Todas mis emociones se sienten como explosiones cuando tú estás por aquí. Y encontré una manera de matar este sonido. Oh, cariño estoy arruinado cuando estoy sin ti, te necesito aquí para mantenerme. He roto todos mis huesos el día que te encontré llorando en el lago. ¿Fue algo que te dije que te hace sentir un estorbo? 

Line Without A Hook — Ricky Montgomery

Alexandra Stafford

Dios, en estos momentos odiaba demasiado a James, no le había hecho nada malo para que se comportara de esa manera. Entendía perfectamente que no pudiéramos estar juntos las veinticuatro horas del día, él tenía amigos y yo tenía a las mías y eso era entendible. No quería estar pegado a él todo el tiempo, pero a veces era bueno hacer cosas de mejores amigos porque lo extrañaba demasiado.

—Lexi, espera —Remus me hablo, pero yo no disminuí la velocidad, en estos momentos no quería hablar con nadie, aunque ellos no tenían la culpa de nada.

—Mujer, baja la velocidad —esta vez hablo Sirius, sabía que los chicos me estaban persiguiendo, a veces sí que era demasiado idiota, obvio que me estaban siguiendo.

—Dejarme en paz por favor —subí las escaleras, pero una mano me agarró. Me giré para ver a Sirius, él no se daba por vencido nunca.

—Deja de encerrarte en tu mundo solitario, porque no tienes que pasar por esto sola, además James se lo pierde, es un idiota —Sirius me abrazó y yo le correspondí el abrazo, mientras más lágrimas salían de mis ojos.

¿Por qué James era así? Me gustaría volver a ser pequeña y jugar con él en su patio o solo mirar las estrellas.

—Me duele —mi corazón estaba roto, James me lo había roto.

—Te prometo que todo pasará y serás feliz... James suele ser un imbécil, pero le importas demasiado.

—Concuerdo con Sirius, James es un estúpido, pero él siempre te pondrá por encima de todo. Para él lo eres todo Lex, sé que no te lo demuestra a veces, pero te juro que él te ama demasiado y jamás haría algo para dañarte. Sé que hoy se pasó, pero también sé que hará lo que sea para tener tu perdón —Remus me sonrió y yo me separe de Sirius para abrazarlo a él también.

—Gracias chicos.

—No agradezcas castaña, siempre vamos a estar para ti.

—Lexi —me giré para encontrarme con mi hermana pequeña.

—¿Qué ocurre Eli? —le regale una pequeña sonrisa, a veces se me olvidaba que tenía una hermana, el lado positivo es que ella tenía muchas amigas y era feliz, eso era lo más importante para mí.

La amaba demasiado, era mi pequeño tesoro y haría lo que fuera por ella.

—¿Podrías prestarme una pluma y un pergamino? —sonreí.

—Claro, están en el segundo cajón de la mesilla que está al lado de mi cama.

—Vale, gracias —ella se acercó y me abrazó antes de adentrarse a la Sala Común.

—Tu hermana es demasiado adorable —me giré para verlos.

—Sí que lo es Sirius —sonreí, mi hermana era la niña más increíble del mundo y estaba feliz de tenerla como hermana, porque sabía que ella estaría ahí tanto como yo lo estaría para ella.

—Qué pena que tú no lo seas —me regaló una sonrisa divertida.

—Te odio idiota —yo también le correspondí con la misma sonrisa.

—¿Solo tienes eso? Qué original eres mujer, pero no te mientas, todos sabemos que me amas. Además, admítelo de todos nosotros, yo soy tu favorito —me guiño un ojo y yo solté una gran carcajada.

—Siendo sincera, mi favorito siempre será Remus —Peter y Remus soltaron una gran carcajada mientras Sirius me veía indignado.

—Me has roto el corazón mujer —colocó su mano en su pecho, mientras fingía que le dolía el corazón.

—Tú no tienes corazón.

—Deja de atacarme estúpida, mis sentimientos —se acercó a mí y me desordenó el pelo.

—¡Idiota! Mi pelo no —le di un golpe en el hombro.

—¡Ahh! ¡Qué dolor! —se tiró al suelo de una manera dramática.

—Eres estúpido —solté una carcajada mientras Sirius se levantaba con una sonrisa.

—Me encanta verte con una sonrisa. Ahora mis chicos vamos a hacer una broma a Filch —pobre señor, casi siempre era nuestra víctima.

—¿Qué tal si lo dejamos descansar hoy? —Remus era el más pacífico de todos.

—Yo me apunto a la idea de Sirius —Peter habló mientras sonreía.

—Lexi, ¿tú qué dices? —todas las miradas se posaron en mí y yo solo pude sonreír maliciosamente.

—Hagámosle una broma —Sirius empezó a celebrarlo, Peter y yo nos reímos de su absurdo baile y Remus se golpeó la frente.

—Idiota.

—Oh vamos Remus no me seas un aguafiestas, tenemos que disfrutar al máximo —Sirius colocó su brazo en el hombro de Remus—. Pero antes, ¿me dejaríais hablar un momento con Lex? —los chicos asintieron y se alejaron, seguramente para buscar a Filch. Sirius me miro y yo le miré confundida.

—¿Qué ocurre? —Sirius me regalo una sonrisa.

—Creo que tengo un plan, claro estas en tu derecho de no aceptarlo si quieres, pero podríamos darle a James de su propia medicina —estaba muy confundida.

—¿A qué te refieres?

—¿Te gustaría ser mi novia? —lo miré sorprendida.

—Sirius, ¿qué estás diciendo? —el soltó un pequeño suspiro.

—¿Quisieras ser mi novia? Tal vez así logremos que James se dé cuenta de su error y yo bueno tal vez así dejen las chicas de atosigarme, a veces me estresan —lo mire callada.

—Sirius...

—No tienes que responder ahora y bueno siempre puedes decir que no —no sabía qué decir y tampoco quería que las cosas se pusieran mal entre el grupo.

—¿Puedo pensarlo? —él asintió— Bien —sonreí.

—Bien, ahora castaña vamos a hacer bromas —solté una pequeña risa y fuimos con el resto.

30 minutos después estábamos corriendo por los pasillos del Castillo para no ser atrapados por Filch. Digamos que tuvimos la maravillosa idea de pintarle el pelo de rosa y también le dimos unos pastelitos, que al comerlos salían unos granos horribles.

—¡Corre Lexi! —todos íbamos corriendo, me giré rápidamente para ver y Peter iba detrás de mí con una sonrisa y más al fondo estaba Flich corriendo con su gata.

Solté una gran carcajada al verlo correr, no sabía correr el hombre eso estaba claro.

—¡Peter corre! —Remus disminuyó la velocidad para agarrarme de la mano y correr hacia la Sala Común de Gryffindor, ya que Flich no sabía la contraseña y estaríamos a salvo.

Al llegar Sirius que iba más adelantado dijo la contraseña y entramos todos, cerrando la puerta.

—¿Qué demonios habéis hecho? —estaba cansada, mejor dicho todos lo estábamos, levante un poco mi mirada para encontrarme a Mary y a Dorcas con una sonrisa.

—¿Otra vez una broma a Filch? —hablo esta vez Mary.

—Si, señoritas si nos disculpan tenemos que irnos arriba tenemos que pensar en nuevas bromas —Sirius me agarró de la mano y comenzó a caminar hasta la habitación de los chicos.

—Espera —pare en seco y me gire en dirección a las chicas—. ¿Dónde está Marlene y Tessa?

Las dos se miraron y Dorcas contestó.

—No lo sabemos.

—No os creo —en estos momentos Dorcas y Mary eran pésimas mintiendo, los Merodeadores debían darles clases de mentir para que de esa forma mejoraran sus argumentos.

—Qué más da Lexi, vámonos —Sirius volvió a tirar de mí y ahora si subimos hacia la habitación que compartíamos todos.

—¿Os parece bien empezar con el mapa? —Remus nos preguntó mientras nos sentábamos en el suelo en círculo.

—Me parece bien, aunque falta James —él también era parte de esto.

—Solo adelantaremos un poco —Sirius trajo un gran pergamino y nos pusimos manos a la obra.

La tarde se nos pasó muy rápido y ya teníamos la mitad del Mapa. Sirius quiso avanzar un poco más, pero me negué a eso, debíamos hacerlo con James presente.

Para cuando dejamos todo escondido nos dimos cuenta de que era la hora de la cena así que todos fuimos al Gran Comedor.

—Un momento —teníamos mala suerte sin duda, los cuatro nos giramos y vimos a la Profesora McGonagall con una expresión seria.

—¿Todo bien Profesora? —le regalé una pequeña sonrisa inocente.

—Me gustaría creer que vosotros no habéis tenido nada que ver con lo que le ha pasado a Filch, pero todos sabemos que vosotros fuisteis los responsables.

—Oh Minnie diviértete un poco —Sirius se acercó a ella.

—Señor Black, ¿sabe cómo me voy a divertir?

—Sorpréndame Minnie.

—Me voy a divertir castigándolos a todos... Señor Lupin, señorita Stafford sois Prefectos deberíais dar un buen ejemplo a los más pequeños.

—Lo sentimos Profesora McGonagall —Remus odiaba los castigos, no le gustaban porque como ya dije anteriormente era el más tranquilo y pacífico de los cinco.

—Ahora iros al Gran Comedor, el miércoles vendréis al aula de Transformaciones y cumpliréis con vuestro castigo —todos asentimos y nos giramos para irnos al Gran Comedor, todos teníamos una sonrisa de oreja a oreja.

Entramos y nos sentamos junto a las chicas, me senté al lado de Marlene y Tessa, las dos me regalaron una sonrisa.

—¿Dónde estabais?

—Ya lo verás —me miró sonriente mientras yo estaba demasiado confundida. Tessa asintió sonriente.

Timothy llegó con una pequeña caja y me la entregó. Lo cogí demasiado con demasiada confusión.

—Esto es para usted señorita Stafford —el pequeño era demasiado tímido y era demasiado adorable.

—Gracias —le regalé una sonrisa y el niño se fue de allí con una sonrisa.

—¿De quién es? —Sirius se acercó un poco más para poder ver lo que contenía la caja.

—No lo sé —abrí la caja y allí se encontraban seis libros. Dios, eran los libros que quería y solo dos personas lo sabían, Remus y James.

James me había comprado los seis libros: Antología de los encantamientos del siglo XVIII, Demonios del siglo XV, Criaturas Mágicas, Diccionario del hechicero y Compendio de Maldiciones básicas y cómo combatirlas.

—¿Libros? ¿Qué idiota regala libros? —a veces quería golpear a Sirius.

—Ha sido James —Remus me regaló una sonrisa y de pronto algunos chicos de primer año, se acercaron a mí y cada uno tenía una rosa de diferente color. En total había quince rosas de varios colores, estaban el blanco, el rojo, el rosa y el azul.

De pronto las puertas del Gran Comedor se abrieron dando paso a un James con globos, chocolates y un enorme oso de peluche.

Él se acercó a mí y dejó los chocolates al lado de la caja con los libros y le dio los globos y el oso a Sirius.

—¿Por qué a mí? —estaba segura de que le encantaba tener el oso y los globos, pero quería molestar a James.

—Porque necesito hablar con Lexi y con estas cosas me es imposible, así que cállate y déjame hablar.

—Continúe señor —James se arrodilló y me tomó de la mano, a este paso yo ya era un tomate porque toda la atención estaba centrada en nosotros.

—Lexi, sé que soy un estúpido, que últimamente lo único que hago es estropearlo todo, pero eres mi mejor amiga, eres mi otra mitad y no sabría qué hacer sin ti. Eres mi ancla, eres mi luz, eres la única que puede hacerme sonreír con solo una mirada. Sé que he cometido un gran error, pero aquí estoy en mitad de todo el Comedor disculpándome contigo. Por favor perdóname Lexi, eres lo más importante que tengo y eres lo mejor que me ha pasado en esta vida. Los dos sabemos que soy muy malo para expresarme a veces, pero debes saber que te quiero demasiado castaña. Así que Alexandra Madeline Stafford, ¿perdonarías a este imbécil? —todo el mundo esperaba mi respuesta y yo solo lo veía a él, esos ojos avellana que me enamoraron desde el primer momento.

—Te perdono James Fleamont Potter —James me levantó de la silla y me abrazó con fuerza girándome mientras yo soltaba alguna que otra carcajada.

De pronto se oyeron Fuegos Artificiales, había confetti por todas partes y música que se escuchaba por todo el Gran Comedor. Todos los presentes aplaudieron y crearon un gran caos, pero yo solo podía centrarme en mi alma gemela.

Me separé de él y nos miramos fijamente a los ojos con una sonrisa.

—¡Ese es nuestro hermano! —gritaron Mia y Charlus a la vez.

—Lex, yo quiero decirte algo más... —pero la voz de McGonagall lo interrumpió.

—¡POTTER CASTIGADO!

Oh, si pudiera dejar todo atrás, juro que te sacaría de la marea... Yo digo no, yo digo no, escucha bien: no. El viento me golpea la espalda y he encontrado esperanza en un ataque al corazón. Oh, finalmente se pasa, ahora lo tengo y no puedes pasarlo. Oh, cariño estoy arruinado cuando estoy sin ti, te necesito aquí para mantenerme, he roto todos mis huesos el día que te encontré llorando en el lago.

Line Without A Hook — Ricky Montgomery

NOTA DE AUTORA

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