El tiempo que pensé que tendríamos, pasó de ser rojo a ser negro. Dije cosas de las que ya no puedo retractarme y no sé como vivir con eso. Hay una oscuridad que he conocido, y está volviéndome de piedra. Me mata que quizás no lo sepas, después de todo porque sé que no te lo demostré, pero tú significas el mundo para mí.

You Mean The World To Me — Freya Ridings

James Potter

Cuando mi padre dijo muertes me imagine lo peor, todo mi cuerpo se puso en alerta y pensé que la había perdido. Sabía que ella era capaz de dar su vida por alguien y no quería escuchar a mi padre decir que ella había muerto. Me negaba a escuchar eso, porque no quería perderla por nada en el mundo y sabía que tenía la culpa. ¿Por qué siempre que intentaba recuperarla algo malo pasaba?

Con lágrimas en los ojos, salí de allí sin mirar ni escuchar a nadie. Lo último que pude oír antes de salir del Gran Comedor fue el grito de mi padre y de mis amigos llamándome, pero los ignoré.

Camine por el pasillo solitario pensando en lo estúpido que era, siempre arruinaba todo, siempre quise hacer lo mejor para todo el mundo, pero sentía que fracasaba en el intento.

Ella me había amado demasiado pronto y yo demasiado tarde, ahora yo había sido el que tenía que ver como la persona que más amaba en el mundo amaba a otra persona.

Quise hacerla feliz, pero lo único que conseguía era hacerle daño y alejarla de mi lado, ahora por mi culpa había muerto, si no hubiera aceptado la galleta, no hubiera ocurrido el beso.

Decidido fui a buscar a Lucius porque no había aparecido en la cena y por su culpa la había perdido a ella. Camine por los pasillos y lo encontré hablando con sus estúpidos amigos, decidido me acerqué a él y él notó mi presencia, pero sin previo aviso lo golpeé.

Este cayó al suelo por el impacto y rápidamente saqué mi varita para inmovilizar a sus estúpidos amigos y seguí golpeándolo. Su cara estaba llena de sangre, pero yo seguí golpeándolo por lo que había hecho y por lo de Lexi.

—Maldito desgraciado, esto es tu culpa —escupí con rabia mientras seguía golpeándolo.

El idiota soltó una carcajada mientras sangre salía de su boca.

—Ojalá esa sangre mestiza esté muerta —ese comentario hizo que me enfadara más y siguiera golpeándolo.

—¡Lucius! —oí el grito de una mujer, seguramente Narcissa.

—¡James! —ese fue el grito de Sirius, pero ninguno de ellos hizo que yo parara de golpearlo. Solo pensaba en matarlo a golpes por todo lo que había hecho.

De pronto sentí cuatro brazos separándome, intente deshacerme del agarre, pero no pude, los mire y se trataban de Sirius y Remus que estaban muy preocupados.

Narcissa se agachó para ver a Lucius con lágrimas en los ojos, los profesores y algunos alumnos se acercaron.

—Oh Dios mío —McGonagall se tapó la boca con las manos y el padre de Remus y mi padre se acercaron. Lyall se ocupó de curar a Lucius mientras que mi padre se colocaba enfrente mío.

—¿Qué demonios te pasa? —estaba enfadado, pero eso en estos momentos no me importaba, yo debía estar mas enfadado porque me habían separado de la maldita serpiente.

Las lágrimas se deslizaban por toda mi cara, mis puños estaban llenos de sangre y todo mi interior se rompía cada vez más.

—Está bien —aviso Lyall, eso no me importaba.

—¿Por qué le hiciste eso? —Narcissa se acercó a mí.

—¡Aléjate! ¡Como te acerques te juro que me desharé del agarre de ellos y lo mataré! —volví a intentarlo, pero Remus y Sirius mantenían muy firme el agarre.

De pronto una voz femenina interrumpió todo este espectáculo.

—Fleamont —mi madre se acercó a mi padre con lágrimas en los ojos.

—Euphemia, ¿qué haces aquí? ¿Dónde están Hope y Lex? —espera, ¿mi padre había dicho Lex?

—¡Mamá! —mi madre me miró por un segundo y me dedicó una mirada decepcionante.

—Ni se te ocurra hablarme James Fleamont Potter —seguro que ya lo sabía.

—Euphemia, ¿qué está pasando? —papá colocó sus manos en los hombros de mi madre y esta comenzó a llorar.

—Lexi, está en San Mungo... Fleamont ella está grave —no no no.

—Es imposible, hace una hora estaba bien, físicamente me refiero —Lyall se acercó a ellos, ya que a Lucius lo llevaron a la enfermería.

—Hace como media hora se desmayó y al llevarla dijeron que estaba en coma... Dijeron que había sido demasiado para su cuerpo... Dicen que puede que no despierte... Fleamont no puedo perderla, ella es como mi hija, le prometí a Roxanne que la cuidaría y ahora su hija podría morir —mire a mis amigos y todos tenían lágrimas en sus ojos. Mi madre lloraba en brazos de mi padre, Sirius se acercó a Minnie para abrazarla sin importar quien estuviera y comenzó a llorar en los brazos de ella.

Yo abracé muy fuerte a Remus.

—Tranquilo James, ella es muy fuerte... Seguro que saldrá de esta —ojalá eso fuera cierto.

—Remus no podemos perderla... No puedo perderla —susurré rompiendo en llanto.

—No la perderemos —sentí pequeñas caricias en mi espalda y giré mi cabeza para ver a Marlene que estaba llorando. Remus y yo la unimos a nuestro abrazo y comenzamos a llorar los tres abrazados.

—Creo que tu madre y yo nos iremos —todos nos acercamos a ellos, incluso Minnie.

—Yo quiero ir —estaba decidido a verla.

—Todos queremos ir.

—Bien —mi padre aceptó a regañadientes y fuimos hacia la oficina de Dumbledore, ya que se había ofrecido a dejarnos su chimenea para ir a San Mungo.

Al llegar, por delante estaban mis padres, el padre de Remus y la profesora McGonagall.

Por detrás íbamos Remus, Sirius, Peter, Marlene, Dorcas, Mary, Regulus, Snape, Charlus, Tessa, Mia, Brooke, Sam, Kath, Emily y Lily.

—¿Qué pasa si no despierta? —Marlene no paraba de llorar, Lexi y ella eran inseparables. Alguien que Tessa con ellas, la busque con la mirada y la vi llorando mientras Remus la consolaba.

—Despertará, ella es muy fuerte —Dorcas intento animarla.

Al llegar estaba la madre de Remus hablando con la madre de Mary, ya que ella trabajaba en San Mungo. Los adultos se acercaron y Hope al ver a mi madre se acercó a ella y la abrazó mientras lloraba en su hombro.

—Euphemia, dicen que no creen que pueda despertar.

—Tranquila, estoy segura de que lo hará... Es una Stafford —se separaron y mamá miró a la madre de Mary.

—¿Podemos pasar?

—Claro si queréis, primero pasar ustedes y luego los jóvenes —los adultos asintieron y entraron, los demás nos quedamos esperando nuestro turno.

No sé cuánto tiempo había pasado, pero de pronto las puertas se abrieron y todas las mujeres lloraban, papá consolaba a mamá y el padre de Remus consolaba a Hope y a Minnie.

—Podéis pasar vosotros —en estos momentos todo mi cuerpo comenzó a temblar, ya no estaba tan seguro de entrar, pero caminé con mis amigos y juntos entramos a la habitación.

Lo primero en lo que me fijé fue en ella, con su pelo castaño arreglado, estaba llena de algunos cables, pero parecía estar bien si no fuera porque estaba en coma.

Parecía sin duda un ángel.

Remus y Sirius fueron los primeros en acercarse a ella y cada uno le agarró de una mano.

—Por favor Lexi, despierta... Te necesito allí para que me pares cuando quiero hacer una broma o cuando necesito ayuda para hacerla. Sé que fui un estúpido, pero te quiero demasiado como para perderte, no quiero perderte —mi corazón se rompió más al verlo así, realmente él la quería.

Remus, por otro lado, colocó su cabeza en la mano de Lexi y comenzó a llorar. Por ella estábamos dejando los problemas atrás, porque teníamos esperanzas de que ella despertara y nos viera a todos juntos.

Todo esto había sido mi culpa, si ella no lograba despertar no me lo perdonaría jamás.

En el momento en que alguien mencionó que estaba sola, podía sentir el dolor corriendo por tus venas. Ahora que lo sé, se ha detenido. Solo una llamada sin respuesta me hizo despertar, estos cigarrillos no dejan de hacerme preguntarme dónde estás. No te sueltes, mantente aferrada. Si miras a lo lejos, hay una casa en la colina guiando como un faro a un lugar. Donde estarás a salvo para sentir nuestra gracia porque todos hemos cometido errores. Si te has perdido... Dejaré una luz encendida. 

Leave a Light On — Tom Walker

NOTA DE AUTORA

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