Capítulo 42
Suelto su rostro como si su piel me quemara, alejándome unos pocos pasos de ella.
Me mira fijamente, mientras una sonrisa irónica tira de la comisura de sus labio. Aún en su posición, no parecía tener miedo y al mirar más profundo ni siquiera encontraba la ira que ella se esforzaba en demostrar. En su mirada veía la resignación de un condenado a muerte; deseaba luchar por su vida aun que supiese que su destino ya estaba escrito.
-No puedes romper algo que ya está roto -exclama entre dientes, mientras su mirada me fulmina. Podía notar como el sentirse analizada por mi la inquietaba de sobremanera. Por que sí, ella sabía que la estaba analizando, de la misma manera en la que ella lo estaba intentando conmigo. La diferencia era que yo si estaba teniendo éxito en mi cometido.
Muy a mi pesar, debía admitir que aquella mujer generaba un gran nivel de curiosidad en mí. Su fachada parecía impenetrable pero lo cierto era que se estaba derrumbando; solo hacía falta tocar el punto exacto para que todo se le fuera abajo. Y no me refiero a golpes o tortura, no, estuvo con los Novikov, la tortura es solo un día más en su rutina.
Ella es igual a mí -pienso.
Ladeo mi cabeza y cruzó mis brazos mientras mi mente no deja de maquinar y analizar a aquella mujer, quien se mantiene en completo silencio al igual que todos en la habitación.
-Aquellos fragmentos de lo que alguna vez fuiste son filosos, punzantes -susurro con calma, tomándome mi tiempo al pronunciar cada palabra. Su mirada se oscurece y un atisbo de dolor aparece en ella- no rompen, desgarran -recuerdos leves y fugaces aparecen en mi mente causando que una sonrisa amarga se extienda por mi rostro. Niego levemente ante la ironía, quiero herirla a ella pero sin poder evitarlo también me estoy hiriendo a mi.- siempre habrá algo que destruir. Eso deberías saberlo -digo, aunque en este punto no se si se lo estoy diciendo a ella o a mí. Es la ley de la vida, cuando hieres a alguien, de una manera u otra acabarás lastimándote a ti mismo.
El dolor en su mirada se hace más notorio, dándome a saber que mis palabras también le afectaron a ella, aunque son solo unos segundos antes de que se coloque una vez más su mascara. Sólo que ahora puedo ver grietas aun mas grandes en la superficie.
Una risa masculina se escucha por la habitación, llamando mi atención. Aquella risita burlesca y un tanto agónica debido a los golpes recibidos; retumba por el lugar, alterando mis nervios.
Desvío mi mirada hacia el causante de aquel irritante sonido, arqueando una ceja en señal de pregunta.
-Cuéntanos el chiste, amigo -escucho a Akram decir detrás de mi. Se me hace imposible no tensarme ante el sonido de su voz y la desconfianza que me causa su mera presencia.
Jayden desvía su mirada hacia un punto a mis espaldas, supongo, donde se encuentra Akram.
-Ustedes son el chiste -sonríe con altanería y falsa seguridad. El miedo en su mirada lo delata quitando cualquier tipo de importancia a lo que dice.- son poca cosa ante la familia Novikov. Justo en este momento nos deben estar buscando y apenas nos encuentren -sonríe malicioso- los asesinaran a todos y cada uno de ustedes.
Ahora las risas que resuenan por el lugar son las de Alonso y Enrico, mientras observo como la rusa blanquea los ojos con fastidio e incredulidad.
Es más idiota de lo que creí- pensé con molestia.
-No puedes estar hablando en serio -exclama Enrico incrédulo- ¿siquiera sabes a quienes te estás enfrentando?.
Camino hacia un lado para poder tener mayor visión de todos en aquella habitación, sintiendo la mirada penetrante de Alonzo seguir todos mis pasos sin perderse detalle alguno. Sabia que me estaba vigilado, no confiaba del todo en mí cuando me encontraba en este estado y no podía culparlo, yo misma desconfiaba de mí, por ello me mantengo alerta a cualquier cambio que pueda surgir a nivel emocional o mental; lo último que deseo es perder el control.
Observó a Akram verme de reojo con el ceño fruncido por unos segundos antes de regresar su atención a Jayden.
-Nadie vendrá por ustedes, nadie está buscándolos -asegura Akram mirando a nuestros invitados, algo en su mirada me daba a entender que se hallaba confundido, tal vez perdido mientras buscaba algo. Era realmente interesante verlo en esta faceta, que parecía ser más real que la que había visto en otras ocasiones, menos reprimida- Ustedes no son más que peones en su juego, los utilizaron para poder moverse en el tablero. No les interesa que hagamos con ustedes porque…
-Porque no hay nada que ustedes puedan decirnos que les afecte a ellos -le interrumpe Alonzo terminando la oración.
El rostro de Jayden palidece ante aquellas palabras, era obvio que se había aferrado a la idea de que nosotros no los mataríamos con tal de conseguir información y el estaba dispuesto a soportar cualquier cosa con tal de ganar un poco más de tiempo. El problema era que ahora ellos no nos servían de nada, convirtiéndose en un simple estorbo.
-Está vez Nicolai no se esmero mucho en buscar buenos empleados- señala Enrico- tampoco en protegerlos, fue sencillo encontrar a la perra rubia -exclama con desdén observando a la nombrada quien le devuelve la mirada llena de odio.
