Capítulo 54
Luca Palmieri.
Escucho los pasos de mi mamá y del hombre malo alejarse hasta que ya no logro escuchar nada más que el llanto de Nessa. Ella estaba muy triste y asustada, igual que yo y eso me hacia sentir menos sólo. Desde que me trajeron a este lugar ella había sido mi única compañía, tal vez no era tan fuerte, ni tan valiente como mi mami…, tampoco era muy inteligente, aun cuando sabía que gritarle al hombre haría que él la lastimara, lo seguía haciendo y eso no era inteligente y me molestaba un poco. Pero no importaba que no fuese como mi mamá o mis tíos, ella era mi amiga y siempre intentaba protegerme. Eso me gustaba.
Espero un momento más para estar seguro de que se habían ido, tal como me había enseñado mamá, y gateo fuera del colchón mientras miro la zona llena de cajas que mi mamá me había señalado cuando el hombre la abrazaba. El juego había comenzado y yo quería hacer todo muy bien y que mamá se sintiese orgullosa de mi.
Me levanto, ya estando fuera del colchón, comenzando a respirar como mi tío me había enseñado para no cansarme tan rápido si corría y si algo me dolía poder soportar sin hacer ruido. Pero era difícil, me dolía mucho todo el cuerpo y tenía mucha hambre, desde ayer no comía nada.
Debes aprender a ser fuerte. Un Novikov no se detiene por algo tan banal como el alimento o unos simples golpes. Eso fue lo que dijo antes de pegarme, de nuevo, no podía entenderlo, mi mamá y mi tío siempre me dijeron que debía ser fuerte y valiente pero nunca me habían hecho daño ¿Por qué él lo hacia? Yo podía entenderlo no tenia que golpearme. Tampoco entendía que significaba Novikov, había escuchado esa palabra en boca de mis tíos, mi mamá y Akram cuando ellos pensaban que estaba dormido. Siempre que hablaban de eso terminaban molestos y diciendo muchas groserías.
-Luca, ¿qué haces? -escucho preguntar a Nessa a mis espaldas mientras yo muevo con cuidado las cajas para buscar algo que me ayude a liberarla.- ¡Luca!.
Me giro con rapidez para hacerla callar, si seguía hablando tan fuerte nos descubriría. Me molestaba mucho que no fuese más cuidadosa con sus acciones, no se parecía en nada a mi familia y eso me estresada.
-No hagas ruido -le regaño intentando no mirar demasiado sus heridas. Me traían feos recuerdos de lo que aquel hombre le hacia. Debía concentrarme.- Estoy buscando algo con filo. -me giro, volviendo a revisar las cajas.
Concéntrate.
-¿Para qué? -ruedo los ojos y sigo buscando. Papeles, retratos, basura. Nada servía.
Abro un montón de cajas antes de conseguir una con muchos papeles y a un lado una cosa pequeña con, lo que parece ser una hojilla en la parte superior…, me recordaba a las cosas que usaban para abrir cartas en las película que mi tío veía. Sólo que está era fea y estaba oxidada pero creo que podría funcionar.
La tomo y me acerco a Nessa, hasta quedar frente a ella y sentarme en el piso para intentar cortar las cintas de plástico que sujetaban sus tobillos a las patas de la silla.
-Cuando te libere debemos subir en silencio y buscar la forma de salir de aquí -explico lentamente para que me entienda. Quería mucho a Nessa pero era muy boba…, mi tío se hubiese molestado mucho con ella y mi mamá seguro terminaba gritándole.
No creo que las personas entiendan de esa forma, hace mucho me había dado cuenta de que si eres dulce y suave con los demás terminan haciendo lo que quieres. Sobre todo si les decías cosas bonitas, a las personas les gusta escuchar cosas bonitas.
-¿Cómo?...,Pero…-balbucea, sin terminar ninguna oración. Suspiro.- Eres un niño ¿Cómo sabes hacer…, esto? -dice cuando logro liberar uno de sus tobillos y paso al siguiente.
