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4. Comida Familiar

Un día mi padre, me dijo: "Hija, no dejes que se esfume". Él me tomo en sus brazos, y me dijo: "Cuando te haces mayor, tu corazón salvaje continuará viviendo por días más jóvenes. Piensa en mí si tienes miedo".

The Nights — Avicii


11 de mayo de 1965

Me desperté sobresaltada porque alguien abrió la puerta, no sabía cuanto tiempo llevaba encerrada, pero ni fuerzas tenía para levantarme, me dolía todo el cuerpo y me sentía demasiado débil.

—Levántate, tu padre y tu hermano llegarán en un rato —mamá me movió, intente levantarme pero no podía. Mamá suspiró y me cogió en brazos y juntas salimos del sótano.

Mamá hizo desaparecer todo rastro de castigo, me baño y me dejo en mi habitación. Cuando me tumbe en mi cama automáticamente me volví a dormir.

No sabía cuanto tiempo había pasado, pero comencé a sentirme mucho mejor aunque mi estómago rugió por comida. Sinceramente, estar sin comer varios días no ayudaba para nada, no entendía por qué mamá me hacía todo eso, si no me quería, ¿Por qué me tuvo? Para una niña de apenas cinco años pensar en estas cosas no era para nada normal.

—Buenos días dormilona —dejé de mirar la pared para dirigir mi mirada hacia el dueño de la voz que conocía demasiado bien, a mi lado izquierdo se encontraban mi padre y mi hermano regalándome una sonrisa.

—Buenos días hermanita —rápidamente me levante de golpe y salte a los brazos de mi padre y lo abrace muy fuerte.

—¡Papá! —él soltó una pequeña carcajada y oí incluso la risa de mi hermano. Los había echado demasiado de menos, sin duda alguna ellos dos alegraban mis días.

—Sí que nos has echado de menos tú —deje de abrazar a mi padre para abrazar fuerte a mi hermano. Él me cogió en brazos y comenzó a dar vueltas conmigo haciéndome reír.

—Si os he echado mucho de menos —me separe de mi hermano y me miro con una sonrisa.

—Mi hermana, mi responsabilidad —le sonreí.

—Mi hermano, mi responsabilidad —me volvió a abrazar mientras me daba un beso en la frente.

—Te extrañé Matt.

—Ya estoy aquí Lex y no me pienso ir nunca más de tu lado, te lo prometí cuando eras un bebé, siempre me tendrás a tu lado.

—¿Me lo prometes? —no me gustaba estar sola, él era mi mejor amigo, mi hermano y desde que tengo uso de razón siempre estuvo a mi lado y sabía que seguiría estándolo.

—Te lo prometo —me regalo una sonrisa.

—Bueno mis niños, ¿qué tal si vamos a comer con los Potter? —espera, ¿podría ver a Mia y a James? Ellos dos me habían caído muy bien sin ninguna duda.

—¿En serio papá? —le pregunté emocionada.

—Claro, justo nos están esperando así que vamos a cambiarte y bajemos, tu madre ya está abajo junto a la Lizzie —asentí entusiasmada, me cambie con un poco de ayuda de Matt. Cuando estuve lista bajamos para encontrarnos a mamá con una sonrisa cargando a la pequeña Lizzie que al verme empezó a sonreír. Matt me agarro de la mano y todos juntos salimos de casa para ver como los señores Potter y sus hijos se acercaban hacia nosotros.

—¡Lex! —Mia fue la primera en correr hacia mí aunque casi se tropieza en el camino hasta mí.

—¡Mia! —me solté del agarre de Matt y la abracé.

—Sé que nos conocemos desde hace un día u horas ya ni recuerdo, pero te echaba de menos, mi hermano es un insoportable.

—¡Oye! Sigo aquí bruja —me separé de Mia para verlo con una camisa blanca y unos pantalones negros.

—James... —él me sonrió y se acercó para abrazarme.

—Hola Lexi —le correspondí el abrazo feliz, los había echado mucho de menos estos días que estuve encerrada.

—Para conoceros tan poco sí que os he echado de menos.

—Que te puedo decir, a eso se le llama el encanto Potter —los dos reímos y nos separamos para ver a los adultos con una gran sonrisa.

—¿Por qué nos miráis así? —les pregunté confundida.

—Por nada cariño —me dijo papá con una sonrisa.

—Bueno, niños vámonos porque muero de hambre —todos reímos ante el comentario del señor Potter y la señora Potter se limitó a voltear los ojos divertida.

—Querido siempre tienes hambre —le dijo la señora Potter.

—Pues igual que Benjamin —dijo mi madre mientras soltaba una pequeña risa. ¿Por qué no podía ser así cuando estaba a solas conmigo?

—Mujer no me delates enfrente de todos —los adultos rieron.

—Benjamin seamos sinceros los dos somos unos hambrientos, desde Hogwarts lo somos —le dijo el señor Potter con una sonrisa a mi padre.

—No puedo mentir ante eso —le dijo mi padre con una sonrisa. Eran mejores amigos y se conocieron en Hogwarts, papá muy pocas veces nos habló de sus años en Hogwarts y ver que se había reencontrado con su mejor amigo, era demasiado bueno.

—Yo sí que tengo demasiada hambre y si no nos vamos ya, me moriré —dijo James mientras colocaba su mano en el estómago, haciendo una mueca consiguiendo que todos volviéramos a reír—. Lo sé, lo sé soy muy gracioso, ¿ahora podemos irnos?

—Ahora nos vamos cariño —dijo la señora Potter con una sonrisa.

—Papá, ¿puede venir Lex con nosotros en el coche? —le pregunto Mia y James miro esperanzado a su padre.

—Si sus padres no tienen problema si —los mellizos Potter miraron a mis padres y ellos les dedicaron una sonrisa y mi padre fue el que hablo.

—Claro que puede, además todos vamos al mismo sitio así que todos a los coches porque todos tenemos hambre —Mia, James, Matt y yo nos reímos y yo me fui con los mellizos Potter a su coche.

—Lex, ¿quieres estar en la ventana? —me pregunto James con una sonrisa. Es cierto que siempre me gustaba estar en la ventana, porque podía ver todo y además pensar en algunas cosas.

—Me gustaría, pero si no se puede no pasa nada —James me abrazo por los hombros.

—Tendrás el lugar de la ventana —me sonrió. Al llegar él me abrió la puerta del lado izquierdo y yo subí regalándole una sonrisa, el cerro la puerta cuidadosamente y Mia espero a que él entrara para colocarse en el lado derecho de la ventana.

James quedo en medio de las dos.

—Gracias —le di un beso en la mejilla y él me sonrió.

—De nada Lex —la madre de James nos miró con una sonrisa.

—Querida, me ha dicho un pajarito que en tres días es tu cumpleaños —mire con una sonrisa a la señora Potter y asentí.

—Genial, ¿podremos estar? —hablo Mia emocionada a lo que yo asentí con una sonrisa.

—Eso es genial —me regalo una sonrisa James.

—Sí, papá dijo que ese día sería un día muy especial, aunque todos los años lo es.

—Obviamente que es especial, es tu cumpleaños cariño, en ese día tú eres la protagonista —me dijo el señor Potter.

—Exacto no todos los días se cumplen años —hablo la señora Potter mientras me regalaba una sonrisa. ¿Por qué mamá no podía ser así?

—Verás que será increíble y lo mejor es que tanto Mia como yo estaremos ahí viéndote soplando las velas —James me sonrió y vi como Mia asentía feliz.

—Cariño haremos que lo disfrutes muchísimo —sin duda alguna, ya quería que llegara el día. El señor Fleamont paro, lo que significaba que habíamos llegado a nuestro destino.

—Bueno chicos bajemos por lo que veo tus padres todavía no han llegado —nos bajamos y de pronto el señor Potter saco un pequeño espejo y se alejó de todos para verlo.

—Seguro que alguien le está hablando —dijo Mia.

—Wow, eres un genio Mia —soltó con un pequeño tono de sarcasmo James.

—Oh vamos cállate tonto —y ahí íbamos de nuevo.

—Niños silencio —los mellizos se callaron y el señor Potter se acercó a nosotros con una media sonrisa.

—Bueno querida tus padres no podrán llegar —me sonrió y yo solo pude hacer una expresión tristeza, pensé que hoy estaríamos disfrutando— Les surgió una cosa así que me pidieron por favor que la cuidáramos unas horas —miro a su mujer y ella sonrió asistiendo.

—Perfecto, entonces niños vamos a comer —nos dijo la señora Potter y los tres sonreímos, tal vez no sería para nada malo este día después de todo.

Toda la comida nos la pasamos riendo por los chistes del señor Potter, los pequeños regaños de la señora Potter aunque sabía que le divertía la situación. Por las ocurrencias y pequeños juegos de James, por los pequeños insultos que le decía Mia a James por jugar con la comida o simplemente por hacer algo inapropiado. Aunque siendo sincera a ella le gustaba eso porque no paraba de reír cada vez que James hacia algo.

Cuando acabamos de comer salimos de ahí y fuimos a dar una vuelta hasta llegar a un parque. James propuso jugar al escondite y a eso jugábamos un buen rato, era divertido ver a Mia buscándonos a James o a mí, o cuando James a veces se quitaba las gafas porque no le gustaban como le quedaban y a consecuencia de eso se confundía de personas.

—James, ponte las gafas —estábamos sentados en la hierba descansando mientras Mia iba a buscar agua.

—No me gustan como me quedan Lex —dijo desanimado mientras las dejaba en la hierba.

—Pues a mí si me gusta como te quedan James, te ves adorable con ellas —agarre las gafas y se las coloque delicadamente. Le regalé una sonrisa haciendo que él también me sonriera mostrando sus pequeños hoyuelos que lo hacían ver aún más adorable.

—¿De verdad te gusta como me quedan las gafas? —me miro mientras se las arreglaba y me miraba nervioso.

—Si James, me gusta mucho además te quedan muy bien y te hace bien llevarlas —le di un beso en la mejilla a lo que él me regalo una pequeña sonrisa.

—Gracias Lex.

—Nos es nada James —sin dejar de sonreírlo.



Nadie sabe por lo que estás pasando, así que tú solo serás tú. Y yo seré eso, también nadie debe saber si sangras rojo o azul. Solo sangras y me sentaré contigo, no es tu culpa que no te sientas segura. No es culpa tuya así que no te culpes.

It's On Us — AJR






NOTA DE AUTORA

Espero que os haya gustado el capítulo, no olvides comentar y votar.

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Os amo❤


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