Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7

Un sonido agudo y realmente molesto me saca de mi inconciencia.

Aprieto los párpados con fuerza tratando de  desperezarme. El ruido insistente era verdaderamente fastidioso y no podía entender de donde provenía, sino hasta que por fin el sueño logró alejarse -con gran dificultad- de mi sistema. Y pude notar que se trataba de la alarma de mi celular.

Estire el brazo para apagarlo, aún con los ojos cerrados. Un quejido de pereza repercutió en mi pecho, fastidiada cuando la voz de mi consciencia me ordenó levantarme para ir al trabajo.

Quiero que sea sábado –me queje mentalmente.

Una chispa de confusión encendió una alarma en mi mente y terminó por desaparecer parte del adormecimiento que quedaba en mí -me incorporé en la cama y frote mis ojos mientras mi ceño se fruncía- entonces me di cuenta.

Hoy es sábado -Me recordé con cierta emoción – Se me olvidó apagar la alarma -me dije a mí misma, mientras me recostaba una vez más en la cama, esperando a que Morfeo me llevará de nuevo.

El sueño estaba a punto de vencerme, pero había algo que no me permitía volver a los brazos de Morfeo. Sentía que algo se me estaba olvidando ¿pero que era?. Mi mente divago por unos segundos más buscando la respuesta a esa pregunta. Hasta que la halló -la respuesta me hizo incorporarme de golpe en la cama, mientras luchaba con las sabanas que parecían no querer dejarme ir- 

-Luca ya debe estar despierto -me digo con la culpa tiñendo mi voz- ¿como pude olvidar a mi hijo?.

Mientras me vestía apresuradamente, recriminándome el haber olvidado a Luca escucho el timbre de la puerta sonar.

Frunzo el ceño y me terminó de colocar las zapatillas para ir a ver quien es. Salgo de mi habitación y noto que la puerta de el cuarto de Luca sigue cerrada, por lo que la abro y me asomo encontrándome con un Luca completamente dormido.

Su cabeza estaba apoyada en la almohada, sus ojos estaban cerrados y sus labios creaban un pequeño puchero; mientras sus brazos rodeaban a su osito de peluche. Pensé por un breve segundo que era una broma y que trataría de asustarme o algo por el estilo -era muy extraño que estuviese dormido a esta hora- pero caí en cuenta de que no era así.

No era de extrañar que estuviese agotado luego de jugar todo el día de ayer con su tío -no se de donde saca tanta energía ese par- sin contar el hecho de que se durmió a las tres de la mañana viendo películas.

El sonido del timbre vuelve a retumbar en la casa, sacándome de mis pensamientos. Cierro la puerta con cuidado de no despertarlo y me apresuro a la puerta de entrada. Frunzo el ceño al ver quien se encuentra del otro lado de la puerta.

-Por fin abres piccola, me estaba muriendo de frío acá afuera -dice entrando en la casa, lo veo dejar su chaqueta encima de un mueble, mientras cierro la puerta- ¿Te acabas de levantar? pareces desorientada -un tono burlón se filtra en su voz, le contestaría pero estoy más ocupada intentando recordar en que momento se fue Alonzo de mi casa….si es que se fue.

Observo a Alonzo suspirar para luego darse la vuelta y dirigirse a la cocina, aún algo desorientada decido seguirlo. Al llegar lo veo dejando unas bolsas -que no había notado que traía- en el mesón.

-Siéntate piccola -ordena con suavidad aún dándome la espalda, mientras señala con su mano uno de los taburetes.

Con pereza me acerco a uno de los taburetes y me siento en él, quedando a un costado de Alonzo. Ahora que me fijaba mejor en él, pude notar que su cabello rubio se encontraba mojado al igual que su ropa.

-¿Está lloviendo? -pregunte con curiosidad, a lo que el asintió con la cabeza mientras me entregaba un vaso de Starbucks. Lo tome viéndolo de forma interrogativa.

-Tu no eres una persona eficiente hasta que te tomas tu café de las mañanas piccola -dijo con burla, llevando un vaso de café a su boca- se podría decir que eres un peligro para ti misma -exclamo riéndose, dejando su vaso de lado y sacando una caja de donas de una de las bolsas.

Suspire, dándole otro sorbo a mi café.