Paciencia.
-Mi mamá y mi tío me enseñaron – Me encojo de hombros- es un juego de policías y ladrones, normalmente soy el policía…, ser el ladrón es sólo para emergencias.
Arrugo la frente. No me gustaba ser el ladrón, ser el ladrón significaba cosas malas.
Miedo.
-¿Qu-qué significa ser el la-ladrón? -susurra. Ella también tenía miedo.
-El hombre malo es el policía y nosotros somos los ladrones -libero su pie y me levanto, dando la vuelta hasta quedar de frente a su espalda y comienzo a cortar las cintas en sus manos, eran más gruesa y eran muchas más.- Mi mami es la jefa de los ladrones y ella se encarga de distraer al policía mientras nosotros escapamos y buscamos al resto de los ladrones.
Era un explicación sencilla pero era lo único que Nessa debía saber. Lo que yo debía hacer no era necesario que ella lo supiese.
-¿Quiénes son los otros ladrones?
-Mis tíos y Akram -hago un puchero. Los extraño muchísimo.
-¿Akram? -había dejado de susurrar y ahora parecía más confundida que antes.
Suspiro, no quiero explicarle todo de nuevo.
-Es amigo de mi tío y de mamá -digo- es como…, mi mejor amigo y mi papá.
Jadea.
-¡¿Tu papá?!
Levanto la cabeza, molesto por el ruido que hace, notando que me mira por encima del hombro.
-Deja de hacer ruido, harás que nos atrape -digo molesto antes de tomar aire para calmarme.- no es mi papá de sangre pero yo lo veo como si lo fuese -bajo la cabeza, sonrojado, para seguir cortando la cinta faltante- me gustaría que él fuese mi papá- susurro quitando los restos de cinta para luego levantarme.
Como puedo, la ayudo a levantarse mientras sus quejidos de dolor se graban en mis oídos.
-¿Y ahora qué hacemos, Luca? – susurra.
Señalo con mi dedo las escaleras -Debemos subir y buscar una salida, luego buscar a los demás. Debemos hacer silencio.
-Tu mamá dijo que las ventanas y puertas están cerradas, Luca -pasa sus manos por su cabello, haciéndose una coleta.- y debemos buscar a tu mamá y luego huiremos juntos.
Niego, sintiendo el dolor en mi corazón más fuerte.
-No, debemos seguir el plan de mi mami -digo, intentando no llorar. Debía ser fuerte, tan fuerte como mi mamá- ella se encargará del hombre malo y nosotros nos iremos a buscar a los demás…,ellos salvarán a mami.
Me alejo de ella, empezando a subir las escaleras escuchando sus pasos detrás de mi.
《 Termino de hacer el nudo y me alejo viendo mi trabajo con nervios, mientras aprieto mis manos. Había intentado hacer ese nudo muchas veces y nunca me quedaba bien.
Miro a mi mamá, sentada en el sofá frente a mi con los brazos cruzados y la mirada sería mientras mi tío Lonzo amarrado a la silla tararea la canción que él y mi mamá siempre me cantan.
-Ya termine, mami -digo en voz baja, desviando la mirada hacia mis manos entrelazadas.
La escucho levantarse y de reojo notó que se para frente a mi tío.
-¿Seguro? -pregunta con seriedad.
Dudo. No podía evitarlo, quería ser tan bueno como ellos pero por más que me esforzaba no lograba la “perfección” Como mi tío decía que era todo lo que mamá hacia.
-Sí, mami- susurro sin atreverme a levantar la mirada.
-Alonzo -dice mi mamá y mi tío empieza a pelear para desatarse. Era algo que habíamos hecho un montón de veces y siempre se desataba al poco tiempo.
Dejo de respirar al ver que los amarres en sus pies caen al suelo mientras el sigue peleando con el de sus manos. Los segundos pasan y mis nervios aumentan.
