Entonces, ¿y si esto es todo? ¿Qué pasa si se desmorona frente a mi cara? No me sorprendería. Porque sucede cada vez y ahora me siento mal. Haciendo todas estas cosas que simplemente te alejan. Cariño, dime, ¿por qué hago esto cada vez? No soy bueno para amarte, pero lo intentaré una y otra vez...

Stranger — Lauv

No sabía qué hacer, lo único que hacía era retorcerme de dolor y esperar a que James entrara por esa puerta, pero no podía arriesgar a las niñas.

—He avisado también a la profesora McGonagall, a Edgar, a los Potter y a tus hermanos, vienen en camino —habló Mary.

—Cariño, no nos queda otra, debemos empezar ya —asentí hacia Andromeda y todas las mujeres se pusieron manos a la obra.

—No te preocupes Lexi, todo saldrá bien —Marlene se posicionó a mi lado y me agarró de la mano.

—Tengo miedo y James no está aquí —en el otro lado estaba Mia que me limpiaba la frente con un pañuelo.

—No te preocupes Lexi, nosotras estamos aquí y puede que en cualquier momento James entre por esa puerta.

—Maldita sea la Luna Llena —susurró Marlene.

—Marlene.

—No te preocupes Lexi, no pienso dejarte sola —asentí.

—¿Y Lex? —escuché a Alexander fuera gritando preocupado.

—¡Alex! —sin importarle nada, entro en la habitación preocupado. Mia se apartó y dejo que Alexander se pusiera a mi lado mientras tomaba mi mano con una pequeña sonrisa.

—Aquí estoy pequeña —asentí mientas él me daba un beso en la frente.

—Bien cariño... Ya es la hora, cuando te diga pujas, ¿de acuerdo? —asentí a lo que me había dicho Molly.

Todas estaban preparadas para ayudarme y yo estaba muy lista por conocer a mis pequeñas princesas.

—Bien Lexi... Empuja —agarre fuerte las manos de Marlene y de Alexander mientras pujaba.

—Bien Lexi, casi le veo la cabeza cariño —me dijo la señora Weasley, estaba decidido después de esto no quería más hijos, esto dolía como el infierno.

—Vuelve a pujar Lexi —me hablo Andromeda, pero yo estaba demasiado cansada.

—Siento que ya no puedo.

—Tú puedes Lexi —me animo Dorcas y seguí empujando hasta que de pronto se escuchó el sonido del llanto de mi niña.

Andromeda cortó el cordón y se fue con Mary a limpiarla y a vigilar que todo estuviera bien con ella.

—Vale, solo te queda una más cariño —seguí pujando con todas las fuerzas que me quedaban. Después de pujar dos veces más se oyó el segundo llanto que hizo que mi corazón brincara de alegría.

Andromeda me dio a la pequeña mientras hacía el mismo procedimiento con la otra bebé. Dios tenerla en mis brazos era algo inexplicable, era una sensación maravillosa, sin duda había válido la pena el esfuerzo.

Andromeda se acercó con la otra y cómo pude las cogí a las dos con ayuda de Marlene y Alexander, ya que seguía un poco débil.

Las chicas tenían una gran sonrisa con lágrimas en sus ojos, al igual que yo.

—Dios Lexi, son igualitas a ti, estoy esperando para ver sus ojos... No podré diferenciarlas nunca —reí por el comentario de Marlene.

Sin previo aviso, una de ellas, la que tenía en mi brazo izquierdo abrió los ojos, revelando el mismo color de ojos que los míos.

—¡AHH! ¡UNA RÉPLICA EXACTA DE LEXI! —Marlene gritó emocionada, pero las niñas ni se inmutaron.

Su gemela también abrió los ojos revelando unos ojos que me encantaban, los mismos que los de James, ese color avellana que amaba tanto.

—Vaya, esta es igual a ti con los ojos de James, pero Merlín son preciosas —todas las mujeres de la habitación tenían lágrimas de emoción al igual que yo.

Alguien llamó a la puerta y Mary se acercó para abrirla dejando paso a la profesora McGonagall, a Edgar que traía un ramo de flores con un peluche y por último entraron los Potter, y los demás.

—Querida, sentimos llegar tarde, me encontré con el señor Bones en Hogsmeade y quisimos comparles un detalle.

—No se preocupe profesora.

—¿Y James? —preguntó confundido Edgar.

—Está en una misión —le respondió Marlene.

La profesora McGonagall se acercó para ver a las niñas.

—Son hermosas, ¿cómo se llaman? —Tenía una sonrisa de oreja a oreja.

—Esta es Elizabeth Euphemia Potter Stafford —señalando a mi niña de ojos avellana— Y esta es Roxanne Alexandra Potter Stafford —señalando a mi otra niña.

—Fleamont, le han puesto como segundo nombre el mío —Euphemia Potter estaba llorando en los brazos de Fleamont.

—Son hermosas querida.

De pronto la puerta se abrió de golpe y por ella entraron los chicos con un poco de mal aspecto.

—¿Me lo he perdido? —asentí a la pregunta de James.

—Os dije que os quedarais con ella, ahora por mi culpa James se ha perdido el nacimiento de sus hijas —él no había tenido la culpa de nada.

—Nadie tiene la culpa, ya estáis aquí —James se acercó hacia mí y lágrimas brotaban de sus ojos.

—Mamá, son mis hijas —Euphemia se acercó a su hijo con una sonrisa.

—Si cariño —se abrazaron y yo volví a llorar porque tenía a mi familia a mi lado, echaba de menos a mi familia, pero los tenía a ellos.

—Tía Lexi —no me di cuenta de que la pequeña Aileen estaba allí, al igual que Timmy y Max.

—Ven pequeña —James con una sonrisa la cogió en brazos y se acercaron más a mí.

—Papá James, son muy bonitas —ella desde que nos mudamos con los Merodeadores se la pasaba con James y Sirius. Aunque también le gustaba pasar tiempo con Peter y muy pocas veces podía disfrutar de ella, porque el embarazo me cansaba demasiado.

—Si lo son cariño.

—Ven cielo con la tía Marlene, deja que James coja a una de las bebés —Aileen asintió con una sonrisa y se fue en brazos de Marlene.

James cogió a Roxanne.

—Necesito saber los padrinos de cada niña —exigió Sirius mientras se acercaba con los demás a mi cama.

—Si Canuto, está muy bien —le soltó sarcástico Peter pero sin dejar de sonreír.

—Por favor, voy a morir si no lo sé.

Miré a James y este asintió con una sonrisa.

—Bien, la que tiene sujeta James es Roxanne Alexandra Potter Stafford y habíamos pensado en Edgar y en la Profesora McGonagall como los padrinos, claro si ellos quieren.

—Ya te lo dije querida es todo un placer —nos dijo con una gran sonrisa la profesora McGonagall.

—Dios, ¿lo dices en serio Lexi? —Edgar estaba sorprendido pero muy feliz.

—Sí.

—Por Merlín, gracias Lexi por esto —se acercó a mí y me abrazó con cuidado de no hacerle daño a la bebé.

—Espero ser el padrino de la otra pequeña —estaba seguro de que Sirius se indignaría.

—Bueno, habíamos pensado que los padrinos de Elizabeth Euphemia Potter Stafford fueran Remus y Tessa.

—Y a Sirius que le parta un rayo —miró a James ofendido— Pensé que era tu hermano.

—Y lo eres —James soltó una pequeña carcajada al ver la indignación de Sirius, estaría enfadado con nosotros por una pequeña temporada.

—Gracias Lexi por este increíble honor —me sonrió Tessa.

Remus se acercó a mí y me abrazó con cuidado, al separarnos me miró con una sonrisa y luego a la niña. Se la extendí, al principio tuvo miedo, pero al final logré que Elizabeth estuviera en sus brazos y por lo que veía ella estaba muy a gusto con él.

—Gracias Lexi, por esto... Prometo no decepcionarte.

—Lo sé.

Mire un momento a Niko y lo vi en el mismo sitio, pero ahora descansado. Sonreí al verlo, siempre había sido fiel y a pesar de sus años siempre seguía ahí.

Sin duda alguna estaba demasiado feliz, tenía a la gente que más me importaba a mi lado disfrutando de este día. Los amaba con todo mi corazón y haría cualquier cosa para verlos felices.

Lo dejé caer, mi corazón y cuando cayó, se levantó para reclamarlo. Estaba oscuro y yo estaba destrozada. Hasta que besaste mis labios y me salvaste. Mis manos eran fuertes, pero mis rodillas eran demasiado débiles para estar en tus brazos sin caer a tus pies. Pero hay un lado de ti, que nunca conocí, nunca conocí.

Set Fire To The Rain — Adele

NOTA DE AUTORA

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