40. Sentimientos
Deja que esta promesa comience en mí, como un himno en mi corazón. A partir de ahora, a partir de ahora, a partir de ahora... Y regresaremos a casa, y regresaremos a casa... ¡A casa, otra vez! Y regresaremos a casa, y regresaremos a casa... ¡A casa, otra vez!
From Now On — The Greatest Showman
Después de que Minnie interrumpiera a James, todas las personas se calmaron y comenzaron a cenar, menudo espectáculo habíamos montado, bueno mejor dicho menudo espectáculo había montado James para que lo perdonara. Había que reconocer que era demasiado bonito y aunque sentí un poco de nervios por todas las personas que nos observaban, esos nervios desaparecieron cuando miré a los ojos a James.
—James, ¿qué querías decirme antes? —él me regaló una pequeña sonrisa. Amaba demasiado a mi mejor amigo y aunque podía llegar a ser un gran idiota siempre encontraba la manera de arreglarlo.
—¿Te importa hablarlo más tarde? No quiero hablarlo aquí —asentí con una sonrisa.
—Gracias por todo.
—No agradezcas te mereces esto y mucho más Lexi, de verdad que lo siento mucho —me abrazó por los hombros y los dos compartimos la comida como cuando éramos niños. Algo raro de nosotros, pero de esa manera James conseguía que yo comiera casi todo.
—Que bonita pareja hacéis —habló Mia con una sonrisa, yo baje un poco la mirada porque estaba segura de que me había sonrojado y no quería que Mia se burlara de eso, aunque sinceramente no me importaba porque sabía que la intención no era a malas.
Mia Potter sin duda alguna era la mejor persona del mundo, siempre estaba ahí para defender y proteger a los demás, siempre estaba ahí para sacarte alguna que otra risa. Sin duda alguna ella se merecía lo mejor del mundo.
—Cállate —como lo suponía me sonroje, James y yo parecíamos una pareja, pero solo éramos mejores amigos.
—Pues yo opino lo mismo que Mia, seríamos una buena pareja —¿y a este que mosca le había picado? Coloque mi mano en su frente y él me miró confundido—. ¿Qué haces?
—Estoy viendo si no tienes fiebre, porque creo que estás delirando —nuestros amigos soltaron una gran carcajada, mientras que James me miraba indignado.
—¡Oye! —colocó su mano en su pecho—. Eres mala.
—Ya sabes que te quiero —le di un beso en la mejilla.
—Te quise —lo miré sabiendo que así comenzaba nuestra promesa desde que éramos unos niños.
—Te quiero.
—Te querré —me sonrió.
—Por siempre —le devolví la sonrisa.
—Oh, que bonito una promesa —quería golpear a Sirius, pero Marlene lo hizo— ¡Oye! ¿Por qué me golpeas? —se sobó la cabeza adolorido y todos volvimos a reír.
—Por idiota, es más déjalos en paz Sirius —volvió a mirar su plato mientras Sirius la abrazaba por los hombros.
—Pequeña rubia, sabes que te quiero, ¿no? —Marlene le miró incrédula.
—¿De verdad? Qué mala suerte para ti, porque yo no te quiero ni un poco —le regaló una sonrisa burlona, mientras todos estábamos atentos y aguantando las carcajadas que amenazaban con salir.
—Te estás mintiendo querida, los dos sabemos que me amas, pero te estás haciendo la dura. Además, estamos en confianza, no tienes por qué ocultarlo Cielo.
—Querido, háblalo por ti porque por mi parte prefiero salir con un Slytherin que contigo —los chicos menos Sirius hicieron ruiditos, porque Marlene le había callado la boca al pelinegro.
—Sirius eso me ha dolido hasta a mí —le soltó James con una pequeña carcajada.
—Bueno al menos a mí no me ignoran —solté una carcajada, porque estaba de acuerdo con Sirius.
—Qué gracioso eres —le soltó James con sarcasmo.
—Venga James, no te enfades —quise darle un beso en la mejilla, pero él giró su cabeza haciendo que ese beso en vez de ser en la mejilla fuera en sus labios.
Por Merlín, estaba besando a James y él me había correspondido, al separarnos tenía la cara roja y no sabía cómo actuar. Los chicos nos miraron sorprendidos mientras que James solo me sonreía.
—Creo que este es el momento perfecto para irnos y hablar —asentí y los dos nos levantamos para salir del Gran Comedor.
En todo el camino ninguno habló, y al llegar a la Sala Común no había nadie así que decidimos sentarnos en el sofá cerca de la chimenea.
—Bueno, antes de que me interrumpiera nuestra querida Minnie, quería decirte algo. Sé que podría sonar confuso, pero Lex estoy enamorado de ti —eso no me lo esperaba.
—¿Qué?
—Sé que es extraño, pero es la verdad. Siempre fuiste tú, pero tuve miedo de confesártelo porque eres mi mejor amiga y no quería perderte de ninguna manera. Quise olvidar esos sentimientos y por eso fui detrás de Lily, me hice creer a mi mismo que ella me gustaba, pero la verdad es que siempre fuiste tú. Desde ese momento cuando te empuje supe que no podría amar a nadie más como te amo a ti Lexi, soy un estúpido, pero haré lo que sea para convencerte de que lo que siento por ti es verdadero —este momento lo había esperado hace tiempo.
—¿Lo dices en serio? Por Merlín, James eres un idiota —recordé lo que me había dicho Sirius y es verdad que yo había sufrido demasiado por él y aunque me alegraba tremendamente que el estuviera enamorado de mí. Tal vez debería darle de su propia medicina para que sintiera lo que yo sentí.
—Pero soy tu idiota. ¿Tú estás enamorada de mí? —suspiré logrando que él me viera un poco preocupado.
—James... Yo, lo siento —él me miro confundido.
—Lex...
—Sirius y yo estamos juntos —James se levanto sorprendido.
—¿Qué? —elevo la voz.
—Quería decírtelo, pero estabas tan ocupado con Lily y todo eso, que no pude —susurre.
—Con mi mejor amigo... —susurro él dando vueltas, yo lo miré con lágrimas en los ojos.
—James, lo siento... —de pronto apareció Marlene con una sonrisa, pero al vernos la quito.
—¿Qué le hiciste Potter? —se acerco ella a mí preocupada.
—Yo nada, que tu mejor amiga te lo cuente —deje que las lágrimas salieran de mis ojos.
—Lex...
—Está saliendo con Sirius Black —dijo James enfadado. Marlene me miro sorprendida, pero no dejo de abrazarme.
—¿Y eso es un problema para ti James? —le dijo Marlene.
—Él sabía que estaba enamorado de Lex, pero tenía miedo de decírselo para no perder su amistad y él aprovecho para pedirle salir. Menudo mejor amigo... —ahora me arrepentía demasiado en haber dicho eso.
—Pues te fastidias —Marlene me miro—. Lex, Dumbledore dijo que fueras a su despacho —asentí.
De pronto los demás llegaron.
—Mira si aquí está mi Shipp favorito —Sirius hablo divertido.
—Querrás decir nuestro Shipp favorito —le recalcó Remus.
—Nunca olvidaré la cara de McGonagall —dijo Mia.
—Ella vio el beso y también cuando os fuisteis tomados de la mano, yo creo que no pudo celebrarlo porque estaba rodeada de gente, pero estoy segura de que si solo hubiéramos estado nosotros y ella, hubiera hecho una fiesta —iban a decir algo más, pero al vernos sus expresiones cambiaron.
—¿Qué paso aquí? —pregunto Charlus confundido.
James se acerco enfadado a Sirius y le dio un puñetazo en la cara. Marlene y yo nos levantamos preocupadas, mientras Charlus y Remus sujetaban a los chicos.
—¿Qué demonios te ocurre? —le preguntó Remus serio a James.
—Eres una mierda de mejor amigo Black —Sirius lo miro confundido.
—¿Y ahora qué hice?
—Estás saliendo con Lex —espeto él enfadado. Todos los presentes miraron sorprendidos la situación. Sirius me miro y yo aparté la mirada, estaba avergonzada por todo esto, solo había complicado todo.
—¿Y te molesta? Todo el mundo la vio sufrir por ti, ¿no crees que ella debe ser feliz después de todo? Ella es la chica mas maravillosa que existe en este mundo, y antes de que me vengas con que yo no la quiero y que solo le haré daño, dejame decirte que te equivocas, la quiero muchísimo y por eso la quiero ver feliz sin importar nada. Lo siento si no te lo dije, lo siento por mandar a la mierda nuestro código, eres mi mejor amigo y te quiero demasiado, pero quiero ver a Lex feliz y si puedo ayudar a eso, lo haré sin duda alguna. Porque la amo y quiero que esté bien y que sonría como suele hacerlo —James se soltó del agarre de Charlus y subió arriba enfadado. Yo quise ir con él, pero no lo hice. Mire a Sirius y salí de la Sala Común para ir al despacho de Dumbledore. Marlene y Tessa salieron también para ir conmigo, ninguna dijo nada y lo agradecí demasiado, obvio que les contaría después todo, lo único que esperaba es que no me dejaran.
Pero esos son los sueños de alguien más, en las trampas del hombre me convertí. Por años y años, perseguí sus aplausos, los locos siempre necesitan más. Pero cuando me detengo y te veo aquí, recuerdo para quién era todo esto.
From Now On — The Greatest Showman
NOTA DE AUTORA
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