Esto es el paraíso

-¿A qué hora te fuiste? -pregunte sacándome de una ves por todas la duda. El se volvió a reír y deslizo la caja de donas hacia mí. Tome una y me quedé viéndolo, esperando una respuesta- Sinceramente ni siquiera recuerdo a que hora me quedé dormida, lo último que recuerdo es haber acostado a Luca a dormir y luego nos quedamos hablando en el sofá. -me sincere, mientras daba mordiscos a mi dona y me terminaba el café. Ahora me sentía un poco más despierta y menos desorientada. Debía darle la razón en eso a Alonzo, yo no era una persona funcional si no tomaba mi café por las mañanas.

-Normal, estabas agotada, realmente me sorprende que estés despierta considerando que te dormiste tarde. Creo que solo has dormido unas dos horas a lo mucho -exclamó- luego de que Luca se durmiera, tu y yo nos quedamos hablando en la sala, pero solo una hora. No sé en que momento te quedaste dormida y me dejaste hablando solo -suspiró- cuando me di cuenta, te cargue hasta tu habitación y yo me quedé dormido en el sofá. -suspiro con fastidio mientras blanqueaba los ojos- O bueno eso intente, por que recibí una llamada como a las cinco de la mañana y tuve que salir. Pensaba llevarme tus llaves, hacer lo que tenía que hacer, comprar el desayuno y volver…y lo hice, solo que se me olvidó llevarme las llaves y tuve que tocar el timbre y esperar bajo el diluvio que hay allá afuera -exclamo lo último viéndome con cierto rencor, lo cual solo me causó gracia, haciéndome reír a carcajadas.

Intente calmar mi risa, pero su mirada indignada no hacía más que empeorarla. Hasta que el terminó riéndose conmigo.

Somos un par de retrasados -me dije a mí misma.

-¿Quién te llamo tan temprano? -pregunte una vez habíamos logrado calmar nuestro ataque de risa.

Él suspiró pasando una mano por su cabello, desordenándolo en el proceso.

-¿Recuerdas que te hable de un amigo del bufete? ¿el que es como un hermano para mi? -asentí con la cabeza recordando vagamente cuando me lo nombró. No recuerdo mucho, solo recuerdo el drama que tenía montado Alonzo ante el hecho que sus dos mejores amigos no se conocieran y no se cuantas cosas más. El recuerdo es lejano ya que eso ocurrió hace algunos años y luego de varios intentos Alonzo se rindió ante el hecho de no lograr que nos conociéramos. Al parecer ambos teníamos una agenda ocupada y cuando el estaba libre yo estaba ocupada y viceversa.

-Ummm, si lo recuerdo, el de nombre raro -exclamo, mientras intento recordar su nombre- ¿como se llamaba? -susurre para mí misma. No era extraño que no pudiese recordarlo, para empezar su nombre era extraño y además Alonzo no lo nombraba con demasiada frecuencia.

- Akram, piccola, no es tan raro -replicó poniendo los ojos en blanco.

Chasquee los dedos y lo señale.

-Ese mismo -exclame con una sonrisa- ¿Qué pasa con él? ¿para qué te llamo tan temprano?.

- Es complicado -suspiró, a la vez que restregaba su cabello con las manos. Era un tic que tenía- me llamó borracho pidiéndome que lo buscará. -explicó mientras fruncía el ceño- no te puedo decir mucho ya que no me corresponde -supongo que vio la confusión en mi rostro -soltó un suspiro- es como si le contará a alguien de tu pasado -me tense en mi lugar ante la idea- no me corresponde hablar de tu pasado ni de tu vida, como tampoco me corresponde hablar de la suya. Solo te puedo decir que tuvo una discusión que trajo consigo recuerdos que lo torturan. Y en su desespero, no halló otra salida que ahogarse en alcohol. -dijo con tristeza. No conocía la historia de ese hombre, pero debía ser muy fuerte para poner a mi amigo de esa manera.

-Entiendo, no tienes que contármelo todo -coloque mi mano sobre la suya por encima del mesón, intentando mostrarle mi apoyo- ¿y lo dejaste solo?.

El tomo mi mano entre las suyas y clavo sus ojos en los míos. Debía admitir que siempre había amado el azul de sus ojos, pero más que nada era el hecho de que se podían leer todas sus emociones a través de ellos -o al menos yo podía hacerlo.

-No, lo dejé con su hermana –exclamó por lo bajo- ¿sabes? Nunca lo había visto así, ha tenido sus malos momentos…pero jamás así -dijo dubitativo- lo peor es que no logré sacarle la razón de su estado, solo se eso, que tuvo una discusión y que a partir de ahi los recuerdos lo atenazaron. -odiaba verlo tan afligido, quisiera poder ayudarlo, decirle exactamente lo que debía hacer para ayudar a su amigo, pero la realidad era que no tenía ni idea. Diariamente lidiaba con mi pasado, intentando que los recuerdos no me adsorbieran por completo. Tenía una idea de como podría estar sintiéndose ese chico, pero no tenía ni idea de como ayudarlo.

-Quisiera poder ayudarte pero no tengo la más mínima idea de como hacerlo -dije con pena- pero sabes que si necesitas algo cuentas conmigo.

Una sonrisa tiro de sus labios. Pasó un brazo por mis hombros acercándome a el.

-Lo sé, no te preocupes -susurro y presionó sus labios contra mi sien- Además lo único que puedo hacer por el es darle mi apoyo y estar cuando me necesite, de resto no puedo hacer nada más.

-Eres un gran amigo ¿lo sabías? –le pregunté con una sonrisa en mi rostro- tanto él, como yo somos muy afortunados de tenerte -me separe un poco de el y fije mi mirada en su rostro que se encontraba levemente sonrojado. El me devolvió la sonrisa y se apartó por completo de mi, no sin antes dejar otro beso en mi sien. El podía llegar a ser realmente adorable.

Se aclaró la garganta.

-Gracias piccola, yo también te quiero -dijo con algo de burla, mientras rascaba su oreja. Era algo que siempre hacía cuando se ponía nervioso.– que raro que el enano no se haya despertado ¿no? -me reí, cambiar el tema era otra cosa que siempre hacia.

-Debe estar a nada de levantarse, él no suele dormir tanto -explique restandole importancia.

En eso se escuchan pisadas acercándose por el pasillo. Observo a Alonzo con suficiencia.

-Eres una bruja -exclamó con fingido espanto, mientras me señalaba- atrás Satanás, vete shu shu -dijo, mientras me “espantaba” con sus manos.

Blanquee los ojos y le mostré mi hermoso dedo corazón.

Parecen niños -se burló mi conciencia.

-Mami ¿Qué está haciendo mi tío? -pregunto Luca acercándose a mi, mientras veía raro a su tío. -¿está enfermo?. -pregunto inocentemente, mientras restregaba con una mano sus ojos. Lo cargue y lo senté en mis piernas, mientras intentaba contener la risa.

Observo a Alonzo ver con cierta indignación hacia mi hijo, colocando una mano en su pecho. No lo soporto más y me río a carcajadas siendo acompañada por Alonzo, mientras Luca nos ve a cada uno como si nos hubiese salido otra cabeza.

-No está enfermo Luca, solo está haciendo el tonto -le explico entre risas ganándome una mirada fulminante de parte de Alonzo.

Alonzo se acerca a nosotros y toma a Luca entre sus brazos y para luego alejarse de mí.

-Lo que pasa enano, es que tu mamá es una bruja –exclamó con un intento de voz escalofriante que hizo reír a Luca- y yo solo estaba defendiéndome de ella -explicó señalándome, a lo que yo le saque la lengua. Si, lo sé, muy maduro de mi parte.- está loca – susurro, Luca no paraba de reírse, mientras ponía sus dos manitos sobre su boca. - ¿tu sabías que tu mamá era una bruja? -le pregunta.

Luca me ve y se ríe. Yo le sonrió esperando su respuesta.

-Si, ya lo sabía -exclama con suficiencia- por eso ella siempre encuentra todo -explicó, asintiendo con la cabeza, satisfecho con su lógica. Alonzo se retorció de la risa, tanto que llegue a temer que se le cayera el niño.

-Te delataron piccola -exclamo entre risas- y por tu propio hijo ¿algo que decir al respecto? -exclamó con voz de presentador, haciéndonos reír.

En fin, la traición.

Me levanté y me acerqué lentamente a ellos con una sonrisa malvada.

-Solo me queda decir -hice una pausa- corran – no había terminado de hablar, cuando Alonzo salió corriendo con Luca en brazos. Solo se escuchaban gritos y risas por toda la casa.

El día se fue entre risas, juegos, comidas y películas. Amaba estos momentos en los que no existía preocupaciones o responsabilidades, estos momentos eran un pequeño soplo de aire fresco.

                                                       

                                               

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro