Capítulo 40
Nos hacemos paso entre la multitud, hasta llegar a la entrada. Desde la distancia puedo ver al gorila que me conseguí al llegar, junto a dos hombres más, resguardando con recelo la entrada, impidiendo la salida o acceso a la discoteca.
Akram al notarlo, se detiene a unos metros, mientras su mirada recorre el lugar, analizando todas las opciones posibles
Con un resoplido, comienza de nuevo su trayecto hasta la entrada, conmigo siguiéndole los pasos. Aunque tampoco es como si me hubiese dado otra opción, ya que su mano sostiene la mía con fuerza, obligándome a seguirlo a donde quiera que vaya.
Esto, me está molestando -pienso con molestia.
-Disculpe, no puede salir -escucho decir a uno de los guardias, deteniendo a Akram. Miro alrededor, buscando al hombre que me recibió en la entrada, pero no logro hallarlo y lo último que deseo es seguir utilizando mi apellido, mucho menos frente a Akram.
Me posiciono a un costado de Akram, para ver mejor la situación. El leve apretón en mi mano, mientras el sujeto le hablaba, me daba a saber que Akram tiene poca paciencia y este hombre estaba jugando con fuego.
Nada que me pueda sorprender, a lo largo de mi vida he convivido con este tipo de hombres e incluso peores. Hombres exitosos y poderosos, imponentes y arrogantes; obtienen todo cuanto deseen, desde algo material, hasta el alma de una persona. Y cuando llega ese momento, en el que no pueden tener aquello que desean, sin importar lo insignificante que sea…enfurecen, gritan, insultan, destruyen; poco importa a quien se lleven por delante.
Si, conozco este tipo de personas y por lo mismo, soy capaz de detectar a una.
Akram es ese tipo de persona y Alonzo también, supongo que estoy destinada a solo conseguirme con esta clase de persona…aunque he de admitir que no todos son tan malos, todo depende de la perspectiva que lo mires y de que lado de la historia te encuentres.
-¿Eres nuevo? -escucho a Akram preguntar con sorna, sacándome de mis pensamientos.
Observo al hombre frente a mi, ahora que lo analizo con detalle, noto que es un chico de unos diecinueve años y bastante corpulento, lo que hace que sea complicado notar a simple vista que no es más que un niño.
-Si señor, comencé a trabajar hoy -exclama el muchacho con seguridad, aunque su voz lo traiciona, haciéndolo tartamudear un poco. Aunque no lo juzgo, tiene frente a él a Akram, quien lo supera en músculos, edad e imponencia.
Pobre niño -Me burló internamente.
Aunque la situación me daba gracia, tenía cosas más importantes que hacer, que ver a Akram intimidar al niñato.
-Tenemos prisa por salir y realmente dudo que quieras hacernos enojar -exclamo con falsa dulzura, llamando la atención de ambos idiotas. Observo de reojo una silueta conocida acercarse a nosotros y sonrio, posando mi mirada en el recién llegado, quien aún no repara del todo en mi presencia.
-¿Algún problema? -le pregunta al chico, sin fijarse en nosotros.
Akram y el niño van a hablar, cuando decido hablar yo, interrumpiéndolos.
-Queremos salir y no nos lo permiten -exclamo con seriedad, llamando la atención del gorila.
-Disculpe señorita, pero no se…- exclama antes de interrumpirse al posar su mirada en mi, palideciendo al instante. Enarco una ceja en su dirección al notar que no habla, desvía su mirada hacia mi acompañante, quien lo fulmina con la mirada y parece que está a nada de desmayarse. Se aclara la garganta antes de comenzar a hablar- Lamento los inconvenientes, el muchacho es nuevo -explica, haciéndome bufar al recordar nuestro encuentro- les pido una disculpa, señor Giadala -exclamó, haciendo una leve reverencia en su dirección, para luego girar en mi dirección- señorita D’am…
-No hay problema, por favor déjenos salir, tenemos prisa -exclamo con seriedad, interrumpiéndolo antes de que terminará de decir mi apellido, eso es lo último que necesito.
Asiente y le hace señas a uno de los hombres para que nos abra la puerta.
La brisa fría nos golpea apenas salimos del establecimiento, todo está en silencio y las personas con las que me había topado al llegar, se habían marchado.
Me abrazo a mi misma, mientras camino con lentitud por la acera, intentando captar algún sonido que me ayudara a saber el paradero de Alonzo. No iba a correr de un lado a otro sin sentido alguno buscándolo, eso sería absurdo y una completa pérdida de tiempo.
Recorro con la mirada el lugar, analizándolo, los disparos se escucharon relativamente cerca, por lo que debían encontrarse en alguna callejuela o callejón.
Observo de reojo a Akram acercarse a una pequeña tienda a un costado de la discoteca; de grandes y sobresalientes columnas que dificultan la vista. Me acerco a el con pasos cautelosos, hasta quedar a pocos pasos.
-Es un callejón, estaba oculto por las columnas -señala en un susurro, para luego asomar levemente la cabeza- hay alguien casi al final del callejón, no puedo verlo por la distancia -informa, regresando a su antigua posición y verme con el ceño fruncido.
-El callejón, ¿es de doble sentido? -le pregunto, a lo que asiente.- y solo hay una persona -aseguro y vuelve a asentir, sin entender a donde me dirijo. Ruedo los ojos – somos dos contra uno -exclamo con obviedad y dirijo mis pasos hacía el interior del callejón.
Efectivamente, al final del extenso callejón se encuentra una persona recostada de una de las paredes. Con cautela y con Akram siguiéndome, sigo caminando hasta llegar a unos metros y escuchar un arma ser cargada para luego ver al hombre apuntar en mi dirección, sin siquiera levantar la mirada.
Resoplo y sigo caminando, está esta vez, haciendo que mis tacones resuenen contra el pavimento.
-Baja el arma idiota -ordeno con molestia, terminando de acercarme a él, quien levanta la mirada sorprendido.
-¿Piccola? ¿Qué haces aquí? -pregunta incordiado.
-Yo tú, no me voy por ese lado -advierte Akram, posicionándose a mi lado.
Ruedo los ojos ante su idiotez y decido concentrarme en escanear a Alonzo de pies a cabeza, notando la herida a un costado de su abdomen, mientras su mano presiona la zona en un intento de frenar la sangre.
-¿Qué demonios ocurrió? -lanzo la pregunta al aire, sin poder dejar de observar la herida y las diferentes magulladuras que tiene en el rostro.
Me acuclillo y saco una de las navajas de mi bota para posteriormente y sin previo aviso, rasgar la camisa de Alonzo y amarrarla alrededor de su cintura, cubriendo y haciendo presión en la herida.
-Dale tu chaqueta -le ordeno a Akram, quien, sin antes fulminarme con la mirada, hace lo que le pido.
Ayudo a Alonzo a colocarse la chaqueta, con cuidado de no abrir aun mas la herida.
-Conseguí a Nicolai junto a una chica, no pude verle el rostro así que no tengo ni idea de quién se trataba -anuncia, ganándose por completo nuestra atención- apenas me vio, tomó a la chica y salió por una de las puertas traseras -dijo, señalando una puerta en la pared detrás de nosotros- la cantidad de gente era absurda y me costó abrirme paso, una vez pude salir, vi a la chica salir corriendo en esa dirección -dijo, ahora señalando con la cabeza, la calle al otro lado del callejón- y el bastardo no espero ni un segundo antes de lanzárseme encima y claro, yo no perdí la oportunidad de golpearlo -una sonrisa aparece en su rostro ante el recuerdo- no se por cuanto tiempo estuvimos así, hasta que alguien paso su brazo por mi cuello cortándome el oxígeno -exclama con rabia- el idiota se fue, no sin antes golpear mi estomago y dejarme sin aire. El muy idiota sabe que no podría conmigo y tuvo que recurrir a su amiguito -dice señalando a un punto ciego, detrás de un conteiner de basura.
