Prefacio
Destiny...
Abro lentamente los ojos. Varios pies pasan a mi lado.
Extiendo mi mano para sentir algo. Cualquier cosa, césped, piedras, espinas...
Pero simplemente logro sentir algo frío y duro. Estampo la palma de mi mano contra aquello, para demostrar mi frustración. Aún se oye lío. Ruido, murmullos, y grandes pisoteadas.
¿Qué está ocurriendo?
Inclino levemente la cabeza hacía delante. No logro comprender nada. Elevo la vista al cielo y contemplo un gran lío de personas caminar aceleradamente, de aquí para allá, ignorando a quien quiera que yo sea. Entrecierro los ojos intentando captar algún rostro. Pero no lo consigo; todos pasan de manera rápida y perspicaz. Es como si hubieran borrado los rostros de cada uno de ellos y en su lugar hubieran dejado un movimiento, incapaz de ser visible a los ojos humanos. Entonces me pregunto, ¿yo qué soy?
Una humana.
Y claramente no lo puedo ver.
Bajo la cabeza, levemente aturdida. Puede que sienta las pisoteadas de todas las personas a mí alrededor, pero aún así me siento cansada.
En un movimiento, me pongo de cuclillas.
Me llamo Destiny.
A pesar de que estaba tirada en el suelo, todas las personas continúan avanzando. Nadie se detiene. Entonces comprendo que la vida sigue y no se detiene para nadie. Ni siquiera para mí.
Aún algo confundida me permito concentrarme en una sola cara. Un niño, de cabellos castaños, corre tras sus padres. Y luego desaparece por entre la multitud.
Tambaleante intento incorporarme. A pesar de mis intentos fallidos, todos continúan viniendo de aquí para allá. Todo me da vueltas. Necesito que el mundo se detenga urgentemente.
Echo a correr detrás de todas las personas. Intento no dar codazos, pero me es inevitable. Me sorprende que nadie se disculpe.
Veo la luz. A lo lejos, dos puertas de vidrio mantienen al lío dentro. No sé en dónde me encuentro, pero por lo menos ya sé cómo salir.
Me estampo contra el vidrio y siento el frío en él. ¿Desde cuándo siento frío?
Empujo con todas mis fuerzas, pero la puerta no cede. Observo a un lado y a otro, desesperada. En busca de algo que consiga ayudarme, extiendo la mano y tomo a una persona.
Me grita varias cosas que no consigo entender, y luego me echa hacía atrás. El impacto me hace quedar de espaldas a la puerta, justo cuando se abre. Una señora de mayor edad se abre paso, y en cuanto deja un hueco, rápidamente me apresuro a salir.
Lleno mis pulmones de aire al sentirme libre. Aire fresco, plantas...
Pero, por alguna razón, siento que algo me presiona.
¿Quién soy y qué hago aquí?
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