Y tengo miedo de estar solo, así que estoy agradecido con mi hermana. Aunque a veces nos peleamos, cuando en el instituto no era fácil, ella es la razón por la que sobreviví. Sé que ella nunca me dejaría y odio verla llorar, así que escribí este verso para decirle que siempre estoy a su lado.

If We Have Each Other — Alec Benjamin

1 de diciembre de 1973

Alexandra Stafford

Habían pasado ya unos meses y Charlus ya era uno mas de nuestro grupo, era un chico bastante agradable y solía venir siempre con Remus y conmigo a la biblioteca. Minnie me había pedido a principios de curso que lo ayudara un poco y eso hice, logrando que los dos fuéramos grandes amigos. Era un chico tranquilo, prefería estar leyendo y era muy bueno en Quidditch al igual que su hermano.

Sinceramente, los días se pasaron muy rápido y me alegraba que Charlus, James y Mia se llevaran muy bien. James era un buen hermano para ellos dos, aunque los tres tuvieran la misma edad, James se comportaba como un gran hermano mayor. No era pesado ni mucho menos y siempre que Mia y Charlus necesitaban ayuda, él estaba ahí para ofrecérsela.

El invierno había comenzado y con ello pronto darían comienzo las vacaciones de Navidad. Estaba emocionada de volver a casa, de pasar las Navidades con James, Sirius, Remus, Peter y los demás. Marlene, Tessa y Kath también vendrían.

Remus se quedaría en mi casa, al igual que Marlene y Tessa. Peter, Sirius, Kath irían a casa de los trillizos. No eran las primeras Navidades, pero tampoco serían las últimas.

Remus siempre que podía en las vacaciones se quedaba en mi casa y leíamos o simplemente hablábamos de las clases o de alguna otra cosa, incluso aprendíamos nuevos hechizos. Marlene este año estaría preparando su mudanza de nuevo a su antigua casa que estaba al lado de la mía, así que por fin volveríamos a ser vecinas.

Me había levantado antes que los Merodeadores, pero no podía levantarme por culpa del brazo de James que me abrazaba muy fuerte.

—James, suéltame —intenté despertarlo—. James —lo llamé, pero no hubo éxito.

De alguna forma logré escapar de sus brazos y él me dio la espalda. Me levanté y fui al baño para arreglarme un poco, porque nos tocaba Defensa Contra las Artes Oscuras, impartida por el Profesor Rosell.

—Chicos levantaros tenemos clase en una hora —el único que se despertó fue Remus.

—Buenos días Lexi —mientras se levantaba y se acercaba a mí con una sonrisa.

—Buenos días Remus —le abracé.

Nos separamos y miramos a los demás hombres que seguían durmiendo como bebés.

James dormía tan plácidamente que era una pena despertarlo, al menos no era tan raro como Sirius. Este tenía casi la mitad de su cuerpo fuera de la cama y tenía la boca abierta. Por último estaba Peter que parecía un bebé, tenía la sábana hasta el cuello y de su boca salía un pequeño hilo de saliva.

—Tienes un plan, ¿verdad? —Remus me miró con una sonrisa.

—Exacto. La habitación está silenciada, ¿verdad? —él asintió—. Perfecto, te recomiendo que te tapes los oídos —él soltó una pequeña carcajada y se tapó los oídos.

Saqué mi varita y la coloqué en mi garganta.

—¡ES HORA DE LEVANTARSE PANDA DE INÚTILES! —Sirius se cayó de la cama golpeándose la cabeza y Peter se había sobresaltado.

Pero James seguía durmiendo.

—Estas no son maneras de levantar a alguien —soltó un adolorido Sirius mientras se sobaba la cabeza, justo donde se había golpeado.

—¿Qué sugieres? —le pregunté mientras me acercaba a James.

—Propongo un: "buenos días a la persona más bella de este mundo, espero que hayas descansado muy bien hermoso" —lo dijo con una voz aguda como si fuera una mujer, más bien queriendo imitarme.

—Créeme es mejor panda de inútiles que lo que acabas de decir —cuando ya estuve lo bastante cerca de James, coloque mi mano en su pelo, mientras le brindaba pequeñas caricias—. James, despierta —él ni se inmutó, tenía una idea—. Bueno vale, si no vas a despertarte será mejor que me vaya con Maxwell a clase —James rápidamente se levantó y no me había dado cuenta de que ya estaba vestido con el uniforme.

—Ni en broma señorita, usted se irá conmigo —me dio un beso en la frente y miró a Sirius que seguía brindándose pequeñas caricias en la cabeza—. ¿Y a ti que te ha ocurrido?

—La señorita aquí presente, gritó y yo me caí —James soltó una gran carcajada— ¿Es que no lo escuchaste?

—Sí. Llevo casi una hora despierto, pero os hice creer que estaba durmiendo como un bebé.

—Idiota —Sirius se fue al baño.

—¡Oye quise ir yo primero! —le gritó Remus indignado.

—¡Si quieres puedes entrar! —Remus se puso colorado, era gracioso verlo así.

—¡Ni en broma! —se sentó en su cama, mientras leía un libro.

—Bueno Lex y yo iremos al comedor, nos vemos allí chicos —sin previo aviso me agarro de la mano y corrimos escaleras abajo hacia la Sala Común, que por suerte estaba vacía.

—¿Por qué tanta prisa? —salimos de la Sala Común y caminamos hacia el Gran Comedor.

—Quiero pasar tiempo con mi mejor amiga, antes de que me la quiten —eso era bonito.

—Bueno, si no estuvieras tan pendiente de Lily, podríamos hacer cosas de mejores amigos —solté una pequeña carcajada.

—Por eso, hoy solo será un día de James y Lexi, nadie nos molestará —entramos y buscamos algún asiento.

Después de un rato aparecieron los chicos al igual que las chicas y desayunamos todos juntos entre risas y bromas estúpidas por parte de James y Sirius, Charlus aunque fuera de Slytherin también se nos había unido y era lindo verlo feliz.

Al terminar nos fuimos al aula de Defensa y James se sentó a mi lado, mientras que Sirius se sentó con Marlene.

—Bueno alumnos hoy practicaremos un hechizo nuevo. El encantamiento Riddikulus, se utiliza para defenderse de un Boggart. ¿Alguien sabe lo que es? —había levantado la mano porque yo sabía de esas criaturas, incluso Remus también había levantado la mano—. Señorita Stafford.

—El Boggart es una criatura que se convierte en la cosa que más teme la persona que lo enfrenta, para combatirlo debes tener mucha concentración y se dice que si lo combates en pareja es más fácil porque se confunde.

—Muy bien señorita Stafford... Quince puntos para Gryffindor —me regaló una pequeña sonrisa—. Todos muevan las mesas y dejen espacio, vamos a practicar el encantamiento.

Todos hicimos lo que pidió aunque James no me dejo hacer nada. Cuando acabamos todo nos pusimos en fila.

—Señorita Stafford, ¿le importaría probar primero? —me coloqué la primera y detrás estaban los chicos sonriéndome con orgullo.

El profesor Rosell me miró sonriente.

—No tenga miedo, no le hará nada —se acercó al baúl y lo abrió dejando salir al boggart—Varita en alto señorita Stafford —hice lo que dijo, pero de pronto apareció mi miedo.

El Boggart apareció y me enseño a todos mis familiares y amigos muertos, mire sorprendida la situación sin poder pronunciar palabra. De pronto el Boggart se convirtió en James sin vida, sin ese brillo en sus ojos. Estaba demasiado consternada por lo que veía mis ojos y por mucho que quisiera conjurar el hechizo, no podía. Era como si todo a mi alrededor no existiera.

De pronto el Boggart volvió a cambiar y esta vez me enseño a una versión mas mayor, tendría unos diecisiete años. Me miraba con una sonrisa malévola mientras se acercaba un poco a mí.

—Tarde o temprano será mi turno de salir Lex y lo sabes —dijo mi versión—. Mamá ya nos enseño y es lo mejor para ti porque eres débil... Debes apagar tu humanidad Lex para ser imparable y no ser una maldita decepción. De esa forma lograrás que mamá esté orgullosa de ti. No te quedará mucho Lex para sacar a tu otra versión... Disfruta mientras puedas porque las dos sabemos que todo lo que dijo mamá era y es verdad. Tú serás la que destruya el mundo, tú serás la que mate a todo el mundo —negué repetidas veces hasta que volvió a cambiar y ahora era un recuerdo y lo recordaba bastante bien.

Era mi yo más pequeña en el sótano en una esquina llorando, pude ver a mi madre bajando las escaleras enfadada.

—¡Ven aquí Alexandra! —mi yo más pequeña como pudo se levanto y fue hacia ella. Tenía moratones y pequeños cortes en los brazos— ¿Qué te dije de llorar?

—Qué es de débiles —susurro mi yo pequeña al igual que yo. No entendía del porqué hacía esto el Boggart.

—Tú eres la destrucción Alexandra... Eres el caos que arrasara con todo y por tu culpa todos moriremos, ¿en serio quieres eso? —Lex de unos cinco años negó limpiándose las lágrimas—. Pues es lo que conseguirás, tú deberías estar muerta... Nadie te quiere Lex, todo el mundo te tiene lástima, solo eres una niña débil que lo único que hace es llorar. Eres horrible, incluso si quieres hacerme feliz no podrías lograrlo. Solo sabes llorar y comer, ¿no te has dado cuenta de que nadie te querrá siendo así? Tú nos matarás a todos, incluido a James... Eres un monstruo Alexandra y créeme que te convertirás en uno. Ya sabes como apagar tu humanidad, así que espero que lo hagas, tal vez así dejes de ser tan inservible —la ata a una silla y empieza a castigarla mientras Lex se muerde el labio para no llorar o gritar. Roxanne empieza a golpearla y a dejarle pequeños cortes.

Ahora el Boggart se convirtió en Matt viéndome decepcionado.

—Esto es tu culpa Lex —lo miré con lágrimas en los ojos— ¡Tú me mataste! Eres una asesina, siempre te odiaré porque por tu culpa estoy muerto. Tú eres una asesina y nunca dejarás de serlo. Te odio tanto, eres una decepción para mí. No debiste nacer Lex. Tú y tus dones me habéis matado. ¡Todo el mundo que se queda a tu lado muere para salvarte Lex! —me quede callada—Todo esto es culpa tuya.

Al final el Boggart se convierte en James y me mira de la misma forma que Matt.

—Lex, ¿qué hiciste? —no dejaba de llorar, todo esto era demasiado.

—James —susurré.

—¡Todo esto es tu culpa Lex! —lo miré sorprendida.

—No —susurré.

—¡Riddikulus! —James conjuro el hechizo y se convirtió en algo divertido. No sabía que hacer, era como si todo mi cuerpo no reaccionara. 

Eso había sido horrible.

Nunca fue demasiado pero lo aprovechamos al máximo. Bienvenido a casa... Hay naves despegando de mi pecho. Algunas tienen nombre, pero la mayoría no, si encuentras una, por favor déjame saber que pieza he perdido. Desprende las cicatrices de mi espalda, ya no las necesito más, puedes desecharlas o guardarlas en un frasco para conservar. He venido a casa...

Welcome Home — Radical Face

NOTA DE AUTORA

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