Con el ceño fruncido me acerco al lugar con Akram detrás de mi y observo con sorpresa y satisfacción a Jayden tirado en el piso con una herida en el abdomen y el cuerpo lleno de heridas, causadas por el impacto de los golpes.
-¿Está vivo? -pregunta Akram, sin dejar de mirarme de reojo.
Me acerco al cuerpo y con la punta de mi tacón presiono la herida, causando que un quejido lastimero salga de sus labios.
-Si, esta vivo -digo apartándome- y nosotros debemos marcharnos, me sorprende que la policía no haya llegado aún, pero estoy segura de que no tardarán en venir -aseguro, viendo a los dos hombres frente a mi- y tu, debes atenderte eso -digo señalando su herida.
Asiente y mira a Akram.
-Voy a buscar el carro -anuncia akram antes de marcharse.
Suspiro, pasando las manos por mi cabello.
-¿Qué vas a hacer con Akram? -pregunto, entrecerrando mis ojos.
Suspira, desviando la mirada.
-Hare que se vaya a su casa y yo me iré al galpón con ese idiota -afirma sin convicción- allá me atendere la herida e intentaré sacarle información.
Cruzo mis brazos y frunzo mis labios.
-Y…¿Akram no sospechara nada? -pregunto con suspicacia, esperando que me de las respuestas que deseo.
Me ver por unos segundos, cuando el carro de Alonzo es estacionado en una de las entradas del callejón, para luego ver a Akram bajar de el y dirigirse a nosotros.
-Yo me encargo, piccola -es lo último que dice antes de que Akram llegue a nosotros.
-Yo llevaré a Jayden -dice- Alessandra, ayuda a Alonzo a llegar al carro -ordena y se da la vuelta para tomar el cuerpo y caminar hacia el carro, con nosotros detrás de él. Una vez llegamos, abre la puerta trasera y prácticamente lo lanza dentro, antes de cerrar y dirigirse al puesto de piloto y entrar al carro.
-Regresa a casa piccola, yo estoy bien, una vez termine con esto, voy a casa.
Besa mi frente y yo le sonrió levemente.
-Está bien, cuídate por favor -exclamo con una sonrisa dulce en mi rostro.
Me ve por unos momentos para luego asentir y adentrarse al carro.
Veo al carro perderse en la lejanía y borro la sonrisa que tenía plasmada en mi rostro. Recorro todo el trayecto hasta el carro de Gastón, me subo y lo enciendo, haciendo que el motor ruja y adentrándome al tráfico.
Marco el número de Gastón y coloco el manos libres.
-¿Lo conseguiste? -digo, apenas atiende la llamada.
-No fue sencillo, pero lo conseguí -admite- la secretaria de Akram, tal y como lo supusiste no era más que una ficha desechable. Su expediente estuvo limpio hasta hace poco, mis fuentes me informaron que hace unos meses apareció una chica en uno de los bares de la zona y cito “La niñita estaba cagada del miedo” era más que obvio que no pertenecía a ese lugar.
Frunzo el ceño y me estaciono, para poder prestar completa atención a lo que me dice.
-¿Se sabe con quien iba a esos lugares?.
-Siempre se encontraba con un hombre que, según la descripción que me dieron, se parece a Jayden; una vez se encontraban, el se la llevaba del lugar -dice con seriedad- el Ruso de mierda fue astuto y no se dejó ver en ningún momento.
Resoplo. No me sorprendía en lo absoluto, Nicolai cuando lo deseaba, lograba ser todo un maestro del engaño.
-Está muerta ¿no?.
-Si, la mataron en una de las zonas bajas, ya sabes como es -hace una pausa- no hay policía ni justicia, todo se queda bajo la alfombra.
-Bueno, eso era algo que ya me esperaba, de alguna forma la engatuso y logró que trabajará para él, una vez que cumplió su cometido…se deshizo de ella -aseguro con calma- aquí mi pregunta es ¿por qué Akram? Es más que obvio que él era de cierta manera el objetivo.
-No tengo una respuesta a esa pregunta, preciosa -exclama con pena.
Recuesto mi espalda del asiento y apoyo mi cabeza en mi mano hecha puño, mientras parte de mi brazo descansa en la ventana del carro.
-Descuida y sobre la otra mujer ¿Qué conseguiste?.
-Ella es aun mas interesante que la secretaria, su nombre es Vanessa Petrova; rusa, veinticinco años y experimento humano de tu antiguo suegro. -levanto mis cejas debido a la sorpresa- su padre la vendió a Kesar Novikov cuando tenía cuatro años y desde entonces él la tuvo encerrada, siendo entrenada para ser una perfecta marioneta de él y su querido hijo -exclama con repudio.
Frunzo el ceño un tanto incordiada como asqueada.
-Nunca escuche de ella -admito, aún intentando buscar en mi memoria algún recuerdo.
-Normal, ella estuvo aislada del mundo hasta hace tres años, antes de eso, nadie sabía de su existencia -explica, dejándome aun mas sorprendida- tiene dos propiedades a su nombre en el centro, pero estoy seguro de que allí no vas a encontrarla -asegura- pero luego de investigar más a fondo, conseguí un pequeño departamento bajo un nombre falso, pero los documentos tienen su rostro…un tanto modificado por algún tipo de maquillaje, pero igual pude reconocerla -asegura con el orgullo tiñendo su voz- ya te estoy mandando la dirección y Enrico va de camino.
Sonrío y enciendo el carro para luego agregar la ubicación al GPS y empezar a conducir.
-Perfecto, ya estoy en camino -digo, viendo de reojo el GPS.
-De acuerdo, por cierto, ya tengo lo otro que me pediste -se ríe- estoy seguro de que te va a encantar – exclama con sarcasmo- ya te lo envíe preciosa y discúlpame por la poca información que conseguí, hice lo que pude con el tiempo que tenia.
Frunzo el ceño.
-Lo hiciste bien Gastón, tenías poco tiempo -lo calmo.
Realmente lo había hecho fantástico, eran demasiadas cosas que investigar aunado al hecho de seguir buscando, incluso bajo las piedras, al idiota de Nicolai. Pero Gastón era ridículamente perfeccionista y controlador, discutirle es inútil, lo mejor siempre a sido darle crédito y a la vez darle la razón.
-Gracias -dice poco seguro- hablamos luego, avísame cualquier cosa.
Tras una breve afirmación, corto la llamada y me adentro en uno de las zonas bajas de New York. Conduzco hasta quedar frente a un pequeño edificio en ruinas y apago el auto para luego bajarme de él y acercarme a Enrico, quien se encuentra apoyado en el capo de su carro.
Apenas me ve, me regala una sonrisa entusiasta junto a un extraño baile de cejas.
-¿Lista para la diversión? -exclama con felicidad, pasando uno de sus brazos por mi hombro, empezando a caminar hacia el interior de aquel destartalado edificio.
Ruedo los ojos y retiró sin delicadeza su brazo.
Subimos las escaleras hasta el tercer piso y buscamos el departamento de la rusa. Una vez lo encontramos, Enrico se pone de cuclillas y comienza a maniobrar hasta lograr forzar la cerradura sin hacer el más mínimo ruido.
No adentramos al lugar, que se encuentra en penumbra, tan solo iluminado por la escasa luz de la calle que se filtra entre las cortinas.
Enrico me hace una seña y se aleja por el pasillo que va a las habitaciones, mientras yo me dirijo hacia la cocina, evitando hacer cualquier tipo de ruido. Cosa que se complica cuando vas en tacones.
-¡¡HIJA DE PUTA!!! -escucho a Enrico maldecir y el sonido de muebles caer.
