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21. El recorrido por nuestros sentimientos

En cuanto el alba llegó y el sol dio su resplandor Jimin y Jungkook se levantaron de su calma con una sonrisa en el rostro y una emoción que no les cambia en el pecho. Se apresuraron a prepararse con "Don't go breaking my heart de Elton John" a todo volumen, cantando con el cepillo de cabello en la mano, girando y bailoteando de un lado para el otro mientras se arreglaban más de lo normal, haciendo una montaña de ropa por no encontrar el atuendo perfecto, rociándose más perfume de lo normal, mirándose al espejo con dudas de su aspecto.

Simplemente eran como dos adolescentes enamorados a punto de tener una cita. Y esto lo había notado tanto como el abuelo Park; quien solo enternecido reía por la actitud de su nieto, y tanto como Seokjin que aunque hacía muecas de asco estaba preparándose también para volver a ver al chico moreno de las flores.

—Mierda ya es tarde —murmuro Jungkook mirando la hora en el reloj de su muñeca.

Su corazón se aceleró vertiginosamente viéndose por última vez al espejo, estaba nervioso, pero debía salir ya de aquel pequeño y pintoresco hotel donde se había hospedado o llegaría tarde a su "cita" con Jimin.

Salió como un rayo de su habitación, brincó uno que otro escalón de las escaleras hasta llegar a la recepción.

—Buenas tardes ¿que nece...? —la mujer no terminó de hablar pues el hombre dejó la llave de su habitación en el mostrador y luego continuó corriendo.

El punto de encuentro iba hacer el la cafetería del señor Park Leehan, y para la suerte de Jungkook, Jimin aún no había llegado, se alegro por no verse impuntual y por poder tomarse un momento para respirar y limpiarse el sudor que escurrió en su frente. Unos cuantos minutos después Jimin llegó, se veía diferente, su rostro estaba deslumbrante, su cabello brillante y esponjoso, las ojeras que tenía habían desaparecido, su aura había cambiado y ahora solo emanaba alegría y dulzura. Al parecer, volver a su hogar había nutrido su alma.

—Hola, lo siento mucho, llegue muy tarde ¿esperaste mucho? —habló mientras jugaba con sus pequeños dedos nervioso.

—No te preocupes, esta bien —el azabache sonrió—. Jimin luces... luces realmente hermoso —sus grandes ojos brillaron más de lo normal al ver al chico lindo frente a él.

—No digas tonterías —Jimin bajo el rostro completamente apenado y con las mejillas coloreadas de un fuerte carmesí.

—Es verdad —el levantó su rostro nuevamente con sus dedos en su barbilla—. Eres tan encantador, hermoso y brillante.

—¿Soy como el sol? —soltó una risita Park.

Jungkook asintió con la misma risilla.

—Eres un sol, o tal vez una estrella también, una hermosa Estrellita, la más brillante del sistema —acarició su mejilla. Ambos sonrieron.

—Deberíamos comenzar, hay mucho que quiero enseñarte, llevaremos bicicletas para trasladarnos ¿te gusta la idea o si hace mucho calor podemos llevar tu au...?

—Es perfecto, me encanta la idea, estoy muy ansioso.

Ambos arriba de sus bicicletas y con una mochila que llevaba la suficiente agua y bocadillos para el día comenzaron el recorrido, y el encargado de darlo ahora era Jimin, y así como hizo Jungkook en Seúl, Jimin le mostró los lugares que más le gustaba visitar y que consideraba atractivos de su pequeño pueblo, ya que en sí, no hay manera de que haya partes turísticas allí por tan remoto que es, pero es un tanto ilógico ya qué hay un hotel, pero el shampoo también tiene instrucciones así que.

Primero lo llevó a un lugar donde pudieran llenar sus estómagos y así recargar energías, un lugar donde Jimin decía que...

—Tiene el mejor pollo frito que nunca hayas probado, lo prometo, hay sabores muy extraños pero ricos y otros tradicionales, ven —tomó la mano del pelinegro y lo jalo dentro del local—. Buenos días Gwan, nos sirves unas porciones por favor —le hablo al chico adolescente que se encontraba en la cocina.

—¡Jimin! —el chico sonrió—. ¿Donde estuviste? No viniste en mucho tiempo, creímos que hicimos algo mal.

—Para nada, salí un par de días a Seúl, pero he vuelto y con mucha hambre.

—Que genial, siéntese ahora les llevamos unas buenas porciones.

—Gracias —Park le sonrió y entonces tomó asiento junto a Jungkook en una de las mesas—. Taehyung y yo siempre veníamos aquí a comer pollo después de la escuela, no hace mucho termine la universidad, teníamos que tomar un autobús todos los días hasta la universidad que está unos cuántos kilómetros de aquí, era muy duro y terminábamos exhaustos.

—Vaya ¿fue así? ¿Entonces eran clientes recurrentes?.

—Lo seguimos siendo, amamos el pollo de aquí, y ya verás que tú también lo amarás —dijo, él mismo adolescente dejó el plato de pollo frito en la mesa.

—Disfrútenlo.

—Gracias Gwan.

A Jungkook le brillaron los ojos y la boca se le hizo agua al oler el delicioso aroma que emanaban esas jugosas piezas de pollo frito. Y sin pensarlo dos veces ambos comenzaron a comer.

—Woah~ es muy bueno —hablo Jeon con el bocado en la boca sin poder esperar más para poder expresar el placer culinario que estaba experimentando.

—Lo se —contesto Park también con las mejillas llenas de carne. Ambos rieron y siguieron comiendo.

Una vez sus estómagos satisfechos y la cuenta pagada salieron del establecimiento, se montaron en sus bicicletas y comenzaron su recorrido. Primero le mostró el vivero donde trabaja Namjoon, donde criaban y también vendían hermosas flores y todo tipo de platas, y donde también se encontraron a Seokjin literalmente colgado del moreno quien solo quería regar las rosas.

—¡Vamos hombre planta, ven conmigo a Seúl y se mi modelo, y mi esposo! —chilló el chico de cabello púrpura.

—Seokjin no digas esas cosas, aquí está mi trabajo y no puedo casarme contigo nos acabamos de conocer por milésima vez —le respondió el castaño.

—¿Por qué? ¡No me llames Seokjin que siento feo!.

Jimin y Jungkook ni siquiera intentaron acercarse, simplemente se escabulleron hasta donde había un montón de flores de todos los colores y admiraron todo desde allí, sin dudas el lugar era muy bonito y pacifico, quitando los chillidos de Jin, pero para Jungkook lo más hermoso era Jimin a quien le puso una flor amarilla en la oreja.

—Que lindo —le dijo mostrando su sonrisa de conejo.

El rubio se ruborizó.

—Jungkook basta no es...

—¡POR FAVOR CÁSATE CONMIGO HOMBRE PLANTA TE SERÉ FIEL! —se escuchó nuevamente Seokjin.

—Deberíamos irnos, anda.

Tomados de la mano salieron del vivero, se montaron de nuevo en sus bicicletas y continuaron su recorrido. Miraron y visitaron pequeños lugares, como la gran fuente que esta en el centro del pueblo, el pequeño museo de artesanías, las estatuas de roca de dragones donde se divirtieron tomando fotos y subiéndose a ellas, hasta que los regañaron y tuvieron que seguir pedaleando.

Recorrieron la montaña hasta llegar al manantial de agua cristalina, y la zona no estaba restringida pues la gente del pueblo sabía perfectamente cómo cuidar una área natural y por eso permanecía ese manantial y múltiples animalitos corriendo y viviendo al rededor.

—Esto es bellísimo ¿podemos entrar? —ambos bajaron de sus bicicletas.

Jimin asintió. De inmediato Jungkook dejó caer su bicicleta, se despojó de su camiseta, de sus zapatos y pantalón dejándolo solo los bóxers para entonces entrar con cuidado al agua.

—Esta tibia —dijo—. Vamos Jimin entra.

El rubio se quedó helado, estaba viendo por primera vez a un hombre semi desnudó frente a él, jamás había visto si quiera a su mejor amigo así, y no podía negarlo Jungkook tenía un asombroso cuerpo «¿será que se ejercita demasiado?» se preguntó, viendo sus fuertes brazos, sus hombros anchos, su abdomen marcado, sus piernas fuertes, quería despegar la vista pero simplemente no podía.

—¡Ven aquí! ¡Anda la agua está tibia! —le gritó el pintor sacándolo de sus pensamientos.

Y así, con mucha vergüenza se desnudó dejando la misma prenda que el pelinegro, sus calzoncillos blancos. Y así como el, Jungkook tampoco pudo detenerse a apreciar lo bonito que es el cuerpo del rubio; fino, con una piel tersa y blanquecina, una cintura pequeña, piernas largas y abdomen levemente marcado, era maravilloso.

Se metió dentro del agua con el, tímido un poco inseguro, pero nuevamente cuando vio los grandes ojos brillantes de Jungkook los cuales lo contaminaron nuevamente con su confianza, sonrió más seguro.

—¿Como sientes el agua? ¿Está bien? ¿Tienes frío? —preguntó Jeon, el rubio ladeó la cabeza negando—. Entonces si yo hiciera esto... —le lanzó agua—. ¿Hay problema?.

—¡Jungkook! —chilló quitándose el agua de la cara—. Ahora verás ¡toma! —le lanzó también agua y así ambos comenzaron una guerra de agua.

Nadaron un rato, disfrutaron del clima, del agua, del canto de las aves y observaron a una que otra ardilla pasar. Y finalmente cuando la piel de sus cuerpos se estaba poniendo como una pasa salieron del agua, se colocaron su ropa y se recostaron en el césped bajo el solo para secar sus cabellos.

Descasaron en el semi silencio, el viento soplaba en las hojas de los árboles y había unos bichitos soltado un ruido agudo y continuó. De pronto, Jungkook se levantó recargándose sobre su hombro, para entonces acariciar el rostro del rubio con la yema de sus dedos, haciéndole cosquillas.

—Detente me estás haciendo cosquillas —Jimin abrió los ojos y encontró el rostro de Jeon muy cerca del suyo, rápidamente se ruborizó—. Jungkook...

—Jimin tengo que decirte esto, tengo que sacarme esto del pecho —hablo—. ¿Recuerdas lo que dije ese día que viste las pinturas en la exposición? —el asintió—. Es mentira, no fue mera coincidencia, yo... te había estado soñando por meses, no desaparecías de mis sueños y creí que era muy buena idea pintarte, creí que no existías, Jin tampoco lo hacía me decía que eras un productor de mi imaginación y por eso su sorpresa al conocerte, y no quería que pensaras que era raro, no quería asustarte. Pero además...

—Yo también Jungkook —objeto Jimin—. Te había estado soñado por muchos muchos meses, el único que sabía sobre esto es Taehyung, se lo oculte a Yoongi por miedo y también por que pensaba que solo eran sueños hasta que te conocí y me...

—¿Y te que Jimin? Dime —lo miró directamente a los ojos.

El corazón del rubio se aceleró vertiginosamente, su boca no paraba de hablar y estaba apunto de soltar algo que se quería guardar hasta el momento indicado, no tenía escapatoria «¿será este el momento?» se preguntó el nervioso.

—Yo... yo me ena...

—¡¡Jimin!! —una voz conocida para Jimin resonó, ambos voltearon a ver y una cabellera castaña y densa se movió hacia ellos—. Jimin Jimin Jimin Jimin Jimin Jimin Jimin —se movió a máxima velocidad, el nombrado se asustó al verlo ir hacia el.

—¡Taehyung detente que estás...! ¡Ahh! —su mejor amigo literalmente se lanzó a abrazarlo tiradose arriba de él riendo alegremente—. Tonto ¿que te pasa? Vas a lastimarnos —río también el rubio.

—Te extrañe mucho ¿por que no me llamaste? Creí que habías muerto, me tenias con el Jesús en la boca eres un mal amigo Jimin-ssi, me haces sufrir — dramatizo y separaron, Taehyung hizo un puchero cruzado de brazos.

—Lo siento Tae, no volverá a pasar, ahora estoy aquí y estoy bien como puedes ver —le sonrió.

—Te perdonó, abrazo —lo volvió a abrazar de nuevo con fuerza.

—Ejem... amm ¿hola? —habló Jungkook un tanto confundido.

Taehyung se separó de su mejor amigo y miró al azabache con el ceño fruncido.

—¿Y este quien es?.

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