8. Mamá, no fue su culpa
Hay una casa de piedra, pisos de madera, paredes y alféizares de ventanas. Mesas y sillas usadas por todo el polvo, este es un lugar en donde no me siento solo.
To Build A Home — The Cinematic Orchestra
19 de octubre de 1966
Era difícil estar sin Matt, es verdad que tenía a Tyler, sin embargo, no era lo mismo. Pero los días se hacían más llevaderos teniendo a James y a Niko a mi lado. Matt cumplía su palabra al pie de la letra y todos los días me mandaba una carta, ya sea diciéndome que había hecho en el día o hablándome de Hogwarts y de su nuevo amigo llamado Edgar Bones, un chico de su misma edad que iba a Hufflepuff.
Estaba muy feliz por Matthew la verdad, me alegraba saber que él estaba bien y era feliz. Los dos nos echábamos de menos, pero pronto volvería para Navidad y entonces estaría con nosotros, estaría conmigo.
—Lex, ¿todo bien? —me pregunto James, ahora mismo nos encontrábamos en mi jardín jugando con Niko.
—Si —le sonreí.
—¿Segura?
—Segura —le regalé una sonrisa.
—Sabes que si necesitas algo puedes contar conmigo, ¿verdad? —lo abrace.
—Lo sé James, gracias por eso —James me abrazo más fuerte. Era demasiado bueno tenerlo a mi lado, los días se hacían más fáciles con él.
—Te quiero mucho solecito.
—Yo te quiero más idiota —nos separamos.
—Te quise.
—Te quiero.
—Te querré —me sonrió.
—Por siempre —le devolví la sonrisa.
—Estoy muy feliz Lex de haberte conocido, sin duda alguna eres una persona muy importante en mi vida —sin duda alguna quería demasiado a James.
—Lex, ¿puedo decirte algo?
—Claro.
—Eres muy importante para mí y haría cualquier cosa por verte feliz, tal vez seamos unos niños idiotas, pero tengo claro que siempre estaré a tu lado pase lo que pase. No importa si algún día tomamos caminos separados, yo siempre estaré ahí para ayudarte en todo, para ser tu hombro cuando llores, para protegerte de todo lo malo y para cuidarte con mi vida si hace falta. Tal vez tenga seis años, pero sé lo que quiero y quiero que esta amistad dure toda la vida.
—Te quiero muchísimo James —James me quito delicadamente algunas lágrimas, mientras me sonreía.
—Por favor no llores, no me gusta verte llorar... Además, las princesas no lloran y tú lo eres aunque también eres una guerrera.
—Es que nunca pensé que tendría un mejor amigo, siempre pensé que solo tendría a Matt y a Tyler, sin embargo, me alegro demasiado que te hayas chocado conmigo.
—Yo también me alegro demasiado de haberte conocido Alexandra Madeline Stafford —volví a sonreír y de pronto Niko se acercó a nosotros mientras movía felizmente la cola.
—¿Qué ocurre Niko? —James se puso a la misma altura que él y este empezó a lamerlo por toda la cara haciendo que James soltara alguna que otra risa.
—Te ama demasiado Niko —le dije mientras me colocaba a su lado.
—Yo también lo amo demasiado —James acariciaba a Niko mientras lo veía con una sonrisa.
—¿Jugamos los tres? —le pregunté con una sonrisa, me encantaba pasar tiempo con ellos.
—Juguemos los tres —los dos nos levantamos y empezamos a correr haciendo que Niko ladrara y corriera hacia nosotros.
No sé cuanto tiempo estuvimos jugando, lo único que sé, es que tanto James como yo estábamos sentados en la hierba mientras veíamos a Niko jugar con la pelota.
—Ojalá pronto estar en Hogwarts —me tumbe en el suelo y me quede viendo el cielo azul.
—Tranquila Lex, pronto iremos... Estoy seguro de que nos lo pasaremos demasiado bien, además cuando vayamos seré como una pulga pegada a ti.
—¿A si?
—Si —asentí con una sonrisa y vi por el rabillo del ojo como él se levantaba.
—¿A dónde vas?
—A jugar con Niko un rato más, tú si quieres quédate —asentí y volví a dirigir mi vista al cielo. Era tan raro para mí y sigue siéndolo ahora.
Estaba tan acostumbrada a creer que no me merecía nada bueno porque así me lo hizo ver mi madre y lo seguía haciendo hasta ahora.
—¡Niko! ¡No vayas ahí! —me incorporé para verlos y James estaba pisando unas flores de mamá mientras Niko jugaba con ellas también. James lo tomo en brazos y salieron de ahí.
—Ay no —susurré para mi misma mientras me levantaba para ir con ellos.
—Lex, lo siento solo quería jugar con él y olvidé que estaban las flores y luego él... —me acerque a él y lo abrace.
—James, no te preocupes. No fue tu culpa, además, volverán a crecer con el tiempo no es algo que no se pueda arreglar —James me abrazo más fuerte.
—¿Segura?
—Segura, ¿quieres irte a tu casa? —tenía que sacarlo de aquí antes de que mamá se diera cuenta de todo, aunque seguro que no le haría nada, era mejor prevenir.
—Debería irme, mamá dijo que teníamos que ir a un lugar, cosa que no me gusta porque quiero estar contigo.
—Podemos vernos mañana, si quieres —James asintió con una sonrisa.
—Mañana por la mañana vendré a verte y si quieres podemos ir a mi casa con Niko —asentí con una sonrisa mientras lo acompañaba, ya que su casa estaba al lado de la mía.
—Cuídate James —me abrazo una última vez.
—Te quiero solecito.
—Yo te quiero más idiota —él soltó una pequeña risa y se fue camino a su casa, yo lo miré con una sonrisa y fui al jardín donde estaba Niko mirándome triste, sabiendo que hizo algo mal. Pero ninguno tenía la culpa.
Me acerque a Niko con cuidado y le acaricie la cabeza haciendo que él moviera la cola de felicidad.
—No es culpa tuya Niko, no lo fue —él colocó su cabeza en mi hombro y yo lo abracé como pude.
—¡Alexandra! —era mamá.
—¡En el jardín! —me levanté y Niko se colocó a mi lado viéndome.
Mamá apareció y vio el lugar destrozado donde tenía plantadas sus flores y miro ese sitio sorprendida.
—¿Qué demonios paso? —mamá me miro enfadada y luego miro a Niko— ¿Dejaste que el perro destrozara mis flores?
—No —susurré.
—Ah claro, se destrozaron ellas solas —mamá estaba muy enfadada.
—Mamá, no fue su culpa.
—¿Y de quién fue Alexandra? —me miro esperando una respuesta.
—Mía, yo las destrocé sin querer —mamá se acercó a mí con pasos decididos y me agarro demasiado fuerte del brazo.
—Siempre destrozando las cosas de los demás, destruyes todo lo que ama alguien —Niko comenzó a ladrar y mamá tiro de mí hacia la casa mientras que yo aguantaba las lágrimas.
Niko no dejaba de ladrarle a mi madre. Ella, sin embargo, me empujo dentro de casa y empujo a Niko para que no entrara a la casa.
—¡Déjalo en paz! —tiré de mi madre para que no lo tocara, pero esta me abofeteo.
—A mí no me toques Madeline —cerro la puerta que daba al jardín dejando a Niko ladrando y quejándose.
—Pues tú no toques a Niko, él no tuvo la culpa de nada y no es tuyo —le dije enfadada.
—A mí no me hables así —mamá me miro más enfadada de lo que ya estaba.
—Ya te dije, no toques a Niko, no es tuyo y no tienes derecho a ponerle una mano encima —mamá me volvió a agarrar del brazo y tiro de mí para llevarme al sótano donde siempre me castigaba.
—Vas a aprender a respetarme Alexandra y espero que la próxima vez eduques mejor a ese perro porque te prometo que no durara mucho si sigue de esta manera —mamá me ato a la silla y empezó a hacerme pequeños cortes.
—Mamá, por favor no —me dolía demasiado, pero no podía quejarme o llorar porque sabía que sería peor.
—Madeline, ¿es que nunca aprenderás? ¿Crees que a mí me gusta castigarte? —mamá seguía torturándome.
—Mamá, por favor para —mamá dejo de cortarme para empezar a golpearme.
—Te dije que te portaras bien, sin embargo, ni eso sabes hacer bien. ¿Es que algún día dejaras de decepcionarme? —no pude retener más las lágrimas— ¿Qué te dije de llorar Madeline?
—Llorar es de débiles —susurré.
—¿Y qué estás haciendo? —me abofeteo.
—Llorar —susurré.
—Cuando yo te dije que no lo hicieras —otra bofetada.
—Me duele —susurré mientras lloraba, sin embargo, mamá no paro.
—Debiste pensarlo mejor antes de hacer lo que hiciste —mamá siguió golpeándome.
No podía articular palabra, todo el cuerpo me dolía y mamá nunca paro. Hubo un momento donde deje de escuchar todo a mi alrededor y mi vista se nubló. No sabía si mamá seguiría golpeándome, así que lo único que pude hacer fue cerrar los ojos y dejar que siguiera golpeándome hasta que se cansara.
Pero todo se volvió negro y dejé de sentir dolor.
Me tomaste por sorpresa, desearía haber estado sobrio. Aun así, aquí estamos, de vuelta en Hannover '99, como en los viejos tiempos otra vez. Bajo las luces de salida, tu belleza resplandece como siempre, realmente desearía haberme vestido un poco mejor. "Sin arrepentimientos" es lo que dijimos, no podemos volver otra vez.
Forever — Lewis Capaldi
NOTA DE AUTORA
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