A donde vayas, te seguiré. Te estoy suplicando que tomes mi mano y derrumbes mis planes, ese es mi hombre. La vida era un sauce que terminó doblándose ante tu viento, con mi cabeza sobre la almohada pude sentirte entrando sigilosamente. Como si fueras una criatura mitológica, como si fueras un trofeo o un anillo de victoria, eras un premio por el que haría trampa para poder ganarlo. 

Willow — Taylor Swift

James Potter

Maldita sea, me pase, cometí un error y ahora la había perdido por idiota. Remus me miró decepcionado y se fue corriendo tras ella, Remus si era un buen amigo, siempre estaba al pendiente de ella y eran como dos gotas de agua. Sin duda alguna podrían ser una buena pareja y estaba seguro de que Remus la cuidaría mejor que yo.

Remus siempre estaba ahí para ella cuando yo debía estarlo. Sinceramente, no merecía ser el mejor amigo de Lex, porque últimamente lo estropeaba todo con ella.

—Eres un imbécil James —Sirius hizo lo mismo al igual que Peter.

—James, lo siento, pero te has pasado. Está bien que estés enamorado de Lily, pero no voy a permitir que le hagas daño a mi mejor amiga con tus palabras, ella no lo merece —Marlene, Dorcas y Mary también se fueron. Mia me miro triste y Charlus decepcionado, suspire. Incluso mis hermanos sabían que era un idiota. Charlus agarro de la mano a Mia y se fueron de ahí.

Miré a Lily que me miraba entre enfadada y decepcionada.

—No me sermonees tú también —estaba cansado de que me repitieran lo mismo, ya sabía que lo había estropeado. No hacía falta que me lo recordaran todo el tiempo.

—Eres un idiota James... Por culpa tuya ella está así —ya sabía que tenía la culpa, ya sabía que era un idiota y en estos momentos quería ir con ella, pedirle perdón y que todo fuera como antes, pero estaba seguro de que ella no querría verme ni en pintura.

—Mira Lily, no me hace falta tu sermón, ya sé que lo he estropeado —saque de mi bolsillo una caja de cigarros y encendí uno, era lo único que me ayudaba cuando estaba estresado.

—James, ¿por qué?

—No lo sé Lily, mejor vete —me aleje de ella y me acerque al árbol y me apoye en él mientras fumaba y miraba el lago.

¿Por qué debía ser tan idiota? Mamá si estuviera aquí me mataría sin duda y yo feliz le dejaría hacerlo. Mamá amaba a Lex y ella fue la primera en saber que sentía algo por Lex.

Estaba sentado en mi cama, recuerdo que eran las vacaciones de verano y Lex no estaba en la ciudad, se había ido a América para pasar unas semanas con algunos familiares. Ella odiaba en cierto punto América y aunque intentáramos convencer a sus padres de dejarla con nosotros al final se fueron.

—Cariño, ¿todo bien? —me asusté al escuchar la voz de mi madre en el marco de la puerta.

—Sí mamá, todo bien —ella se sentó a mi lado en la cama y me regaló una de sus sonrisas, las que hacía que sonrieras tú también y las que te transmitían calma. Así era mamá, era una mujer hermosa, amable, divertida... Sin duda era la mejor madre del mundo.

—Sabes que me puedes contar cualquier cosa, ¿verdad? —mamá me conocía mejor que nadie.

—Mamá, ¿qué se siente cuando estás enamorado? —ella me miró con una sonrisa.

—Bueno cariño eso depende de cada persona, unas sienten que cuando esa persona aparece en su vida, su mundo ya está completo; otras sienten las típicas mariposas en el estómago. Lo único seguro es que cuando sabes que estás enamorado, sabes qué eres capaz de hacer cualquier cosa por esa persona, su felicidad será la tuya, si está mal harías lo que fuera para verla bien, supongo que eso sería el amor James. Son sentimientos que no puedes controlar, pero una vez que los tienes es lo mejor del mundo porque la amas con todo tu ser.

—¿Y si esa persona no siente lo mismo? —todo lo que me había contado mamá, por una parte, era lo que sentía al ver a Lex y me asustaba la idea.

—Bueno, eso es parte del enamoramiento en algunos casos, pero si esa persona no siente lo mismo, es porque no es para ti y el destino te está preparando para esa persona que te ame tal y como eres. Con tus defectos y virtudes, con tus errores y tus aciertos, así que hijo a veces no se puede ganar siempre, pero al menos sentiste esas mariposas, sentiste el sentimiento más hermoso y doloroso que existe, el amor.

—Mamá tengo miedo, no quiero estropearlo. No quiero perderla por esto.

—Es por Lexi, ¿cierto? —asentí. El único miedo que tenía era perderla a ella, no quería eso. Lex era demasiado importante para mí como para perderla de alguna forma por mi culpa.

—Siento que ella es esa persona que podría causarme mariposas en el estómago con tal solo mirarme, que digo mariposas, ella podría causarme un zoológico entero. Tengo miedo de no ser correspondido y que ella se vaya de mi lado, mamá no quiero perderla por esto.

—Cariño no vas a perder a Lexi, ella va a estar a tu lado siempre. No importa por lo que paséis, siempre la tendrás ahí al igual que tú siempre estarás para ella sin importar nada.

—Lo sé mamá, pero tengo miedo. Tengo miedo de estropearlo y no quiero, quiero que ella este a mi lado, que seamos James y Lexi, Solecito e Idiota, Potter y Stafford. No quiero que por mi culpa todo lo que hemos compartido se estropee por esto.

—Cariño, en esta vida debes arriesgarte, la vida se basa en hacer cosas que crees imposibles o que no haces porque tienes miedo. James arriésgate estoy segura de que te llevarás una sorpresa aunque no lo creas —se levantó y caminó hacia la puerta.

—¿A qué te refieres? —estaba confundido y mi madre solo me dedicó una sonrisa antes de salir del todo de mi cuarto.

Lex sin duda me había embrujado y yo tenía miedo de estropearlo todo, ella era un ángel, que merecía lo mejor del mundo y tenía miedo de no ser lo suficiente para ella.

—Señor Potter —levante la mirada para encontrarme con la expresión seria de la Profesora McGonagall.

—Lo siento Minnie, pero no estoy de humor —volví mi mirada hacia el lago mientras le daba una última calada a mi cigarro. Fumando delante de la profesora McGonagall qué ironía.

—Acabo de ver a Alexandra llorando, ¿qué ha pasado? —me dolía el corazón el saber que le hice daño a mi mejor amiga.

Jure jamás hacerle daño y protegerla de todo, pero no pude hacerlo porque era un maldito idiota que dejo de lado a su otra mitad por una chica que me ignoraba cada dos por tres.

—Acabo de romperle el corazón a mi mejor amiga, el problema es que el mío se rompió aún más —deje que mis lágrimas salieran, ya no me importaba si me veía McGonagall, yo solo quería volver al tiempo donde todos éramos felices.

—Señor Potter —se acercó a mí y se sentó a mi lado—. Aún puede solucionarlo, ella no va a dejarte.

—Minnie, por culpa mía la perdí y perdí a mis mejores amigos —ella me abrazó, jamás pensé que ella abrazaría a alguien, siempre nos hizo creer que era una mujer seria.

—No es el fin del mundo, los recuperarás, pero debes darles un poco de tiempo. Potter, has cometido un error, es cierto, pero eso no significa que no puedas arreglarlo, si de verdad te importa harás lo que sea para volver a tenerla a tu lado. Además, ninguno de los dos puede vivir sin el otro —¿pero si ese era el final de mis amistades? No quise confesarle mis sentimientos por miedo a perderla y al final la perdí por ser un idiota.

—No quiero perderla Minnie —ella siguió abrazándome mientras yo me aferraba con más fuerza.

—Todo mejorará y seguiréis siendo un equipo. Seguiréis haciendo vuestras bromas que siempre me sacan canas verdes y me hacen quitaros puntos. Pero por favor si hacéis bromas me gustaría no enterarme porque no me gusta quitar puntos a mi propia casa, aunque si disfruto a veces castigaros.

Los dos soltamos una pequeña carcajada y nos separamos.

—Bueno siempre existe hacer como que no has visto nada —le dije divertido.

—No puedo hacer eso Potter —me regaló una pequeña sonrisa.

—Si puedes Minnie, pero ya que nos estamos abriendo, ¿por qué no admites que te encantan nuestras bromas? —ella volteo los ojos con una sonrisa.

—Tu misión es que seas un gran capitán y ganes la Copa, no me decepciones Potter —se levantó con una pequeña sonrisa en su rostro y se fue de allí.

—¿Por qué has cambiado de tema? ¡Ya sabes que no voy a perder! —le grité para que me escuchara.

Volví a estar solo y miré una vez más el lago para después comenzar a caminar hacia el Castillo, debía pensar en como recuperar a mi mejor amiga.

—Potter —levante la mirada para encontrarme a Marlene mirándome seria. Bien, ver a Marlene tan seria me daba demasiado miedo, porque ella por Lex haría lo que sea.

—McKinnon —le regalé una sonrisa—. Necesito tu ayuda.

—No pienso ayudarte idiota —me acerqué a ella y le hice un pequeño puchero.

—Por favor —siempre funcionaba o al menos funcionaba con mi madre y Lex.

—No hagas esa ridícula cara, inútil... ¿Qué quieres? —sonreí, mientras ella volteaba los ojos, seguramente después de esto me daría un buen golpe.

—Necesito que me ayudes a recuperar a Lex —su expresión se hizo más dura.

—No pienso hacerlo, James déjalo estar. Ella ahora está dolida y no quiere verte por un largo tiempo —yo necesitaba verla.

—Pero yo si quiero verla y necesito su perdón, así que por favor ayúdame —le suplique, de verdad que necesitaba que Lex y yo estuviéramos bien.

—Lex me matará y seguro que después me arrepentiré de esto, pero está bien te ayudaré Potter. Pero como le vuelvas a hacer algo juro que no la verás en tu vida —me apuntó con su dedo y yo solo pude tragar con fuerza, porque ella lo decía en serio y temía por mi vida.

—No te preocupes Marlene, no volveré a cometer el mismo error... Ella es muy importante para mí —ella asintió.

—Más te vale —asentí con una pequeña sonrisa.

—Vale, pues comencemos desde ahora con el plan recuperar a mi castaña —sonreí porque sabía que podría conseguirlo.

No me rendiría tan fácilmente.

Era un Potter y rendirse no era una opción.

Cariño, este amor, nunca dejaré que muera. No puede ser tocado por nadie, me gustaría verlos intentar. Soy un hombre loco por tus caricias, cariño, he perdido el control. Voy a hacer que esto dure para siempre, no me digas que es imposible. Porque te amo infinitamente, te amo infinitamente. Porque te amo infinitamente, te amo infinitamente.

Infinity — Jaymes Young

NOTA DE AUTORA

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