Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 26

—Pero nena, ¿qué te pasó en el rostro? —Jen me mira preocupada, al igual que Theo.

—¿Esto? No te preocupes, Jenny —me sobresalté cuando la voz de Dante aparece a la par que apoyó su mano sobre mis brazos—. Anoche se nos pasó la mano en la ducha y terminó resbalándose y pegándose un poco, pero está bien.

Dante me mira, esperando a que confirmara su versión, al igual que Jen y Theo. Al ver que no lo hacía, porque se me dificultaba mentirle a mi mejor amiga, Dante aprieta su mano en mi hombro con más fuerza.

—S..Sí, sí. Se nos pasó la mano, es que ya sabes cómo me pongo, Jen —sonreí, intentando parecer neutral.

Era obvio que mi mejor amiga no se creía este cuento, me conoce mejor que nadie, pero sabe también que no puede hacer mucho frente a todos, mucho menos si me pone en peligro a mí.

—Está bien... —suspiró y miró amenazante a Dante—. Y mi nombre es Jennifer.

—Como digas. Es hora de irnos. Nosotros nos adelantaremos en el jet privado de mis padres, queremos llegar lo antes posible para nuestra boda, aunque sean los preparativos.

—Nos vemos —sonreí—. Despídanse de Vic, por mí.

—Lo haremos —respondió Theo con una mezcla de duda y preocupación en su rostro.

Me giré hacia el frente, bajando la mirada con pesar. Dante me apretó contra él, sonriendo satisfecho por mi obediencia.

—Bien hecho, hermosa.

—Púdrete —musité entre dientes.

—No me tientes, Madeline. Aunque no pueda hacer nada aquí, cuando estemos solos te vas a enterar.

—Si mi padre se entera que tú me has golpeado...

—¿Crees que estará de tu lado? —se ríe con burla—. Por favor... él me quiere más a mí como su hijo. Tú solo eres una marioneta de negocios. Si yo le digo que te lo has merecido, me creerá.

Apreté los labios con frustración y volví a bajar la mirada. Sabía que tenía la razón y eso era lo más hiriente. Dante abre la puerta del vehículo que nos llevaría al jet, antes de subir pude sentir la presencia de Aspen... pues mi corazón latía más fuerte como cuando él está cerca. Lo vi a lo lejos, agitado y desesperado. Solo atiné a dedicarle una mirada de dolor antes de que Dante me obligara a subir al auto, que arrancó tan pronto estuvimos dentro.

—Cuando esto acabe te compraré un nuevo celular —mencionó sin apartar la mirada de su celular—. Será el mejor de todos pero estará configurado para que yo pueda saber todo lo que haces, a quién escribes, o con quien hablas... Y por supuesto, todo quedará grabado. Así que no trates de volver a engañarme, no te servirá esta vez. Lo sabré.

Me crucé de piernas hacia la ventana e incliné mi cuerpo para darle la espalda a Dante. Lo escuché bufar y murmurar un "que infantil eres con tus rabietas". Ignoré sus comentarios, concentrándome en las calles que pasaban veloces ante mis ojos. Llegamos al Jet en poco tiempo. Dante me hizo subir, y me acomodó en el asiento junto al suyo.
No le dirigí la palabra en todo el vuelo, solo deseaba que el avión se estrellara, cualquier cosa para escapar de este destino a su lado.

Apoyé mi cabeza contra la cabecera del asiento y suspiré profundamente.

—Aspen... —murmuré apenas audible, con deseos de verlo.

—¿Qué has dicho?

—Nada.

No insistió. Me abracé a mí misma, cerrando los ojos para tratar de imaginarme estando junto a Aspen. Quería estar con él en este mismo instante.

****

****

Dante no me dejó en paz en ningún momento, a donde yo iba él estaba para vigilarme como su prisionera, controlando cada paso que daba para hacer los preparativos de la boda. Él no me soltaba. Me tenía agarrada como si tuviera puesta una correa de perros. Era tan agotador... no pude ver a Aspen ni saber de él, estaba atrapada con este monstruo. Hasta que había llegado el maldito día.

—Asegúrate de cubrir bien estos —acarició mi mejilla amoratada—. No querrás que todos lo vean y tu padre pregunte el porqué.

No respondí. Me miré en el espejo, viendo a Dante reflejado en este, sonriendo. Me agarró por las mejillas con una mano aunque me doliera y besó mis labios con posesividad.

—Debo ir a prepararme. Nos vemos en el altar, mi amor.

Aparté mi rostro haciéndolo a un lado y él solo se burló de mí antes de salir de la habitación, volví la vista al espejo y limpié mis labios con asco. Resoplé comenzando a prepararme yo misma, maquillándome hasta que había cubierto perfectamente el golpe en mi mejilla, entonces pasé al peinado. Todo lo hice yo sola, sin prisa, pero cuando iba a ponerme el vestido Ritha y Jen entraron a la habitación.

—Nena... ¿se puede? —pregunta Jen.

—Sí, claro.

—Dios mío, te ves... tan hermosa —menciona Ritha, aunque sus ojos reflejaban tristeza—. Lástima que el día no sea acorde a tu belleza.

—Corazón, te aseguro que si pudiera evitaría todo esto —Jen me abraza con las lágrimas amenazando sus ojos—. Lo siento, tanto.

—Está bien... Puedo con esto —intente sonreír, aunque una lágrima logra escapar, así que la limpié de inmediato—. Necesito ayuda para ponerme el vestido, no puedo tardar más o vendrán a buscarme.

—Te ayudaré.

Jen lo hace, me ayuda a ponerme el vestido y a darme los últimos toques. Ritha me observa con desánimo.

—Traeré unos arreglos para el cabello —menciona Ritha—. Señorita Jennifer ¿me ayudaría a buscarlos?

—Sí... seguro. Enseguida volvemos, nena.

Asentí una vez. Ambas salieron de la habitación y yo me senté frente al tocador para verme. Decidí arreglar mi maquillaje pues algunas lágrimas lo estaban arruinando, sin embargo, no pude detenerlas. Dejé de maquillarme al ver que resultaría inútil y solo volví a sollozar. Escondí mi rostro entre mis brazos, sobre la mesa del tocador. Sollocé intentando deshacerme de esta tristeza lo más pronto posible para volver a arreglarme.

Levanté la mirada cuando escuché algo tras de mí, miré por el reflejo del espejo una sombra en la ventana y de repente Aspen salta dentro de la habitación.

—¡¿A..Asp...?! —me levanté de la silla espantada, pero él cubrió mi boca al instante.

Reaccioné y miré hacia la puerta, esperando no haber alertado a los guardias que la custodiaban. Y es que había cientos de ellos por todas partes, para impedir que yo me escapara o que justamente Aspen entrara... supongo que los despedirán a todos porque han fallado.

—¿Cómo es que... estás aquí? —susurré una vez que Aspen aparta su mano de mi boca—. Debes irte.

—Princesa...

—Si alguien te ve...

—Maddie...

—Mi padre puede entrar en cualquier momento y...

—Madeline.

Aspen me toma por los brazos con firmeza y delicadeza, mirándome a los ojos, con una sonrisa tranquilizadora. Su mano se posa en mi mejilla y limpia con su pulgar el rastro de lágrimas en mi mejilla; apoyé mi mano sobre la suya en mi mejilla con suavidad, la apreté, pero bajé la mirada, queriendo romper en llanto de nuevo.

—Ven conmigo.

—¿Eh? —lo miré incrédula, sin poder creer lo que se atrevió a decir.

—Princesa, escapémonos juntos. Larguémonos de aquí. Ocultémonos de nuestras familias, de todos.

—Aspen... ¿qué estás diciendo? ¿Te das cuenta de lo que me estás pidiendo? ¡Es una locura...!

—Lo sé —respondió seguro, con gran firmeza—. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados viendo cómo te casas con alguien que solo te hará sufrir el resto de tu vida y ni siquiera podrás divorciarte.

—Y..Yo... no lo sé... ¿A dónde iríamos? ¿Cómo lo haríamos?

—Ya tengo todo cubierto. Solo di que sí, y te prometo sacarte de aquí para vivir una vida juntos, solo nosotros dos —acarició mi mejilla con tanto cariño que mi corazón se hizo pequeño en mi pecho—. Por favor, princesa... déjame sacarte de aquí y darte una vida donde no tengas que esconderte, ni obedecer a nadie más. Déjame hacerme cargo de tu dolor, Madeline.

Una nueva lágrima rueda por mi mejilla pero él la limpia, sujeta mis mejillas con ambas manos esta vez y limpia mis lágrimas con delicadeza. Cerré los ojos con fuerza, con muchas dudas y miedos, pero al volver a mirarlo al rostro y ver esos ojos azules que me cautivaron desde la primera vez... Todo miedo desapareció, y toda duda se aclaró.

—Aspen, por favor... sácame de aquí.

Me lancé a sus brazos para intentar esconderme en ellos, sollocé mientras sus manos acariciaban mi cabello para tranquilizarme mientras me susurraba que nos iríamos, solo nosotros, desapareceríamos de la vida de nuestros padres y de sus abuelos.

—Eso se oye bien... —susurré con una sonrisa.

—Qué bueno, porque si quieren irse, es mejor hacerlo ahora —me giré de inmediato para ver a Jen y Ritha en la habitación.

—Vamos, no hay tiempo —Ritha me empuja junto a Aspen—. Tienen que irse pronto.

—¿Lo sabían? —pregunté incrédula. Jen levantó las manos a modo de paz.

—Yo no. Ritha me dijo todo al salir.

—¿Ritha? —ella me sonríe con cariño.

—Señorita, cuando empecé a trabajar para su madre me hizo prometerle de que siempre la protegería como si fuera mi propia hija, cumpliré con su voluntad aunque ella no esté aquí.

Mi madre... No tenía tiempo para procesar lo que esas palabras significaban. Todos comenzaban a hacerme apresura para escapar con Aspen, antes de que sea muy tarde.

—Espera, ¿entonces por qué dejaste que me pusiera el vestido? ¿No sabes lo incómodo que es?

—Es justamente por eso —ríe Ritha—. ¿Qué mejor forma de escapar de una boda que no quieres, que destrozando un vestido el cual no te gusta?

—Te salvas de esta.

Agarré las mangas del vestido y las arranqué al igual que el cuello de este. Suspiré aliviada y sonreí emocionada, ya no había vuelta atrás.

—Así estoy mejor —dije, mirando a Aspen, quien me ofreció su mano mientras me sonríe.

La tomé sin dudar, y él me llevó hacia la ventana, miré lo alto que estábamos y me invadió el pánico.

—Espera, yo no fui al servicio militar —le recordé.

—¿Confías en mí?

—Lo hago, pero...

—Entonces no te preocupes. Agárrate fuerte.

Se subió a la ventana para irnos, pero yo me detuve para mirar a Ritha y a Jennifer. Me solté de Aspen para correr a abrazarlas a ambas.

—Las quiero tanto, gracias —sollocé.

—Y nosotras te queremos a ti, nena. Prométeme que me enviarás mensajes cuando tengas un celular nuevo.

—Lo haré.

—Cuídese señorita, y sea feliz siempre.

Asentí. Regresé donde Aspen y lo abracé para sujetarme. Él me rodea la cintura con un brazo y usa el otro para saltar de ventana en ventana, al llegar al suelo me dejó agarrada en una de estas y bajó primero. Me indicó que saltara y a pesar del miedo, cerré los ojos y así lo hice, hasta caer en sus brazos.

—Tal y como una verdadera princesa —sonríe ampliamente.

—Y tú realmente eres un príncipe azul.

Me bajó hasta tocar el suelo. Tomó mi mano y ambos echamos a correr hasta su auto, en el cual estaban Liam y Victoria.

—Todo listo, Aspen —dice Liam.

—¿Victoria? —dije sorprendida—. Tú... ¿estás de acuerdo con esto?

—Por supuesto —sonríe antes de abrazarme—. Quizás no vea seguido a mi hermano pero... sé que él estará feliz contigo. Ambos lo estarán y eso es lo que más me importa.

—Gracias... —me aferré a ella—. Liam, cuídala bien, y nada de ser irrespetuoso.

—¡Ellie! —Vic se sonroja un montón, Aspen me fulmina, pero Liam sonríe y asiente—. Bueno, bueno, es hora de irse.

Aspen abre la puerta para mí y me ayuda a meter el vestido completo en el auto. Luego se sube él, nos despedimos de los chicos antes de que Aspen le diera al acelerador a fondo y nos fuéramos de mi boda. Me sentía emocionada y completa, pero sabía bien que mi padre no descansará hasta encontrarme, aun así estoy feliz con mi decisión.

Mientras avanzaba el auto, sentí la mano de Aspen sobre la mía. Me mira con una sonrisa y se lleva mi mano hasta sus labios para dejar un tierno beso en ella.

—¿Quieres poner música?

—Por supuesto, pero primero quiero vaciar las cuentas de banco de mi padre.

—Ya pensé en eso, nos hice una cuenta conjunta a donde puedes transferir el dinero. No te preocupes porque nos rastreen, lo tengo resuelto.

—Sí que has pensado en todo, ¿no? —sonreí ampliamente, y Aspen vuelve a besar mi mano.

—Te lo dije, aún había algo que podíamos hacer.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro