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Capítulo 49

Dos días habían pasado desde que llegó aquella carta. Dos días en los que me sumergí en un mar de recuerdos y emociones que amenazaban con ahogarme en sus profundidades. Los problemas no hacían más que aumentar y aunque nos sobraban recursos, nos faltaban ideas. Ya no sabíamos que hacer, donde buscar, ni a quien contactar y eso nos tenía a todos al borde del colapso emocional. 

Por un lado estaba Gastón quien se mantenía apenas cuerdo por la medicación que tomaba, aunque eso no evitaba que tuviese uno que otro brote lo cual comenzaba a preocuparme ya que él era el más sensato de todos nosotros y si Gastón estaba perdiendo la calma…, lo que nos tocaba a nosotros no era precisamente esperanzador.  

Aunque también estaba Akram, el sabia controlarse bastante bien considerando la situación en la que se encontraba y la preocupación constante que tenía por su hermana. Pero no era invulnerable a todo lo que estaba ocurriendo y se notaba en sus pequeños arrebatos de ira, que si bien no eran constantes, si eran preocupantes y el que Enrico buscará sacarlo de sus casillas no era de mucha ayuda. 

-¿Siguen ahí? -pregunta Akram a Gastón, quien se encuentra sentado en el sofá con su laptop frente a él, en la mesita de centro. Desde aquel día Akram ha pasado gran parte de su tiempo con nosotros en el departamento de Alonzo. Debíamos mantenernos unidos, separados éramos más fáciles de cazar y esa era una ventaja que no planeábamos darle aunque a Enrico y a Akram no les encantará la idea de compartir el mismo aire. 

-Sí, el carro sigue en mismo lugar -exclama con molestia- ¿por qué no vienen de una vez y ya?. 

Esa era una pregunta que ya todos nos habíamos hecho. Hace dos días, exactamente el mismo día en el que llegó aquella carta, frente al edificio se estaciono un vehículo negro con los vidrios tintados. Fue cuestión de minutos, luego de descubrirlo, saber quiénes eran. Al parecer nos habíamos ganado la atención de la Policía y enserio debíamos ser muy importantes como para dejar a dos de sus agentes a vigilándonos las veinticuatro horas del día. 

Akram se encoge de hombros llevándose la taza de café a la boca y dándole un sorbo antes de contestar. 

-Por ahora nos son un problema para nosotros, dejémosles jugar a los detectives un rato más. 

Escucho pisadas rápidas acercarse y luego veo a Luca aparecer por el pasillo con Enrico detrás de él, persiguiéndolo. 

-Mami, dile al tío Enrico que no me haga cosquillas - exclama jadeando al llegar a mi. 
Sonrío y lo tomo entre mis brazos para luego besar su rostro causando que se retuerza para alejarse de mi, mientras su risa inunda el lugar, alejando del todo cualquier tensión que hubiese. 

-Te amo, Luca -le digo besando su mejilla. Espero que conteste pero solo me mira con los labios apretados y una mirada traviesa- dime que me amas -le ordeno entre risas mientras beso su cuello causándole cosquillas. 

-Mami, basta, basta -pide como puede entre risas- Akram, tío Gastón ayúdenme. 

Las carcajadas de los nombrados no se hacen esperar seguida de sus negativas ante el pedido del niño. 

-Dale lo que quiere y te va a soltar -exclama Akram con gracia. 

Lo siento asentir para luego alejarse un poco de mi y mirarme con resignación. 

-Te amo, mami -sonríe con falda inocencia- ¿ahora si me vas a soltar? -pregunta ahora con algo de seriedad causándome risa.

 Asiento y lo dejo en el piso, no sin antes recibir un beso en la nariz. 

-Mocoso manipulador -exclama Gastón con gracias ganándose una sacada de lengua por parte de mi hijo, quien ya estaba haciendo su camino hacia Akram. 

Esos dos se habían hecho inseparables, era casi imposible lograr que Luca se separará de Akram por mucho tiempo. Y aunque, de cierta forma, ayudaba a mantenerlo distraído y evitaba que preguntará tan seguido por el paradero de Alonzo, a la hora de tratar temas difíciles y en los que el no podía estar presente empezaba el problema. 

-¿Terminaste de hacer la tarea, niño? -le preguntó Akram, mientras lo sentaba en su regazo. 

Asiente repetidas veces para luego desviar su atención a Enrico y fulminarlo con la mirada. 

-Mi tío me ayudó al principio pero luego empezó a colorear fuera de las líneas -inquiere con los brazos cruzados. 

-¿Enserio, Enrico? -arqueo una ceja en su dirección y él solo se encoge de hombros. 

-Sólo me salí un poco, él mocosos es un exagerado -se defiende. 

Escucho un bufido por parte de Akram. 

-Mami -volteó en su dirección- ¿Cuándo va a regresar mi tío Lonzo? Quiero que el haga la tarea conmigo -dice con un puchero. 

Eran momentos como estos en los que todos nos quedábamos en silencio sin saber que decirle. No quería darle una fecha, no quería llenarlo de esperanzas que fácilmente podían romperse. 

Trago grueso y me acerco a él, quedando en cuclillas frente a ellos. Inhalo profundamente buscando las palabras correctas para hacerlo entender lo que ocurre sin inmiscuirlo del todo en la situación. 

Muy fácil -pienso con sarcasmo. 

-Mi amor, tu tío ahorita está resolviendo algunos asuntos…, personales -le explico intentando sonar lo más convincente posible- y aún no se sabe cuando va a regresar. 

O, si lo va a hacer -no puedo evitar pensar con un nudo en la garganta. 

Ladea la cabeza analizándome. En momentos como esté me aterraba ver lo inteligente y analítico que era mi hijo y lo mucho que se parecía a mi padre. Era ciertamente perturbador notar lo inmensamente parecidos que eran ellos dos; sus gestos, su manera tan sutil para manipular las personas y la situación a su alrededor. Eso era algo que había tratado de cambiar, no erradicar, ya que sólo empeoraría las cosas.  

-¿Problemas personales? -pregunta con el ceño fruncido. Asiento mientras lo veo sumergirse una vez más en sus pensamientos- ¿con Alfonso?. 

Abro los ojos a más no poder a la vez que mi corazón acelera su paso, contándome por un momento la respiración. 

-¿De donde sacaste ese nombre, Luca? -pregunta Akram, claramente alterado. Pero esa no era la pregunta correcta. 

-Yo lo conozco, es mi otro tío -exclama con sencillez.- él comparte el mismo cuerpo con mi tío Lonzo. Aunque no se llevan muy bien – exclama lo último con una mueca triste.

Siento la mirada de Akram sobre mi pero decido ignorarlo, luego le explicaría, ahora tenía otro asunto más importante que atender. 

-Luca, ¿de donde sacaste esa idea? -pregunto con seriedad- ¿por qué crees que tiene que ver con Alfonso?. 

Me mira por unos segundos antes de hacer una mueca culpable y responderme. 

-Hace unos días todos estaban muy preocupados por la caja que llegó y nadie me quería decir nada -baja su mirada sin poder seguir viéndome a los ojos- No podía dormir y baje a la sala. Mi tío Gastón se había quedado dormido sobre el comedor y en su mano tenía la hoja que leíste, mami. 

Me tenso y desvió la mirada a Gastón quien me la devuelve con un gesto de disculpa. 

-La leíste -afirmo cuando noto que no vuelve a hablar. Asiente. 

-Estabas muy triste cuando la leíste y quería saber porque -admite formando un puchero- no entendí mucho, pero vi el nombre de mi tío…, ¿estas molesta conmigo? -pregunta luego de unos segundos de absoluto silencio. 

Respiro profundamente buscando calmarse de alguna forma. Esto era exactamente lo que quería evitar pero cada vez era más difícil, por no decir imposible, ocultarle las cosas a Luca. 

Rasco mi mejilla para luego pasarme las manos por el rostro en un gesto lleno de frustración. 

-Luca, si no te mostré esa carta, si no te hablo de todo lo que ocurre es por algo -reprendo con dureza- eres un niño y estos son temas de adultos, no quiero euro que vuelvas a hacer algo como esto. Si tienes alguna pregunta, vienes a mi y yo te respondo  ¿De acuerdo?. -sus ojos se cristalizan, mientras se aferra al torso de Akram, escondiendo el rostro en su pecho para luego asentir levemente- palabras, Luca, quiero palabras…, ¿de acuerdo?. 

-Sí, mami, entendí -responde con seguridad- no lo volveré hacer. 

Trago grueso intentando tragar el nudo en mi garganta. Odiaba tener que reprenderlo y mucho más tener que ser tan dura con él. Pero no tenía de otra, aunque lo odiara, aunque me esforzara por que no fuera de está manera, era consciente del mundo en el que vivíamos y del que no podía sacar del todo a Luca. Necesitaba que el estuviese preparado para todo lo que conllevaba ser parte de esta familia, necesitaba que supiera que hacer y que no para poder sobrevivir. Y entre esas cosas estaba el no meter la narices donde no debía. 

En nuestro mundo, a veces, ignorar ciertas cosas era la mejor forma de sobrevivir. Saber demasiado podía convertirse en tu condena de muerte. 

-Quiero que entiendas que siempre voy a velar por tu bienestar y si hay ciertas cosas que no te digo es justamente por esa razón -le digo más calmada. 

-Lo sé, mami. 

Asiento y beso su frente. 

-Ve a tu cuarto a jugar, luego te llamo para que bajes a comer. 

Asiente. Akram lo baja de su regazo y el sale marcha con la cabeza gacha. 

Suspiro, sentándome al lado de Akram con los codos apoyados en mis rodillas y mi cabeza recostada sobre mis manos. Todo esto me estaba superando. 

-Bien, tengo algunas preguntas pero las dejaré para luego -exclama Akram a mi lado- justo ahora debo ir al despacho a resolver algunas cosas. 

Levanto la cabeza, desviando mi mirada hacia él. 

-¿Problemas en el bufete? – pregunto. 
Niega. 

-Tuve que posponer una reunión con Alessandro Lombardo por todo los problemas que se nos vinieron encima -explica- la pospuse para hoy, exactamente- mira el reloj en su muñeca – en una hora es la reunión. 

-¿Te molesta si voy contigo? -pregunto- Necesito buscar algunos documentos en el despacho de Alonzo. 

-No hay problema ¿Ya estás lista?. 

-Déjame buscar mi cartera y nos vamos. 



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