Ahora, los domingos por la mañana, duermo hasta tarde. Es como si hubiera enterrado mi fe contigo. Estoy gritándole a un Dios en el que ni siquiera sé si creo, porque no sé que más puedo hacer. Todavía me aferro a todo lo que está muerto y se ha ido, no quiero despedirme porque esta vez será para siempre.

In The Stars — Benson Boone

6 de abril de 1977

Habían pasado casi seis meses desde la muerte de William y yo no era la misma, pero lo intentaba por los demás que aún seguían en mi vida. 

Max bueno, siempre se metía en algunos líos y se llevaba demasiado bien con James. Las cosas entre James y yo eran complicadas, pero no habíamos roto, simplemente estaba volviendo a alejar poco a poco a la gente que me importaba.

No estaba bien, eso estaba claro. Tenía pesadillas, no dormía, no comía... Pero sobre todo me la pasaba leyendo el libro y cada vez las manchas negras se hacían un poco más grandes. No entendía la razón del porqué, pero tampoco buscaba una razón sobre lo que me estaba pasando.

Alexander estaba en América con mi padre arreglando varios problemas. Tyler, Asher, Andrew, Finn y Michael acabarían este año Hogwarts para empezar con sus entrenamientos para ser Aurores. Al resto aún nos quedaba un año y a veces solo quería retroceder en el tiempo, justo en el momento cuando curse mi primer año de Hogwarts, pero las cosas no eran tan fáciles. Debía vivir con ello y avanzar por ellos. 

La Orden del Fénix seguía creciendo y mi padre se había sorprendido bastante que a mí se me hubiera ocurrido, ahora él se encargaba de la Orden junto a Dumbledore, porque bueno yo no estaba para eso en este momento. 

A las misiones ya no había ido desde lo que le había pasado a mi tío Jackson, asi que solo me quedaba cuidar de Max y de Timmy, mientras intentaba no descuidar mis estudios. Lo bueno es que seguía siendo buena en todas las materias y no me era tan difícil aprender.

Todos nos encontrábamos en la Sala Común de Gryffindor, pero yo estaba alejada del resto, mientras seguía leyendo el libro. 

De pronto la puerta se abrió.

Me giré y vi a Edgar demasiado mal, tenía los ojos rojos de tanto llorar y automáticamente me preocupé y me levanté para hacer desaparecer el libro. 

Edgar me vio y cayó de rodillas mientras rompía en llanto, detrás de él estaba Ojo Loco con una expresión seria, no quise acercarme mucho.

A mi lado, pero más alejados se encontraban Tyler y Jane preocupados por lo que estaba pasando al igual que el resto.

—Edgar... —lo miré sin saber qué hacer y con una expresión entre preocupada y seria.

—Lo siento Lexi —eso nunca me había gustado, odiaba con todo mi corazón esa frase porque sabía que nada bueno podría venir de ella.

—Edgar, ¿qué está pasando? —él levantó la mirada y estaba llorando.

—Atacaron la casa de seguridad de tu hermano. Traicionaron a tu hermano Lex... —mi mundo cayó, lo único que quería escuchar es que ellos estaban bien.

—Pero salieron a tiempo, ¿verdad? —lágrimas brotaban de mis ojos.

—La única que salió viva es Aileen... Lo siento Lexi, pero Amelia y Matthew están muertos —esto no estaba pasando, esto no podía ser verdad.

Había perdido a la única persona que me conocía mejor que nadie.

Había perdido a Matthew.

Estaba sorprendida, ni las lágrimas eran capaces de salir, escuche el grito de Jane mientras rompía el llanto y la vi mientras Tyler la abrazaba muy fuerte. 

Ahí en ese momento me di cuenta de que ya no tendría a Matthew nunca más a mi lado. Jane tenía a alguien de la familia para sostenerse y la persona de la cual me sostenía yo estaba muerta.

Estaba perdiendo a mi familia poco a poco y yo no pude impedirlo, pensé que todo esto acabaría, pero simplemente todo empeoraba.

—Lex... —James intento acercarse, pero no deje que lo hiciera. Con una expresión seria subí las escaleras para ir a mi habitación. Entre al baño y bloquee la puerta mientras colocaba mis manos a cada lado del lavabo y baje la mirada aguantando las ganas de llorar.

Volví a levantar la mirada para verme en el espejo y en este se mostraba a otra yo con una sonrisa sin ningún brillo en los ojos, me asusté.

—Lex... Creo que ya es mi momento de salir. Dejámelo a mí, la dos sabemos qué podre hacerlo mejor. Mi momento ha llegado y te prometo que cobraré venganza, las dos lo haremos, pero solo debes apagar tu humanidad para que yo pueda salir. Mamá te lo enseño...

—No... —susurre.

—Oh vamos Lex... Te enseñaré lo bueno del lado oscuro, nadie podrá superarnos y podemos matar a Voldemort.

—¿A qué costo?

—Queremos vengarnos por todo lo que nos arrebataron Lex, el Mundo Mágico solo espero sentado a que tú solo siendo una niña arreglara todo. Pues ahora toca demostrarles de lo que somos capaces... —negué cerrando los ojos creyendo que de alguna manera se iría, pero solo escuche una carcajada— Si crees que de esa manera te desharás de mí, estás muy equivocada. Vivo en tu interior cariño, soy ese lado que estás escondiendo, pero que las dos sabemos que quieres dejarlo salir. ¡Dejalo salir Lex!

Negué mientras tapaba mis oídos.

—Lex, dejame salir. Por tú bien dejame salir... Las dos sabemos que lo quieres, muy en el fondo lo quieres. Quieres acabar con el dolor que sientes y yo puedo ayudarte... Simplemente, necesito que me dejes salir, para quitarte toda la pena.

La miré.

—Te prometo que dejará de doler y seremos más poderosas... Acabaremos con el estúpido de Voldemort al igual que acabaremos con Dumbledore. Seremos invencibles, solo tienes que dejarme salir.

—No confió en ti...

—Debes hacerlo, soy tú y sé muy bien lo que necesitas... Así que dame la oportunidad de cobrarnos nuestra venganza hacia todos ellos.

—Mi familia...

—No los tocaré, siguen siendo familia... No estoy de acuerdo en torturar a la familia, solo quiero venganza por la muerte de Matt al igual que tú también la quieres. Te prometo que seremos invencibles... Serás invencible...

Me callé, una parte de mí sabía que era mala idea.

—El libro te ha ayudado y yo también quiero hacerlo Lex...

Suspire.

—Me toca a mí querida, asi que solo hazlo y todo cambiara —la mire una última vez.

—Bien.

Sabía perfectamente que a partir de ahora las cosas cambiarían demasiado.

Ahora estás en las estrellas y seis metros nunca se han sentido tan lejos. Estoy aquí entre los cielos y las brasas. Oh duele mucho, por un millón de razones diferentes, tomaste lo mejor de mi corazón y dejaste el resto hecho pedazos. Hurgando entre tus viejas cartas de cumpleaños, encontré un billete de veinte arrugado en la caja. No creo que pueda encontrar una manera de gastarlo. Incluso si fueran los últimos veinte que tuviera. 

In The Stars — Benson Boone

NOTA DE AUTORA

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