Enrico es orgulloso y rencoroso en demasía por lo que el hecho de que lo haya igualado e incluso superado en una pelea lo tenía hecho una fiera.
Observo a Akram incorporarse de la pared, con el ceño fruncido y la mirada perdida. Su cambio abrupto me pone de inmediato en alerta por lo que, con disimulo, coloco mi mano tras mi espalda y tomo el arma en la cinturilla de mi pantalón.
-¿Cómo dijiste que se llamaba? -pregunta con voz monótona, dirigiendo su atención a Enrico, quien lo mira con una ceja arqueada y un gesto de sorpresa al notar que se dirige a él.
Enrico frunce el ceño y dirige su mirada en mi dirección en una pregunta silenciosa. Asiento casi imperceptiblemente con mi cabeza, llevada por la curiosidad que me había causado la situación.
-Nicolai, ese fue el nombre que dije -responde Enrico- Nicolai Novikov, para ser más exacto.
Akram parece haberse convertido en una estatua, en sus facciones no hay una sola expresión mientras su mirada parecía haber perdido todo rastro de vida.
Alonzo lo observa atento antes de entrar en alerta y alejarse unos pasos de su amigo, quedando en una posición estratégica en la que me protegía a mi.
Es difícil enojarse con él- exclama mi consciencia.
-¿Porqué preguntas, Akram? -digo lo más calmada que puedo cuando todos mis sentidos están en absoluta tensión.
Alonzo me ve de reojo y niega con lentitud mientras a mi lado, Enrico saca el arma de su pantalón, listo para disparar.
-¿Como no me di cuenta antes?-escucho a Akram murmurar. El sonido de su voz era sepulcral, fría, logrando que mi piel se erizara.
-¿De qué?..., ¿Qué ocurre, Akram? – pregunto, ignorando la negativa de Alonzo.
Alza su mirada para fijarla en Alonzo, ignorando por completo mi pregunta. Su cuerpo se mantenía en tensión y varios temblores estremecían sus extremidades.
-Hace poco...Nessa me dijo que empezó a salir con un tipo -masculla entre dientes- creo que te lo comenté.
Alonzo asiente.
-Lo hiciste ¿Qué pasa con eso?. -exclama impaciente.
-Es ese maldito, Nessa me habló de él -empieza a caminar de un lado a otro de manera frenética mientras presiona el puente de su nariz para luego masajear su cuello. Se estaba intentando controlar- dijo poco…el nombre se me hacía familiar, pero yo en ese momento no sabia nada de esta mierda, lo conocía de otra parte -frunzo el ceño intentando entender todo lo que sale de su boca- lo recordé, no lo conocí en persona pero si había escuchado su apellido en más de una ocasión -revuelve su cabello en un intento de poner orden a sus ideas- su padre, es Kesar Novikov ¿No?.
Me acerco a Alonzo quedando a su costado y un poco más cerca de Akram.
-Si, así se llama -exclamo con seriedad sin soltar mi arma en ningún momento.- ¿De dónde lo conoces?.
Su atención se posa en mi por unos segundos antes de seguir con su recorrido sin sentido.
-Mi padre, yo era muy joven así que no logro recordar muy bien -bufa- él tenía un socio, supuestamente del bufete…a lo largo de mi vida escuche muchas veces ese apellido e incluso tengo recuerdos de cenas en mi casa a las que mi padre lo invitaba -sus ojos recorren el lugar sin ver nada en realidad, parecía estar perdido en sus recuerdos buscando algo- no recuerdo haber conocido a su hijo, tampoco oír que lo nombrará.
Resoplo. Esto era una completa mierda y aunque ahora tenia más preguntas sin respuesta al menos tenia un hilo que seguir. El que hayan dejado a Luca en el despacho de Akram era algo que me tenia la cabeza hecha un lío ya que no había nada que los vinculara con él. Ya tenia el vínculo ahora necesitaba encontrar el porqué y el que además estuviese saliendo con su hermana solo hacía las cosa más personales.
-Tu padre y Kesar ¿Qué ocurrió? -pregunto intentando no perder el hilo.
Lo veo negar repetidas veces antes de contestar.
-No tengo idea -admite- recuerdo que las visitas fueron disminuyendo hasta desaparecer del todo y mi padre andaba histérico la mayor parte del tiempo -resopla y presiona sus puños hasta que sus nudillos quedan blancos- no se que habrá ocurrido entre esos dos miserables, lo único que puedo decir es que en esa época mi padre se convirtió en el monstruo que tanto se empeñaba en ocultar -exclama con seriedad antes de tomar rumbo hacia la puerta, saliendo del lugar a grandes zancadas.
-Vaya mierda -exclama Enrico, rompiendo el silencio- creo que es hora de deshacernos de estos dos, han escuchado demasiado…-una sonrisa maliciosa se posa en sus labios- y yo necesito descargar la ira.
Mi mirada se posa en la puerta, una necesidad inhumana me insta a buscar a Akram, saber que está ocurriendo, pero la reprimo.
-Voy a buscarlo antes de que haga alguna estupidez -anuncia Alonzo antes de marcharse.
Suspiro y me doy la vuelta para mirar a nuestros nuevos sacos de boxeo.
-Bien, ¿en qué estábamos? -pregunto sin interés.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro