87. ¿Quién es el villano realmente?
Me estoy agarrando de tu cuerda, que me tiene a diez pies del suelo. Y escucho lo que dices, pero no puedo emitir ningún sonido. Dices que me necesitas, luego vienes y acabas conmigo, pero espera... Dices que lo sientes, pero no creíste que daría la vuelta y diría... Que es demasiado tarde para pedir perdón. Es demasiado tarde, dije que es demasiado tarde para pedir perdón, es demasiado tarde.
Apologize — OneRepublic
6 de junio de 1977
James Potter
Habían pasado unos días desde que nos habían dicho sobre Lex y mi cabeza seguía negando la horrible noticia. La Lex que yo conocía no era capaz de hacer tales cosas. Estaba convencido de que ella no era esa persona, por mucho que la gente me dijera eso, yo sabía que mi Lex no sería capaz de hacer daño a nadie.
—James —me giré un poco para ver a Charlus cerca de mi cama. Ultimamente me la pasaba en la cama o entrenando, pero no estaba bien porque no la tenía a ella.
—¿Si?
—Vamos a comer todos juntos —negué abrazando el ciervo que me había regalado Lex, algo que tal vez fuera muy infantil, pero era lo único en estos momentos que me hacía sentir cerca de ella—. Por favor James, nos estás preocupando a todos. Sé que la noticia ha sido para nosotros muy sorprendente, pero no puedes estar así.
Suspire y me levante, porque sabía perfectamente que si él no conseguía sacarme de la cama, lo haría Mia y ella muy cariñosa para estas cosas no era.
—¿Contento? —él asintió y los dos salimos de mi habitación. Ninguno hablo en ningún momento en el camino hacia el Gran Comedor y lo agradecía de alguna manera.
Al llegar nos sentamos con el resto. Yo decidí ignorarlos a todos mientras jugaba con mi comida, no tenía nada de hambre y menos tenía ganas de hacer algo.
De pronto las puertas se abrieron dejándonos ver a Filch corriendo asustado.
—¡ALEXANDRA STAFFORD ESTÁ EN EL CASTILLO! —nos levantamos sorprendido al igual que los profesores.
—¡Que los Prefectos lleven a los más pequeños a sus habitaciones ahora mismo! —espeto Dumbledore y los Prefectos se encargaron de llevárselos aunque en nuestro caso Remus y Lily se negaron asi que una chica de Ravenclaw les dijo que lo haría ella.
Al final solo quedábamos los de quinto, sexto y séptimo, no entendería nunca a Dumbledore del porqué hacía esto, pero no iba a perder mi tiempo en pensar algo que solo él sabía sus razones para hacerlo.
—Profesor Dumbledore, ¿no cree que lo mejor sería que también los lleváramos a ellos a sus Salas Comunes? —me negaba a irme hasta que no viera a Lex.
—No pienso irme —hablé por primera vez logrando la mirada de todo el mundo.
—Lo mejor... —las puertas se abrieron logrando interrumpir a Dumbledore, gire la mirada y la vi.
Era Lex con un traje negro como si fuera a una misión.
Estaba demasiado distinta.
La vi y lo supe perfectamente.
Ella no era mi Lex.
—Interrumpo algo —ella miraba a Dumbledore con una sonrisa sarcástica. No podía creer que ella ya no fuera la Lex que conocí a los cuatro años.
Pero para mí por mucho que me negara siempre sería mi Lex, mi persona.
—¿A qué se debe su visita señorita Stafford? —ella volteo los ojos.
—Vengo a demostrar al Mundo que nadie es rival para mí y para dar algunas advertencias. Ya sé que hay muchísimos Aurores buscándome, al igual que sé que les habéis avisado. El problema es que dudo que aparezcan a tiempo.
—¿A qué se refiere? —ella sonrió maliciosamente. Baje la mirada y pude ver sus dedos negros, recordé lo que me había dicho hace unos días Alphard y sabía que se trataba a que el libro la había corrompido.
—Bueno dudo mucho que puedan entrar con las barreras que puse, pero bueno ese no es el caso —con sus dones hizo que dos personas llenas de golpes y sangre se acercaran a ella. Los dejo en el suelo y volvió a mirar a Dumbledore—. Le presento a Philip Peterson, la persona en la quien Matt confiaba para ser su Guardián y acabo traicionado. Y bueno el otro no me acuerdo del nombre y tampoco es que me importe.
—No puede tomar la justicia por su mano —ella soltó una carcajada.
—Dígame profesor Dumbledore, ¿debería dejar la justicia en la mano del Ministerio? ¿Es que dejo que un traidor escapara? Debo incluso reconocer que la seguridad de Azkaban es un asco. Mira que poder sacar tan fácilmente a Grindelwald —Grindelwald apareció por la puerta y entro con una sonrisa. No tenía para nada mal aspecto y se le veía bien.
—Hola Dumbledore.
—Grindelwald...
—No sabía que ahora se estaba celebrando un encuentro amoroso, vuestra relación pasada me es irrelevante en estos momentos. No he venido a que soltéis por esas bocas cosas dulces, asi que vamos al grano Dumbledore —de un momento a otro Lex tenía la varita de Saúco—. Esto es mío querido profesor. ¿No le han dicho que es de mala educación coger cosas que no son suyas?
—Señorita Stafford...
—¿Sabe? Una persona me dijo que mi destino era destruir el mundo, lo gracioso de todo esto es que lo estoy haciendo —sonrió y se acerco al chico cuyo nombre desconocíamos—. Y se siente demasiado bien.
—Por favor no me hagas más daño —Lex se agacho para verlo con una sonrisa.
—No me pidas algo imposible querido —se levanto y le dio una fuerte patada en la cara. El chico empezó a sangrar mientras caía inconsciente.
—Usted no es usted señorita Stafford.
—Necesito que me responda profesor, ¿quién es el villano realmente? Yo no fui la que condeno a muerte a muchos jóvenes, ¿usted sabe que los está mandando a una guerra donde se van a perder muchas vidas? Y encima tiene el lujo de no hacer nada, siendo que es considerado uno de los magos más poderosos. ¿Sabía que pudo evitar esta masacre? Usted trajo a Tom Riddle a Hogwarts para que aprendiera, pero al final logro crear a un monstruo, al fin y al cabo.
—Yo no tengo la culpa de querer ayudar.
—¡Desde el maldito momento que supo que Tom Riddle hablaba pársel pudo evitarlo! ¡Mucha gente ha muerto por tu culpa y por el maldito Ministerio! Todos son unos cobardes que se esconden esas dichosas paredes.
—Entregate Alexandra —ella rio.
—Nunca —se acerco al chico y lo mato. Lo había hecho sin la varita, solo ella. Estaba en shock por lo que había hecho, todos lo estábamos—. Agradecer que no se derrame tanta sangre en Hogwarts.
—Querida...
—Lo siento profesora McGonagall, pero yo no soy la verdadera villana. Es injusto, siempre ayudé a todo el mundo... ¡Yo soy la que creo la Orden del Fenix! Y aun asi se llevo el mérito, ¿verdad Dumbledore? Siempre queriendo tenerlo todo... No te mato, porque te necesito en mi juego, asi que, quedate tranquilo de momento... Mi familia hizo muchas cosas para salvar al Mundo y siempre usted tuvo el mérito por algo que nunca hizo, es injusto. Mi familia se merece todo, no usted.
De pronto las puertas se abrieron de nuevo, dejando ver a Alphard y a otra Lex demasiado herida.
—Genial, la que faltaba.
—El trato no era este —susurro.
—¡Te estoy salvando! ¡Tu humanidad te hacía débil! ¡Ellos te hacen débil! —Lex sin humanidad se acerco enfadada a Lex.
—Tú me estás destruyendo —dijo ella con lágrimas en los ojos.
—Malagradecida —di un paso para ir hacia ellas, pero Mia me agarro del brazo.
—No —susurro Mia.
—Estábamos hablando de Lex —me solté y me acerqué. La Lex verdadera me miro y negó—. Dejala —Lex sin humanidad se giro para verme con una sonrisa maliciosa.
—Él te hace debil.
—No le hagas daño —susurro Lex con lágrimas en los ojos. Lex sin humanidad se acerco a mí y de pronto sentí mucho dolor en el cuerpo, logrando que cayera al suelo— ¡James! —Lex corrió hacia mí y se puso a mi lado mientras me abrazaba. El dolor paro y la abracé más fuerte, teniendo miedo de que se fuera.
—Lex, no la dejes ganar —susurré—. Eres mi Lex, mi solecito. No dejes que gane, tú eres mejor que esa versión tuya... Te amo —murmuré, ella asintió con lágrimas en los ojos.
—Yo también te amo —susurro ella.
—Qué romántico todo, pero qué asco a la vez —Lex la vio y se levanto. Alphard me ayudo y me llevo con el resto. Mi Lex hizo los escudos de protección y se levanto—. Vaya, qué ingeniosa —logro mandar a Lex lejos golpeándola en la cabeza. Lex cayó al suelo medio inconsciente.
—¡Lex! —la miré preocupado, ella intento moverse, pero su versión sin humanidad le piso la muñeca logrando que Lex gritara de dolor.
—Debiste seguir encerrada, ahora verás como toda la culpa caerá en ti —la dejo y se acerco a Philip.
—¡No lo mates!
—¡Él mato a Matt! ¡Y no le importo eso! —Lex sin humanidad lo mato, miré a Lex que veía la escena consternada— ¿Viste lo que hiciste? Irás a Azkaban por eso, porque yo soy tú Lex y nadie puede cambiarlo.
Lex me miro con lágrimas en los ojos y me susurro un lo siento.
—Lex... —susurre. Lex sin humanidad se acerco a Lex y los tres desaparecieron— ¡Lex! —rompí en llanto.
La estaba perdiendo.
Estrellándome, me choco contra una pared, ahora mismo necesito un milagro. Date prisa, necesito un milagro. Atrapada, extendiendo la mano, digo tú nombre, pero no estás por aquí, digo tu nombre, pero no estás por aquí. Te necesito, te necesito, te necesito ahora mismo. Sí, te necesito ahora mismo. Así que no me... No me... No me decepciones. Creo que estoy perdiendo la cabeza, está en mi cabeza. Cariño, espero que estés aquí cuando más te necesite. No me decepciones.
Don't Let Me Down — The Chainsmokers ft. Daya
NOTA DE AUTORA
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