Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8

Abrí los ojos, no porque quisiera, sino porque una mano suave pero insistente tocó mi hombro. Giré lentamente hacia la derecha, donde vi a Jessica mirándome con una sonrisa expectante. Movía los labios, pero mis sentidos aún estaban algo embotados. ¿Qué estaba diciendo? ¿"Nuevo"? ¿"Alguien nuevo"?

—Madeline, a partir de ahora trabajarás junto a él... —dijo mientras señalaba hacia un grupo de maquillistas que preparaban a alguien más.

Esa espalda me resultaba extrañamente familiar...

Incluso con mi visión algo nublada por el mareo, pude notar que aquel desconocido era atractivo. Me obligué a concentrarme, pero el malestar hacía todo más difícil.

—Se llama Aspen Donnovan.

—¿Qué...? —murmuré, sintiendo cómo mi cabeza se despejaba de golpe.

El nombre me atravesó como un rayo. Giré de nuevo hacia el "nuevo" con renovada atención, justo cuando él se daba vuelta. No, no podía ser. ¡Maldición! ¡Es Aspen!

—Sí, cuando regresó a la ciudad fue la mejor noticia para nuestra marca, así que me apresuré a contactarlo... —continuaba Jessica, pero ya no la escuchaba. Sin darme cuenta, me había levantado y caminado hacia él, dejándola hablando sola.

Aspen, con una simple sonrisa, había logrado capturar la atención de todas las maquillistas, quienes parecían apenas capaces de concentrarse en su trabajo.

—Necesitas un poco más de polvo aquí... —decía una de ellas, aplicando con delicadeza sobre su mejilla—. ¡Oh, no! Fue demasiado, deja que lo quite...

La maquillista extendió la mano hacia su rostro, pero antes de que pudiera siquiera tocarlo, me interpuse entre ambos y, sin pensarlo demasiado, tomé a Aspen por la muñeca y lo arrastré conmigo.

—Ven. Ahora.

Él no se resistió; de hecho, juraría que lo escuché reír. Lo llevé a un rincón apartado, lejos de las miradas curiosas. Mi respiración estaba agitada, y no solo por la sorpresa de verlo.

—¿Qué se supone que estás haciendo aquí? —le espeté, incapaz de disimular mi frustración.

—¿Modelar, tal vez? —respondió, encogiéndose de hombros con fingida inocencia.

—¿Por qué aquí? ¿Por qué justo ahora? —mi voz temblaba entre la ira y el desconcierto.

—Prince... —lo miré con una advertencia, y él rodó los ojos con exasperación—. Madeline, te juro que no tenía idea de que trabajabas aquí, ni mucho menos en qué horario.

—¿No has visto mi cara en todas las revistas? —alcé una ceja, cruzando los brazos con desconfianza. No me creía ni una sola palabra de lo que decía.

—Te he visto a ti, claro, pero no me importa para qué marcas trabajas. No me dedico a memorizarlas —se defendió con calma—. Recibí una invitación y acepté porque pagaban bien.

Solté un suspiro profundo, tratando de calmarme. Aparté la mirada, tratando de asimilar la situación. ¿En serio tenía que trabajar con él? ¿Qué dirían mi padre o Dante cuando vieran las fotos?

—Tsk —chasqueé la lengua—. Ya no hay nada que hacer. Pero no pienses que usarás esto como excusa para acercarte a mí. Tú por tu lado, y yo por el mío. Ni siquiera quiero que nos toquemos por accidente.

—Está bien, Madeline. Pero podrías empezar por soltar mi mano.

Mi mirada cayó de golpe hacia nuestras manos, aún entrelazadas. Al instante, solté la suya como si me hubiera quemado, pero él se tomó la libertad de acariciar lentamente el dorso de mi mano antes de dejarla ir. Me aparté de inmediato, sacudiendo la cabeza, y me alejé de él tan rápido como pude. Apenas di dos pasos cuando sentí que mis piernas temblaban.

—¿Estás bien? —preguntó, con un atisbo de preocupación en su voz.

—Tú preocúpate por ti mismo —contesté de forma cortante mientras me dirigía de nuevo a mi tocador.

El mareo que me invadía no era solo por el estrés de haberlo visto de nuevo, sino también por el peso de la situación. Saber que trabajaríamos juntos no era precisamente ideal para mantener las distancias que tanto ansiaba.

—Madeline, ya estamos listos para comenzar —anunció Jessica.

—De acuerdo —murmuré, poniéndome en pie.

Me entregaron un bolso y caminé hacia las cámaras, intentando ignorar la mirada insistente de Aspen, que seguía mis movimientos desde el otro lado del estudio. Sentía sus ojos clavados en mí, y eso no ayudaba a mi ya creciente nerviosismo. Sacudí la cabeza, enfocándome en las poses, hasta que el primer set de fotos terminó.

—Bien hecho. Siguiente atuendo, Madeline. ¿Te encuentras bien? —preguntó Jessica con amabilidad.

—Sí, solo... ¿me podrían traer un poco de agua? —pedí, agitada.

Cuando me trajeron la botella, bebí con rapidez. Mi cuerpo ardía, y una sensación de agotamiento inexplicable me invadía. Algo no estaba bien. Sin embargo, me obligué a continuar. Me maquillaron de nuevo mientras observaba a Aspen a través del espejo. Lo hacía bien, demasiado bien para alguien que, según él, apenas empezaba, además, aquella mirada hacia la cámara... estaba segura de que haría derretir a más de una como lo está haciendo ahora.

—Es increíblemente atractivo... —susurró una maquillista a mi lado.

—Sin duda nació para esto —añadió otra.

Rodé los ojos y me levanté del tocador cuando ya habían terminado con mi maquillaje y peinado del siguiente conjunto. Jessica, siempre tan perspicaz, sonreía satisfecha y adorando el cómo Aspen modelaba.

—Hice bien en hacerte pasar primero, él aprendió justo lo que debía hacer luego de verte a ti —comentó.

Sin duda sé que aprende rápido, lo recuerdo bien. Volví la mirada a Aspen para contemplar sus movimientos fluidos y un poco parecidos a los míos en ciertos aspectos. Jessica aplaude marcando el final del turno de Aspen y llamando la atención de los presentes.

—Ahora, las siguientes fotos serán en pareja.

—Espera, ¿qué? Jessica... —intenté protestar, pero fue inútil. No había escapatoria, ella mandó a Aspen a cambiarse rápidamente mientras los otros preparaban las cosas y las cámaras para la siguiente sesión.

Apenas Aspen se acerca a mí, noté que su conjunto estaba a juego con el mío, me mira un momento y me guiña un ojo, rodé los míos y nos acercamos a la cámara, y, con cada instrucción, sentía cómo el espacio entre nosotros se reducía.

—Más cerca, Madeline, más... —decía el fotógrafo, hasta que casi no quedaba espacio entre nuestros cuerpos.

Aspen sonreía como si disfrutara de la cercanía en la que estábamos obligados a estar. Intenté ignorarlo, pero no fue fácil cuando de repente su mano se posó en mi cintura.

—Esto no es accidental —susurró con picardía.

—Cierra la boca y concéntrate —respondí, fulminándolo con la mirada.

Aspen, sin embargo, estaba en su elemento. A cada pose, a cada cambio de atuendo, él se adaptaba con una naturalidad que me desconcertaba, realmente estaba aprovechando el momento. Quería alejarme un poco pero al ver a Jessica felicitarnos por la buena conexión que teníamos, decidí resignarme y complacerla, acercándome a Aspen y modelando como siempre lo he hecho. Las fotos terminaron, y tan pronto como fue posible, me alejé de él, sintiendo el alivio de la distancia.

Finalmente, con las fotos terminadas, me despedí apresuradamente y me dirigí hacia la salida, donde Dante ya me esperaba.

—Hola, hermosa —me saludó con un beso en los labios—. ¿Lista para nuestra cita?

—Claro que sí.

Mientras subíamos al auto, vi de reojo a Aspen saliendo del estudio. Fingí no verlo, pero Dante lo notó y frunció el ceño.

—¿Aspen Donnovan? —preguntó con curiosidad—. ¿Qué hacía aquí?

—Pues... al parecer lo contrataron para modelar. Jessica lo contactó. Yo tampoco lo sabía —respondí con una sonrisa nerviosa.

Dante no dijo nada más, pero la duda de si habíamos modelado juntos permanecía en su rostro, y yo preferí ignorarla, aunque el peso de esa nueva realidad era difícil de esquivar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro