Parte 8 Travesura
"Miserable comienzo, miserable final"
Un extraño sentimiento se apoderó de He Xuan al leer aquellas palabras escritas en la pared. Claramente fueron dejaras ahí apropósito como un mensaje, pero no sabía que significaban en verdad.
Pensó en aquel sueño, donde aquel mendigo se consumió en las llamas. El dolor en su pecho y en su garganta regresó. Trató de dispersar esas emociones, pero entre más intentaba renunciar a ellas, más intensas se volvían.
Bajo sus pestañas y respiró para calmarse. Al abrirlo de nuevo camino hacia la mesa y noto que la copa de vino estaba llena. Shi Qing Xuan debió irse apenas lo golpearon y por acciones evasivas, claramente no quería mencionar quién mató al Maestro de la Tierra.
"Quién mató a Ming-Xiong se encuentra en el cielo"
Si lo que dijo es cierto, un dios cometió un gran tabú, pero ¿Quién podría matar a Ming Yi? El Maestro de la Tierra era una persona distante, muy pocos sabían sobre él o lo vieron en persona, Ming Yi solía pasar la mayor parte del tiempo en el Reino Mortal construyendo puentes, algunos decían, que aun después de ascender era incapaz de abandonar su apego por la mortalidad.
Guiado por un presentimiento, abandonó la posada y se dirigió a la ciudad fantasma. Sin embargo, al llegar encontró el lugar cerrado, pensado que Shi Qing Xuan estaba evitándolo, espero hasta que la noche cayera, pero el demonio no apareció ni las puertas del burdel se abrieron.
Entonces se dirigió hacia la mansión paraíso. Hua Cheng lo recibió, pero no se molestó en ser Cortés con el Señor del Viento, sabía porque venía y no se lo guardó.
—Se ha ido. No sé cuando vendrá.
He Xuan se le quedó mirando fijamente — ¿Quién es él en realidad?
Hua Cheng se burló. — ¿No lo sabes ya? Dejaste que anduviera a tu lado, incluso lo llevaste al cielo ¿Y no sabes quién es?
Sin tener una forma de refutar esas palabras, He Xuan oprimió ligeramente sus labios y le dio la espalda al Rey demonio.
Al ver que se iba. Hua Cheng dejó una lámina de oro sobre la mesa y dijo de forma indiferente—Será mejor que no te involucres con él.
Los pasos de He Xuan se detuvieron en la mitad del salón. Espero que Hua Cheng digiera algo más, pero la calamidad permaneció en silencio y reanudó sus pasos fuera de su territorio.
En el cielo, los dioses se preparaban para el gran torneo de los dioses marciales. En esta ocasión, se prepararon varios escenarios alrededor del Reino Mortal, desde montañas embrujadas hasta océanos malignos. Cada uno fue preparado y supervisado para que los dioses marciales pudieran desatar su poder sin afectar el otro reino.
Por la misma razón, He Xuan había pasado varios días visitando el templo de la diosa de la literatura como parte de uno de los organizadores. Mientras supervisaba la gran cantidad de trabajo que tenía que realizar, se hizo tiempo para ir al burdel de la Alegría, pero Shi Qing Xuan no había vuelto.
Cuando preguntó por él en la ciudad, los demonios solo dijeron "Cuando la señora no está de humor no sale a jugar"
—Parece distraído, Señor el Viento— Ling Wen lo miró revelando una rara sonrisa.
—No— He Xuan lo negó, pero al ver que lo escribía no tenía sentido. Frunció las cejas y arrugó la hoja dejándola a un lado, luego sumergió su pincel y volvió a escribir, sin embargo, al primer trazo se detuvo.
— ¿Hay algún demonio que deje palabra de miseria escrito en los lugares que visita?
Ling Wen no espero aquella pregunta, pero tampoco se sorprendió— Hay algunos que hacen eso, muchas veces no son para presumir. El Señor del Viento debe conocer a Linterna Verde que vaga por la noche, es un claro ejemplo.
Al escuchar ese nombre, He Xuan hizo una mueca— No esa clase de demonio vulgar.
—Mi señor ¿Se ha encontrado con algún demonio?— Ling Wen se mostró interesa. — ¿Cómo es?
Moviendo su cabeza de forma afirmativa, He Xuan dijo— Era glotón y no cerraba la boca. No puede quedarse quieto un momento y le gusta causar problemas. Además le gusta cambiar de género.
Ling Wen se le quedó mirando, sus labios se curvaron ligeramente hacia arriba, molestando a He Xuan— ¿Es un chiste?
—No—La expresión de He Xuan se volvió fría.
—Ese demonio debe ser muy especial—Ling Wen continuó revisando su pergamino— Nunca he escuchado de uno así, pero si he escuchado de un antiguo fantasma que hacía que sus víctima tuvieran mala suerte.
— ¿Cómo se llama?
—Revendo de las palabras vacías. Antiguamente tenía otro nombre y era muy raro de encontrar.
He Xuan tuvo una premonición y dijo— ¿Me puedes entregar más información sobre él?
—Sí, sin embargo, me temo que no hay mucho. Si todavía quiere saber más, le aconsejo que visite a su alteza, tiene un gran experiencia en el reino mortal, seguramente habrá escuchado algo sobre él.
En ese momento las puertas se abrieron y Shi WuDo ingresó. Al ver al Señor del Viento no ocultó su desprecio. Con la misma hostilidad, He Xuan lo miró y luego pretendió que no existía.
Antes de que las cosas se tornaran tensas, Ling Wen intervino — ¿Buscas algo en especial, Señor del Agua?
Usando su abanico para cubrir su rostro, Shi WuDo—Solo vine a comprobar, si el palacio de Viento, envió la lista de las medidas tomadas en la región del sur. — Dijo como si no supiera que He Xuan estaba ahí.
Por supuesto, Ling Wen conocía su hostilidad y habló por He Xuan— Aún no ¿Es urgente?
—No—Shi WiDo cerró su abanico y lo golpeó en su mano — ¿Es posible descartar esa área?
He Xuan lo escuchó y levantó la cabeza— ¿Por qué?
—Aunque, solo los dioses marciales más renombrados participaran en el evento. Los mares del sur, no son buen lugar —dijo a la ligera Shi WuDo sin querer explicar el verdadero motivo.
Viéndolo, He Xuan sabía que estaba ocultando algo. —Actualmente, ha habido muchas muertes en el mar, decenas de espíritus se han reunido. Considerando que es una competencia, es el lugar perfecto.
"Imbécil" Shi WuDo contuvo su ira. Por su fuera su elegante y hermosa apariencia se mantuvo sin cambios —Señor del Viento, no debe ser muy conocedor de las regiones del sur. Ciertamente el número de mortales que ha muerto en el mar es mayor cada, sin embargo, solo son pequeños seres, indignos de nuestra atención.
Escuchando, He Xuan lo encontró un poco raro. Como maestro del Agua, los poderes de Shi WuDo era más fuerte cerca de los mares, sin embargo, ahora buscaba alejarse de del terreno que le daba ventaja.Si no supiera que era una persona arrogante y astuta como un zorro, creería que se volvió loco de repente.
—No te concierne a ti, decir eso. —Dijo He Xuan levantándose y arrojando sus cosas para marcharse.
Shi WuDo lo miró de forma fría, pero He Xuan no le importó y se fue.
—Bastardo—Murmuró en voz baja. Apretó con tal fuerza, el abanico en sus manos casi lo rompiendolo "No puedo dejar que se acerquen al mar del sur"
"Si el descubre que los dioses marciales estarán compitiendo ¿Quién sabe lo que hará?
— ¿El señor del Viento te ha ofendido? — Preguntó Ling Wen al ver la expresión de Shi WuDo.
—¿Qué estaba haciendo él aquí? ¿Dejandote todo el trabajo?
—El Señor del Viento es muy trabajador —Respondió Ling Wen regresando a su trabajo ya que el dios elemental no quería hablar del tema.— Necesitaba algo de ayuda con algunas cosas, así que le estaba dando una mano, pero de repente se mostró muy interesado en un demonio
—¿Demonio?
—Dijo que encontró uno que era muy glotón y que cambiaba de apariencia.
—Mnn
—Se mostró interesado en un antiguo demonio—Dijo Ling Wen colocando un pergamino en un estante— Uno que maldice a las personas.
Shi WuDo miró el lugar donde antes había estado antes He Xuan, entrecerró los ojos de forma sospechosa " ¿No habrá...?
Estimulado por la conversación que tuvo con la diosa de la literatura, He Xuan descendió al Reino Mortal a buscar a Xie Lian. Escuchó de algunos dioses que se había instalado un santuario propio en una pequeña aldea remota.
Gracias a los chimes seguía en la red de comunicación, fue capaz de localizar el lugar. Aterrizó a unos pocos kilómetros y tal como escuchó, el santuario del Príncipe Heredero se caía a pesados y parecía que simple soplar del viento podía derrumbarla.
Mientras pasaba por el bosque hacía el camino principal, sus pasos se detuvieron, cerró sus ojos y a sus oídos llegó el suave movimiento que producían las hojas cuando la brisa soplaba, al mismo tiempo un aroma algas marinas llegó a su nariz.
—Vete—Dijo al abrir sus ojos y ver a Shi Qing Xuan en su forma femenina.
Shi Qing Xuan se sorprendió al ser descubierto, inmediatamente una gran sonrisa se formó en delgados labios — ¡He-Xiong! ¿Me extrañaste? Supe que me estuviste buscando.
He Xuan siguió caminando como si no hubiera visto el dominio.
En cambio, a Shi Qing Xuan no le importó y siguió hablando y corriendo alrededor del dios — ¿Te sentiste solo? No temas He-Xiong, tu mejor amigo ya está aquí.
— ¡Piérdete!
—He –Xiong ¿Estás enojado porque no te dije a donde fui? No te enojes, la próxima vez te llevaré a jugar conmigo.
Como lo estaba ignorando, Shi Qing Xuan hizo puchero. Entonces cambió su apariencia y regresó a su forma masculina —¡He-Xiong! —Lo llamó.
Finalmente, He Xuan se detuvo, se dio la vuelta y lo miró. Shi Qing Xuan pensó que iba a regañarlo, pero todo lo que sintió fue como su frente era golpeado por un dedo. No fue muy fuerte, pero no muy suave, fue lo suficientemente para dejar una marca roja en su blanca piel.
Sin decir nada, He Xuan se adelantó hacia el templo de Xie Lian.
Por un momento, Shi Qing Xuan permaneció quieto pensando en que es lo que había pasado hace un momento, luego su pies lo impulsaron hacia adelante se aferró al brazo del Señor del Viento.
— ¡He-Xiong! ¿Va a visitar a su alteza?
— ¿Cómo sabes que está aquí?
Con una brillante sonrisa, Shi Qing Xuan dijo—Vine a ver a su alteza, porque él está aquí.
He Xuan fingió que no escuchó lo último. La pequeña cosa estaba fingiendo que nada pasó desde que la vieron en la posada, el hecho que apareció aquí, seguramente no era porque quería jugar con el Príncipe Heredero.
—¡Hua Cheng hijo de puta! ¿Cómo te atreves a intimidar a este honorable! Algún día haré que me bese los pies.
—¡Ahhh!
A la distancia, ambos pudieron ver a un hombre retorciéndose como una oruga debajo del árbol llamando la atención de los aldeanos, sin embargo, seguía diciendo barbaridades, lo extraño era que estaba envuelto en una tela blanca.
— ¡Primo Príncipe Heredero! Está es tu verdadera forma, corazón negro y hipócrita.
Al verlo de cerca, Shi Qing Xuan entrecerró los ojos. Se aferró al brazo de He Xuan como si quisiera esconderse. El Señor del Viento lo observó por las esquinas de sus ojos e iba a seguir de largo.
— ¡Todo es una mierda! Esos dioses hipócritas, todo son unos malnacidos, deberían besarme los pies. Algún día iré al cielo y les daré una pálida. Principal a ese puto de Señor del Viento, se la pasa durmiendo, seguro ya se le pudrió el cerebro.
He Xuan se dio la vuelta y pateó al hombre.
—He-Xiong .La violencia es mala ¿Por qué mejor no hablas? Las cosas se solucionan con las palabras— Dijo de forma desaprobadora Shi Qing Xuan.
Aun después de ser golpeado, el hombre todavía tenía fuerza para hablar. — ¡Tu cállate perra!
Shi Qing Xuan se acercó y abofeteó en la cara varias veces al hombre, luego lo pateó.
—"..."
—¡Esperé, mi señor!—Xie Lian se acercó con una expresión incómoda—Es un pariente mío. No le presten atención.
—Con que es su familiar, su alteza— Shi Qing Xuan dejó ir al hombre y se acercó a Xie Lian con una sonrisa, cuando vio a Hua Cheng en umbral de la puerta, las esquinas de sus labios curvaron más.
—¿Qué haces aquí?— Hua Cheng lo observó de forma fría.
—Viene a ver a su alteza. — Shi Qing Xuan pasó por debajo de Hua Cheng que bloqueaba la puerta.
—Veo que están comiendo—Miro el pequeño santuario sin molestarse por detalles, sus ojos se detuvieron en la olla que estaba cocinando sopa a fuego lento—Su alteza ¿Puedo servirme un poco?
Xie Lian se supo contentó al ver que alguien quería comer su sopa de siete colores primaverales— Por supuesto.
Miró hacia atrás y vio a He Xuan— Señor del Viento por favor pase y siéntese. No tengo mucho para ofrecerle, pero siéntase como en casa.
Con un movimiento de cabeza, He Xuan aceptó la invitación e ingresó al Santuario Puji, el lugar no contaba como muchas. Lo peculiar era que había un dibujo muy detallado del dios marcial en vez de una estatua. Además contaba con pequeños muebles y nada llamativo.
Se dirigió directamente a la mesa donde Shi Qing Xuan colocó delante suyo un tazón con un extraño líquido como contenido, luego se sentó a su lado. Dudó y lanzó sus ojos para ver qué Hua Cheng comía son problema.
Con un poco más de confianza bebió su contenido e inmediatamente se cayó inconsciente.
—¡He-Xiong! —Alarmado Shi Qing Xuan lo sacudió — ¡No te mueras!
Xie Lian no sabía si reír o llorar. Miró su comida un poco decepcionado— ¿Sabe mal?
—Ge ge no le preste atención, no tiene buen gusto. Solo está un poco salado—Dijo Hua Cheng sirviéndose un poco y llevándose una cuchara a la boca.
—Qing Xuan, ese no es Señor del Viento es la escoba —Xie Lian se apresuró en ir a detener al demonio ante que rompiera su único instrumento de limpieza.
Una vez que regresó a la normalidad, los cuatro se sentaron alrededor de la mesa. El ambiente se volvió incómodo, ya que los dos demonios se miraban, uno con una sonrisa y el otro con frialdad.
Xie Lian se aclaró la garganta —Mis señores ¿A qué han venido?
—Su alteza ¿Es conocedor de muchos espíritus?
—Solo un poco, mi señor ¿Se ha encontrado algo raro?
—Sí, Reverendo de las palabras vacías.
Por un momento, Xie Lian se quedó en silencio, no recordaba a ese ser porque cambió su hombre en los últimos siglos. — Lo conozco,
He Xuan se puso ansioso y preguntó— ¿Se ha encontrado algo?
—Sí, mientras estaba en Reino Mortal. Me he encontrado dos veces con esos seres.
— ¡Ahhh! Tengo que cambiarme. Ustedes dos salgan de aquí —Interrumpió Shi Qing Xuan señalando a Hua Cheng y He Xuan.
Hua Cheng lo miró aburrido— Si quieres cambiarte, hazlo en otro lado.
—No puedo, soy una mujer—Aclaró Shi Qing Xuan regresando a su forma femenina. —¡Ahora salgan! —Indicó.
—En ese caso, yo también debo salir—Dijo Xie Lian sin entender qué es lo que estaba intentando hacer el demonio.
—No se preocupes, su alteza no tengo nada que ocultarle—Shi Qing Xuan le guiño un ojo.
Xie Lian sonrió de forma forzada. — San Lang— Dijo en un tono bajo y avergonzado.
La mirada de Hua Cheng se oscureció y de mala gana se levantó, miró a Shi Qing Xuan con un brillo peligroso en sus ojos, pero Aguas Negras le regaló una brillante sonrisa.
He Xuan no le prestó mucha atención y voluntariamente salió.
Una vez que cerró la puerta, Xie Lian metió sus manos en el interior de sus mangas— ¿Qué sucede? —No fingió no darse cuenta de las intenciones de Shi Qing Xuan, era claro que quería que Hua Cheng saliera de la habitación.
—En realidad, no es nada importante. — Shi Qing Xuan caminó a Xie Lian— Solo quería pedirle un favor a su alteza.—Dijo tomando la mano de Xie Lian.
Xie Lian no se molestó por su cercanía, no sentía que Shi Qing Xuan fuera malo. Al contrario, percibía que era un demonio amable y algo solitario.
A fuera del Santuario Puji, He Xuan y Hua Cheng estaban separados por varios metros y sus miradas se mantenían fijas en la puerta. Ambos estaban inquietos y tenían un mal presentimiento.
La Lluvia Carmesí cerró su único ojo visible por un momento, al abrirlo de nuevo frunció las cejas. A pasos rápidos se apresuró en ir al templo y abrió la puerta encontrando el lugar completamente vacío.
He Xuan también lo siguió, examinó el lugar y encontró un hechizo de acortamientos de distancia.
— ¿A dónde fueron?— Hua Cheng también se dio cuenta de ese detalle.
—A la Capital Imperial.
Hola queridos lectores. Gracias por leer.
Lamentó la demora. Entre mi depresión y mi falta de tiempo, no logro nada.
espero que les haya gustado el cap
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