Puedo contener la respiración, puedo morderme la lengua. Puedo permanecer despierta durante días si eso es lo que tú quieres. Ser la número uno, puedo forzar una sonrisa. Puedo bailar e interpretar el papel, si eso es lo que pides. Darte todo lo que soy, puedo hacerlo, puedo hacerlo, puedo hacerlo... Pero soy solo una humana.

Human — Christina Perri

No sé cuánto tiempo estuve en el suelo del jardín de los Potter, pero lo único que escuche fue el grito de James y fue en ese momento que levanté la mirada aliviada porque en estos momentos lo necesitaba a mi lado. Siempre que estaba mal, él ahí estaba para levantarme y está vez no fue la excepción.

—¡Lexi! —detrás de él distinguí a cuatro figuras más.

Los padres de James, Sirius y Remus.

—James... —solté su nombre en un pequeño susurro porque sentía como si mi voz se desvaneciera.

James se acercó a mí y me ayudó a levantarme, me sujeté a él porque ya no tenía fuerzas ni para mantenerme en pie por mi misma. James estaba en las mismas condiciones que yo, porque los demás estaban en la puerta del jardín mirando la escena.

—James es mi culpa —los dos caminamos dentro con los demás detrás de nosotros. 

—Tú no tienes la culpa de nada Lex —susurro él.

James me colocó delicadamente en el sofá y su madre se acercó a mí muy preocupada.

—Dios cariño, estás muy mojada, te puedes enfermar—por mi culpa ellos tuvieron que venir de su cita. Se suponía que este día era para ellos, para relajarse y por mi culpa tuvieron que volver.

—Lo siento —susurro.

—Cariño esto no es tu culpa —James le interrumpió.

—¿Dónde maldita sea estabas Lexi? —estaba enfadado, se notaba a kilómetros de distancia, incluso su expresión cambió de una preocupada a una enfadada.

—Fui a ver a Regulus —todo el mundo me miró sorprendido.

—¿Estás loca? —levantó un poco la voz James, Sirius también estaba enfadado y Remus me miraba con una sonrisa triste.

—¿Eres consciente del peligro en el que te has metido estando en esa casa? —habló Sirius enfadado— ¿Por qué crees que me escape? Porque todos están locos y son unos psicópatas que siguen a otro psicópata.

—¿Qué hubiera pasado si Walburga o algún mortífago te hubiera visto? —James volvió a hablar y yo estaba reteniendo las lágrimas. No necesitaba un sermón en estos momentos, solo necesitaba que alguien me abrazara.

—Porque no mejor nos calmamos todos —Remus intervino, pero no funcionó porque lo interrumpió Sirius. Remus lo había notado por eso quería acabar con esta pelea.

—¡Estás loca! Mira sé que son mis hermanos, pero tú no puedes ir como si nada allí... En estos momentos todos corremos peligro y tenemos que estar más alerta y tú solo lo complicas Lexi, deja de querer ayudar a todo el mundo.

—Tú y tu maldito complejo de heroína —James salió de allí furioso y Sirius fue tras él.

En ese momento no aguante más y rompí en llanto. Llore por los hermanos Black, llore por complicarles la vida a todos, llore por todo lo que tenía guardado.

—Lexi, ellos no lo decían en serio, solamente estaban muy preocupados... Cuando te fuiste James le escribió a sus padres y Sirius me escribió a mí, porque no sabían por dónde empezar a buscarte —Remus se sentó a mi lado derecho.

—Nosotros fuimos a buscarte mientras ellos se quedaban en casa por si venías, pero no es tu culpa, sé que querías ver a tus amigos —Fleamont se sentó a mi otro lado y me acarició la espalda.

—Cariño esto no es tu culpa, te pareces mucho a tu padre sin duda, siempre intentando ayudar a los demás y eso es muy bonito de tu parte... Ya se les pasará y verás como mañana todo estará mejor —se colocó Euphemia en frente y me sonrió.

