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36.

Al abrir nuevamente mis ojos me he sorprendido por el hecho de que esa extraña luz de antes ya no alumbraba el mundo y que me rodeaban mis cadenas como protegiéndome, aunque lo que me sorprendió aún más fue el hecho de ver a todos los Biju libres y más el ver en libertad a Kurama.

—¡Kurama! —exclamé su nombre mientras corría hasta donde él se encontraba ante las miradas atentas de los demás. —¡¿Me extrañaste?!

—¡No grites! ¡No te extrañé en absoluto! —gritó mientras extendía su puño y miraba en otra dirección. —Además, deberías de estar descansando por la separación.

—Has dicho que soy fuerte. —dije mientras recordaba sus palabras. Kurama al escucharme se ha avergonzado y eso causó la risa de los demás. —Me alegro tanto de que estés bien, Kurama.

Sin pensarlo dos veces me he lanzado a abrazarlo, pero como él era extremadamente más alto que yo, he terminado por abrazar su pierna y para mi sorpresa, y la de los demás, Kurama no me separó.

—El zorro ha conseguido un corazón. —soltó burlón Son Goku, el Biju de cuatro colas. —Conseguiste un buen Jinchuriki, Kurama.

—Es como una linda princesa. —mencionó Kokuo, el Biju de cinco colas. —Me agrada esta linda princesa.

—¿Qué tiene de princesa? —se preguntó Kurama mientras con su mano me agarraba de mis ropas comenzando a elevarme. —Es una tonta chica que hace las cosas precipitadamente. Tampoco tiene delicadeza.

—¡Oye! —exclamé molesta mientras presionaba mi puño. —¡Te golpearía si pudiera moverme con libertad! ¡Y tuviera tu tamaño!

—¿Ves? Es lo opuesto a una linda princesa. —mencionó con burla causando aún más mi molestia, pero aquella molestia desapareció para convertirse en tristeza en el momento en que se mencionó que liberarían a los Hokages y eso lo notó Kurama, el cual me ha dejado en el suelo. —Ve. Tienes varias cosas que decirle, ¿verdad?

Asentí ante lo que me dicho y me dirigí hasta donde se encontraba mi padre, pero no fui la única que llegó al lugar; mi mellizo también venía a despedirse.

—¿No hay ninguna posibilidad de que puedas quedarte? —preguntó esperanzado Naruto, pero nuestro padre negó con tristeza. —Ya veo...

—No somos de este mundo, así que no podemos quedarnos. —nos ha dicho mientras formaba una pequeña sonrisa. —Yo le contaré todo a Kushina.

—Dile que me va bien y que como mucho. —comenzó hablando Naruto con un tono de voz a punto de quebrarse. —Que no soy tan quisquilloso con la comida y que no como solamente Ramen. Me baño casi todos los días y que a diferencia de mi hermana no me va muy bien en los estudios, pero le pongo empeño. —decía con una sonrisa. —Además, tengo muchos amigos y todos son buenas personas. Cuidaré muy bien de mi hermana, la protegeré de todo y si alguien la hace sufrir se las tendrá que ver conmigo.

—Ya veo. Te has vuelto todo un hombre, Naruto. —le dijo con una sonrisa. —Con lo poco que he visto has sacado varias cosas de mí y algunas de tu madre.

—Y seguiré creciendo para ser un gran ninja como tú, padre.

Nuestro padre se ha puesto tan contento con esas últimas palabras que me ha entrado una gran nostalgia.

—A diferencia de Naruto me van buen bien en los estudios, me encanta leer y aprender cosas nuevas. —comencé hablando llamando así su atención. —Todavía estoy teniendo algunos problemas con lo de mi temperamento, es solo que me sacan de quicio y no puedo controlar mi enojo.

—Debes de ser igual a Kushina cuando te enfadas. —decía mi padre mientras soltaba una pequeña risa y una luz comenzaba a rodearlo. —Me pregunto si has sacado algo de mí.

—Mamá me ha dicho que tengo tu determinación. —mencioné en el momento en que recordaba cuando vi a mi madre. —Y Kohaku-sensei me ha dicho que tengo el mismo potencial en cuanto a tus habilidades.

Cuando he dicho eso, él me miró con admiración y cariño causando que mi corazón se apretujara.

—Hay algo importante que debo decirles. —miró el suelo por unos segundos para luego vernos fijamente mientras formaba una cálida sonrisa. —Feliz cumpleaños mis queridos hijos.

En el momento en que nos felicitó no he podido aguantarlo más y mis lágrimas comenzaron a brotar de manera descontrolada, aunque yo no era la única llorando, ya que mi mellizo también se había puesto a llorar por las palabras dichas por nuestro padre.

—Lo siento...siento tanto el cómo te traté cuando nos conocimos. —comencé hablando entre sollozos. —Siento tanto el haberte golpeado...lo siento tanto, papá.

—Papá... —murmuró él con nostalgia y ahora era él quien había comenzado a llorar. —Gracias, gracias por dejarme ser su padre...gracias por dejarme escuchar esa palabra salir por sus bocas. De verdad, muchas gracias mis queridos hijos.

—Dile a mamá que no se preocupe por nosotros. —decía Naruto entre sollozos mientras pasaba su brazo por mis hombros para así abrazarme. —Nos cuidaremos mutuamente y seremos muy felices.

—Cuidaré muy bien de Naruto y me encargaré de que encuentre a una chica tan linda como mamá.

—Yo no dejaré que ningún hombre se le acerque a mi hermana.

—Se lo contaré todo. —decía con una sonrisa mientras su alma comenzaba a elevarse. —Cuídense mis queridos hijos. Los estaremos cuidando desde allá arriba.

—¡Los queremos demasiado! —exclamamos con Naruto mientras formábamos una gran sonrisa. —¡Gracias, papá, mamá!

Abracé fuertemente a mi hermano en el momento en que el alma de nuestro padre desapareció, ambos hemos llorado por la despedida de nuestro padre por un largo rato.

Cuando terminé de llorar he oído como los Biju hablaban sobre volver a sus hogares y la pregunta que le hizo el Hachibi a Kurama me dejó intrigada. Él le había preguntado qué era lo que haría a partir de ahora, si se iría o permanecería a mi lado y eso había dejado a Kurama dudando.

—Kurama. Si lo que deseas es irte lo comprenderé. —le he dicho mientras le mostraba una pequeña sonrisa causando así su sorpresa. —Aunque me duele el tener que despedirme de otra persona importante.

—Persona importante... —murmuró mientras me veía con sorpresa, pero inmediatamente colocó una expresión de superioridad. —Supongo que me quedaré contigo, ya que si te dejo sola de seguro cometerás alguna locura. Pero que quede claro, yo me quedaré contigo solamente porque me necesitas, no porque yo te necesite y te tenga algo de aprecio.

—No eres sincero con la princesa, Kurama. —rió Kokuo causando que Kurama se avergonzara y los demás rieran. —Conseguiste una agradable jinchuriki.

Miré a Kurama con una gran sonrisa, me alegraba el hecho de que él quisiera estar nuevamente conmigo a pesar de tener la oportunidad de irse. A pesar de que él no era del todo sincero, él me apreciaba, así como yo a él.

—Ahora solamente faltaría deshacer el Tsukuyomi Infinito. —mencionó mi mellizo mientras se acercaba a Sasuke, el cual se encontraba viéndolo con una expresión fría. —Liberemos a todos, Sasuke.

—Lo primero será acabar con los cinco Kages bajo el Tsukuyomi Infinito. —mencionó el Uchiha dejándonos a todos sorprendidos. —Además, a ustedes, los Biju...los pondré bajo mi control y, en su momento, los destruiré.

—¡¿Qué dijiste?! ¡Mocoso insolente! —exclamó furioso Kurama mientras alzaba su mano con intenciones de atacar a Sasuke, pero de un momento a otro se quedó inmóvil. —¿Qué...?

—¡Kurama! —exclamé con preocupación al verlo inmóvil y con aquellos ojos extraños. —¡¿Qué crees que les haces, Sasuke?! ¡Detente en este momento!

—No cabe duda de que eres alguien fuerte. —mencionó mientras me miraba con una media sonrisa. —Resististe la extracción de tu Biju y también has bloqueado el Tsukuyomi Infinito.

—Libera a los demás, Sasuke. —dije firmemente mientras me encaminaba hasta donde se encontraba. —Si no lo haces por las buenas...lo harás por las malas.

Antes de que pudiera llegar hasta él, Sasuke había pronunciado unas palabras causando que el suelo comenzara a hacerse pedazos para luego envolver a los Biju formando así unas inmensas rocas que parecían meteoritos.

—No tengo nada en contra de ti. —oí a Sasuke en el momento en que aparecía frente a mí y me dedicaba una mirada fría. —Pero eres la única en este momento que me perjudica.

—¿Qué...?

Antes de que pudiera seguir hablando he recibido un fuerte golpe de su parte, causando que sintiera un gran dolor y comenzara ver todo borroso.

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