le había pegado muy fuerte, sus ojos se posaron en la pistola en el suelo y se lanzó dispuesto a volverla a tomar. Si el muchacho hacía algo atentando con su vida, no dudaría en dispararle.

Los movimientos de Tae Hyung eran más hábiles y rápidos. No era como una pantera, más bien parecía un leopardo. Subió sobre el mayor que continuaba de espaldas a él y le colocó la correa al rededor del cuello.

—No soy tonto. ¿Cree que voy a asimilar sus palabras y responder como un niño? ¿Qué el que me apunte con un arma y me diga que le indique donde está tal cosa no me hará actuar? No me importa lo que diga. Yo solo sigo órdenes de Seok Jin, Hyeongㅡ murmuró el rubio con su voz gruesa, apretando fuertemente el cuero. Ho Seok trataba de apartarse sin conseguirlo. Sabía que después de eso tendría una marca pronunciada en su cuello que sería difícil de ocultar. Cómo pudo, extendió la mano alcanzando al fin la pistola y disparó al azar.

Tae Hyung vio la acción, reclinándose a un lado sin soltar la correa. Ho Seok estaba en apuros. No era de los que maldecía a las personas, pero en ese momento no lo evitaba. Maldijo la existencia de Key con todas sus fuerzas. Si salía de allí con vida se lo cobraría. Lo juraba por su vida ahora en peligro.

Con un movimiento brusco, golpeó con el codo la cara del menor y se lo quitó de encima. Cayendo este en el suelo con un sonoro golpe. La puerta de inmediato se abrió con un Seok Jin que mantenía un semblante serio y nada demostrativo, y un otro chico de cabello rubio a su lado, que dejó su sonrisa, para pasar a una cara de sorpresa.

Estaba acorralado, antes de que los hombres hicieran algo, el pelirrojo se encontraba disparando sin punto fijo y lanzándose por la ventana.

¡Carajo!

Gritó en sus adentros y saltó sobre un árbol cercano desde la planta alta, quedando suspendido. No quería matarse, pero era más arriesgado quedar en manos del Clan Kim y que lo descubrieran. Haciendo unos movimientos, quedó sobre el suelo.

Agradecía llevar en su cara el cubre bocas o ya estuviese perdido.


***



Seúl

—Necesito información sobre los tratamientos próximos. Debe haber algún Assasin ya adiestrado—expresó el uniformado con las manos en los bolsillos, dándole la espalda al otro.

—Lamentó notificarle, Señor que aún no están listos. El hijo de Yeong Hwan aún sigue en etapa y...

—¿Qué pasó con él de Park?— preguntó volviéndose de golpe, para encararlo.

—Está muerto. Cuando llegó a la personalidad perdió el control y murió allí mismo. Aún no sabemos las causas totales del deceso—contestó este, acomodándose los anteojos.

—Bien. Continúa entonces con lo demás que te encargué y deja que el muchacho pase. Necesito tratar unos asuntos con él— indicó, sentándose en el escritorio y mirando a la puerta, donde un joven de unos veinticuatro años aparecía con un cigarro entre los labios —. ¿No te han dicho que no esta permitido fumar en este lugar?— cuestionó al menor que soplaba el humo con desgana e ignoraba las palabras del mayor.

—Estoy retrasado— dijo mirando el reloj en su muñeca, lanzó la colilla al cesto de basura y se acarició su cabello colorido —. ¿Qué es lo tan especial de que querías hablarme?— preguntó sentándose en el sofá ante el escritorio con porte elegante y cruzando sus largas piernas.

—Sabes que solo a ti confío todo lo que sucede. Y necesito que te cerciores de que esto funciona en lo absoluto— empezó el mayor con los dedos entrelazados sobre el escritorio. —. Min Yoon Gi es uno de los Assasins que quiero en mi poder. Está tardando mucho en llegar al punto final del tratamiento y creo que es a causa del inservible de Yeong Hwan. Siempre supe que estaba haciendo un trabajo de lo peor...

—¿Y Qué? ¿Quieres que me encargue de que se apresure el tratamiento?— el menor enarcó una ceja, con ojos calculadores directos al hombre delante.

Este asintió.

—¿Qué obtengo yo a cambio?

—Eso queda en tus manos.

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Lo sé. La intriga los está matando pero esperen. Todavía está historia empieza. :)

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