—Lo siento mucho... Pero no quiero estar aquí, no quiero ser una molestia —susurré dejando mis lágrimas caer. Esto me dolía porque lo que menos quería era complicar todo, incluso intentaba que nada malo pasará, pero aun así pasaba y eso me hacía sentir peor.

—Cariño no eres una molestia —Euphemia y Fleamont son los padres más increíbles del mundo, pero no podía estar aquí. No quería ser una carga para nadie.

—Puede quedarse en mi casa —todos miramos a Remus, lo miré y negué.

—Remus no, puedo decirle a Matthew de ir a América y estudiar en Ilvermorny —él negó rápidamente.

—No pienso perder a mi mejor amiga por dos idiotas preocupados... Tú te quedarás en mi casa, claro si los señores Potter están de acuerdo —Remus los miro.

Ellos se miraron y luego nos miraron con una pequeña sonrisa.

—No podemos cambiar tu opinión, ¿verdad? —negué ante la pregunta de Fleamont, ellos habían sido tan amables conmigo que hacerles esto me hacía sentir mal. Solo quería por una vez hacer feliz a alguien.

—Bueno avisaré a tus padres Remus —Fleamont se levantó y Euphemia ocupó su lugar.

—Lexi escúchame, nosotros queremos lo mejor para ti y si tú te quieres con Remus, adelante cielo, no te sientas mal por nosotros... Eso si queremos que nos mandes cartas, ¿vale? Para mí eres como una hija y lo único que quiero es que estés bien y seas feliz.

Automáticamente, me abracé a ella y volví a llorar.

—Gracias por todo —susurré—. Eres como una madre para mí, y siempre estuviste para mí siempre. No tengo las palabras para agradecerte todo lo que has hecho por mí.

—No agradezcas cielo... Ahora hagamos que esos chicos sufran por haberte gritado... Remus te quedarás un poco más porque presiento que en un rato bajaran, tú Lexi te irás en polvos Flu hacia la casa de los Lupin y luego irá Remus para despistar a los chicos.

—Pero señora Potter, no los conoce... Ellos son capaces de salir allí fuera e ir a buscarla —concordaba con Remus.

—Déjanoslo a nosotros Remus —Euphemia se levantó con una sonrisa y fue tras Fleamont.

—Remus, ¿estás seguro de esto? No quiero ser una molestia. Puedo irme con mi familia y venir a Hogwarts cuando empiecen las clases.

—Lexi, jamás serías una molestia, además mis padres te adoran —él me sonrió y yo automáticamente lo abracé, estaba muy feliz de tenerlo a mi lado, porque pasara lo que pasara él siempre estaría a mi lado.

—Gracias por todo Remus — susurré abrazándolo más fuerte, Remus nunca me había fallado y ahora me sentía mal por no contarle algunas cosas, pero lo hacía para protegerlos.

—No agradezcas Lexi, siempre voy a estar allí para ti, incluso si algún día quieres ser una mortífaga yo siempre estaré allí para apoyarte en todo y si hace falta me convierto en un mortífago también.

—¿En las buenas y en las malas? —él me sonrió.

—En las buenas y en las malas Lexi... Siempre, te lo prometo —asentí con una pequeña sonrisa.

No importaba si cometía errores, él estaría allí para apoyarme y ayudarme. Desde niños habíamos sido muy unidos y estábamos en las buenas y en las malas del otro sin importar el tiempo que pasara.

No importaba si los demás se iban, él permanece a mi lado siempre. Al igual que yo estaría siempre para él sin importar nada. 

Lo amaba demasiado y siempre lo consideraría como un hermano que jamás me dejo caer.

Y sangro cuando me caigo, soy solo humana. Y me caigo y me rompo, tus palabras en mi cabeza, cuchillos en mi corazón. Me construyes y luego yo me desmoronó, porque solo soy humana. Puedo encenderlo, ser una buena máquina. Puedo soportar el peso de las palabras, tan rápido como sea necesario. 

Human — Christina Perri

NOTA DE AUTORA

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