Que no lo logre- suplico en mi mente.
-Dos minutos -dice mi mamá.
Habían pasado dos minutos y aún no lograba liberarse y más emocionado que antes, levanto del todo mi rostro para observar mejor a mi tío. Mi tío era fuerte y muy grande, verlo luchar con los nudos era increíble, me emocionaba mucho verlo entrenar.
Justo cuando creo que lo había logrado veo como las amarras empiezan a soltarse hasta caer al piso y mi tío se levanta de la silla, sobando sus muñecas.
-¿Cuánto tiempo, piccola?
-30 segundos las piernas, 2 minutos 7 segundos los brazos.
Intento no llorar pero al final las lágrimas empiezan a caer mientras muerdo mis labios para no hacer ruido.
-¡Eso está genial, enano! Estas mejorando, ya pronto seré incapaz de soltarme.
Asiento viendo al piso. No quería que me vieran llorar, no quería que vieran que soy débil.
-Luca, ven aquí – me llama mi mamá y sin querer decepcionarla más, me acerco a ella, sentada en el sofá, sin despegar mis ojos del piso. Sus manos toman mi cara y me obligan a mirarla a los ojos mientras ella pasa sus pulgares por mis mejillas.- ¿por qué lloras?.
-Porque los decepcione – susurro.
Mamá arruga la frente.
-¿Y qué te hace creer algo como eso? -dice sin dejar de mirarme ni de secar mis lágrimas que por más que quiera no logro detener.
-No soy fuerte como ustedes, ni rápido y me dan miedo muchas cosas y… -hago una pausa por el nudo en mi garganta- soy débil, no puedo evitar llorar. Lo siento mami, no puedo ser perfecto como ustedes.
-Luca Palmieri, quiero que me escuches con atención porque no lo volveré a repetir. No estoy decepcionada de ti, no hay nada en el mundo que pueda hacer que me sienta de ese modo pero si me molesta que tengas ese tipo de pensamientos hacia ti mismo -exclama con seriedad- llorar no te hace débil, tener miedo tampoco, todos nos sentimos así en algún momento.
-¿Incluso ustedes? -pregunto sorprendido.
Sonríe.
-Incluso nosotros, Luca, no somos perfectos y ¿Te digo algo? -asiento- eso es magnifico, si eres perfecto no evolucionas, no cambias.
-¿Eso es malo?.
-Sí, porque ya no tendrás metas que alcanzar. Si no sientes miedo nunca ¿Cómo te harás fuerte? ¿Cómo reconocerás el peligro? Sí no lloras, si no conoces la tristeza ¿Cómo apreciaras la felicidad? ¿Cómo puedes valorar algo cuando no sabes como se siente no tenerlo?.
-No lo sabes -afirmo.
Veo a mi tío sentarse al lado de mi mamá para luego cargarme y sentarme en sus piernas.
-Y eso sería realmente horrible, enano -despeina mi cabello, causándome risa- aún eres pequeño, no puedes vivir comparándote con nosotros como tampoco debes exigirte tanto. Busca siempre mejorar, Luca, eso está muy bien pero también enorgullécete de cada logró, sin importar que tan pequeño sea.
-Mi amor, no eres débil por no poder hacer algo, tener miedo o llorar. -besa mi frente- tu fuerza no se mide por la veces que fallas si no por cada vez que te levantas. 》
Siento como una lágrima cae por mi mejilla, alejándome de mi recuerdo. Mamá siempre es muy buena conmigo, ella no permite que los monstruos me hagan daño.
《Las caricias que me da mi mamá logran calmar mi llanto a la vez que la canción que tararea aleja a los monstruos.
-Mami -susurro, abrazándome con más fuerza a ella- ¿Puedes hacer que se vayan? Son malas y me asustan.
Me abraza, dejando un beso en mi frente mientras un suspiro se le escapa.
-No tengo ese poder, mi amor -murmura- pero te puedo dar un concejo.
Me alejo un poco de ella para poder ver sus ojos. Me gustaba el color de sus ojos y lo protegido que me sentía al mirarla.
-¿Cuál?.
- Cuando te vuelvan a asustar sólo debes recordar esto -levanta un dedo- Ellas no te pueden hacer un daño real, tu tienes el control de tu cuerpo y sólo tu decides sobre él -levanta otro dedo- Sin importar lo que digan, no eres débil y no estás sólo. Siempre me tendrás a mi y…,¿te digo un secreto? -mamá sonríe y sin poder evitarlo, la imito.
Asiento emocionado, me gustaban los secretos de mamá.
-No todos los monstruos son realmente malos y entre todos ellos…, tu mamá es la más fuerte.
-¿Eres un monstruo, mami?.
Asiente, acercándose para besar mi nariz.
-Y el más peligroso de todos -Me abraza y yo pego mi cabeza a su pecho, sintiendo como el sueño empieza a ganarme.》
Sacudo la cabeza he intento concentrarme en lo que ocurre a mi alrededor. Ya habíamos salido del sótano y ahora nos encontrábamos en una pequeña sala: el lugar estaba iluminado por el fuego de una chimenea y los pequeños rayos de sol que se colaban entre las cortinas cerradas. A lo lejos podía escuchar susurros que no lograba entender y el sonido de la lluvia.
Camino hacia una de las ventanas, retirando la pesada cortina que la cubría. Afuera una tormenta mecía las copas de los árboles con fuerza, la lluvia golpeaba contra las ventanas y pequeños remolinos de viento lanzaban las hojas en todas direcciones.
-La tormenta es demasiado fuerte y estamos a mitad de la nada -dice Nessa a mi lado con la mirada clavada en los árboles que rodeaban la casa- no podemos sólo adentrarnos al bosque.
Siento como un puchero se forma en mis labios cuando un trueno hace vibrar el suelo, haciéndome tomar la mano de Nessa mientras intento calmar el ritmo acelerado de mi corazón.
-A mi me trajeron en un carro y he escuchado el motor de uno irse y venir varias veces ¿tú no lo has escuchado? -Nessa me mira raro antes de negar lentamente. Suelto su mano y me cruzo de brazo, ladeando la cabeza- ¿sabes conducir?.
-Si, se conducir pero no tenemos las llaves, la tormenta es muy fuerte y…
Suspiro, alejándome de ella para ir por un cenicero que se encontraba en la mesa de centro. Lo tomo, sintiendo el peso en mis manos mientras me acerco al sofá y agarro la manta sobre él. Con cuidado de no tropezar con la manta, regreso con Nessa quien me sigue mirando extraño, y le entrego el cenicero.
-¿Quieres quedarte aquí? -pregunto molesto por su actitud y quejas. Niega, sujetando con fuerza el objeto entre sus manos- entonces concéntrate y has lo que te diga.
Traga grueso, mientras sus ojos se humedecen. No podía sentirme mal por ella, sabía que tenía miedo y que estaba muy herida…, pero yo también lo estaba; yo también tenía miedo, yo también estaba herido y a diferencia de ella, yo tenía a mi mamá corriendo peligro y aún así estaba haciendo todo para salvarnos. Ella nos estaba retrasando. No, no podía sentirme mal por ella.
Además, ella es la adulta yo solo soy un niño -pienso con molestia.
-¿Qué debo hacer? -susurra.
Señalo la ventana- Debes lanzar esa cosa a la ventana, pero debe ser con mucha fuerza para romperla y luego yo pondré esta manta -levanto la manta- sobre los vidrios rotos para no cortamos. Después buscaremos el carro, yo lo enciendo y tu conduces lejos de aquí.
Estrategia.
La veo pestañear muchas veces, llegando a marearme, mientras balbuceaba algo que no lograba entender.
