55. La Broma
Y otro muerde el polvo. Oh, ¿por qué no puedo conquistar el amor? Y podría haber pensado que éramos uno. Quería luchar esta guerra sin armas, y lo deseaba, lo deseaba tanto, pero había demasiadas banderas rojas. Ahora otro muerde el polvo, sí, seamos claros, no confiaré en nadie.
Elastic Heart — Sia
2 de diciembre de 1975
Los meses siguientes estuvieron bastante tranquilos y debía admitir que salir con Sirius era demasiado lindo. Solía ser muy atento y siempre se le ocurría algo o bueno solíamos ir a Hogsmeade. No quería admitirlo, pero Sirius me estaba gustando demasiado, habían sido unos meses demasiado lindos. Es verdad que no lo quería como lo hacía con James, pero no me molestaba salir con él.
Era demasiado lindo todo y siempre sabía como hacerme reí, el tema con James se había solucionado o eso creía, seguían siendo mejores amigos y James y yo seguíamos pasando tiempo juntos como mejores amigos, así que debía reconocer que todo estaba yendo demasiado bien.
Ahora estaba tranquila en mi habitación preparando todo lo necesario para pasar la noche, ya que hoy Remus se transformaba, llevaba algunos días un poco insoportables, pero era entendible, así que ahora estaba preparando todo porque sabía que los chicos serían unos torpes y se les olvidaría cualquier cosa.
Ese mismo mes que logramos transformarnos fuimos con Remus y había funcionado bastante, así que con esta vez ya eran unas cuatro veces que íbamos con él.
Otro dato es que mi patronus era igual al de James, el mío era una cierva y él suyo un ciervo. Cada día el destino se encargaba de decirme que James y yo estábamos destinados o eso solía pensar a veces.
En pocas palabras, tener el mismo patronus que alguien significaban que se amaban, y estaban conectados a su felicidad de una manera que otras personas no están (ya que los patronus están hechos de recuerdos felices y felicidad).
—¿Estás lista? —me giré para encontrarme a James con el uniforme de Hogwarts y tenía una chaqueta negra con el escudo de Gryffindor.
—Si —cogí el bolso y salí de la mano de James.
—Los chicos ya están allí —salimos a hurtadillas de la Sala Común.
—Entonces el mapa lo tienen ellos —James me miró divertido.
—Creo que te equivocas solecito, el Mapa lo tengo yo y también la capa de invisibilidad —nos cubrió con ella.
—Vaya, por lo que veo lo tienes todo preparado.
—Claro, debo estar a tu altura Lex —me dio un beso en la mejilla y sacó el Mapa— Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas —le dio un toque al mapa y este se abrió y empezamos nuestra caminata hasta el Sauce Boxeador.
En el camino nos encontrábamos a Sirius con una sonrisa, mire confundida a James y nos acercamos a él.
—Canuto, ¿Qué haces aquí? —James me dio el mapa y la capa para guardarla en mi bolso, menos mal que utilice el encantamiento de extensión indetectable.
—Quejicus, hoy estuvo insoportable y decidí ayudarlo a entrar al sauce boxeador —James y yo nos miramos asustados.
—¿Qué has hecho qué? Sirius, Remus está ahí dentro transformado... Acabas de mandar a Severus a su propia muerte.
James sin pensarlo dos veces corrimos hasta el Sauce, una vez allí él primero que entro fue James sin pensárselo, mire a Sirius enfadada y entre al igual que Sirius.
Al llegar vimos a Colagusano transformado acercándose a James y Severus tirado en el suelo con una expresión de miedo en su rostro mirando al frente.
James estaba enfrente mío al igual que Remus que estaba Transformado, estaba segura de que había empujado a Severus porque su atención ya no estaba con él, sino que ahora estaba en James.
—¡Sirius saca a Quejicus y a Lexi de aquí! —estaba loco si pensaba que le iba a dejar solo.
—No voy a dejarte —no iba a dejarlo solo en esto, podía salir todo mal.
—Lexi, por favor vete con Canuto... Te prometo que todo saldrá bien —Severus ya se había ido y Sirius me cogió de la mano para salir de allí y lo último que vi es a James demasiado preocupado convirtiéndose en animago y peleándose con Remus.
—Sirius, déjame ir con ellos —tenía miedo de que alguno acabará mal, comencé a llorar, antes de irnos pude ver como Remus había empujado a James lejos.
—Quejicus llévate a Lexi, al castillo —Severus fulmino con la mirada a Sirius pero asintió.
Sirius volvió a adentrarse dentro y yo quise ir tras él, pero unos brazos me lo impidieron.
—Alexandra, vámonos —tiró de mí hasta al castillo y yo sentía como un ataque de pánico invadía mi cuerpo.
—Severus, no puedo respirar —me costaba demasiado respirar, sentía como mi corazón latía más fuerte y todo me daba vueltas, por no contar que las lágrimas no paraban de salir.
—Lex, respira conmigo —de verdad que lo intentaba, pero me era demasiado imposible.
Muy pocas personas podían ayudarme con esto y la mayoría de ellas estaban en el Sauce Boxeador peleándose.
—Marlene —solté en un pequeño susurro.
Severus rápidamente me cogió en brazos y corrió rápido hacia mi Sala Común, no sé cómo supo la contraseña, pero menos mal que Marlene seguía despierta.
—¡Marlene! —por lo poco que podía ver, vi a Marlene asustada al verme de esa manera.
—¡Lexi! Severus ayúdame a subirla a la habitación.
Juntos subimos las escaleras y llegamos a mi cuarto. Dorcas y Mary ni se inmutaron, estaba segura de que habían puesto un hechizo silenciador.
Delicadamente, Severus me colocó en mi cama y Marlene me abrazó.
—Lexi, necesito que te concentres en mis latidos, sé que es muy difícil pero inténtalo.
Hice lo que me había dicho y aunque no se fue del todo, me encontraba un poco mejor.
—¿Qué ha pasado?
—No lo sé, la encontré por el pasillo... Supongo que estaba haciendo guardia... Podría ser de las clases.
—¿No estaba James con ella? —le pregunto ella preocupada, yo intentaba como sea respirar porque me estaba empezando a doler el pecho demasiado.
—No... ¿No crees que lo mejor es llevarla a la enfermería?
—No, ella estará bien —yo seguía abrazándola mientras me concentraba en sus latidos. Marlene siempre sabía como ayudarme siempre que estaba en problemas y no era la primera vez que pasaba por esto, a veces tenía que intentar calmarme yo misma, pero por más que lo intentara no podía.
Estaba demasiado preocupada por los chicos y demasiado enfadada con Sirius por hacer lo que hizo. Él tuvo ningún derecho a hacer lo que hizo, solo esperaba que James pudiera controlar todo.
¿Qué hubiera pasado si no hubiéramos llegado a tiempo? De solo pensarlo mi cuerpo se llenaba aún mas de ansiedad.
—De acuerdo... Tengo que irme, no quiero que me pillen —él se fue dejándonos solas.
—Tranquila Lexi, todo irá bien... Estoy aquí —y con eso cerré los ojos y caí rendida.
No acabaste conmigo, todavía estoy luchando por la paz. Tengo la piel gruesa y un corazón elástico, pero tu cuchilla podría estar demasiado afilada. Soy como una banda elástica hasta que tiras demasiado. Sí, puede que me rompa y me mueva rápido, pero no me verás desmoronarme. Porque tengo un corazón elástico.
Elastic Heart — Sia
NOTA DE AUTORA
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