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Destino

Cada pareja se ponía de acuerdo en los detalles de la boda doble, Camus que tiene un excelente gusto también fue de gran ayuda, Milo se dedicaba a cuidar en todo momento a Aioria porque no quería que el cachorro de león saliera embarazado antes de la boda.

Fuera de eso, todo iba excelente, el amor flotaba en el aire.

Sus sueños se van cumpliendo de a poco, los hermanos Onassis Leo agradecen el encontrar a buenos hombres que los aman, cuidan y protegen.

Mientras los gemelos Pólux se sienten afortunados, dichosos de encontrar a esos bellos chicos que los complementan y compartirán sus vidas al lado de ellos.

Cada vez faltaba menos para la fecha de su enlace matrimonial, para ser exactos una semana nada más.

Todo estaba listo, ya nada faltaba para ese esperado día, no había nervios sino la más pura felicidad de que el juez los declarara esposos.

Cada pareja disfrutaba su momento a solas, por Camus fue que Aioria se libró del pegajoso bicho que le vigila sus pasos, sabe que se preocupa por él y lo agradece pero a veces se pasa porque ni un beso le puede dar a su futuro esposo.

Saga y Aioros veían el atardecer por la ventana, recostados en la cama con una ligera sábana cubriendo sus desnudos cuerpos, el silencio era agradable, disfrutaban de los sonidos del exterior.

Dante se fue a casa de Milo para jugar con su primo Kaleth, esos dos niños son inseparables, aunque sean pequeños ya son los mejores amigos, tal vez en un futuro se terminen enamorando, pero no se sabe ya que el destino puede ser otro.

El día esperado llegó, aunque decían no estar nerviosos si lo estaban los cuatro.

Saga y Kanon esperaban en el altar, el mayor portando un esmoquin gris, su cabello trenzado y atado con una cinta roja (regalo de Aioros).

El gemelo menor portaba un esmoquin negro y su cabello atado en una coleta baja.

Dos minutos de retraso habían pasado y ya miles de ideas cruzaron por la mente de ambos "y si se arrepintieron" "que tal y se dieron cuenta que no nos aman lo suficiente" pero todo su calvario terminó en cuanto empezó a sonar la marcha nupcial.

El primero en entrar fue Aioros que venía escoltado por Camus, el griego mayor no pudo evitar mirar embobado a su amado, lo bello que lucía en ese traje color perla y lo bien que se ajustaba a su divino cuerpo.

Atrás de él venía Aioria que lo traía del brazo Milo, lucía guapo en su traje blanco, Kanon se quedó sin aliento al ver a su precioso león, su mirada verde resaltaba en ese color y su cabello como el trigo brillaba más que nunca.

Camus entregó de la mano al castaño y le dio un gran abrazo, el rubio hizo lo mismo aunque no evitó el amenazar al gemelo menor por si hacía sufrir a su pequeño hermanito, luego le regaló una sonrisa para que no sospechara el francés aunque ya lo veía de forma intimidante.

El juez inició la ceremonia, explicó lo que conlleva ser un matrimonio, el amor como base fundamental a su nueva vida de casados, ambas parejas atentas escuchaban las palabras sabias del hombre frente a ellos, el tiempo pasó rápido y con sus votos hubo muchos sentimientos desde lágrimas de felicidad como una que otra risa por el juramento que hizo Kanon a Aioria.

Firmaron el acta de matrimonio cada uno y ante la ley ya eran declarado esposos.

Todos aplaudieron por la felicidad de la pareja, Milo se enjugó una pequeña lágrima traicionera, estaba feliz por sus hermanitos.

Dante corrió emocionado para abrazar a sus papis que lo acogieron en sus brazos, ahora sí serían una verdadera familia.

Sólo faltaba que el pequeño llevara el apellido de Saga pero en unos días verían los trámites correspondientes para hacerlo.

Todas las personas disfrutaban de la fiesta, Saga y Aioros bailaban, en medio de ellos su hijo que no se quería despegar de ellos, ni porque Kaleth le pedía que jugara con él, dijo no.

Kanon y Aioria igual bailaban, disfrutando su momento, dándose pequeños besos.

Milo sufrió cuando fue hora de que el griego menor y el león partieran a su luna de miel en Francia, un poco pasado de copas no dejaba que se fuera Aioria, entre lágrimas de cocodrilo y mocos el francés lo apartó para que no los retrasara y llegaran con tiempo al aeropuerto.

Camus su regalo fue boletos de avión para viajar a la ciudad del amor, además de costear el hotel donde se hospedarían por un mes la pareja.

Los hermanos mayores se despidieron de ellos deseándoles buen viaje, Dante también le dio un beso y abrazo, entre aplausos y buenos deseos se retiraron.

Por su parte Saga y Aioros decidieron quedarse, su luna de miel sería diferente porque disfrutarían en familia, los tres por una semana irían a Santorini, sus empleos no les permitían el viajar libremente pero algún día se les concederá tomarse unas buenas vacaciones.

El tiempo siguió su curso normal, Aioria les daba la noticia que serían tíos, ésto fue dos meses después de la boda doble, todos impactados porque creyeron que Kanon por ahora no querría tener hijos, pero gracias a Dante despertó ese lado paterno en él, todos brindaron por la maravillosa noticia.

Saga y Aioros se dedican en la crianza de su niño que con cada día que pasa va creciendo más, es tan inteligente para su corta edad, su papá se encarga de cultivar su enseñanza, que siga aprendiendo más.

Ambos le dan todo su amor.

En el jardín de niños tiene nuevos amigos aunque no le gusta que sus compañeritos de clase abracen a su padre, se siente celoso pero entiende que es cariñoso con todos los niños, es su naturaleza.

El azabache intuyendo el malestar de su hijo le revuelve sus cortos cabellos negros y le repite lo mucho que lo ama, sólo así logra calmarse y le sonríe ampliamente a su progenitor.

Todo va bien en su matrimonio, son felices los tres, su amor es irrompible, no hay nada que los pueda separar.

Pero...

El destino aún no hacía su última jugada final.

Y Aioros deberá tomar una dura decisión.

Tres años después...

Es su tercer aniversario de matrimonio, que rápido pasó el tiempo, recuerda la vez que se conocieron en el parque y todo fue obra de su travieso niño que ahora tiene cinco años, en unos meses cumpliría los seis.

Los mejores tres años de su vida y la mejor forma de festejar es viajar.

Aioros prometió algún día ir de nuevo a México y ahora con su familia vivirían una gran experiencia en tierras mexicanas, además de cumplir su palabra de volver.

Su nuevo destino sería Oaxaca, todo gracias a que Camus y Milo además de Kaleth fueron el año pasado a esa gran fiesta llamada la Guelaguetza.

"Guelaguetza" del idioma zapoteco "Guendalizaa" que significa "Cooperar".

Los vídeos que le mostraron lo dejó cautivado por todo lo que veía en la pantalla del celular, por eso planeó con anticipación que el siguiente año no tuvieran otros planes porque definitivamente tenían que ir en el mes de julio a esa festividad donde reúne a miles y miles de personas cada año.

Por algo Aioros ama a México y todo lo relacionado con sus culturas que datan desde antes de la colonización, las tradiciones donde veneraban a dioses.

El origen de esa celebración proviene de los indígenas oaxaqueños a la "diosa-energía del maíz" Centéotl a la que le hacían grandes honores y ofrendas pero al llegar los españoles y establecer la religión cristiana, los frailes franciscanos y dominicos prohibieron las prácticas dedicadas a la diosa-energía y construyeron el templo católico dedicado a la Virgen del Monte Carmelo (Hoy templo del Carmen Alto) Obligando a los indígenas a rendir culto a la Virgen del Carmen.

Sin duda será una experiencia inolvidable la que verán, ocho regiones que conforman el estado de Oaxaca mostrarán con mucho amor y cariño a sus turistas o gente del lugar sus distintas tradiciones y costumbres en una sola fiesta.

Se le había olvidado por completo la sensación de viajar y lo tedioso de las muchas horas de vuelo, pero su emoción pudo más, el volver a México con su esposo e hijo sin duda su sonrisa no se lo quitaba nadie.

Saga tuvo que tomar clases de español con Camus que cómo un profesor estricto se mostró desde el principio.

Tres meses con anticipación lo obligó su esposo a que aprendiera al menos lo básico, hasta Dante una que otra palabra lo pronunciaba bien.

Aioros no tuvo necesidad de pasar por lo mismo como años atrás ya que jamás olvidó el habla o la forma correcta de entablar una conversación a pesar de que eso fue hace mucho tiempo.

Casi al amanecer llegaron a México, específicamente a Oaxaca, ya en el hotel subieron al número indicado de su habitación y más que dispuestos a dormir todo el día si es posible.

Dos camas se encontraban en la amplia habitación, en una dormiria Dante y la otra la ocuparía Saga y Aioros.

En cuanto sus cuerpos tocaron el colchón Morfeo los recibió en sus reconfortantes brazos para brindarles ese descanso que tanto necesitaban.

Casi al anochecer los tres despertaron después de un reparador sueño, el rugido en sus estómagos fue lo que despertó a la familia de tres integrantes.

Salieron una vez que se bañaron y cambiaron de ropa para ir a la calle a buscar algo rico de comer, tal vez unos tacos no les caería nada mal.

Caminaron unas cuantas calles y encontraron lo que buscaban, en el aire se percibía un agradable olor, se les hizo agua la boca a los tres y apuraron sus pasos para probar lo que estaba frente a ellos, una señora que vendía antojitos.

Saga fue el que más comió de los tres, el niño sólo veía asombrado como su papá parecía un náufrago que nunca había probado bocado y soltó una risita, mientras Aioros tomaba fotos a su esposo para enviarselas a Camus.

Luego de pagar todo lo que consumieron, agradecieron y se retiraron para regresar de nuevo al hotel.

Aún estaban cansados, mañana explorarían los lugares que el francés muy amable les recomendó, tenían dos días libres porque luego el evento más grande es el que acapararía toda su atención.

Lo que veía era mucho más fascinante de lo que observó por el celular.

Verlo en vivo y a todo color superaba sus expectativas, el desfile es por demás colorido, lleno de tradición, folklore, muchos jóvenes de las ocho regiones vestían con orgullo sus trajes regionales y eran acompañados por sus bandas de música por las calles principales.

Saga y Dante estaban igual de maravillados, no podían apartar su mirada del frente.

La mayoría de las bandas toca música de viento, esos sonidos armonizaban el ambiente creando un escenario perfecto para imaginar batallas de los antiguos guerreros zapotecas, el desfile terminó casi a las diez de la noche.

Al otro día en el auditorio Guelaguetza acudieron para escuchar la leyenda de "Donají" historia de una joven zapoteca enamorada de un príncipe mixteco, que fue sacrificada y de quien la ciudad capital toma su imagen.

En el mismo lugar hubo una magna presentación de "La Guelaguetza" que los dejó boquiabiertos.

Al siguiente día fueron al parque El Llano para la fiesta del mezcal donde expondrían y comercializarían las más variadas presentaciones de la bebida que por tradición y origen ha dado fama a Oaxaca en todo el mundo.

Se encontraban en un puesto probando de todos los mezcales y sin duda había desde el más suave o los más fuertes que son para los hombres bien machos.

Estaban disfrutando todo además de comer las delicias de los dioses como lo es la comida típica.

Saga tenía a Dante cargando en sus hombros observando los fuegos artificiales, a tres metros de ellos se encontraba Aioros viendo un puesto donde vendían artesanías desde pulseras, collares, blusas bordadas y camisas para caballero de diversos colores con grabados.

Un dije llamó su atención, era el de sus signos zodiacales; géminis y sagitario entrelazados en un infinito, era perfecto para darle como obsequio a su guapo esposo pero también había otro interés de por medio ya que había una noticia que darle.

Sonrió porque estaba seguro de algo y es que sería feliz cuando se entere, ambas cosas juntas serán una bomba de diversas emociones.

Tomó el dije y se lo entregó a la señora de mediana edad para que se lo pusiera en una cajita de regalo, pagó y agradeció.

Se dio la vuelta dispuesto a ir donde su esposo e hijo se encontraban pero hubo algo que hizo detener sus pasos.

Al alzar la vista, sus pupilas aguamarinas reconocieron a alguien que estaba del otro lado mirando un puesto que vendía algodones de azúcar.

Al no tener paredes cada casita donde se exhibían los productos era fácil mirar a las personas que se acercaban ya sea para comprar o sólo curiosear, por eso a Aioros se le fue fácil reconocerlo.

Seguía igual que como hace seis años lo conoció, todo un galán, apuesto, con esa mirada tan filosa como la espada.

Era imposible olvidar del todo a Shura porque Dante es su viva imágen.

Pensó en su hijo y que su verdadero padre está realmente cerca, a tan sólo unos metros de él.

¿Qué debía hacer?

¿Acercarse a Shura y decirle que tuvieron un hijo?

¿O dejar que todo siga como está?

Pidió a los dioses que lo iluminaran.

Entonces unas memorias enterradas por el paso del tiempo retumbaron en su mente.

Años después llegaron tan frescas y nítidas la palabras del chamán.

<<El Destino siempre será caprichoso pero cuidate de la cabra negra de ojos olivos ya que marcará tu próximo futuro que no será malo pero sí importante porque tendrás su recuerdo que cambiará tu vida, eso mismo te llevará a conocer el verdadero amor. Como lo dije antes los hilos del destino o el designio de los dioses hará que te reencuentres con el pasado, pero tú decidirás si callar o no, una verdad que puede dar un giro inesperado en la vida de los que más amas. Es lo que veo, pero sólo tú sabrás qué hacer con lo que te he dicho, o tal vez tu futuro cambie de dirección y yo me equivoque. Por las dudas, siempre debes recordar bien las palabras de éste viejo brujo>>

Ahí todo cobró sentido.

Cada palabra dicha.

No era una advertencia.

Fue lo que vio de su futuro y comprendió algo.

Tal vez Shura marcó su destino al dejarlo embarazado, su hijo es alguien especial en su vida, si no fuera por él jamás hubiera conocido a Saga, su verdadero amor.

Aunque hubiera hecho caso del consejo e ignorar a Shura aquella vez que le habló al término del carnaval jamás hubiera concebido a su niño precioso, ni llegar a conocer a su guapo esposo.

Había miles de probabilidades, pero los dioses tal vez llegarían a poner en su camino a Saga tarde o temprano y caerían rendidos ante las redes del amor porque su destino es estar juntos.

Pero de algo estaba seguro y es que no cambiaría para nada todo lo que pasó años atrás, es parte de crecer como seres humanos, aprender de los errores y seguir adelante.

Sí, el pasado había vuelto tal como lo dijo aquel brujo, una nueva interrogante se formaba en su mente de lo que haría ahora.

Sólo tenía dos opciones: callar o decir la verdad.

Se quedó estático en su lugar, la gente pasaba a un lado de él, pero no prestaba atención a su alrededor, estaba sumergido en sus pensamientos, volvió a mirar hacia la dirección donde estaba Shura y vio a una mujer junto a él.

Esa bella dama se le hacía conocida, su nombre es Geist pero no recuerda donde la había visto, tal vez en la televisión en una de esas novelas románticas o en las noticias de espectáculos donde hablaban sobre su matrimonio con un hombre importante de España.

El algodón de azúcar se le fue entregado a ella y su forma de agradecer fue darle un beso en los labios a Shura quien recibió gustoso el contacto.

Luego de separarse acarició la mejilla de la pelinegra y algo llamó la atención de Aioros, ambos tenían anillos, alianzas de matrimonio, eso quería decir que están casados pero lo que hizo abrir grande sus ojos de la sorpresa fue que el ibérico acarició el vientre de su esposa con mucho cariño y amor.

Dedujo que tenía como cinco o seis meses de embarazo la bella mujer, vio como tomados de la mano siguieron su camino entre los demás puestos.

Ya tenía su decisión tomada.

Les deseó lo mejor a ellos y al bebé que viene en camino, que sean muy felices, los vio perderse entre la multitud de personas y sonrió.

Dante jamás sabrá que Saga no es su padre, él lo ha criado y lo ama como si llevara su misma sangre, el sentimiento es mutuo, el mini pelinegro lo adora por ello no tenía caso revelar una verdad que sería un giro inesperado en la vida de sus dos grandes amores, presentía que todo cambiaría en su familia, ya nada sería igual a partir de ese momento.

Llámenlo egoísta pero para él, es mejor dejar las cosas así, por eso tomó la decisión de callar.

Shura tiene su propia familia y pronto su primogénito nacerá, se ve feliz por la llegada de ese bebé, es lo mejor para los dos, cada quien está con la persona correcta en su vida.

Saga y Dante lo esperaban, aceleró el paso hasta que llegó a ellos sonriendo ampliamente.

- Amor te compré algo que espero te guste. Tímido y sonrojado le tendió la pequeña cajita.

- Gracias bebé. El pelinegro tomó el obsequio y lo abrió, la cadena de plata con el dije le gustó demasiado que de inmediato se lo colocó, aunque batalló un poco porque en un brazo cargaba a su hijo, así que Aioros tuvo que ayudarlo.

- Me encanta Aioros, es un lindo detalle de tu parte. Le dio un pequeño beso en los labios.

- Ese fue el primer regalo, pero falta otro más. Sonrió porque llegó el momento.

- ¿En serio y qué es?. Arqueó una ceja, interesado.

- Acercate. Con su dedo lo invitó a que se agachara a su altura y quedaran cerca sus rostros.

Los labios de Aioros se movieron hacía la oreja de Saga.

- El segundo regalo es... Feliz aniversario mi amor, serás padre de nuevo. Se alejó sólo para ver la reacción de su esposo.

Parecía estar en estado de shock, Dante estaba a la expectativa, madre e hijo se observaron sin saber qué hacer para devolverlo a la realidad.

Hasta que se escuchó un grito...

- ¡¡Voy a ser papá de nuevo!! ¡¡Aioros te amo!! ¡¡Soy el hombre más dichoso del mundo porque te tengo a ti y nuestro hijo!!. La gente volteó en dirección a ellos pero luego siguieron como si nada hubiera pasado.

Pero el pelinegro aún en su entusiasmo cayó en cuenta de algo...

- Espera, espera. ¿Cómo es que no me he dado cuenta de tu estado si hasta ahora no has demostrado algún síntoma que delate tu embarazo?. Se llevó una mano a su mentón intentando recordar si en los últimos días hubo algo raro en Aioros.

- Ah eso, de hecho hace apenas dos semanas que fui al médico por un chequeo de rutina, los estudios de sangre arrojaron positivo a la prueba de embarazo que me hicieron, eso me descolocó un poco ya que no tenía los típicos síntomas, por eso acudí con Mystoria para que me valorara y pues la ecografía demostró que sí, efectivamente estoy en cinta. Me pasó lo mismo con Dante hasta que estuve a punto de perderlo. Bajó la mirada al suelo y Saga lo abrazó.

- Pero afortunadamente nada pasó mi amor y ¿Cuántas semanas de gestación tienes?. Cambió de tema para borrar la mirada opaca de su bello doncel.

- Dieciocho semanas. Sonrió feliz.

- Dieciocho semanas. Repitió el pelinegro y abrió grande sus ojos al sacar la cuenta. - ¡¡Cuatro meses!!.

- Si amor mío y eso no es todo, son dos bebés los que vienen en camino, tal vez sean gemelos o mellizos. Abrazó con fuerza a Saga por si se le ocurría desmayarse en plena vía pública al recibir la noticia.

Ahora sí ya no cabía de la felicidad el griego mayor y besó con frenesí a Aioros por el gran regalo que le dio como aniversario, Dante emocionado no paraba de repetir que tendría hermanitos con los que jugaría todo el día.

Al llegar a Grecia todos sabrían de su dicha, desde ese momento su felicidad sería diez veces más grande con la llegada de sus hijos, los que fueron concebidos con mucho amor, su familia apenas comenzaba a crecer.

Cerró un ciclo en su vida y empezó uno nuevo, el pasado quedó atrás definitivamente, Shura nunca sabrá que Dante es su hijo.

Tal vez en su momento se le fue dicho su destino a Aioros y aunque aquellas palabras dichas por el chamán no las comprendió al instante, se cumplieron tal como una profecía.

Pero de algo estaba seguro y es que no lo cambiaría para nada porque si en ese sinuoso camino, lleno de obstáculos o dolor vuelve a conocer de nuevo a Saga lo repetiría una y otra vez porque...

su DESTINO es amarlo y estar junto a él.

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