Capítulo 4
Akram Giadala. Parte II
Me despierto por el sonido de la puerta siendo cerrada. Tomo mi teléfono que estaba en la mesa de noche. Son las siete de la mañana.
Me levanto y voy al baño para darme una ducha de agua fría, a ver si consigo espantar el sueño.
El agua helada me golpea la nuca y se me corta el aliento cuando el chorro me da de lleno en la espalda. A pesar de la incomodidad, por fin logro despejarme.
En mi mente aparece un recuerdo vago y distante. La sensación de algo cálido corriendo por mi frente, el olor a gasolina quemando mis fosas nasales y la presión de algo contra mis piernas.
Los gritos, el golpe en mi cabeza, el dolor insoportable; la desesperación, la desorientación, la confusión…
Solo puedo verla a ella. A Nessa. Con el rostro lleno de sangre contraído por el dolor, respirando con dificultad, mirándome asustada sin poder entender que había ocurrido.
Me froto el rostro con ambas manos.
Como si mi mente quisiera torturarme aun más, los recuerdos de esa noche vuelven a mi, abrumándome más de lo debido.
Salgo de la ducha y me dirijo a mi armario. Una vez listo tomo rumbo a la cocina a prepararme el desayuno.
Mientras me preparo un café bien cargado, pienso en Nessa. Me sorprende su fortaleza, era muy joven cuando todo nuestro mundo se desmorono. Muchas veces pensé que no lo lograría, todo indicaba que no lo haría. Pero ella luchó hasta el final, logrando vencer a la muerte.
Una sonrisa tira de las comisuras de mis labios al pensar en ello.
Estoy sirviéndome el café cuando escucho mi teléfono sonar, sacándome de mis pensamientos. Tomo mi teléfono y reviso mis mensaje.
********************************
El sonido estridente de los parlantes en el aeropuerto me aturde.
El lugar está lleno de personas corriendo de un lado a otro con sus maletas. Tanta gente empieza a sofocarme. Saco mi teléfono del bolsillo trasero de mi pantalón y miro la hora.
10:25 am
-Pero ¿qué mierda?... -mascullo, mientras recorro con la mirada el lugar –ya debería haber llegado.
¿Qué demonios le pasa a esta mujer? Porque me hizo venir tan temprano…..¿habrá pasado algo?.
Recorro el lugar, hasta llegar a una de las pantallas que mostraba la hora de salida de cada vuelo. Busco su vuelo por toda la pantalla hasta conseguirlo.
Voy a matarla
Ira. Eso es justo lo que siento en estos momentos. Me doy la vuelta y salgo hecho una furia del aeropuerto. Una vez llego a mi carro entro y me recuesto en el asiento del piloto.
¿Cómo se le ocurre hacerme venir dos horas antes?...Dos putas horas antes.
Froto mi cara con frustración.
Esta niña va a matarme.
Decido encender el carro y colocar música. Necesitaba calmarme.
********************************
El reloj marcaba las 11:10. Bajo del carro y me dirijo una vez más al interior del aeropuerto. Justo en la entrada me encuentro con Nessa.
Me cruzo de brazos una ves estoy frente a ella.
-Hola hermanito –dice, mientras me da una sonrisa malvada- ¿llevas mucho esperando?.
-¿Se puede saber que demonios pasa contigo? Dos horas estuve esperándote -digo entre dientes.
Ella se ríe.
-Así aprendes, a mi me debes contestar el teléfono –dice, mientras se coloca sus gafas de sol y se dirige a mi carro, dejando sus maletas.
Si, voy a matarla.
Tomo sus maletas y me dirijo al carro. Abro el maletero y las dejo ahí.
-Eres increíble ¿no era más fácil decírmelo y ya? -mascullo, mientras entro al carro. Lo enciendo y me le quedó viendo esperando una respuesta.
Me sostiene la mirada por unos segundos antes de ponerse a buscar algo que escuchar en la radio.
-No seas dramático -dice con fastidio.
-Ten cuidado Ness -le digo con dulzura- no querrás iniciar una guerra conmigo.
Ella alza la mirada y blanquea los ojos, esbozando una sonrisita.
-Lo mismo digo, hermanito.
Suspiro. A veces odiaba que nos pareciéramos tanto. Definitivamente su visita sería…interesante.
-No digas que no te advertí, enana -sentencio, mientras salimos del estacionamiento.
*******************************
Ya han pasado dos días desde que mi hermana llegó y debo admitir que me hace feliz su presencia en mi casa. Desde su llegada, la casa dejo de sentirse vacía y el silencio desapareció. Como en estos momentos en el que la música está a todo volumen mientras una Nessa baila y canta por toda la cocina mientras prepara el desayuno.
