Sé que últimamente he estado... Últimamente. Sí, a veces necesito a alguien que me llame. Lleno mi cabeza con las cosas que amo, puedes llevarme allí. Cuando mi corazón late libremente.

Feel Good — Gryffin & Illenium ft. Daya

Después de ese momento entre James y yo, apareció Mia y seguimos jugando, hasta que la señora Potter dijo que ya era hora de volver a casa.

No sabía nada de mis padres ni de mis hermanos, no sabía si estaban bien o si estaban ya en casa esperándome, lo único que me aseguro el señor Potter es que estaban bien y que pronto volverían con una sorpresa.

Estaba demasiado confundida por ello, ¿qué sorpresa traerían? Un perro no era, estaba muy segura de ello, porque mamá no quería mascotas en casa porque decía que nosotros no seríamos responsables para cuidarlo.

En todo el camino estuve pensando en que podría ser, pero no se me ocurría nada y James se dio cuenta de que estuve demasiado callada.

—Lex —me susurro James, ya que Mia se había dormido y los señores Potter estaban escuchando la radio mientras conversaban. Deje de mirar por la ventana para centrar mi vista en él.

—¿Si? —le regale una pequeña sonrisa, y él se colocó bien las gafas.

—¿Estás bien? —sinceramente si lo estaba, ellos me habían hecho el día sin duda. Me hicieron olvidar un poco todo lo que pasaba a veces por mi cabeza.

—Estoy bien —sonreí.

—¿Segura? —asentí y él me sonrió mientras agarraba mi mano— Quiero que sepas que siempre podrás contar conmigo Lex, siempre.

—Tú también James, siempre que me necesites ahí estaré para ti.

—Lo sé —me abrazo por los hombros mientras me sonreía.

—Me alegro de que hayas chocado conmigo James.

—Yo también me alegro demasiado de que te hayas cruzado en mi camino, aunque fuera algo fuera de lo común.

—Cierto, ¿a quién se le ocurre tirar a una persona? —le pregunte divertida.

—A James Potter —los dos soltamos una pequeña carcajada.

De pronto note como alguien nos miraba desde el espejo retrovisor y vi a la señora Euphemia sonriéndonos, yo le regale una sonrisa para después mirar a James que me abrazaba y tenía los ojos cerrados con una sonrisa. Impresionante que hace nada estuviéramos hablando y ahora estuviera dormido abrazándome fuerte mientras sonreía.

—Gracias James por lograr que fuera por un instante feliz —susurre con una sonrisa y me abrace a él, cayendo dormida a su lado.

No sabía que hora era ni mucho menos donde estaba, lo último que recuerdo es que me había dormido abrazada a James y ahora estaba en una habitación abrazada a James. Estaba en medio de Mia y James. La primera tenía medio cuerpo fuera de la cama y James me abrazaba fuerte.

—James —le susurré, pero no funciono, este niño tenía un sueño bastante profundo. Estaba segura de que si pasara algo ni se daría cuenta.

—Lex, un rato más. Gracias —tal vez me había equivocado y si tenía un sueño ligero al igual que yo. James me abrazo aún más fuerte como si de un peluche se tratara.

—Pero yo ya no tengo sueño —susurré. Había tenido una pesadilla y fue horrible, había visto como mi madre me golpeaba y me decía que todos iban a morir por mi culpa. Vi como mi hermano moría y no sabía el motivo, solo estaba ahí llorando mientras lo abrazaba. No era la primera vez que pasaba, pero siempre que ocurría Matthew estaba ahí diciéndome que solo era un mal sueño y que él siempre estaría a mi lado sin importar nada.

—¿Estás bien? —me miro y yo solo asentí poco convencida— Claro que no estás bien.

—Solo fue una pesadilla, pero fue muy real —las lágrimas comenzaron a acumularse, no quería llorar enfrente de él, mamá siempre decía que llorar era de débiles.

—Lex, no es malo llorar. Mi madre siempre dice que es bueno porque te desahogas y empiezas a sacar todo lo acumulado de alguna forma —que diferente era su madre de la mía, ojalá mi madre fuera como ella.

—Eso es de débiles —susurré.

—Claro que no Lex. Hasta la persona más fuerte puede caerse, no puedes guardar todo lo que sientes porque eso a la larga logra destruirte de la peor forma. Además no estás sola, estoy contigo y si caes yo caeré primero para evitar que duela. Sabes eres la niña más fuerte que conozco y sé que escondes cosas, pero no estás sola, podremos ser unos niños, pero desde este momento prometo que nada malo te pasara.

—Es muy pronto para que digas todo eso, apenas nos conocemos y... —él me interrumpió.

—Apenas nos conocemos, pero no pienso dejarte por nada en el mundo, seremos mejores amigos hasta que la muerte nos separe aunque ni ella podrá hacerlo porque seré como una garrapata, no vas a librarte de mí Lex.

—¿Y si con los años te cansas de ser mi mejor amigo? No quiero encariñarme con alguien porque luego tal vez vuelva a estar sola.

—Mientras yo este, nunca estarás sola Lex —me abrazo y yo le correspondí un poco más fuerte. En días él se había ganado demasiado mi confianza, es verdad que todavía no era capaz de contarle los sucesos más importantes, pero estaba segura de que algún día sería capaz de decirle. Tal vez éramos unos niños idiotas, pero presentía que ninguno de los dos dejaría al otro, al menos yo tenía claro que no lo haría.

—¿Me lo prometes? —le pregunté mientras seguía abrazándolo fuerte.

—Te lo prometo —alguien abrió la puerta y los dos nos separamos para ver a la señora Potter con una sonrisa.

—Querida, tus padres acaban de llegar con alguien muy especial que quiere conocerte —la mire confundida. Pero junto a James nos levantamos y la seguimos, James me agarro de la mano cuando bajamos y no la soltó en ningún momento.

Al llegar a la Sala, lo primero que vi fue a mi padre hablando con el señor Potter animadamente, Lizzie estaba dormida en el sofá junto a mama y un niño más. Mire confundida al niño, Matthew fue el primero en darse cuenta de mi presencia porque se levantó del sillón y se acercó a mí. Deshice el agarre de James y abracé a mi hermano.

Al principio Tyler se sorprendió, pero después me correspondió el abrazo un poco más fuerte.

—Gracias Alexandra.

—Dime Lex y bienvenido a la familia Tyler —nos separamos y yo le sonreí.

—Sé que no nos conocemos, pero te prometo que te cuidaré siempre Lex, siempre estaré cuando lo necesites —Tyler me sonrió y mire de reojo como todos nos miraban con una sonrisa.

—Lo sé Tyler.

—Bueno, ¿qué os parece si comemos? —nos preguntó la señora Potter con una sonrisa.

—Euphemia nosotros nos vamos ya no queremos molestar —mamá se levantó con Lizzie en sus brazos.

—No digas tonterías Roxanne, nunca molestaríais —le dijo la madre de James a la mía con una sonrisa.

—¿Estás segura Euphemia? —le pregunto esta vez mi padre poco convencido, estaba segura de que ellos no querían molestar, así éramos todos. No nos gustaba incomodar a los demás o mejor dicho molestarlos, porque seguramente querían pasar tiempo en familia y eso era algo que entendíamos demasiado bien.

—Claro que si Benjamin, así que disfrutar y por favor sentiros como en casa —habla por primera vez Fleamont con una sonrisa, mientras que Euphemia asentía con una enorme sonrisa.

—Al menos déjame ayudarte Euphemia —le dijo mi madre.

—No querida, tú quédate tranquila —papá tomo en brazos a Lizzie y mamá se acercó a Euphemia.

—No vas a lograr detenerme, así que andando a la cocina querida —Euphemia suspiro y los dos entraron a la cocina.

—Bueno niños, vosotros podéis jugar en lo que se hace la comida —Mia bajo y todos la miramos. La pobre tenía una cara de haberse levantado hace nada y el pelo lo tenía revoltoso.

—Buenas dormilona —le soltó divertido Fleamont.

—Muy gracioso papá.

—¿Qué dije? —Fleamont la miro de la misma forma.

—Silencio —se tiró al sofá boca abajo y James sin previo aviso salto encima de ella— ¡JAMES!

—Dime Euphemia —Mia con todas sus fuerzas lo empujo haciendo que James acabara en el suelo— ¿A QUÉ VIENE ESO?

—Eso te pasa por tirarte encima de mí Fleamont —se sentó en el sofá y le dio una patada a James.

—¡Auch! ¡Papá! —James dramáticamente se tiró del todo en el suelo.

—¡Mia! —le grito su padre aguantándose la risa.

—Fue él quien empezó papá y lo sabes —le dijo Mia inocente mientras sonreía.

—Deja al pobre idiota de tu hermano en paz, que al final quedara más idiota y yo no puedo cuidarlo toda la vida —todos soltamos una carcajada menos James.

—Si papá yo también te quiero mucho —soltó mientras volteaba los ojos y se sentaba en el sillón individual.

—¿Ya se enfadó el niño? —le pregunto divertida Mia, James era un dramático sin duda. Pero el ceño fruncido lo hacía ver ms adorable de lo que ya lo era.

—En vez de verte serio, te ves adorable Jamie —solté una pequeña carcajada.

—¿Eso crees? —asentí y rápidamente empece a correr hacia el jardín que había visto a los lejos— ¡Lex vuelve aquí! —me grito James mientras soltaba una gran carcajada.

—¡Nunca me atraparás! —llegué al jardín y me escondí detrás de un árbol y pude escuchar sus pasos.

—¡Lex! —cada vez escuchaba que estaba más cerca— ¡No seas cobarde Stafford! —casi quise responder que el único cobarde era él, pero me aguante las ganas porque no quería que me pillara.

De pronto solo había silencio, ya no se escuchaba sus pasos, ni su voz. ¿Habría entrado en casa antes que yo?

—Menudo escondite Lex —pegué un brinco acompañado de un grito de susto, él estaba apoyado en el árbol de al lado con una sonrisa divertida, él tan tranquilo y yo casi con un paro al corazón por su maldita broma.

—¿Quieres matarme? —me acerque a él y le pegue en el brazo.

—¡Auch! —James toco adolorido su brazo y me fulmino con la mirada— ¿En serio era necesario pegarme?

—Eso te pasa por querer matarme antes de tiempo —mientras tenía la mano en el corazón.

—Tú quisiste burlarte de mí y como una cobarde escapaste —dijo mientras reaía.

—Muy gracioso —volteé los ojos.

—Pues obvio, en esta amistad yo seré el gracioso y tú mi mente deslumbrante —dijo con una sonrisa.

—Ni te creas Potter —de pronto escuchamos la voz de la madre de James y los dos giramos la cabeza para verla a ella con una sonrisa.

—Vamos a comer —volvió a entrar.

—¿Carrera? —me pregunto James

—Carrera —los dos empezamos a correr y obviamente gano James, todos no sentamos en la mesa, y yo junto a James obviamente.

Todo fue increíble, fue una cena llena de risas, de felicidad, diversión y muchas cosas más, gracias a ellos fue un día increíble sin duda.

Puedes sostener mi mano si nadie está en casa, ¿te gusta cuando estoy lejos? Si fui y lastimé mi cuerpo. Cariño, ¿me amarías igual? Puedo sentir que todos mis huesos vuelven y estoy anhelando el movimiento. Mi padre realmente no aprendió como vivir por ella misma, es una maldición y está creciendo; eres un estanque y yo soy un océano. Todas mis emociones se sienten como explosiones cuando tú estás por aquí.

Line Without A Hook — Ricky Montgomery

NOTA DE AUTORA

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