-De acuerdo, bien, todo bien -mira el cenicero como si le tuviese miedo.- este niño no es normal -susurra pero logro escucharla.
-Hazlo cuando te diga -asiente y yo me paro a su lado con la manta extendida entre mis brazos mientras ella mira todo con los ojos muy abiertos- ahora – susurro, sintiendo un nudo en mi garganta.
El ruido del vidrio quebrarse ante la fuerza del impacto retumba por la habitación siendo acompañado por la tormenta que ahora entraba por la ventana y mojaba todo a su paso, incluyéndome. Una presión en mi pecho me corta la respiración al escuchar gritos y cosas caer en una de las habitaciones.
Doy un paso atrás, luchando con la necesidad de ir con mi mamá -más gritos y una voz que me llama- otro paso – alguien toma mi mano.
-Quiero a mi mami -me escucho decir pero no puedo más que mirar el lugar de donde provienen las voces.
-Luca, por favor mírame -susurra alguien pero no se quien es. No soy capaz de ver, sentir o entender nada que no sea el miedo y la voz de mi mamá.
-Mami – quiero acercarme pero algo me detiene.- Quiero ir con mi mami.
Un rostro aparece frente a mi pero no puedo reconocerlo, mi visión es borrosa…,¿estoy llorando?.
Sus labios se mueven pero no entiendo que dice.
Concéntrate.
-Luca, debemos irnos…, reacciona, por favor. -ladeo la cabeza sin entender de lo que habla.
¿Por qué no me deja ir con mi mami?.
《 -Tu eres mi vida, Luca -susurra- yo solo puedo estar bien si tu lo estas.》
Los gritos se hacen débiles y la lluvia empapa mi cuerpo. Sacudo la cabeza confundido y observo a mi alrededor; estamos afuera y Nessa me tiene cargado mientras camina hacia un carro estacionado a un costado de la casa.
Sus pasos son rápidos pero torpes y su pecho vibra por su llanto. Toco su hombro, llamando su atención.
-Bájame, te estas haciendo daño.- Se detiene mientras su mirada preocupada recorre todo mi rostro. Trago grueso- ya estoy bien.
-¿Seguro? -asiento y ella me baja- Vamos, dime lo que debo hacer.
Tomo su mano, comenzando a caminar hasta el auto para, luego de tomar una piedra y romper el vidrio, enseñarle como encender el carro sin tener las llaves, como mi tío me enseñó.
《 Luego los conectas y…,- el motor se enciende haciéndome aplaudir emocionado- ¡LISTO! Es muy fácil, enano.
-Mi mamá dijo que no me podías enseñar esto, tío -Lo acuso, riéndome.
Me mira feo para luego lanzarse sobre mi y empezar a hacerme cosquillas.
-Y tu no le dirás nada ¿o sí, mocoso? -dice riéndose.
Niego frenéticamente sin parar de reír mientras intento patear a mi tío.
-No le voy a decir a mami…, deja de hacerme cosquillas.
-¿Qué cosa no me vas a decir, Luca?.
Mi tío deja de hacerme cosquillas y mamá lo mira feo. 》
Luego de varios intentos el carro enciende y Nessa empieza a conducir por el pequeño camino que hay entre los árboles y yo…, yo solo me quedo viendo por la ventana como nos alejamos de la casa…, como me alejo de mi mamá.
-Ti amo, mammina -murmuro, secando las lágrimas en mis mejillas.
Traducción:
Ti amo, mammina / Te amo, mami.
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Akram Giadala.
El pitido del celular me avisa que la llamada había terminado y sin más doy un volantazo hacia la izquierda, siguiendo la dirección que me habían dado mientras las quejas de mis acompañantes inundan el vehículo siendo ahogados por el rugir del motor.
Miro por la ventana como los edificios pasan a gran velocidad mientras el rostro de mi hermana y Luca se instalan en mi mente acompañados de sus voces en aquella llamada. Hacia una semana que un número desconocido había llamado a mi celular. Sus gritos aún retumbaban en mis oídos, colándose en lo más profundo de mi alma, dejando el terror de ellos impregnado en mi ser. Alessandra podía cuidarse y era una mujer bastante fuerte pero ellos…, ellos eran inocentes de toda esta mierda. Estaban solos, heridos, asustados y yo no podía hacer nada para aliviarlos.
-¿Qué te dijeron? -pregunta con una calma que empezaba a colmar mi paciencia.
Presiono el acelerador al ver pocos carros circulando.
-Akram -presiona Alessandro.
-Ya revisaron los otros puntos, no estaban allí pero sí varios empleados de Novikov. Ya se están encargando de ellos -aclaro- sólo queda una cabaña en el bosque a pocos kilómetros de donde lo vieron por última vez.
-¿Por qué no fuimos ahí desde un principio? -pregunta el imbécil a mi lado.
-Lo acaban de descubrir ¿no? -exclama Alessandro, asomándose entre los asientos.
Asiento.
-Fue una antigua empleada de los Novikov quien le dio la información a Gastón -de reojo veo su intención de hacer una pregunta- larga historia que no tengo ánimos de contar.
Los edificios comienzan a desaparecer y en su lugar grandes árboles bordean la carretera mojada. Una gran tormenta azotaba contra el carro, empujada por la fuerte brisa. Los árboles se doblegaban ante la tempestad, el cielo se iluminaba con los rayos y los truenos hacían vibrar la tierra.
Un escenario poco esperanzador, si me lo preguntaban.
En uno de los laterales, a lo lejos, se abría un pequeño sendero que en algún momento debió ser un lugar donde podrían transitar los carros y ahora, por la tormenta, era un cumulo de barro y troncos caídos. Disminuyo la velocidad para cambiar de carril y entrar al pequeño espacio libre en el sendero mientras busco el número de Demetrius en mi celular. El timbre suena tres veces, y justo cuando estoy aparcando, Demetrius contesta.
-¿Dónde estás? -pregunto. Salgo, sin importarme la lluvia, y cierro la puerta con fuerza, escuchando a mis acompañantes imitar mi acción.
-Estamos llegando, señor. Un tronco cayó obstaculizando el paso y la lluvia nos hizo difícil el poder sacarlo de la vía.
-Bien, nosotros nos adelantaremos -veo a Alonzo cargar el arma y a su lado, Alessandro hace lo mismo pero con inseguridad- la vía está llena de escombros por lo que iremos a pie. -comienzo a adentrarme en el bosque, mis ojos yendo del bosque a la carretera a cada tanto mientras el frío metal de mi arma se presiona contra mi espalda con cada paso.
-De acuerdo, señor. Nosotros los alcanzaremos tan pronto como podamos.
Me detengo por un momento, observando el bosque. No se podía oír más que el sonido de la lluvia y el rugido del viento. No habían animales u otra señal de algún ser vivo a nuestro alrededor. Al otro lado de la línea tampoco se escuchaba ningún sonido, nadie decía nada, ni siquiera los dos hombres a mi lado. De alguna forma, parecía que el clima era un reflejo de lo que sentíamos, la tormenta se encargaba de gritar todo lo que nosotros callábamos.
-Manténganse en alerta -ordeno y cuelgo la llamada, guardando el teléfono en el bolsillo interno de mi chaqueta.
-Los encontraremos, Akram -susurra Alessandro, posando una mano sobre mi hombro. Su intento de consolación de nada me servía pero lo cierto era que el lo sabía y era más un intento de convencerse a si mismo de que todo iría bien.
No podía culparlo. Querer aferrarse a una esperanza, aunque fuese tan inestable como lo era la suya, para evitar caer en el abismo no era un acto de incredulidad sólo era un método de sobrevivencia. Algunos podíamos entenderlo y otros por el contrario…
-Claro que los encontraremos el problema radica en el estado en el que se encuentren -señala con sorna, pasando de largo he internándose en el bosque- sobre todo el mocoso y la chica. Mi princesa es más…, fuerte. No me preocupa tanto.
Camino detrás de él con las manos hechas puño y un deseo enfermizo de asesinarlo a base de golpes. Era bastante fácil, para mi desgracia, olvidar que el bastardo frente a mi no era mi mejor amigo, si no su otra personalidad. Alfonso, un verdadero dolor de cabeza. Y sin temor a equivocarme podía decir que él era una concentración de todo lo que odiaba en una persona.
-Es tu sobrino de quien estas hablando -gruñe Alessandro a mi lado- ten un poco más de tacto y empatía.
-Sobrino de Alonzo, no mío -responde.- sólo aclaro.
Ruedo los ojos.
-Diferente personalidad, mismo cuerpo -refuto, esquivando algunas ramas que habían caído- sólo aclaro.
Un gesto con su mano le resta importancia a mi comentario. Si bien su repentina aparición nos había traído información y ayuda que requeríamos, de la misma forma trajo consigo más de una pelea. Más que nada entre él y Alessandro, y claro Gastón no se aguantaba mucho para soltarle uno que otro insulto.
-Déjalo, discutir con él es perder el tiempo -digo, deteniendo a Alessandro quien, después de pensárselo, asiente resignado.
El silencio se instala entre nosotros mientras los últimos rayos de sol se cuelan entre las nubes y la espesura de los árboles. El viento y la lluvia chocaban contra mi cuerpo con violencia mientras la expectativa, el miedo y la adrenalina recorrían mis nervios. El rostro de Luca, su risa y su actitud infantil y, de cierta forma, madura a la vez se mantenían de manera constante en mi mente. Me preocupaba mi hermana, por supuesto, pero por algún motivo era aquel niño el que abarcaba cada uno de mis pensamientos.
El sonido de un carro acercándose hace que nos detengamos y de manera inmediata sacamos nuestras armas, alejándonos del centro hasta quedar a la orilla del camino. No llegarían muy lejos ya que un gran tronco obstaculizaba del todo la vía y ciertamente a los pocos segundos el carro se detiene a unos metros de dicho tronco.
Alfonso, sin previo aviso, sale de su escondite apuntando hacia la persona que bajó del carro. Desde mi lugar no logro ver a dicha persona, tan sólo puedo escuchar el sonido de dos puertas cerrarse.
-¡APARTATE! -grita una voz femenina. Mi corazón se acelera junto a mi respiración al reconocer la voz de Nessa. Furioso, salgo de mi escondite seguido por Alessandro y me apresuro a llegar hasta ellos.
Nessa lloraba con fuerza mientras sujetaba algo o mejor dicho alguien entre sus brazos.
-Tío Lonzo, soy yo – un gran peso cayó de mis hombros al escuchar su voz pero poco duro al ver que el imbécil no bajaba el arma.
Saco el arma, quito el seguro y, sin culpa alguna, apunto directo en su nuca -Baja la maldita arma, no pienso repetirlo -exclamo entre dientes, ya sacado por completo de quicio. Viéndome por encima del hombro, sonríe para luego levantar lentamente sus manos.
-Cálmate, no les voy a hacer daño -susurra, alejándose de mi. No es hasta que guarda el arma que me relajo y dejó de apuntarle.
Tras una mirada rápida a Alessandro, me acerco a Luca y Nessa. El primero se suelta del agarre y corre en mi dirección, siendo recibido con los brazos abiertos mientras mi hermana se acerca a pasos lentos para luego caer de rodillas frente a mi.
Abrazo con fuerza al pequeño entre mis brazos, sintiendo como su cuerpo vibra ante el llanto que lo consume.
-Tranquilo, estas a salvo -susurro, cubriéndolo con mi chaqueta. Mientras Alessandro hace lo mismo con mi hermana- Luca, ¿Dónde está tu mamá?
Su llanto incrementa, dejándome un mal sabor de boca.
-Mi mami, quiero a mi mami -llora.
-Lo sé, pero necesito que me digan donde está.
Nessa se acerca un poco más a mi, dejando caer su mano sobre la espalda de Luca.
-Creo…, no lo sé, pero creo que esta en...-titubea- ¿shock? No te va a responder -dice, mirando a Luca con miedo, lástima y algo más que no consigo identificar.
-Tú debes saber donde están ¿no? -inquiero Alfonso.
-Sí, siguiendo este…,¿camino? -frunce el ceño- hay una cabaña, ahí están ella y Nicolai.
De reojo veo a Alfonso asentir para luego empezar a caminar en esa dirección.
-No puedes ir sólo, espera a que los demás lleguen. No deben tardar mucho -exclama Alessandro.
Una sonrisa falta de gracia surca sus labios antes de contestar.
-No los necesito, esto es algo que debo resolver yo -asegura antes de darse la vuelta y comenzar a correr hacia la cabaña.
Suspiro y con cuidado acomodo a Lucas en mis brazos para luego levantarme. Sus brazo se cierran con fuerza alrededor de mi cuello mientras su llanto crece.
-Quiero a mi mami -susurra repetidas veces. Abro la puerta del carro en el que llegaron y me adentro con él.
Una de las puertas traseras se abren y por ella entran Nessa y Alessandro, mirando con preocupación al niño.
-Lo sé, Luca -murmuro, acariciando su cabello. No sabía que más decirle, un mal presentimiento no me dejaba darle esperanzas que seguramente terminarían destrozadas pero tampoco era capaz de lanzarlo a una realidad que él no se merecía. -aquí estoy, no dejaré que nada malo vuelva a ocurrirte.
Esconde su cabeza en mi cuello sin soltar en ningún momento su agarre. La lluvia golpeaba con fuerza la ventanilla a la vez que se colaba por la ventana rota del lado del conductor. Luca había dejado de llora desde hacia unos minutos, sólo observaba por la ventana con la mirada perdida pero aún negándose a alejarse de mi. Mi hermana por otro lado, ya no lloraba tan fuerte como antes pero sus gimoteos eran audibles en el pequeño espacio en el que nos encontrábamos, aunque no había proferido palabra alguna desde hace rato.
Nadie decía nada y eso comenzaba a preocuparme.
-Me dan miedo -susurra, Luca, sacándome de mis pensamientos.
-¿Quién te da miedo? -pregunto en voz baja.
Se gira, mirándome a los ojos.
-Los monstruos -dice- estaba sólo y ellos aparecieron de nuevo. -frunzo el ceño- sólo se van cuando mamá está conmigo y…, ahora también te tienen miedo a ti -asegura con una sonrisa triste.
Acaricio su cabello.
-Entonces estas a salvo.
Se encoge de hombros.
-Sé que mi mami no va a volver…, eso me duele y a ellos les gusta.- dice y siento como una parte de mi se rompe ante sus palabras.
Trago grueso. No podía creer lo que escuchaba, pero sobre todo, no era capaz de entender como se le podía dañar a un ser tan puro como él. Podía ver como el brillo en su mirada se apagaba con cada segundo que pasaba y la frialdad con la que estaba tomando toda esta situación no hacia más que angustiarme.
-Sin importar lo que ocurra, siempre me tendrás a tu lado -aseguro.
Asiente y tras un bostezo, se recuesta en mi pecho. Su respiración se había acompasado, estaba cerca de quedarse dormido.
-No quiero perderte nunca, papá.
Mi corazón se salta un latido para luego acelerar su marcha a un nivel poco saludable mientras un sentimiento cálido se adueña por completo de mí, haciéndome olvidar cualquier otro problema que tuviese.
-Jamás me perderás, niño.
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