Por favor, solo dime que estás bien. ¿Estás en el cielo? Riendo, sonriendo y mirando hacia abajo. Diciendo: "Un día nos volveremos a ver en las nubes", arriba en las nubes. Nadie que conozca es la mitad de brillante que tú, pero ahora brillas en la avenida perfecta y la luz que dejaste me ayuda a ver. Un camino a través de toda la amargura, un camino a quien realmente quiero ser.

Before You Exit — Clouds

14 de diciembre de 1971

Jacob Alexander Stafford

Eran unos días demasiado complicados en el Ministerio de América, aunque ya no era el Ministro en esos momentos, ya que ahora lo era mi hijo. Seguía importándome todo lo relacionado con el lugar donde solía pasar los días.

Ahora mismo las cosas se estaban complicando demasiado, los años pasaban y con ello el comienzo de la Profecía de los Stafford, aunque todos sabíamos a quién apuntaba.

Había una niña en nuestra familia que sería capaz de grandes cosas, en un futuro no muy lejano se le conocería como la bruja blanca del Caos, porque aunque fuera buena podría ser mala si tuviera los motivos suficientes para serlo.

Sabía lo que mi pequeña y adorada nieta sufría con su madre, tal vez no era lo más adecuado, pero al verla triste decidí meterme en su mente y descubrí todas las cosas terribles que había pasado al lado de su madre. Incluso le había enseñado a la pequeña Lex a como apagar su humanidad.

Roxanne sabía de lo que llegaría a ser capaz Lex cuando fuera más grande y que le hubiera enseñado a como apagar su humanidad, era la cosa más terrible que podría existir. Porque Lex si quisiera podría acabar con el Mundo Mágico fácilmente.

Todos temíamos por ella, temíamos porque no explotara y todos sus dones renacieran de su interior. Porque era complicado manejar tantos dones con tan poca edad. Por no decir que nuestra pequeña Lex era la portadora de una Profecía lo bastante importante para que nosotros como su familia quisiéramos protegerla costara lo que costara.

Algunos dones que poseía Lex y que estaban apagados de momentos eran:

Cambiar de forma. Lex sin necesidad de poción multijugos podía cambiar su apariencia chasqueando los dedos al igual que podía cambiar su edad o su vestimenta. Algo que podía hacer que ella fuera de alguna manera inmortal.

Era capaz de sanar rápidamente de varias heridas que no fueran lo bastante grandes aunque si podía recuperarse de las más graves aunque digamos que eso solía costar un poco más. Con sus manos y bastante concentración podía lograr curarse y curar a los demás.

Era inmune a cualquier hechizo lo que eso era un punto demasiado bueno porque gracias a su don de protección, era inmune incluso a la Maldición Asesina. Así que a ella ningún hechizo le podría afectar ni hacer daño, por no decir que podía dar su don a cada persona, pero con un límite. Ella no podría darle a todo el mundo su don de protección porque ella podría quedarse sin él y entonces sería vulnerable. Aunque podía recuperarlo fácilmente.

Tenía una agilidad lo bastante buena y una mente demasiado ingeniosa. Lex sería capaz de grandes cosas y todos sabíamos que nada ni nadie podría con ella. Lex era la bruja más poderosa de todos los tiempos, superando a Dumbledore, Merlín y un montón de magos más que en su momento fueron demasiado poderosos.

Era capaz de conjurar cualquier hechizo sin la necesidad de una varita e incluso era capaz de utilizar los hechizos sin necesidad de decirlo. La magia que poseía Lex en sus manos era muy poderosa y de un color rojo intenso logrando que fuera la más poderosa. Lex era una niña demasiado inteligente, debía reconocerlo.

Era capaz de leer la mente de los demás, aunque eso sería un arte demasiado complicado, pero no imposible para ella. Era capaz de modificar la memoria de una persona sin ningún problema, incluso era capaz de crear portales para ir de un sitio a otro. Podía desaparecer y aparecer por los terrenos de Hogwarts cosa que era demasiado imposible y no era el único lugar en el que podía hacer eso.

Era capaz de crear un escudo para poder proteger a las personas de cualquier cosa, ya que ese escudo transparente tenía como objetivo que nada le pudiera afectar y solamente ella podía quitarlo.

También podía revivir a los muertos, pero no todo era tan fácil, si ella en algún momento lograra traer a una persona a la vida, otra persona cercana a ella perdería la vida. Así que esperaba que nunca supiera sobre esto.

Tenía numerosos dones gracias a sus antepasados y sobre todo a los cuatro fundadores. Además, su abuelo paterno, padre biológico de Roxanne, era nada más ni nada menos que Gellert Grindelwald.

Así que ella era capaz de convocar un Protejo Diabólica, al igual que él, pero con una diferencia, ella era capaz de controlar ese fuego con sus propias manos incluso con un movimiento de sus manos podía quitarla. Por no decir que con un solo movimiento de varita podía derribar a varias personas.

Sinceramente, Lex tenía más que con el tiempo ella misma descubriría, lo único que esperaba es que nuestra pequeña no sufriera más, para que no tuviera como opción apagar su humanidad. Porque si lo hiciera todo el Mundo Mágico correría un gran peligro. Ni Grindelwald ni Voldemort eran tan poderosos como ella. Ella fácilmente podría derrotarlos a los dos sin ningún esfuerzo alguno.

Lex estaba seguro de que se convertiría en el temor de Voldemort. Incluso se decía por nuestra familia que ella era hija de él, pero lo dudaba porque Lex era igualita a su padre en todos los sentidos.

La Familia materna de Lex era un poco complicada, porque su abuela era hermana de Newt Scamander y Theseus Scamander. El problema fue que ella tuvo que cambiar su apellido porque cuando sus padres se enteraron de que tuvo algo con Grindelwald la eliminaron del árbol genealógico. Su familia materna era algo compleja y un poco difícil de comprender, pero Roxanne tampoco es que hubiera tenido una vida llena de rosas, aunque eso no justificaba sus actos.

Para Lex no sería nada difícil apagar su humanidad por todo lo que estaba pasando y por todo lo que le pasaría, pero si sería complicado traer su humanidad de vuelta, porque era algo que solo ella de alguna manera podría hacer. La gente que nos importaba ella podría ayudarla, pero ya lo demás sería cosa de ella. Por eso era mejor que ella no llegara a ese punto de su vida, no queríamos perderla.

Estaba en mi despacho del Ministerio y era bastante tarde lo que significaba obviamente que nadie estaba y solo me encontraba yo. Debía preparar todo lo que tenía guardado sobre Lex, porque sabía que Tom Riddle estaba al tanto de algunas cosas sobre Lex, pero no sabía sobre los dones de ella, simplemente sabía de una Profecía. Y si él se enteraba de esa Profecía la vida de Lex correría peligro.

—Vaya vaya, pero mira que tenemos aquí... Si es Jacob Alexander Stafford —levante la mirada para encontrarme a Tom Riddle.

—Sabía que no tardarías en venir a por mí —hice desaparecer todo lo referente con Lex.

—Bueno considerando que estamos hablando de una Profecía importante que la tiene ligada a mi hija, pues era obvio que vendría —me levante enfadado.

—Lex no es hija tuya y nunca lo será —él soltó una risa sarcástica.

—¿Estás seguro de eso? ¿Lo habéis comprobado? Porque créeme que la he visto y es igualita a mí, así que porque no mejor me das la Profecía y evitamos una muerte.

—Jamás, antes deberás matarme y aléjate de mi nieta Riddle —volvió a reír.

—No vas a impedir que la siga viendo porque estarás muerto, así que dame la maldita Profecía antes de que pierda los estribos.

—Ya te dije que no —el me apunto con su varita.

—Bien, pero no pararé hasta encontrarla e incluso mataré a toda vuestra enorme familia... ¡Avada Kedavra! —la maldición me dio y lo único que pude pensar era en que esto solo era el principio de todos los sucesos que tendrían que ver con Lex. Y esperaba de todo corazón que ella entendiera que si todos hicimos lo que hicimos fue para protegerla.

No quería que la pobre se sintiera culpable por ello.

Bueno, te ves como tú mismo, pero eres alguien más, solo que no está en la superficie. Bueno, hablas como tú mismo. No, escucho a alguien más, ahora me estás poniendo nervioso. Bueno, te ves como tú mismo, pero eres alguien más, solo que no está en la superficie.

You're Somebody Else — Flora Cash

NOTA DE AUTORA

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