-Quiero que hoy almorcemos juntos –dice, mientras le baja el volumen a la música- hay un restaurante italiano al que quiero ir, dicen que es buenísimo -exclama.
-No se si pueda ir, hoy tengo mucho trabajo -me justifico- si quieres vamos otro día.
Ella me ve un poco dolida. Eso me rompe el corazón, pero realmente hoy tengo la agenda llena.
Suspira- siempre estas ocupado Akram -dice- está bien, será otro día -su voz se escucha desanimada, decepcionada. Se da la vuelta y sigue haciendo el desayuno.
No puedo verla así, ella no se lo merece.
Suspiro.
-Voy a intentar terminar temprano y almorzamos juntos –ella se voltea y me mira- ¿A las 12 te parece bien? -digo, regalándole una sonrisa.
-¿Hablas enserio? -pregunta a lo que yo asiento con la cabeza- oh por dios, si, sería genial. El lugar me lo recomendó una amiga, dice que es buenísimo y…. -la emoción era notoria en su voz y eso me hacía feliz.
El desayuno pasó, de manera amena.
*******************************
Leo una vez más el documento. Siento que la cabeza me va a estallar, este caso me va a sacar canas antes de tiempo. Decido hacer lo más sensato y dejo el documento en mi escritorio. Dejo escapar un suspiro, estoy agotado, he pasado todo el día de un lado a otro, de una reunión a otra y ya no doy para más.
La puerta de mi oficina se abre. Alonzo Caruso -mi mejor amigo y colega- se abre paso hacia el interior. Denise, mi secretaria lo sigue unos pasos atrás, con gesto ansioso. Ella sabe que odio que entren sin anunciarse.
El horror en su rostro me hace compadecerla, la pobre aún no se acostumbra al idiota de mi amigo.
-Lo siento mucho señor… -se apresura a decir. Con un gesto le pido que se detenga.
Le dedicó una sonrisa y le pido que se retire.
Alonzo se detiene frente a mi escritorio, pero yo no me muevo. Estoy sentado de manera desgarbada, con el nudo de la corbata desecho.
-Pareces un vagabundo -dice, sin más, y yo blanqueo los ojos -Necesitas descansar ¿siquiera has almorzado?.
Iba a contestarle, cuando me doy cuenta de algo.
¿almorzar?....¿qué hora es?
-¿¡Qué hora es!? -le pregunto, mientras tomo mi teléfono. No tiene batería.
Mierda
-Son las.. -revisa su teléfono- 12:50 ¿porqué?. -pregunta confundido por mi reacción.
Mierda, mierda, mierda.
Me levanto de un salto de mi silla, tomo mi celular y mi saco junto a las llaves del carro.
-Hoy tenía un almuerzo con Nessa -digo apresurado, mientras salgo de mi oficina -hablamos luego- me despido, dejando a un muy confundido Alonzo en mi oficina.
Corro todo el camino a mi carro, me subo, enciendo el motor y salgo hacia las transitadas calles de New York. Colocó la dirección que me dio Nessa en el gps y conduzco lo más rápido que puedo sin tener que ganarme una multa.
Decido llamarla, cuando recuerdo que el teléfono no tiene batería. Aprovecho un semáforo en rojo para buscar el cargador, sin tener éxito.
Tenía que ser una broma.
Suspiro y arranco cuando el semáforo cambia de color. Ya estaba cerca, pero el tráfico me estaba retrasando demasiado.
Esto era tener mala suerte.
Cuando por fin llego, doy vueltas buscando donde estacionar. Una vez me estacione - unas cuantas cuadras lejos del restaurante- bajo del carro y corro a toda prisa. Las personas se apartan de mi camino, mirándome como si fuese un loco -cosa que no podría importarme menos- Veo el establecimiento, me acerco y abro la puerta con más fuerza de la que quería.
Casi golpeo a una chica. Iba a disculparme, cuando veo a mi hermana a lo lejos, y decido que no tengo tiempo para esto -me alejo de esa chica y me acerco a la mesa donde mi hermana se encuentra. Ella alza la mirada de su plato al sentir mi presencia. Su mirada me deja helado. Jamás la había visto tan enojada.
-Se que debes estar odiándome y lo merezco -le digo, mientras tomo asiento frente a ella- pero antes de que me insultes, por favor déjame explicarme -le ruego viéndola a los ojos.
Ella me mira por unos segundos que parecen eternos.
-Te escucho- dice, mientras se cruza de brazos.
Suspiro con alivio y empiezo a explicarle. Sólo espero que pueda perdonarme.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro