Capítulo 22
Me quité los lentes de sol y los coloqué sobre mi cabeza en cuanto habíamos llegado al hotel. Mi padre y los padres de Dante se encargaron de conseguir las llaves para la habitación. Dante me sostiene por la cintura para llamar mi atención.
—Mi padre me ha dicho que tendremos una de las mejores habitaciones. ¿No es genial, hermosa?
—Sí, claro —le sonreí unos segundos antes de alejarme con la excusa de tener que decirle algo a Jen.
Era más que obvio que mi padre forzaría las cosas para que Dante y yo compartiéramos una misma habitación. Si por él fuera, nos obligaría a tener un hijo para asegurarse de que sus negocios perduren por siempre. Es por esa razón que uso pastillas y condones, no me gustaría atar de esa forma a alguien, y menos si esa persona no es con la que quiero estar atada para siempre.
Mi padre se acerca a Dante para entregarle la llave de nuestra habitación, no tuvimos más opción que seguirlo. Subimos al ascensor para llegar a uno de los últimos pisos y al abrir la puerta de la habitación que nos correspondía... he de admitir que todo era hermoso y me gustaba en verdad. Me apresuré a ir hasta el balcón para ver las hermosas vistas desde aquí, sonreí ampliamente hasta que sentí a Dante abrazarme por detrás.
—Se ve todo muy hermoso, aunque no más que tú —besó mi cuello con cierta lujuria de la que me di cuenta.
—Quiero ir a la playa —respondí rápidamente—. Le dije a Jen que nos veríamos allí.
Dante me observa decepcionado, pero asiente comprensivo. Me suelta y no dudé en alejarme, él me observa por un instante, pero termina siendo el primero en entrar a la habitación. En ese instante mi celular suena por un mensaje, pensé que era Jennifer pero sonreí de nuevo al ver el nombre de Aspen.
Aspen:
Princesa,
mira arriba 7:24 a.m.
Levanté la mirada como me indicó hacia el balcón de arriba a la derecha, él estaba allí, apoyado contra la barandilla, usando lentes de sol oscuros que le quedan... tan bien.
Maddy:
¿Vamos a la playa? 7:25 a.m.
Aspen:
Por supuesto.
No me perdería por
nada del mundo el verte
en traje de baño 7:26 a.m.
Aunque verte sin él también
es algo que me fascina 7:26 a.m.
Maddy:
No te pongas de caliente ahora.
Mejor vamos a la playa y ya
después vemos lo de estar
sin ropa frente a ti 7:27 a.m.
Guardé mi celular y me fui corriendo a cambiarme, eligiendo uno de mis nuevos trajes de baño y preparando mi bolso. Dante me esperaba para irnos juntos, no podía decirle que no; él me acompañó hasta la playa, pusimos la toalla sobre la arena y nuestras cosas bajo una sombrilla, miré a todos lados y sonreí al dar con Jenny y Theo.
—¡Hey, nena! —Jenny se acerca y me abraza efusivamente— ¿Les molesta si nos acomodamos aquí?
—Para nada —dije, mirando a Dante, quien solo negó resignado a llevarme la contraria.
Jen amplió su sonrisa sin hacer caso a la indiferencia de Dante. No le importaba. Le pedí que me ayudara con el bloqueador para no tener que pedírselo a Dante e hice lo mismo con ella. Después la jalé del brazo y corrimos al agua.
—Hace tanto no vengo en una playa como esta. Me recuerda nuestro viaje a Cancún —comentó Jen— ¿Recuerdas? Ese viaje en el que tú y Aspen...
—¡Calla! —la hundí en el agua, ella extendió los brazos y soltó golpes al aire para apartarme, no me dio ni uno pero aun así la solté riendo.
—¡Loca! ¡¿Intentas matarme?!
—Es que eres tarada, amor, pero así te quiero —respondí—. No tienes que decir nada con respecto a Aspen, si Dante te escucha se pondrá celoso y si él se pone celoso, yo me pondré molesta, y si yo me molesto, mi padre se enfada y si mi padre se enfada ¡Yo muero! ¿Comprendes mendes?
—No, pero te diré que sí.
Rodé los ojos y le lancé agua. Ella chilla en protesta y entonces me devuelve la salpicada, empezamos una guerra mientras reíamos hasta que Theo aparece de la nada subiendo a Jen sobre sus hombros, ella suelta un grito de sorpresa a la vez que se aferra a él como un gato asustado.
—Auch, amor mío, te pediría que sueltes tus uñas esculpidas nuevas antes de que se rompan o rompas mi piel —pide Theo haciendo que Jen se suelte de inmediato para revisar sus uñas.
—Uff, están bien —suspira aliviada.
—¿En serio? ¿Eso es lo que te preocupa? —se queja Theo haciendo una mueca de incredulidad.
—Theo, te daré un consejo... entre sus uñas y cualquier persona en la tierra, elegirá sus uñas. Una vez que estábamos andando a caballo en el mismo, ella me tiró de este porque se le rompió una uña... ella llevaba las riendas y me empujó.
Theo me mira con una mueca de dolor y compresión, Jen rueda los ojos y niega con la cabeza.
—Exagerada, yo no hice eso... tú no te agarraste bien cuando me incliné y por eso te caíste. ¿Cómo es eso de que yo te empujé? Inventas cosas.
—Ajá, sí, claro.
Ella me fulmina con la mirada. Theo ríe levemente y de repente se lanza al agua haciendo caer a Jennifer quien grita de nuevo. Solté grandes carcajadas por la escena pero entonces Jennifer cobra venganza agarrando mi tobillo, sumergiéndome de igual manera.
—¡Oye! —protesté mandando todo mi cabello hacia atrás al salir.
Me di vuelta para darle la espalda en cuanto me lanzó agua pero me distraje al ver llegar a Aspen a la playa, tuve que ser disimulada cuando lo vi porque pasaba por detrás de Dante. Noté que a su lado iba Liam y del otro lado estaba Victoria...
Al cruzar miradas con ella, su sonrisa desaparece y su ceño se frunció, recordándome lo mucho que debía disculparme y arreglar las cosas con ella. Yo sonreí un poco apenada y la saludé con la mano, pero Vic me dedica una mirada molesta, aparta la vista y se aleja. Suspiré profundo.
—¿Aún no te perdona? —cuestiona Jen.
—No, ya viste cómo me miró —respondí sumergiendo mi cuerpo hasta los hombros—. Me gustaría enmendar las cosas pero no sé cómo acercarme a ella.
—Pues aprovecha estos días, puedes intentar hablarle.
—Sí... quizás lo haga en algún momento —suspiré—. Tengo algo de hambre, ¿ustedes quieren algo?
—Estamos bien, gracias.
Theo asiente concordando con Jen. Asentí en respuesta y me alejé saliendo del agua para volver con Dante, noté que él sí había pedido algunas bebidas y comida. Justo lo que necesito ahora.
—¿Cuál es la gracia de estar en la playa con traje de baño si vas a quedarte bajo la sombrilla? —pregunté agarrando la comida.
—Por el momento prefiero estar aquí.
—Como quieras —respondí encogiéndome de hombros.
Me di vuelta para buscar disimuladamente a Aspen, lo vi terminando de acomodarse no tan lejos de nosotros. Cuando nuestras miradas conectan, él me sonríe con su habitual confianza, pero Victoria lo apartó rápidamente, como si quisiera evitar que su hermano tuviera cualquier tipo de contacto conmigo, haciendo evidente su rencor hacia mí.
—Voy al baño —avisé dejando la copa a un lado y alejándome de nuevo de Dante.
Encontré las cabañas con los letreros de baño en la entrada. Hice lo que tenía que hacer sin tardarme demasiado. Al salir de dicha cabaña, alguien me agarra por el brazo para jalarme hacia un lado y acorralarme contra la pared.
—Oye, nos pueden ver —sonreí divertida.
—No pareces muy preocupada por eso —respondió Aspen empezando a besarme con una necesidad apasionada, rodeé su cuello con mis brazos y correspondí de la misma forma—. Realmente... el blanco te queda muy bien. Como dijo Jennifer, te ves radiante.
—Qué bueno que sabes notarlo.
Nuestros labios no tardaron en fundirse de nuevo, mis manos se paseaban por sus hombros mientras que las suyas bajaron hasta apretar mi trasero, haciéndome soltar un jadeo que se ahogó en su boca.
—Aspen.
Me sobresalté mientras que Aspen bufó molesto al escuchar la voz de su hermana pequeña. Victoria nos mira asomada por el frente de la cabaña, con el ceño fruncido, intenté arreglarme apenada y tomar cierta distancia, pero Aspen no suelta mi cintura.
—Mamá quiere que estés con nosotros —dijo Vic, clavando su mirada en mí—. No con cualquier tipa.
—Victoria.
—Aspen, espera... —detuve a Aspen antes de que la fuera a regañar., y Victoria sale casi huyendo, por lo que decidí que esta iba a ser mi oportunidad, así que fui tras ella.
—Oye, lo que has dicho... la verdad no puedo enfadarme contigo por creer eso de mí. Después de todo... lo entiendo.
—¿Ah sí? Entonces sabrás que quiero que te alejes de mi hermano y lo dejes en paz —replicó, dándose la vuelta con brusquedad para encararme—. Lo que haces solo lo va a lastimar aún más. ¿Recuerdas que por tu maldita culpa terminó en un hospital y luego lo mandaron al servicio militar? ¡No pude ver a mi hermano en tres años por tu estúpido egoísmo!
Sus ojos se llenan de lágrimas mientras me observa con un odio que no estaba segura de que fuera verdad, quizás sí quería odiarme, pero no conseguía hacerlo del todo.
—Vic... —me acerqué lentamente—. No eres la única que me culpa por lo que pasó, yo también lo hago. Tienes razón, todo fue mi culpa. No voy a negarlo, tampoco voy a esconderme. Fue mi culpa que lastimaran a tu hermano y lo alejaran de ti... Tienes razón.
—Maddy, eso no es... —detuve a Aspen, quien observaba desde atrás, él comprendió que debía mantenerse al margen por ahora. Dio un paso en retroceso y se mantuvo apoyado contra la cabaña.
Sin quererlo, pero tampoco pudiendo evitarlo, una lágrima rueda por mi mejilla. Victoria me observa con dudas pero se aferra a los sentimientos que quiere sentir por mí.
—¿Entonces por qué no lo dejas en paz? ¿Por qué sigues haciéndonos esto? ¡Lo único que logras es ponerlo en peligro! ¡¿A caso no te importa lo que le sucedió o lo que le puede suceder otra vez?!
—Te equivocas, fue porque me importa Aspen que te dije toda esa mierda en ese entonces. Fue porque me importa que me negué a pensar en él, a tener contacto con ustedes y a estar dispuesta a alejarme para olvidarlo y olvidar lo que siento por él. Pero no pude hacerlo... lo que siento por Aspen es tan fuerte que no pude alejarme una vez que volví a verlo.
—No te creo. Lo único que quieres es que termine peor, ¿no?
—Vic... eso no es cierto. ¿Y sabes por qué? —ella se queda en silencio e inmóvil, dejándome estar a solo un paso de distancia de ella—. Porque lo amo... Lo amo más que a mi propio bienestar, más que a lo que pueda pasarme a mí también si alguien se entera de esto. Porque tengo miedo, Victoria. Temo que mi padre o que tus abuelos se enteren de lo nuestro, pero ese miedo no se compara con el amor que le tengo... y estoy segura de que él siente exactamente lo mismo, o no estaría aquí ahora, o no se arriesgaría igual que yo.
Victoria parece darse cuenta de lo que ocurre, como si ya supiera que este viaje era para estar conmigo y no uno familiar. Vic mira a su hermano, él asiente dándome la razón, ella trata de calmarse pero notaba sus ganas de estallar en llanto. Bajó la mirada, pensando en qué decir, pero yo sujeté su barbilla para hacerla mirarme una vez más, porque quería que sepa que todo lo que digo es la verdad.
—Lo que te dije aquella vez... lo dije con todo el dolor que cargaba en mi ser. Por supuesto que me preocupaba, quería llamarte todos los días o ir personalmente al hospital para acompañarlo y saber cómo estaba... pero eso solo empeoraría las cosas. Con mi padre y con tu familia... no quería hacerte pasar por más tragedias, sabía que lo mejor era alejarme y eso hice... hasta que volví a verlo.
—Mientes... —Vic empezó a sollozar, abofeteó mi mano sin fuerzas para separarla de su rostro—. Debes estar mintiendo, no te creo.
—Vic... —Aspen se acerca a nosotras—. Escúchame enana, Madeline dice la verdad, ¿por qué otra razón estaría poniendo en riesgo su relación con el tipo con quien va a casarse la próxima semana? Si solo buscara lo mismo que su padre estaría feliz con él ahora.
Vic no pudo aguantar más, empezó a soltar lágrimas mientras bajaba la mirada y apretaba los puños. Decidí abrazarla con fuerza para que no pudiera apartarme y demostrarle que a pesar de todo la sigo queriendo como si fuera mi propia pequeña hermanita.
—Lo siento por todo, Vic... Te extrañé tanto en todo este tiempo, extraño hablarte sobre el cuidado de la piel y sobre otras cosas. Extrañé tu amistad y me destrozaba saber que tú me odiabas... porque te quiero, te quiero como a una hermana, Vic.
El llanto quiebra mi voz, decidí callar porque sabía que ya no iba a poder entenderme si trataba de hablar mientras lloraba.
Victoria tardó un poco en hacer o decir algo, pero entonces me rodeó con sus brazos y se aferró a mí escondiendo su rostro en mi cuello, llorando aunque intentaba no hacerlo muy fuerte. Aspen apoyó su mano en la cabeza de su hermana para hacerle saber que seguía allí y que la apoyaba.
—Realmente nunca pude odiarte, lo intenté, intenté odiarte, pero no pude... —admitió—. T..También te extrañé mucho, Ellie.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro