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Capítulo 17

Estar en una situación como la mía no es para nada fácil, estoy confundida y aterrada por ser descubierta con Aspen siendo amantes, pero también estoy emocionada y feliz gracias a él. Aunque tengamos que mantenernos en secreto para que ni sus abuelos, ni Dante y mi padre se enteren de lo nuestro, no me importa... demasiado. Sin embargo, la tensión es aún palpable desde que los abuelos de Aspen vieron nuestras fotos juntos en la publicidad de Jessica, solo tengo los detalles pero según Aspen tuvo que hacer un trato con ellos para que le permitieran seguir modelando para la marca, asegurando de que era por un favor a una amiga (Jessica) y que no tenía nada que ver conmigo, incluso pidieron hablar con ella para confirmar que decía la verdad. Tenemos tanta suerte de que Jessica esté de nuestro lado, ¿y cómo no? si le encanta nuestra química.

—Júntense más, así, ¡perfecto!

Ella nos guía mientras Aspen y yo acortamos distancia, nos miramos un segundo y sonreímos el uno al otro. Miramos a la cámara de nuevo, levanté una pierna contra su cadera y él la agarró con una mano firme. Jessica parecía desmayarse por lo mucho que le encantaban nuestras fotos y lo bien que hacíamos ver a sus conjuntos de ropa. Cambiamos de posición varias veces más, una más cerca que la anterior, hasta acabar las sesión.

—Gran trabajo, chicos. Trabajan realmente bien juntos —comenta Jessica.

—Es porque Madeline es realmente buena en todo lo que hace, y yo la imito —dice Aspen antes de acercarse a mi oído cuando Jessica se distrajo—. Verdaderamente buena en todo... princesa.

—¿Es algo con doble sentido o por qué ese tono, Donnovan? —me crucé de brazos y arqueé una ceja. Aspen levanta las manos a modo de paz.

—Me atrapaste, pero no puedes negar que tengo la razón.

Rodé los ojos, lo alejé para que deje de molestar antes de ir a cambiarme, lo escuché reír mientras me alejaba de él. Me puse la ropa con la que había llegado pero me detuve un segundo por la idea que se me cruzó por la mente, mordí mi labio inferior aguantando una sonrisa y me quité las bragas para guardarlas en mi bolso, terminé de acomodar mi falda y salí del vestuario hasta encontrarme a Aspen despidiéndose de Jessica.

—Bueno, es momento de irme... —le dediqué una mirada a Aspen de complicidad que entendió rápidamente.

—Sí, yo igualmente debo hacerlo.

—Está bien, nos vemos en la próxima semana, me llegarás nuevos atuendos que debo mostrarle al público, ¡son hermosos!

Asentí sabiendo que así será. Nos despedimos de Jessica a la vez que nos alejábamos, Aspen abre la puerta y me deja el paso libre haciéndome sonreír mientras cruzaba por su lado. El lugar estaba vacío, así que no me sorprendió del todo sentir una nalgada apenas nos alejamos de la puerta, me hizo brincar levemente y mirar a Aspen con otra sonrisa más divertida.

—Al menos espera hasta estar en tu auto —mencioné.

—No lo pude evitar... —de repente Aspen me acorrala contra una pared escondida de quienes pudieran pasar, manteniendo nuestros pechos pegados el uno contra el otro—. Esa falda te queda muy bien, princesa... pero te verías mejor sin ella.

—¿Eso crees? Pues te tengo una sorpresa —me acerqué hasta rozar nuestros labios.

De nuevo tuve que levantarme en puntillas para alcanzarlo y aún así tuvo que ayudarme con agachar su cabeza. Igualmente agarré su mano con delicadeza y lentamente la deslicé por mi pierna hasta subir bajo mi falda.

—Es lo único que traigo —terminé la oración mientras su mano se encontraba con los pliegues de mi intimidad.

Me mira sorprendido pero lujurioso, sus dedos no pudieron quedarse quietos y comenzaron a acariciar mis labios y amagar con meterse entre estos, solté jadeos que él atrapó con su boca contra la mía, pero lo detuve allí para tentarlo, saqué su mano de entre mis piernas y llevé aquellos dos dedos hasta mis labios para acariciarlos con mi lengua hasta la base.

—Tú eres la única que sabe provocarme... —quitó sus dedos y rozó nuestros labios—. Ahora te deseo más, princesa.

—Lo puedo notar... aquí.

Con una mano acaricié su erección sobre sus pantalones consiguiendo que soltara un suspiro profundo. Volví a sujetar su mano y la metí bajo mi blusa y sostén, Aspen agarró mi seno y lo apretó levemente, arrancándome otro jadeo. Estábamos por correr al baño cuando mi celular comienza a sonar, arruinando el momento. Gruñí frustrada deseando ignorarlo pero sabía que a estas horas solo podía ser mi padre o Dante e ignorar a alguno es como ignorar solo a mi padre por lo que... quería ahorrarme la regañada.

Aspen resopla frustrado al igual que yo, más al ver el nombre de Dante en la pantalla. Me disculpé con la mirada antes de responder.

—Hola... Dante.

—Hermosa, ¿dónde estás? Te he venido a buscar pero aún no sales.

—¿Qué? ¿Estás afuera?

—En realidad... estoy entrando —me asomé solo un poco para comprobar que el que acababa de entrar era justamente Dante.

—Am... Sí, es que estaba en el baño. Ya salgo, espérame en la puerta.

—Está bien, hermosa.

Colgué la llamada y me arreglé lo mejor posible, miré a Aspen quien veía a Dante con molestia por la interrupción. Suspiré un poco y le di un beso en los labios.

—Nos vemos en otro momento —susurré.

—Por supuesto... ahora me has dejado con las ganas, princesa —se acerca a mi oído—. En nuestro próximo encuentro quítate la ropa interior, de todos modos no las necesitarás.

Me reí por lo bajo, negando con la cabeza con diversión. Me alejé de Aspen y caminé intentando aparentar normalidad con Dante, quien al verme, sonríe ampliamente.

—Estás hermosa.

Dante intentó besarme pero como si fuera por instinto o en un acto reflejo, le di la mejilla, haciéndolo extrañar. Me había dado cuenta de mi error después de haberlo hecho así que me cubrí la boca.

—Lo siento, me dio hambre y pedí algo que tenía ajo... No me gustaría besarte con mal aliento.

—No tienes de qué preocuparte, hermosa. Eso no me molesta.

—Pues a mí sí. Vámonos, solo quiero llegar a casa y dormir.

Dante me mira un segundo antes de asentir con la cabeza. Tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos, eso no podía negárselo... miré de reojo hacia donde Aspen aún estaba, me ve con la frase "estoy muy celoso" pegada a la frente, le dediqué una sonrisa pequeña que lo tranquilizó en cierto modo. Salimos del estudio y nos acercamos al auto de Dante; abrió mi puerta, dejándome entrar, pero el viento no jugó a mi favor cuando me estaba subiendo que levantó mi falda y Dante pudo ver la ausencia de mis bragas.

—¿No llevas bragas? —preguntó sorprendido.

—A..Ah.. Es que s..se me han... olvidado en el baño. Cuando me llamaste no quise hacerte esperar y se me ha olvidado ponérmelas —por favor que se lo crea.

—¿Te las quitas cando vas al baño?

—Es cómodo así, ¿okey? ¿Podemos irnos? No es que sean tan importantes, en serio estoy agotada.

Dante deja de preguntar y asiente. Cierra la puerta y rodea el auto para subirse del otro lado. Suspiré aliviada, crucé mis piernas y aparté la mirada... estaba tan sensible que rogaba por no estar chorreando sobre el asiento, ahora es cuando maldigo no traer mis bragas puestas. Mordí mi labio inferior por aguantarme la excitación que Aspen me ha provocado. o yo a él, excitarlo también me provoca a mí. Como sea, mi mente tampoco ayuda, solo puedo pensar en nosotros hace un momento y que si Dante no hubiera llegado, yo ahora no estaría acalorada y necesitada. ¡Dioos, quiero llegar ya! Necesito una ducha helada.

—¿Estás bien? —Dante apoya su mano en mi pierna y por el hecho de estar sensible me hizo sobresaltar—. Estás temblando, ¿tienes frío?

—U..Un poco. Pero estoy bien, solo fue porque en el estudio prendieron el aire y me congelaron, se me pasará.

¡Tengo calor, maldita sea!

Tengo suerte de que Dante me cree. El auto avanza y yo trataba de imaginarme otra cosa que no fueran escenarios sexuales entre Aspen y yo. Maldecía por lo bajo, intenté no frotar mis muslos contra mi intimidad pero eso solo pasaba automáticamente, y se sentía bien. Suspiré profundo y pensé en otra cosa para ayudarme. Escuché el celular de Dante sonar por una notificación y luego su maldición baja.

—¿Sucede algo? —pregunté esperando que hablar con él me mantuviera la mente distraída.

—Un proyecto se adelantó... aún nos faltan partes por terminar así que hoy tendré que desvelarme para terminarlas. Son muchas cosas.

—Oh, eso es delo peor.

—Lo es, sí. Y justamente es con uno de los profesores más exigentes. Debo hacerlo sí o sí.

—Ya veo, suerte entonces.

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