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Capítulo 5

Estoy fuera del colegio de Luca esperando que suene el timbre de salida. La semana se ha ido volando y hoy por fin es viernes. El teléfono vibra en el bolsillo trasero de mi pantalón. Lo saco y veo que es una llamada de Alonzo.

No es hasta que me alejo un poco del bullicio, que decido contestarle.

-¡¡¡Piccola!!! -me alejo del teléfono aturdida por su grito. Vuelvo a poner el teléfono en mi oreja unos segundos después- ¿Me extrañabas? -pregunta con voz chillona. Este hombre nunca una iba a madurar.

-No, no te extrañaba -respondo conteniendo la risa- ¿Cómo estás idiota?.

-¿escuchas eso?....es mi corazón rompiéndose.

No aguante más y solté una carcajada. Alonzo -un gran amigo- era sin lugar a dudas la persona más divertida que he conocido. Nos conocimos en la Universidad -me tiro su café encima, cabe destacar que es algo torpe- y desde ese día nos volvimos prácticamente inseparables. El es ese tipo de persona que sin importar que tan gris este tu día, siempre logra sacarte una sonrisa.

-Ya, ya -dijo mientras intentaba calmar su risa- te llamaba para ver si hoy pasábamos el día los tres juntos.

-Creo que eres tu quien me extrañaba a mi -dije con burla- justo ahora estoy esperando que Luca salga de clases, si quieres nos vemos en mi casa -propuse.

-A diferencia de ti, yo si te quiero, ridícula -exclamó indignado, a lo que yo reí –de paso se ríe -mascullo entre dientes- como sea, estoy saliendo del despacho, espérame y nos vamos juntos.

En eso suena el timbre del colegio.

-Vale, pero apresúrate, Luca ya va a salir –dije, mientras mi mirada recorría a cada niño que iba saliendo.

-Ok, ya me estoy subiendo al carro, nos vemos ahora –a lo lejos pude escuchar el motor de su carro rugir antes de que colgará.

Guardo mi teléfono y me acerco a la entrada del colegio. En eso veo la característica melena rizada de mi hijo salir por la puerta. Su mirada recorre el lugar hasta que se topa con la mía y sin perder el tiempo corre hacia mi. Su cuerpo impacta contra el mío haciendo que por unos segundos pierda el equilibrio.

Me pongo en cunclillas y le beso todo el rostro, ganándome sus risas.

-Me haces cosquillas -dice entre risas, intentando apartarme de su rostro.

Me río y me alejo, notando su respiración agitada y su rostro sonrojado por las risas.

--Te tengo una sorpresa –le digo ganándome por completo su atención.

-¿¡Cual!? -exclama con emoción, mientras da pequeños saltos en el mismo lugar.

-Hoy vamos a pasar el día con… -hago una pausa, logrando que mi pequeño se desespere– ¡¡¡El tío Lonzo!!! –exclame, usando el apodo que Luca le había dado.

Luca no cabía de la emoción mientras saltaba y corría por el lugar. Desde que era un bebé, Alonso y el tuvieron una gran química. Alonzo estuvo siempre presente en nuestras vidas y se había ganado un espacio en nuestros corazones.

-¡¡¡TÍO!!! –el grito de Luca, me saca de mis pensamientos. Lo veo correr hacia Alonzo con los brazos abiertos. Una vez llega a el. Alonzo lo levanta en el aire y comienza a dar vueltas haciéndolo reír entre gritos.

Una sonrisa aparece en mis labios mientras observo la escena. Al acercarme a ellos logro escuchar que están hablando de las películas que verán hoy. Súper héroes…otra vez.

Suspiro, preparándome mentalmente para otro maratón de súper héroes. Alonzo se percata de mi presencia y se acerca a saludarme con un abrazo.

Al separarnos, lo veo fruncir el ceño mientras su mirada recorre cada centímetro de mi rostro -se lo que esta viendo. En lo que va de semana no he podido descansar mucho que digamos y las ojeras cada vez son más notorias, sin importar la cantidad de corrector que utilice las desgraciadas se hacen notar. Las pesadillas no han parado y el hecho de estar siendo vigilada prácticamente todo el tiempo, no es de mucha ayuda. Rondó por mi mente llamarlo en más de una ocasión, contarle lo que estaba ocurriendo, pero no quería darle más preocupaciones, sabía que había estado muy ocupado en el bufete y no quería ser una carga más– va a decir algo, pero se arrepiente y vuelve a cerrar la boca, se da la vuelta y abre la puerta trasera del carro para subir a Luca.

Abre la puerta del copiloto y me hace una seña con la cabeza para que entre, cierra mi puerta para luego rodear el carro y adentrarse.

Antes de encender el carro me regala una mirada que claramente dice: Tu y yo vamos a hablar.

Se me viene un interrogatorio -pensé con fastidio.

-¿Qué quieres comer enano? -pregunta Alonzo mirando por el espejo retrovisor.

-¡¡¡Pizza!!! -exclamó emocionado.

-Pizza será -exclamó con una sonrisa.

Una vez compramos las pizzas, nos dirigimos hacia mi casa. Al llegar Luca se va a su cuarto a cambiarse y yo me dirijo a la cocina a preparar todo para el almuerzo. Detrás de mi podia escuchar los paso de Alonzo seguirme de cerca. Me puse a sacar los vasos y platos en un vago intento de evitar la conversación. Veo de reojo a Alonzo recostarse del mesón de la cocina con los brazos cruzados y el ceño fruncido. 

Alonzo se caracteriza por ser una persona dulce, paciente y divertido es realmente difícil hacer que se enoje o verlo serio -al menos fuera del trabajo- pero cuando se enojaba hasta el diablo le tenía miedo.

-Deja de ignorarme Alessandra -utilizó mi nombre, realmente estaba molesto- dime que coño te pasa y no me digas que nada -amenazó con voz grave- te conozco a la perfección y esas ojeras hablan por sí solas.

Suspire, frotando mi rostro con ambas manos. Me voltee, dándole la cara.

-Desde hace un tiempo me he sentido vigilada -dije sin más, no quería mentirle y aún si lo hiciera el se daría cuenta- en el trabajo, en el colegio de Luca, incluso aquí en la casa. A cada lugar que voy puedo sentir que alguien me vigila, llegue a pensar que era mi mente jugándome una mala pasada, pero no -tome aire- hace unos días no podía dormir y decidí sentarme en el alfeizar de la ventana de mi habitación y puedo jurar que había alguien viendo hacia mi casa desde el otro lado de la calle -dije bajando la mirada, mientras algunas lágrimas se escapaban de mis ojos- no pude verle el rostro, estaba muy oscuro.Yo….no he podido dormir bien, el miedo y las pesadillas no me lo han permitido -seco mis lágrimas y levanto la mirada encontrándome con la suya.

-Mierda ¿porqué no me dijiste nada? -exclamó frotándose el rostro- ¿llamaste a la Policía?.

-No quería preocuparte, se que has estado estresado en el trabajo y no quería ser una carga -dije en voz baja- no he llamado a la policía. Sabes que lo mejor es no llamar demasiado la atención.

-Tu nunca serás una carga para mi Alessandra -exclamó, mientras soltaba un suspiro- ¿Crees que sean…? –dijo con preocupación. Sabía a quienes se refería, esa idea ya había pasado por mi cabeza y rezaba por estar equivocada. Pero si no eran ellos, entonces ¿quién?. No tenía más enemigos...al menos que yo supiera.

-No lo sé -respondí en un suspiro- pero si fuesen ellos….¿como me encontraron? Hemos sido muy cuidadosos –exclame mientras tiraba de mi cabello con frustración.

-Intentaré averiguar algo -dijo- y hablaré con un amigo en la policía que me debe unos cuantos favores para que mantenga vigilada esta zona y el colegio de Luca -exclamó mientras tecleaba algo en su teléfono- tu, evita quedarte sola y lleva contigo el gas pimienta que te di, tal ves no sea un arma, pero te dará tiempo de huir -explicó dejando su teléfono en la barra de la cocina, se acercó a mi y me abrazó dejando un beso en mi cabeza- y sobre todo, ante cualquier cosa, sin importar la hora, me llamas -puso sus manos en mis hombros apartándome un poco de el- ¿entendido?.

Asentí con la cabeza y el me volvió a abrazar, mientras susurraba palabras tranquilizadoras. Me separo al escuchar las pisadas de Luca dirigirse hacia nosotros, me doy la vuelta y seco el rastro de lágrimas y me pongo a servir la pizza y el refresco.

-Tío Lonzo ¿quieres ver el hombre araña? -lo escucho preguntar a mis espaldas.

- Claro enano ¿Qué tal si vamos colocando la película, mientras tu mamá sirve la comida? -no escucho respuesta, solo sus paso alejándose de la cocina. Agradecía este tiempo que me dio Alonzo para poder recomponerme, no quería que Luca se preocupara.

Respire profundo y termine de servir la comida. Una vez todo listo, lo lleve a la sala donde estaban esperándome. Coloque todo en la mesa y me senté en el sofá al lado de Alonzo, mientras Luca estaba en el piso frente a mi.

Siento una leve presión en mi mano, volteó la mirada y me consigo con Alonzo, quien me regala una sonrisa tranquilizadora, de esas que te dicen que todo estará bien.

Le sonrió de vuelta y regreso la mirada al televisor.

Suspiro.

Todo estará bien….o eso espero.

                                                       

                                               

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