Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7

Escuchaba a alguien llamarme pero apenas podía oírlo bien. Mantuve mi mano cubriendo mis ojos con cansancio, la voz se escuchaba lejana pero cada vez se hizo más fuerte hasta que pude reaccionar.

—Señorita Madeline.

Miré a André con sorpresa, ¿cuánto tiempo lo he ignorado? Cerré los ojos un momento, veía un poco borroso. Aspiré con fuerza y sacudí levemente mi cabeza para quitarme el mareo.

—Lo siento, André —mencioné agarrando mis cosas.

—¿Se encuentra bien? ¿Quiere que la lleve a un hospital?

—No, no, no te preocupes. No es nada —sonreí abriendo la puerta—. Nos vemos mañana.

André asiente al responder. Bajé del auto y entré al estudio, encontrándome con los preparativos para la sesión de fotos.

—Madeline, cariño. Llegaste —saluda Sheryl—. Esta vez te ves muy bien, luces fantástica. Ahora sí se nota que sigues la dieta que te di.

Sonreí con incomodidad pero no duró mucho cuando me mandó a cambiarme enseguida para la sesión. Las estilistas se encargaron de ajustar todo antes de salir frente a la cámara, Sheryl finalmente estaba halagando todo en mí, al menos me había quitado un peso de encima. Aunque aún me sentía con mucho sueño, pero tuve la suerte de que como no nos detuvimos muy seguido por algún problema que a Sheryl no le gustaba, pudimos terminar antes.

—Nos vemos en la próxima —me despedí saliendo del edificio.

Intenté llamar a Dante para saber si él estaba por llegar, había dicho que vendría a buscarme, pero lo único que conseguí fue que me colgara la llamada para mandarme un mensaje en el cual decía que no iba a poder pasar por mí. ¿Y ahora? André de seguro ya estaba en su casa, no podía pedirle que viniera por mí.

Bostecé un poco pero apenas abrí los ojos de nuevo noté un bugatti que me resultó familiar. La puerta de aquel auto se abre dejando ver a la persona tras el volante. Claro... Tenía que ser Aspen. ¿Cómo supo que trabajo aquí?
Intenté ignorarlo, pasar de él y no dirigirle ni una mirada.

—Wau, realmente no quieres saber nada de mí, ¿o me equivoco, princesa?

Me detuve un segundo, tenía el impulso de girarme para encarar a ese hermoso hombre tras de mí... pero Dante aparece en mi mente, obligándome a reprimir aquellos impulsos.

—Supongo que es un sí —murmuró viéndome marchar—. Entonces, lo que dijo Vic es cierto. Siendo sinceros no te creí nada.

—Sí, bueno... No me importa.

—Al menos me hablas. Eso es algo.

Hice una mueca y caminé más rápido para alejarme, pero pude escuchar cuando cerró la puerta de su auto y luego apareció con este a mi lado.

—Puedo llevarte si lo necesitas. Está oscureciendo y puede ser peligroso.

—No, gracias.

—Vamos, princesa... No puedes ignorarme por siempre, y además por la cosa más tonta del mundo.

—Pues discúlpame si no querer que se creen chismes sobre nosotros, haciendo que se ponga en riesgo mi relación con mi novio, te parezca de lo más tonto —espeté volteando a verlo.

¿Para qué?
Sus ojos cautivaron los míos como si fuera un imán tan hermoso. Aquella mirada intensa y una sonrisa ladina que me quería hacer caer de rodillas. Tuve que tener mucha fuerza de voluntad para apartar la mirada, pero en ese momento lo escuché detener el auto y bajarse de este hasta alzarse frente a mí.

—Princesa...

—Madeline. Aspen. Me gustaría que respetes mi relación y evites apodos como esos —pedí cruzando mis brazos y apretando las manos sobre estos para contenerme. Aspen se mantuvo en silencio por unos segundos.

—¿De verdad harás esto? —cuestionó. Me encogí de hombros sin más—. Joder, Madeline... No puedo creer que después de todo no hayas aprendido nada.

—¿Qué dices? ¿Qué se supone que debía aprender?

—Deberías de saber lo terco que soy cuando quiero algo... —lo miré de nuevo—. Y yo jamás he dejado de amarte...

Mi corazón golpeó mi pecho hasta hacerme sentirlo acelerado dentro de mí, incluso podía escucharlo latiendo con fuerza, como si esa afirmación lo hubiera vuelto loco. Apoyé una mano sobre mi pecho para sentir mis latidos acelerados.

—Si debo competir de nuevo con un tipo para tenerte conmigo, lo haré.

—Pareces un niño egoísta —aparté la mirada.

—Quizás lo sea... —de repente me acorraló contra la pared de atrás—. Pero es porque tú eres lo único que no podré soltar jamás, menos cuando nunca quise hacerlo desde un principio.

—¿No has escuchado aquella frase de "si amas algo, déjalo ir"? Entonces, ¿no me amas lo suficiente?

Fue como haberle derramado agua helada. Aspen no supo qué responder y solo me mira con sorpresa, apoyé una mano en su pecho y lo hice para atrás y así conseguí liberarme.

—No quiero que vuelvas a meterte en mi vida, Aspen —solté sin mirarlo—. Mis maestros están muy felices conmigo, soy la mejor estudiante. Las marcas para las que modelo están felices, mi novio perfecto y de ensueño está feliz conmigo... Mi padre está feliz.

Cerré los ojos por no poder aguantar muy bien mis emociones, sentía que mis manos temblaban.

—Así que, te pido por favor que no cambies nada en mi vida. Tengamos el menor contacto posible y olvidemos... todo. Olvida que alguna vez sentiste algo por mí... Yo lo hice.

Esperé unos segundos por su respuesta, no hubo nada. Me aparté retrocediendo un paso para alejarme pero antes de hacerlo él tomó mi mano de golpe.

—No puedes pedirme algo como eso, Madeline. No puedes hacerlo, no lo hagas nunca más —su respiración era pesada—. ¿Cómo me pides que olvide lo que tuvimos si ni siquiera quise que terminara en primer lugar? Y tú tampoco.

—Aspen...

—Sí, pareces tener la vida perfecta con todo lo que dijiste. ¿Pero realmente lo es para ti? ¿Es esto lo que quieres? —esperó por mi respuesta pero fue mi momento de permanecer en silencio—. Todo por lo que habías luchaste por conseguir ese último año de instituto ¿no significó nada? Porque veo que la historia se repite, no has aprendido de tu pasado. Estás pálida y delgada, agotada todos los días y junto a un hombre que no te gusta en verdad.

—¿Qué sabrás tú sobre lo que siento por Dante? —aparté mi mano de golpe—. Si te atreves a decir que es porque me conoces, te juro que voy a...

—Te conozco, Madeline. No me importa si me golpeas mientras intentas negarlo. En el fondo sabes que es la verdad.

—Pasaron tres años. No me conoces, ya no.

—¿Cómo no hacerlo? Si a pesar de todo eres igual a la Madeline que conocí en la cena de mis padres, la primera vez que te vi sin máscaras.

Negué con la cabeza, no quería seguir con esto. Me sentía tensa por pensar en que algún paparazzi nos viera y decida publicar alguna mentira sobre que nosotros estamos juntos.

—Debo irme.

—Madeline...

—Adiós, Aspen. Nos vemos cuando mi padre llame a otra reunión con los Donnovan.

—Al menos déjame llevarte a casa. Es lejos de aquí.

—Pediré un Uber.

Saqué mi celular y entré a la aplicación, hice mi pedido de un servicio antes de que Aspen me quitara el celular, le veía con las ganas de hacerlo.

—Ya. Puedes irte —comenté mostrándole la pantalla unos segundos.

—Esperaré contigo... —suspiró recargándose en la pared junto a mí.

Rodé los ojos, sabiendo que aunque le gritara él no iba a irse y sinceramente estoy muy cansada como para gritarle. Me recargué y miré mi celular para saber en cuánto tiempo llegaría este señor. ¿Siete minutos? Por favor que llegue antes.

—De verdad... me preocupas, Madeline.

—Guarda silencio. Si vas a esperar conmigo al menos no quiero oírte hablar.

Le di la espalda aún recargada contra la pared. Aspen suspira profundo pero me hace caso, no dejé de mirar mi celular pero maldecía constantemente a este idiota que no sabía manejar, se iba por otras calles, alejándose más en lugar de acercarse.

—¿Qué le pasa? —me quejé en murmullos.

—Mi auto está justo en frente. Si me dejaras...

—¿Qué he dicho sobre que hables?

Lo miré por encima del hombro con advertencia, él levantó las manos a modo de paz. Suspiré y volví a mirar mi celular, le pedí por el chat al señor de que dejara de dar vueltas de una vez pero apenas lo leyó me canceló el viaje.

—¡Agh, maldita sea!

—Madeline...

—No. Guarda silencio —espeté.

Pedí otro viaje pero algo les pasaba a todos los conductores hoy que eran una mierda. Finalmente me rendí, me apoyé en la pared de nuevo y maldije en voz baja, pensando en lo que iba a hacer.

—Bien. Tú ganas —me volteé hacia Aspen—. Te dejaré llevarme, pero solo será eso. No quiero ni que hablemos, ni que me toques o siquiera que me mires...

Porque de verdad me destroza estar cerca de ti y no poder hacer más nada contigo. Eres como algo prohibido para mí, una joya en un museo, la fruta prohibida, ¡yo qué sé! Pero sé que eres algo que no tengo permitido tocar por mucha tentación que sienta hacia ti.

Aspen sonríe triunfante y me deja el paso hacia su auto. Abre la puerta para mí antes de poder hacerlo por mi cuenta, lo miré con advertencia subiéndome al auto. ¡Dios! Todo huele a él... huele tan bien... Además de que en verdad es un muy hermoso auto.
Aspen se sube finalmente y lo pone en marcha, aparté la mirada hacia la ventana y me concentré en el camino para no verlo a él.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro