Estaba escuchando el océano, vi una cara en la arena, pero cuando la levante se esfumó en mis manos. Tuve un sueño en donde tenía siete años, escalando un árbol. Vi un pedazo de cielo esperando impacientemente por mí.

Runaway — Aurora

31 de octubre de 1966

Había pasado casi dos semanas desde el castigo de mi madre, no recordaba mucho, solo sé que había despertado tres días después. Según me contaron Tyler y papá, me había golpeado muy fuerte la cabeza y por eso de mi largo sueño de tres días.

James también estuvo y papá tuvo que obligarlo a irse a su casa a descansar porque si por él fuera se hubiera quedado, sin embargo, eso no implicaba que no viniera a verme. Es más a la primera persona que vi apenas me desperté fue a él, él me estaba tomando de la mano mientras tenía la cabeza apoyada en mi mano. Mientras que su cuerpo descansaba en una pequeña silla.

—James... —mi voz salió como un susurro inaudible, cosa que no logro despertar a James— James... —esta vez consiguiendo que mi voz sonora un poco más fuerte.

—Mami, cinco minutos más... —susurro él con mientras me agarraba más fuerte de la mano, algo que hizo que yo sonriera.

—James no soy tu madre, maldito idiota —solté una suave risa, verlo de este modo era muy tierno.

—¿Lex? —James levanto la mirada mientras buscaba sus gafas que estaban tiradas por el suelo. Yo solo me limité a sonreír mientras lo veía ponerse las gafas y viéndome con una sonrisa.

—No, soy la vecina de enfrente —James soltó una carcajada mientras me abrazaba sin hacerme daño, yo por mi parte le correspondí el abrazo pero un poco más fuerte. Lo había echado muchísimo de menos y solamente fueron tres días.

—Por Merlín, gracias a Godric que estás bien, pensé que no te despertarías nunca, tu madre dijo que te golpeaste muy fuerte —suspire porque yo sabía que eso no era verdad, sin embargo, no podía hacer nada más. No quería volver a desobedecer a mamá, porque si logro que pasara esto, tal vez a la próxima papá estaría enterrándome.

—Estoy bien, te lo prometo —James se separó de mí y agarro delicadamente mi cara.

—¿Segura que estás bien? —asentí con lágrimas en los ojos— Lex... No llores, por favor. No me gusta verte llorar.

—Lo siento — susurré.

—No tienes que pedir disculpas por nada solecito. Lo bueno es que ya estás bien —me volvió a abrazar.

Desde ese momento me volví a darme cuenta lo bien que hacia James en mi vida y lo mucho que lo necesitaba en ella.

Ahora estábamos en el día más esperado supongo que para los niños, exacto Halloween, sinceramente esta época del año me gustaba demasiado, podías disfrazarte de que lo que quisieras o al menos no esconder lo que eras.

Papá dejo de ir tanto a América después de mi accidente, eso en parte era bueno porque los castigos habían disminuido considerablemente. Mamá seguía haciéndole creer a la gente que era una buenísima madre y yo solo esperaba a que ella algún día cambiara y me amara tanto como amaba a Matt, Tyler y Lizzie.

Siempre me preguntaba del porqué el comportamiento de mamá, ¿por qué actuaba de esa manera? Intentaba ser lo mejor por ella, pero ella siempre veía mis errores, mis pequeños errores. Esos errores que podían tener cualquiera. Mis hermanos también los cometían, sin embargo, no por eso les hacía lo mismo que a mí.

—¡Lex! —se escuchó el grito de Tyler desde su habitación, salí de la mía y fui a la suya. Al llegar estaba él viendo su cama donde se encontraba numerosos trajes de Halloween.

—¿Te compraste la tienda entera? —le pregunté divertida mientras lo veía estresarse por no saber cuál ponerse.

—Muy graciosa Madeline, muy graciosa —me fulmino con la mirada.

—¿Quieres que te ayude o no?

—Pues ponte seria mujer —se tiró al suelo de manera dramática y coloco su mano derecha en el lado donde estaba su corazón—. Me rindo, mejor me muero —cerro sus ojos y saco su lengua.

—Eres demasiado dramático.

—Gracias mi hermosa hermana —seguía en la misma posición.

—En fin veamos que hay por aquí —empece a buscar entre sus tantos trajes— ¿Por qué no de vampiro?

—Ya fui el año pasado —se levantó y se colocó a mi lado.

—¿Y? —ni que fuera un delito ir del mismo traje que el año pasado.

—¿Como que y? No pienso llevarlo una vez más, al menos no este año —volteé los ojos.

—Juro que te tiraré hoy por las escaleras solo por el simple motivo de que me estás tocando las narices.

—Tienes seis años y ya eres una niña peligrosa —le golpeé en el brazo— ¡Auch! Lo que yo dije.

—Cállate.

—Estamos en un país libre, me callo si yo quiero —le volví a golpear—. Deja de golpearme.

—No quiero, además es divertido golpearte idiota —Tyler volteo los ojos.

—El único idiota es Matthew querida —le tiré un traje de dinosaurio— Ni loco me pongo esto.

—Pues no me importa —salí de su habitación para ir a la mía.

—¡Lex! ¡Vuelve aquí!

—Búscate la vida Tyler —me puse mi disfraz que era algo aburrido porque estaba segura de que mucha gente lo llevaría o no, pero me disfrace de bruja. El vestido era negro con toques de azul, algo de plateado y me llegaba por los tobillos. Tenía un gorro a juego y un bolso para poner mis dulces.

—¡Lex! ¡James ya está aquí! —grito mi padre desde abajo.

—¡Ahora bajo papá! —me mire un momento más y cogí mi bolso para bajar al encuentro de mi padre y James.

James llevaba un disfraz de vampiro y se veía muy adorable con sus gafas y el disfraz.

—Lex —James se acercó a mí y me abrazo muy fuerte.

—Sigo diciendo que nos vimos ayer exagerado —sin embargo, le abrace con la misma intensidad.

—Cállate.

—No quiero —solté una pequeña risa mientras nos separábamos.

Papá soltó una gran carcajada y tanto James como yo lo miramos confundido. Papa nos miró y nos señaló con la cabeza que miráramos en dirección a las escaleras, cuando lo hicimos vimos a Tyler vestido entero de Dinosaurio verde.

—No hace gracia —Tyler volteo los ojos, mientras tanto papá, James y yo soltamos una gran carcajada.

—Estás hermoso hijo —le dijo mi padre divertido.

—Si claro.

—De tantos disfraces, ¿te pones ese? —le pregunté divertida.

—Bueno tú lo dijiste, así que quería hacerte reír —me acerque a él con una sonrisa y lo abrace.

—No hace falta que vayas con este —le susurre mientras lo seguía abrazando.

—Solo déjame llevarlo, además si tú eres feliz y te hace reír yo encantado de llevarlo —nos separamos y los dos teníamos una gran sonrisa.

—Gracias.

—No es nada.

—¿Estáis listos? —nos preguntó papá y los tres asentimos.

—Ya, aquí estamos —mamá bajo con una sonrisa y en brazos a Lizzie que llevaba un disfraz de princesa.

—Mis padres ya están fuera con Mia, Kath y Marlene —dijo James mientras me abrazaba por los hombros.

—Pues andando —papá sonrió y todos salimos de casa, a lo lejos vi a Marlene y corrí hacia ella.

—¡Lex! —ella también corrió hacia mí y las dos nos fundimos en un fuerte abrazo.

—Te he echado de menos —la abracé fuerte.

—Yo más —nos separamos y abracé a Mia y a Kath.

—Bonito disfraz —me dijo Mia con una sonrisa.

—Igual que el tuyo.

—¿Es que os habéis puesto de acuerdo ir en parejas? ¿O sea Mia y Kath de vampiras y Marlene y tú de brujas? —las cuatro soltamos una gran carcajada.

—Tal vez —hablo Kath mientras me abrazaba.

Después abracé a los Potter y todos juntos fuimos al parque donde nos conocimos para jugar un rato.

—¿A qué podemos jugar? —pregunto Tyler.

—No lo sé, pero veo a dos niñas a lo lejos, podemos decirles que vengan con nosotros —Mia siempre tan directa.

—Yo veo a otra alejada sola, sentada en el banco —señalo Kath a una niña rubia con un disfraz de pirata.

—Bien, Kath y yo reclutamos a la pelirroja y a la castaña. Lex tú recluta a la rubia y los demás pensar en juegos —todos asentimos al mandado de Mia y yo fui hacia la chica con una sonrisa.

—Hola, ¿cómo estás? —le regale una pequeña sonrisa.

—Hola —me hablo ella demasiado tímida.

—Tranquila no muerdo.

—Lo sé, sin embargo, es raro que alguien me hable, suelo no ser muy bienvenida.

—¿Por qué? —susurre mientras me sentaba a su lado.

—No lo sé... Mi madre es la única que me quiere, mi padre murió hace dos años y bueno mamá esta enferma y todos los niños se alejan.

—Yo no lo haré —ella me miro sorprendida y le regalé una sonrisa.

—¿No?

—No —ella sonrió—. Además, venía a preguntarte si querías jugar conmigo y unos niños más.

—¿En serio? —me pregunto entusiasmada y yo asentí— Eso es genial —se levantó emocionada y yo hice lo mismo.

—¿Quieres avisar a tu madre?

—Ella está ahí así que tampoco creo que le moleste que juegue con otros niños —asentí y fuimos juntas con los demás.

—Espera, que idiota soy... Me llamo Alexandra Stafford —le miré sonriendo.

—Emily Morgan —nos dimos la mano y luego seguimos caminando hacia el resto que andaba hablando con las dos chicas misteriosas.

—Ya estamos —les avisé y todos me miraron con una sonrisa.

—Lex te presento a Brooke Bannister —señalo Mia educadamente a la pelirroja y yo la saludé con una sonrisa—, y ella es Samantha Miller —me presento a la otra chica de pelo castaño.

—Hola, yo soy Alexandra Stafford... —Mia me interrumpió.

—En unos años Potter —tanto Tyler, James y yo le fulminamos con la mirada— Solo decía.

—Como dije antes de que ella me interrumpiera yo soy Alexandra, pero me suelen decir Lex y ella es Emily Morgan —Emily les saludo tímidamente.

Todos empezaron a presentarse y cuando ya dimos por finalizada las presentaciones a Tyler se le ocurrió jugar al escondite así que todos por separado nos fuimos a esconder mientras él contaba.

Me escondí detrás de unos arbustos, pero no contaba con que hubiera un niño llorando.

—¿Estás bien? —el niño se asustó y se quitó rápidamente las lágrimas.

—Sí...

—Lo siento por asustarte.

—No te preocupes —me regalo una pequeña sonrisa.

—¿Seguro que estás bien?

—No lo sé —susurro y yo me acerqué lentamente.

—Mi tía Abby dice que a veces no hace falta palabras y que con un abrazo puedes hacer sentir mejor a esa persona.

—¿De verdad?

—Si —lo abrace y él me correspondió el abrazo un poco más fuerte.

—Tu tía tenía razón, ayuda mucho un abrazo —nos separamos y los dos teníamos una sonrisa en la cara, delicadamente le quité algunas lágrimas.

—Lo sé, por cierto no llores más, los ojos bonitos no lloran.

—Gracias —pude ver que llevaba ropa un poco más grande que él y llevaba un libro en la mano.

—No es nada —sonreí.

—¡Cariño tenemos que irnos! —se escuchó la voz de una mujer a lo lejos haciendo que el chico se levantara al igual que yo.

—Bueno tengo que irme —sonrió— Toma, es mi libro favorito y creo que es un bonito gesto dártelo después de haberme ayudado.

—Pero es tu libro favorito —le miré sorprendida. Mire el libro y era Los cuentos de Beedle el Bardo, uno de mis favoritos sin duda.

—Lo sé, pero quiero que lo tengas tú, no sé tal vez algún día nos volvamos a ver y tal vez en ese momento me quieras dar tu libro favorito —sonreí y agarre el libro con cuidado.

—Espero que nos volvamos a ver muy pronto.

—Seguro que si, yo también espero eso —nos abrazamos y él me dio un beso en la mejilla para después irse con su madre.

Sonreí y salí de mi escondite con el libro en mis manos protegiéndolo.

Volví con el resto y seguimos jugando toda la tarde al igual que fuimos todos a pedir caramelos con nuestros padres, sin duda alguna fue un día increíble en compañía de personas maravillosas.

Porque nunca me dejas ir, nunca me dejas ir, nunca me dejas. Igual que Coldplay, me arreglaras, cuando estoy deprimido. No mas adivinanzas, donde encajamos, porque sabemos donde ir. Todo el mundo quiere saber que diferente significa realmente y todos tratan de ser como nosotros, pero algunas cosas no podrían ser.

Be Your Friend — Vigiland

NOTA DE AUTORA

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