Camino con prisa hasta la fuente del ruido, adentrándome en una pequeña habitación y en medio de ella veo a Enrico pelear con una mujer y vaya que le está dando trabajo.
Ella le lanza un golpe directo a la nariz, haciendo que retroceda un par de pasos, mientras la sangre corre por su nariz y cae en el piso, la mira con rabia, pasando su brazo por la zona afectada, retirando la sangre.
Antes de que ella sea capaz de lanzar otro golpe, él se adelanta golpeándola justo en la mandíbula, debido al impacto retrocede hasta chocar conmigo. Paso mi brazo por su cuello, quitándole el oxígeno, mientras Enrico se acerca a nosotras y sin ningún tipo de delicadeza, inserta una aguja con lo que creo es morfina, en su cuello.
Poco a poco deja de forcejear, hasta que su cuerpo pierde por completo la fuerza y la suelto, dejandola caer de un golpe seco al piso.
-¿Te divertiste? -pregunto con burla, ganándome una mala mirada de su parte.
Se ríe sin gracia y limpia los restos de sangre con el cuello de su camisa.
-Graciosa -masculla, mientras saca su celular del bolsillo trasero del pantalón y teclea algo con rapidez- los muchachos ya están subiendo, llevarán todo lo que consideren necesario al departamento -anuncia, guardando su teléfono.
Era increíble todo lo que habíamos logrado planear en unas pocas horas. Aparte de carcomerme la cabeza desde que salimos del bufete, estuvimos hablando, investigando y planeando por nuestra cuenta. Amo a Alonzo, pero odio que me mientan y más si se trata de él, eso sin contar el hecho de que me había dejado fuera de todo, como si fuese una doncella en apuros y eso no iba a permitirlo, parece que se le olvido con quien está tratando.
La puerta del apartamento es abierta y varios hombres ingresan al mismo.
-Señorita -saluda uno de los hombres, haciendo una leve inclinación de cabeza en muestra de respeto, mientras los demás hombres imitan su acción- ya estamos listos para empezar.
Asiento.
-Comiencen y no tarden, no quiero llamar la atención más de lo necesario. -ordeno con seriedad, a lo que asiente y comienzan a dispersarse por el lugar.
Enrico se acerca al cuerpo de la rusa y con brusquedad la coloca sobre sus hombros.
-Vámonos, aún tenemos cosas por hacer y por lo que se, tu debes leer la información que consiguió Gastón -una sonrisa malvada se posa en sus labios- esto va a ser divertido -se ríe y se aleja con dirección a uno de los hombres, para luego verlo entregarle las llaves de su carro y volver a mi- listo, vámonos principessa.
Bajamos y noto la mirada de varias personas sobre nosotros, pero no es algo que me preocupe realmente, sin importar que no sepan exactamente quiénes somos, saben de que trabajamos y lo poco recomendable que es el que se metan en nuestros caminos. Claro, siempre hay alguno que intenta hacerse del papel de héroe…esos no duran mucho tiempo vivos.
Abro la puerta trasera y Enrico arroja a la rusa dentro, para luego cerrar la puerta, rodear el carro y entrar en el puesto del conductor, mientras yo me adentro en el asiento del copiloto.
Tomo mi teléfono y abro mi correo, para comenzar a leer la información que consiguió Gastón, mientras Enrico enciende el carro y conduce a nuestro siguiente destino.
-Esto será realmente divertido -Observo de reojo, como una sonrisa se expande por su rostro.
Decido ignorarlo y volver mi atención al celular.
Vaya, vaya…que interesante -pienso, mientras leo la información
Nota de autor:
Lamento no haber actualizado desde hace un rato, había estado enferma y en en lo único que podía pensar era en dormir y no morir en el intento 😂😂😂.
Por suerte ya estoy mucho mejor y comenzaré a ponerme al día.
Este cap está dedicado a Enislu😚😚😚😚
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