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Amor

Camus fue el primero en enterarse de su naciente relación, luego Milo que con guasa dijo que era hora de que lo hicieran formal porque ese amor se notaba a kilómetros, le hicieron bromas al castaño hasta que terminó su rostro todo rojo por los consejos que le dieron sus amigos.

Aioria también lo felicitó y citó las mismas palabras que la pareja le dijo horas atrás.

Por parte de Saga su hermano ya estaba al tanto de que se enamoró y le dio un fuerte abrazo porque merecía ser feliz.

Con cada día que pasaba su relación se fortalecía, Dante es el más entusiasmado de ver a sus papis darse besitos pequeños, salían a citas sólo los dos pero sin la presencia de su niño consentido no era lo mismo, por ello terminaban en una salida familiar.

Sin duda son el uno para el otro.

Llevaban cuatro meses de novios y Saga dio la idea que se hiciera una reunión el fin de semana, estarían presente sus hermanos y amigos de ambos (Milo y Camus) que regresaron hace poco de viaje.

Según a palabras de la pareja en cuánto llegarán a casa de los Onassis Leo y todos estuvieran presentes les darían una gran noticia.

Llegaron antes de la hora acordada, Saga ni su gemelo aún llegaban pero Aioros feliz los recibió, los dos se veían radiantes, felices y se sentaron a conversar.

Diez minutos después el timbre de la casa anunciaba la llegada de su novio, abrió la puerta y se llevó una gran sorpresa, sabía que eran gemelos pero el parecido era impresionante, son dos gotas de agua, el mismo porte, la misma altura, color de piel y tono de cabello, pero aunque son físicamente parecidos sí había algo que hacía único a su amado y son esas pupilas esmeraldas.

Kanon tiene el color de ojos verde oscuro, sonrió y saludó a los gemelos para hacerlos pasar a la sala donde estaba Aioria con la pareja platicando.

Los tres no evitaron sorprenderse por el gran parecido que tienen ambos, pero uno en especial no evitó quedar atrapado por esa mirada enigmática y sonrisa arrogante con la que se presentaba como Kanon Pólux, gemelo de Saga.

Salió de su ensoñación para estrechar su mano con la de él y una fuerte corriente eléctrica envolvió todo su cuerpo.

Sus miradas se encontraron y hubo química entre los dos, luego de las presentaciones, pasaron al jardín trasero para preparar la parrilla con el carbón y asar la carne, Milo y Camus se encargaban de enfriar las cervezas y sodas.

Aioros venía con Dante en sus brazos para dejarlo al cuidado de Aioria y Kanon que al parecer se están llevando muy bien, era raro ver a su hermano muy sonriente pero no le dio mucha importancia, vio como su amado se les unía a la conversación.

Llegó hasta ellos y el pequeño estaba confundido porque ahora veía dos papás Saga.

- Papá, dossh igual, poque. Miraba a un gemelo y luego al otro, entrecerró sus ojos casi como si los analizara.

Kanon rió.

- Tú. Señaló a Kanon. - No ser mi papá.

Lo señaló con su dedito y lo miraba enojado casi como acusándolo de un delito que no cometió.

Ahora sí Saga no evitó reírse y fue hasta su niño para cargarlo en sus brazos, le dio un beso en su frente para presentarlo a su hermano.

- Mi niño, él es Kanon, es mi hermano, somos idénticos porque somos gemelos.

- ¿Hemano?. Lo miró interesando y éste asintió. - Es mi ¿Tío?.

Volvió a asentir y los ojitos de color aguamarina ahora se posaron en el gemelo menor, luego gritó a todo pulmón:

- ¡¡Tío Kanon!!. Se arrojó a sus brazos para que ahora él lo mimara.

Todos rieron por lo eufórico que se mostró el pequeño al saber que ahora tenía otro tío.

La tarde fue amena y más al saber la gran noticia que Camus y Milo les dijeron.

Primero, el rubio pidió matrimonio al francés y segundo que estaban esperando un bebé.

Los hermanos Onassis estaban que no cabían de la emoción y más Aioros por la llegada del primer hijo de sus amigos, los gemelos felicitaron a la feliz pareja y todos brindaron por el amor.

Kanon y Dante se volvierón inseparables en toda la tarde-noche que duró la reunión, hasta Saga se mostró celoso de su gemelo porque ahora ya no quería estar con él, es feliz jugando con su tío, en verdad que la ternura que desprende su niño cautiva a todos.

El pelinegro menor deseó encontrar a esa persona indicada para amar y que le dé un niño tan precioso como el hijo de Aioros, esperaba que los dioses escucharán sus ruegos silenciosos.

Camus planeó su boda que sería en dos meses, si bien era precipitado y tener en tiempo récord todo listo fue un gran reto, pero con ayuda extra se logró el objetivo, una boda sencilla pero con elegancia.

Camus con su traje blanco resaltaba su belleza masculina, aún no era notorio su embarazo pero en un par de meses ahora sí sería más evidente, Aioros lo ayudaba en los últimos retoques, mientras en otra habitación Milo era asistido por Saga y lo trataba de tranquilizar ya que le dio un ataque de nervios.

Nada que el gemelo no pudiera lograr, luego de eso salieron de la habitación porque había llegado la hora.

Entre muchas emociones pasó rápido la ceremonia por el civil, todo parecía un sueño para la pareja que sin darse cuenta estaban en la fiesta festejando por su unión, llegó su hora para partir a su luna de miel, antes de salir por la puerta el francés arrojó su pequeño ramo de rosas blancas que cayeron justamente en las manos de Aioros, junto a él estaba Saga con un dormido Dante.

Todos aplaudieron y esperaban que fueran los siguientes en casarse.

De ahí todo siguió normal, un año y medio del mejor de los noviazgos, sin peleas ni malos entendidos, todo era tan perfecto para la pareja, pero Saga sentía que era hora de hacer algo que ya le venía rondando por su mente desde hace cuatro meses atrás.

Milo y Camus serían los indicados para decirle de su plan, su hermano ya estaba al tanto de ello.

La pareja llegó a casa de los gemelos con su pequeño hijo Kaleth que se mostraba atento con todo lo que había a su alrededor, entre muchas ideas se pasó la tarde, acordaron verse al siguiente día para ver otras opciones.

Una semana intensa pero todo ya lo tenía listo de acuerdo al plan, sería una reunión en su casa, su gemelo lo notó muy misterioso en los últimos días pero no le dio mucha importancia porque tenía otras cosas en las que pensar.

Milo y Camus se encargarían de pasar a recoger a los Onassis Leo, sólo le tocaba esperar, le sudaban las manos, Kanon ya se encontraba a su lado cuando el timbre sonó.

Soltó el aire que estaba reteniendo en sus pulmones y abrió la puerta recibiendo a todos con una gran sonrisa, los invitó a pasar a la sala, ya no podía esperar más, era el momento indicado.

Milo y Camus junto a su dormido hijo se sentaron en un sofá, Aioria y Kanon en otro y ellos en uno de tres plazas para Dante, Aioros y él.

Se levantó para atraer la atención de todos, primero agradeció el que asistieran a esa cena.

- Hoy es una noche especial, porque yo Saga Pólux me siento el hombre más afortunado del mundo por haber conocido a Aioros y a mi niño, mi hijo. Siempre le había pedido a los dioses que me enviaran a mi vida la persona correcta, aquel que amaría con tanta intensidad, aquel día en el parque fuiste la más hermosa casualidad que me encontré, quedé desde el primer día cautivado por ti, sé sobre tu pasado pero eso nunca me ha importado. Estoy dispuesto a darle mi apellido a Dante porque quiero que seamos una familia. - Se arrodilló frente al castaño y sacó de su saco una cajita roja de terciopelo donde mostró un anillo de oro blanco con un diamante de color esmeralda con el grabado de sus signos zodiacales sagitario y géminis. - Por eso mi amor hoy te pido matrimonio frente a nuestros amigos, hermanos e hijo, quiero que sean testigos de ésta proposición, ya no puedo vivir sin ti, quiero estar a tu lado para siempre porque te amo.

No podía creer que estuviera pasando pero sentía una emoción desbordante, sin evitarlo soltó lágrimas de felicidad por lo que su amado griego dijo.

- Acepto, una y mil veces diría que si porque he conocido el verdadero amor en ti. Te amo Saga. El pelinegro puso en el dedo anular de Aioros aquel hermoso anillo que Milo y Camus le ayudaron a elegir porque todos le gustaban pero quería algo que fuera original por ello prefirieron mandarlo a hacer en una prestigiosa joyería.

- Hermano felicidades pero yo tampoco me quiero quedar atrás, así que... - Se arrodilló y tomó de la mano al león, con su otra mano libre sacó del bolsillo de su pantalón una cajita azul donde mostró un anillo tan brillante y dorado con un diamante en color verde igual a las pupilas felinas del menor de los Onassis. - Aioria sé que aún eres joven y yo bueno soy un poco mayor que tú, pero no puedo negar que estoy perdidamente enamorado de ti, sé lo que quiero y te quiero a ti por el resto de mis días, cada vez que te veo sé que mi presente y futuro eres tú, te amo con todo mi ser, por algo te conocí y sé que el destino nos quiere juntos, por eso hoy te pido que te cases conmigo porque prometo hacerte feliz y tengamos una hermosa familia ¿Aceptas casarte conmigo?.

Todos estaban en shock porque no se esperaban que sus hermanos tuvieran una relación, Saga entendió porqué su hermano estaba tan raro en los últimos días.

- Kanon no me esperaba ésto, pero mi respuesta es un sí, te amo, te amo, te amo. Abrazó del cuello fuertemente al gemelo menor y le dio un beso en los labios luego le colocó el anillo en su dedo anular para sellar su compromiso.

Tras salir del shock no evitaron bombardear con un montón de preguntas a Kanon y Aioria, luego de explicar lo que sería su secreta relación pasaron a cenar y brindar con vino.

Luego de disfrutar la rica comida pasaron de nuevo a la sala, Dante y Kaleth luego de jugar por un rato se quedaron dormidos, los adultos siguieron platicando sobre el tema de la boda, ambos gemelos coincidieron y hablaron al mismo tiempo boda doble en tres meses, se rieron porque esa conexión es única entre ellos.

Los hermanos Onassis estuvieron de acuerdo, querían la fiesta sólo para amigos y personas allegadas a ambas familias por eso estaba bien celebrarla en la fecha que se eligió.

Siguieron conversando y brindando por la felicidad que les depara a cada pareja, cerca de las once y media se retiraban todos, excepto Saga y Aioros.

Milo al escuchar que Aioria y Kanon se quedarían solos en casa del león no dudó en incluirse al plan sin ser invitado, dijo que ni loco dejaría que se comieran la torta antes del recreo, el menor hizo un puchero y objetó que no era justo porque su hermano se quedaría a solas con su cuñado.

Luego de la breve discusión que ganó el francés usando su diplomacia se retiraron dejando a solas a la pareja, Dante también se iría con ellos para que durmiera con el mini pelirojo en su habitación.

Al cerrar la puerta se dirigieron a la cocina, Saga se sentó en una silla en lo que su bello prometido le servía un vaso con agua, estaba muy feliz porque poco a poco sus sueños se iban cumpliendo.

- ¿En qué piensas amor?. Se sentó en las piernas del pelinegro, una mano la colocó tras su cuello mientras la otra le hacía entrega de su pedido, no sin antes robarle un beso.

- En que soy el hombre más afortunado del planeta, siento una enorme dicha el poder tenerte a mi lado como mi pareja, prometo ser un buen padre para Dante. Bebió todo el agua de una sola dejando el vaso en la mesa para sus manos posarlas en la cintura del castaño.

- Mi amor pero si ya estás siendo un gran padre para mi hijo, él te ama como tú lo haces, aunque no hay lazo sanguíneo que los una, para él ya eres su papá desde que te conoció, soy feliz contigo, el destino me ha enviado a un maravilloso hombre a mi vida, te amo tanto que no puedo pensar en alguien más que no seas tú. Lo besó con todos sus sentimientos a flor de piel, ese amor que nació de una linda amistad.

Dulce y lento era el contacto, sin prisas se degustaban, era el inicio de una exploración más minuciosa para saber qué tan lejos se podía llegar.

Poco a poco el beso se volvió más demandante, apasionado y húmedo, sus lenguas danzando entre sí, reconociendose por primera vez de esa forma, continuaron por largos minutos así hasta que el aire les faltó.

Aioros atrapó entre sus dientes el labio inferior de Saga para luego separarse, pero sólo unos centímetros.

Esmeralda y aguamarina colisionaron entre sí, no había necesidad de palabras, sabían lo que seguiría ahora, el deseo se asomaba por sus dilatadas pupilas.

Volvierón a darse un prolongado beso en el que ahora sus manos no se quedaban quietas, el primero en querer avanzar más allá de sólo caricias fue Aioros, sus hábiles dedos viajaron hacía la camisa turquesa del pelinegro desprendiendo cada botón para dejar al descubierto su escultural cuerpo que la ropa que usaba cada día lo ocultaba a la perfección, por inercia se relamió los labios porque todo lo que veía le gustaba.

Ansioso se dedicó a tocar desde los pectorales, bajando por su abdomen marcado, se aventuró a ir más abajo tocando el gran bulto que apenas se notaba por el pantalón oscuro, suspiros salían de la boca de Saga por esos dedos que hacían figuras imaginarias sobre su despierto miembro.

Aioros se levantó sólo para acomodarse mejor, abriendo sus piernas y posarlas a cada lado de los muslos de Saga, su cadera hizo movimientos circulares haciendo fricción en sus erecciones que mandaban corrientes eléctricas por sus cuerpos.

El primer gemido salió seguido de otros, las grandes manos de Saga tomaron las nalgas del castaño para levantarse con él encima suyo y luego colocarlo en la mesa donde se besaron de forma voraz, las piernas se enredaron en la cintura del mayor y siguió frotándose descaradamente en su palpitante miembro, sus gemidos fueron ahogados en el contacto.

Saga ésta vez tomó la iniciativa de retirar la camisa blanca de su amado, se dedicó a besar, a lamer la suave piel, dejar pequeños mordiscos sin dejar marca alguna, ya que a él no le gustaba hacerlo porque su bello doncel no es un animal u objeto como para marcarlo de esa forma.

Sentía cada reacción en Aioros, como su cuerpo se estremecía por sus delicadas caricias, siguió avanzando para retirar el pantalón incluido su ropa interior y dejar al descubierto toda su anatomía.

Se arrodilló ante él, tal como un esclavo ante su rey, se deshizo de las medias y zapatos para seguir recorriendo con besos desde el tobillo, pantorrilla y llegar al interior del muslo donde aspiró el tierno vello púbico.

Sin preámbulos se metió a la boca el pene de su amado que exclamó sorprendido por la humedad y calidez que rodeó toda su palpitante extensión.

- ¡¡Saga!!

Sentía que tocaba el cielo por el sexo oral que le estaba haciendo, el como se coordinaba en usar su lengua y succionar de dos formas diferentes; lento o intenso, sintió su cuerpo convulsionar y un excitante ardor se instaló en su vientre bajo liberando así su semilla en la boca del pelinegro que lo tragó gustoso.

Se incorporó sólo para deshacerse de la ropa restante que cubría su cuerpo y se acomodó entre las piernas abiertas de su amado.

Su pecho subía y bajaba, trataba de controlar su agitada respiración pero el poco aire que tenía en sus pulmones se le fue arrebatado por un demandante beso donde sus lenguas tenían una batalla, volvió a tomar a Aioros de la cintura y cargarlo nuevamente para sentarse en la silla sin romper el contacto.

Su punzante miembro le pedía a gritos ser atendido, pero él quería hacerlo despacio, sin prisas porque por primera vez se entregarían a la pasión y amor que sienten, se volverían uno sólo.

Hizo que su precioso doncel lubricara con su saliva sus dedos, la forma en que hizo su labor lo dejó sin aliento y más excitado que nunca.

Esa manera en que su lengua traviesa se enrollaba como una hábil serpiente, las sugerentes succiones que hacía en sus dedos o esa mirada coqueta querían hacer nublar todo su juicio y raciocinio pero se contenía porque quería que fuera especial su unión.

Cada dedo hizo su labor de dilatar aquella estrecha entrada, besarse profundamente fue una manera de distraerlo de cualquier dolor o incomodidad que sintiera.

Las súplicas y ruegos de Aioros no se hicieron esperar, se notaba impaciente y ansioso, él que quería complacerlo acató la orden que le dio.

Retiró sus dedos para posicionar su duro y húmedo miembro del cual gotas cristalinas de pre semen lo adornan en la punta, poco a poco se fue adentrando a ese cálido lugar que gustoso lo recibió.

Todo alrededor de su pene se contraía, un jadeo ronco escapó de sus labios por lo bien que se sentía estar en ese íntimo lugar de su amado.

- Mi amor quiero que disfrutes ésto y tú mismo seas el que marque el ritmo, tu placer será el mío, seremos uno sólo para siempre.

Un leve asentimiento fue esa respuesta positiva que obtuvo.

Los brazos de Aioros se aferraron al cuello de su futuro esposo para empezar a auto penetrarse de forma lenta, una mano de Saga se posó en su espalda mientras la otra la colocaba en la cintura.

Las piernas del castaño tomaban impulso cada vez que subía y bajaba, el miembro de Saga era grueso y largo que lo llenaba de placer cada vez que se adentraba más profundo en su ser.

Sus pieles ya los cubría una fina capa de sudor, los movimientos de cadera aumentaron de intensidad con el paso de los minutos, su espalda se arqueaba cada vez que su punto g era tocado, los gemidos que antes eran sólo susurrados en el oído de Saga se volvieron audibles por toda la cocina.

Ya no podía controlar sus instintos y comenzó a moverse en círculos, su pene se frotaba en el vientre bajo del pelinegro sintiendo más placer.

Con más ímpetu comenzó a saltar enérgicamente casi de forma salvaje sobre el miembro de Saga que por instinto incrustó sus uñas en la piel dorada de la espalda.

Un beso obsceno se dieron, la sáliva escapó por sus comisuras, la otra mano se posó en la cintura para ayudar a su amado a seguir con su candente labor.

Repartió besos por todo su cuello sintiendo vibrar su cuerpo, bajó a los pezones cafés que estaban arrugados por el placer, se metió primero uno a la boca luego el otro para así seguir entretenido por un buen rato sacando mas bellos gemidos de esa boquita entreabierta.

Las paredes internas cada vez se contraían alrededor de su pene, estaban cerca del final.

Su pulgar acariciaba el ariete y su mano toda la longitud hasta llegar a los testículos que chocaban en su pubis, aquellos sonidos obscenos, húmedos y eróticos podía escucharlos claramente.

Las últimas auto penetraciones fueron las más profundas que estimulaban su próstata, sentía cómo su cuerpo entero sucumbía a las oleadas de placer que se enviaban como pulsaciones a su hombría, sumado a que Saga de forma maestra lo masturbaba fue todo para que en un grito ahogado dejara salir su caliente esperma manchando la mano del pelinegro.

Las paredes apretaron tan fuerte su pene que un gruñido fue todo lo que salió de sus labios vertiendo su semen en el interior de Aioros, la potencia de su orgasmo hizo que su visión se tornara borrosa.

Se fundieron en un abrazo donde sólo se escuchaba el palpitar de sus corazones que latían en sincronía.

Varios minutos después Aioros era cargado al estilo princesa para ser llevado a la habitación de Saga donde descansarían lo que resta de la noche, en el camino compartían pequeños besos, mimos y palabras de amor.

Fue depositado con sumo cuidado en la suave cama donde volvierón a darse un largo beso con pequeñas caricias.

Ahí en las cuatro paredes de la habitación Saga volvió a hacerle el amor a Aioros, le demostró su ferviente amor y pasión que siente por él, por su bello doncel de ojos aguamarina.

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