Y no puedo encontrar mi camino a casa nunca más... Ahí es cuando yo... Yo... Te miro, cuando te miro. Veo perdón, veo la verdad. Tú me amas por ser quien soy, como las estrellas sostienen a la luna. Justo ahí donde pertenecen, y sé que no estoy sola. Si, cuando mi mundo se está desmoronando, cuando no hay luz para romper la oscuridad. Ahí es cuando yo te miro.

When I Look At You — Miley Cyrus

23 de agosto de 1977

Ahora me encontraba en el jardín de los Potter tumbada en la hierba disfrutando del sol, ya que Sirius, Mia y Remus me habían robado a Aileen, Max y Timmy para llevárselos a no sé donde.

Mia y Andrew habían roto, pero no sabía el motivo y tampoco quería meterme en su relación. Las cosas en mi familia estaban mas difíciles que nunca, estábamos divididos entre los rojos y los azules. Mis primos Andrew y Asher estaban de mi lado, al igual que Jade y Oliver, incluso Alexander estaba de mi parte, pero Michael tuvo que ponerse de parte de su hermano al igual que algunos familiares.

La cosa estaba complicada porque era obvio que una reina ahí no era muy apropiado, pero me había enterado de que tampoco es que descartaran la idea de ello. 

Alphard se estaba ocupando de todo al igual que mi abuela, ya que ella también quería que fuera reina, según ella decía que Finn no estaba capacitado para ser rey, al menos conmigo las cosas irían bien. Mi abuela decía que yo era una mujer justa que amaba ayudar a la gente y es algo que los ciudadanos querían.

Por lo demás todo estaba bien, aunque en unas horas Alphard vendría a vernos, para contarnos un poco la situación.

—Debería ser ilegal tanta belleza por aquí —me quité las gafas de sol y me levanté para ver a James que me sonreía.

—Vaya vaya, ¿esta es tu manera de coquetear conmigo? —le pregunte con una sonrisa divertida.

—Depende, ¿está funcionando? —se sentó a mi lado con una sonrisa.

—Puede —le sonreí divertida.

—Necesito hablar contigo —se sentó a mi lado y su expresión cambió a una un poco más seria.

—Claro, ¿qué ocurre?

—Lexi, yo quiero disculparme... Sé que ya lo hice antes, pero de verdad que siento haberte hecho tanto daño, nunca fue mi intención, sé que soy un maldito idiota... —lo interrumpí.

—Pero eres mi idiota James.

—¿Lo soy?

—Lo eres... Y créeme que ya estás perdonado, pero vuelve a ser un super idiota y te golpearé.

—Prometo que no —agarro una de mis manos y la entrelazo con la suya. Sonreí porque no podía creer que a pesar de todo lo tuviera a mi lado. Nunca se fue de mi lado, por muchas veces que pudiera hacerlo, nunca lo hizo. Y ahora cuando mas necesitaba a alguien, él estaba ahí con una gran sonrisa, ayudándome y apoyándome en todo.

—Reina Lex, no suena para nada mal amor —lo miré.

—Suena horrible James.

—Claro que no Lex, además estoy convencido de que serás una buena reina —suspire.

—¿Estarás a mi lado?

—Siempre solecito —asentí con una pequeña sonrisa. 

Recordé cuando estábamos en el tren de vuelta a casa, los niños y yo iríamos a casa de Alphard y James vendría con nosotros.

—Papá para —Aileen le tapaba la cara para no verlo y de esa forma dejar de reír— Me duele la tripa.

—Que poca resistencia tienes cielo —se colocó las gafas y los dos comenzaron a comer juntos los dulces que el azabache había comprado.

—Sin duda vas a ser un gran padre Cornamenta —concordaba con Sirius.

—Eso espero —nos sonrió y siguió escuchando lo que Aileen le decía con solo tres años, para tener esos años era una habladora, pero era nuestra habladora.

—Sigo diciendo que a mí me hubiera encantado ser el padrino.

—Pues te fastidias idiota —le contesto Peter con una sonrisa triunfante y yo solté una pequeña carcajada que no paso desapercibida por James que me miraba con una sonrisa.

—¿Qué ocurre? —le sonreí.

—Te ves preciosa riendo —me sonrojé.

—Si mami Lexi te ves muy bonita —le sonreí a Aileen.

—Incluso ella está de acuerdo conmigo, sin duda eres preciosa.

—Vosotros dos sois tremendos.

—Gracias, Bambi y yo somos geniales —los miré divertida.

—¿Ella también es Bambi? —solté una pequeña carcajada.

—Claro y nuestros futuros hijos también lo serán —voltee los ojos divertida.

—Tú sueñas.

—Créeme que pasará, además soy el mejor en clase de Adivinación así que de algo me ha servido prestar atención —volví a reír.

James iba a acercarse para darme un beso, pero su madre llego.

—Chicos, Alphard está aquí — miré a James y los dos nos levantamos para entrar a casa e ir a la Sala donde nos esperaba Alphard sentado en un sillón y Fleamont en otro. James y yo nos sentamos en el sofá.

—¿Qué ocurre? 

—Las cosas se han complicado demasiado Lex —lo miré seria, no me gustaba para nada como estaba yendo todo esto—. Tu primo está consiguiendo a mucha gente y me temo que consiga más dentro de algunas semanas.

—Mi abuelo dijo que yo debería ser reina, ¿por qué demonios Finn está haciendo todo esto?

—No lo sé, supongo que su ansia de poder lo está haciendo tomar decisiones erróneas, no está pensando en lo que conlleva ser un rey... También dijo que ya tenías demasiado poder como para que también fueras reina.

—Yo no dije de serlo, mi abuelo me considero para serlo —el asintió.

—Debemos conseguir más aliados Lex, mas gente que te apoye, porque si Finn consigue su objetivo será el rey sin importar lo que tu abuelo haya sugerido —asentí.

—No dejaré que él gane, todo el mundo debería saber que él no es para nada apto para ser el rey ni mucho menos, no entiendo como la gente puede confiar en él. 

—Es lo que tiene, es un don por lo que veo... Aunque te juro Lex que él no ganara —volví a asentir. Las cosas estaban yendo de mal en peor y no sabía como arreglar eso para que todos fuéramos felices.

—No dejaré que nadie me quite lo que me corresponde, si hace falta luchar lo haremos sin importar nada, ¿entendido? —él asintió.

Finn no iba a ganar, no dejaría que eso pasara. Mi abuelo confiaba en mí y por algo sería. Asi que no me rendiría tan fácilmente por algo que me pertenece, sería la Ministra de América y la Reina de Rumanía.

Si hacía falta lugar contra mi familia, lo haría sin problema.

Los rojos no atacaríamos, esperaríamos a que los azules dieran el primer paso y ya desde ese momento todo cambiaría para siempre. No dejaría que nadie me ganara y protegeria a mi familia, aquella que no me dio la espalda, sin importar nada.

Cariño, este amor, nunca dejaré que muera. No puede ser tocado por nadie, me gustaría verlos intentar. Soy un hombre loco por tus caricias, cariño, he perdido el control. Voy a hacer que esto dure para siempre, no me digas que es imposible. Porque te amo infinitamente, te amo infinitamente. Porque te amo infinitamente, te amo infinitamente.

Infinity — Jaymes Young

NOTA DE AUTORA

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