Capítulo 13
Esperaba sentir mi cuerpo sobre mi cama al despertar, pero no recordaba el pequeñísimo detalle de que Aspen seguiría aquí. Lo primero que noté al abrir los ojos fue que aún estaba en la sala, en el sofá, recostada sobre el cuerpo de Aspen, aún dormido. Su brazo rodeando mi cintura, evitando que fuera a moverme demasiado. Alcé la cabeza para mirarlo y no pude evitar sonreír al verlo tan tranquilo, plácidamente dormido. Tuve un pequeño pensamiento de algo que no debería hacer... pero al concentrarme en sus labios y la tentación se me hizo muy irresistible. Me acerqué lentamente y deposité un beso suave, intentando separarme antes de que despertara. Sin embargo, apenas intenté apartarme, Aspen sostuvo mi cabeza suavemente y no me dejó ir.
Me sentí sorprendida y avergonzada de que estuviera despierto, pero apenas pude darle importancia a eso cuando me dejé llevar por el beso. La intensidad y el sabor de sus labios me envolvieron, y pronto él me sorprendió dándonos la vuelta en el sofá. Sin dejar de besarme, pude sentir su mano inquieta acariciando mi cuerpo con delicadeza. No quería mentir... me encantaría seguir, pero la ansiedad de que alguien fuera a descubrirnos me carcomía. Corté con el beso suavemente y traté de recuperar el aliento perdido.
—Aspen, mi padre puede volver en cualquier...
El sonido de la puerta principal y la voz de mi padre nos alarmaron enseguida. Miré a todos lados sin saber qué hacer para esconder a Aspen, él se veía igual de preocupado, pero entonces tomó la gran manta con la que nos habíamos cubierto anoche y la colocó sobre él. Me acomodé para aparentar normalidad justo a tiempo, pues mi padre entró al salón.
—Padre, has vuelto. Buenos días.
—¿De nuevo viendo esas cosas infantiles? Te he dicho que las dejes. Tienes que madurar —fue lo primero que dijo, criticando la serie en la pantalla—. Espero que no hayas pasado todo el día de ayer aquí. Te recuerdo que debes seguir estudiando. El que pierdas los exámenes por tu... teatrito, me molesta y lo sabes.
Pude sentir a Aspen queriendo levantarse para encarar a mi padre, lo detuve a tiempo para que no hiciera nada imprudente. Tenía suerte de que mi padre no pudiera verlo.
—Sí, padre, lo sé. No tienes de que preocuparte, estudiaré todo lo posible.
—Bien, pero no veo que lo estés haciendo ahora. En cambio, te veo perdiendo el tiempo —no dije nada más. Mi padre parecía demasiado molesto para escuchar excusa—. Aséate y ven a mi oficina, tenemos asuntos que discutir.
—Sí, padre.
Cuando escuché la puerta de su oficina cerrarse de un golpe, suspiré aliviada y destapé a Aspen. Él se sienta frente a mí y me observa con aquella mirada que no era mi favorita.
—Deja de verme así, ¿quieres? —pedí algo irritada mientras me levantaba.
—Lo siento, pero... realmente quería decirle unas cuantas cosas. Tienes veintiún años, ¿cuándo piensa soltarte?
—Esa misma pregunta me la hago yo, pero no tengo ninguna respuesta —suspiré—. Debo irme a hablar con él. Será mejor que te vayas a casa.
—Está bien... pero sabes que puedes llamarme por cualquier cosa.
Asentí con una sonrisa agradecida. Aspen me abraza para despedirse, y por un momento, su calor me hizo olvidar mis preocupaciones. Nos separamos luego de unos segundos y tomamos caminos distintos. Llegué hasta mi habitación para cambiarme de ropa y asearme, luego bajé hasta la oficina y luego de dejarme pasar me senté frente a su escritorio, en donde él se encontraba.
—Madeline, como sabes, tu boda con Dante es en tres semanas.
—Padre, ¿por qué la prisa? Me has dicho que se haría cuando yo terminara...
Él levantó la mano y como siempre ocurría, mi voz se cortó al instante. Bajé la mirada resignada y dejé de hablar mientras él me miraba con advertencia.
—Los negocios que tengo con la familia de Dante ya no pueden esperar más. Deben casarse lo antes posible, lo piden sus padres.
Aun no comprendo la necesidad de una boda para cerrar negocios, ya no estamos en la Edad Media, ¿por qué hacer esto? No podía pensar en una razón lógica y clara del porqué, solo podía prestarle atención a mi padre que continúa hablando.
—Su matrimonio debe salir perfecto, y para que ustedes congenien mejor cuando se casen, decidimos comprarles una casa en donde vivirán a partir de pasado mañana, cuando Dante regrese de su viaje.
—¿Qué? —me quedé paralizada, tratando de procesar lo que acababa de decir—. Padre, esto es... demasiado. Yo realmente no quiero hacer esto.
—¿Cómo dices?
Mordí mi lengua mientras encontraba las palabras y la valentía necesaria para enfrentarme a mi padre.
—Digo que no quiero casarme con Dante. Nunca quise salir con él. Padre... te lo suplico, yo no quiero estar con él...
—Basta —el golpe que le dio a su escritorio me hizo sobresaltar y bajar la cabeza—. El matrimonio con Dante no está a discusión. Lo harás porque yo lo digo, ¿te ha quedado claro Madeline?
—Sí, padre.
—Jamás vuelvas a llevarme la contraria otra vez o ya verás lo que te espera. Ahora vete, no quiero verte por el resto del día. Mejor ve a empacar tus cosas.
Me levanté de mi lugar, la valentía que me costó reunir se esfumó en un segundo, solo tenía miedo de él y de que fuera a golpearme por su enojo. Salí de la oficina y caminé rumbo a mi habitación, pero en cuanto más pensaba en lo que acababa de pasar, el miedo se volvió enojo que pronto terminó siendo furia y resentimiento. Quería azotar la puerta por la ira acumulada, sentía mi sangre hervir hasta que pareciera explotar. Estaba molesta, con mi padre por controlar mi vida y conmigo misma por dejar que lo hiciera. Resoplé con fuerza, apoyándome contra la puerta y mirando el techo de mi habitación.
Estaba pensando demasiado, no sabía qué hacer, pero al mismo tiempo solo quería una cosa que haría molestar a mi padre si se llegara a enterar. Agarré mi celular y marqué el número de Aspen, quien respondió al segundo tono.
—Princesa.
—¿Qué tan lejos estás? —pregunté directa.
—Casi nada, ¿por qué?
—Porque me gustaría que des la vuelta y vengas a por mí. Quiero irme de aquí.
No dijo nada pero pude escuchar el sonido de las llantas quemando al dar la vuelta de golpe y las bocinas de otros conductores. Aspen se escucha reír mientras yo me preparaba para su regreso.
—¿A qué se debe esto?
—No hagas preguntas, por favor. Solo quiero irme contigo y estar solos los dos.
—Me parece perfecto.
—Te espero afuera.
Colgué la llamada y empecé a preparar mis cosas. Llaveé mi puerta al salir y bajé las escaleras encontrándome con algunas de las chicas a las que les dije que si mi padre llegara a preguntar, para él, estaría estudiando en mi habitación. Vi llegar a Aspen al mismo tiempo que yo llegaba a su lado, él se baja para abrirme la puerta del acompañante.
—Esto se está poniendo interesante —comentó con una gran sonrisa.
—Y lo será aún más.
Su sonrisa se vuelve más amplia antes de cerrar mi puerta y subirse. Mientras Aspen conducía, yo sentía una mezcla de libertad y determinación plena. Estaba lista para lo que quería hacer, quería empezar a tomar las riendas de mi vida y este era la primera parte... No sé si vaya a conseguirlo, aún siento un verdadero terror cada vez que pienso en lo que hará mi padre si se entera de mis decisiones... pero mientras, esto solo es el inicio.
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