Capítulo 36
Akram Giadala.
Dejo los papeles en mi escritorio, recostándome del espaldar de mi silla, pellizco el puente de mi nariz con el cansancio siendo notorio en cada uno de mis movimientos. Eran cerca de las tres de la mañana cuando llegue a mi casa y aún si lo intentara, era inútil dormir, no solo por el hecho de que faltaban pocas horas para tener que ir al bufete y no me daría tiempo de nada, si no por el torbellino de pensamientos que se negaban a dejarme en paz.
Todo lo ocurrido me tenía con los nervios de punta, no dejaba de rememorar cada recuerdo, analizando cada conversación, gesto o actitud, buscando el mínimo indicio, algún pequeño desliz que pudieron haber cometido. Pero debía admitir que eran unos maestros de la mentira, hasta ahora no tenia más que conjeturas y demasiadas preguntas sin respuesta. Necesitaba algo, por mínimo que fuera para poder agarrarme de ahí y empezar a investigar.
Resoplo y me incorporo para acercarme al gran ventanal. Me quedo observando la cuidad, mientras mi mente no deja de cavilar.
El sonido sordo de la madera al ser golpeada inunda el lugar, llamando mi atención.
-Adelante -exclamo sin voltear mi cuerpo.
Escucho la puerta abrirse y el repiqueteo de unos tacones contra el piso de mármol.
-Señor, el señor Lombardo acaba de llegar -anuncia mi secretaria con timidez.
Genial.
Justo hoy, no me encontraba de humor como para tener que tratar con nadie.
Frunzo el ceño y me doy la vuelta.
-Haz que pase -ordeno y me siento en mi silla, cruzando una pierna sobre la otra.
Asiente y se retira con prisa de mi despacho. Pocos segundos después la puerta es nuevamente abierta por mi secretaria, dejándola de ese manera, para que el hombre detrás de ella pudiese entrar.
-Buenos días señor Giadala, es un placer conocerlo al fin -exclama, acercándose al escritorio y extendiendo su mano en mi dirección.
Me incorporo y tomo su mano en un apretón firme.
-Igualmente señor Lombardo, por favor tome asiento -exclamo soltando su mano y señalándole la silla a un lado de él. Tomo asiento y el imita mi acción, mientras arregla su saco.
-Iniciemos -anuncio, tomando la carpeta que lleva su nombre. Realmente no era necesario tenerla ya que todo lo que había en ella me lo sabía de memoria, pero por alguna razón, esa simple acción intimidaba y causaba nervios en todo aquel que fuese entrevistado, logrando que la máscara de seguridad se agrietara y me permitiera analizarlos más a fondo.
La entrevistas paso sin ningún inconveniente, se notaba que era una persona sería y competente en cuanto a los negocios y me tenía bastante satisfecho ver que en ningún momento bajo la mirada ante mi, ni se mostró inseguro. Aunque había algo en el que me tenía inquieto, no sabía que era exactamente aquello que me mantenía un tanto a la defensiva.
Los sigo escuchando hablar, mientras lo analizo una vez más, había algo en el que me resultaba inquietantemente familiar y sin importar cuanto me concentraba, ni las veces que sentí tener la respuesta en la punta de la lengua, nunca lograba dar con ella .
Nuestra conversación se ve interrumpida cuando se escucha la puerta ser tocada repetidas veces. Nos quedamos en silencio y ambos nos miramos confundidos.
-¿Espera a alguien? -pregunta al ver que no hago nada.
Frunzo el ceño, desviando mi mirada hacia la puerta.
-No, no espero a nadie -digo, en ese monto la puerta deja de ser tocada.
Mataré a Alonzo si es uno de sus jueguitos.
-Parece que…-Se ve interrumpido por el sonido de la puerta.
¿Dónde demonios está Denise? -Pienso disgustado.
Resoplo.
-Adelante -exclamo en voz alta, siendo notorio mi enfado.
La puerta se entreabre dejando ver una cabellera rubia asomarse.
Entrecierro mis ojos sin poder creer lo que estaba viendo.
¿Qué hace aquí?.
La puerta se termina de abrir y entra cerrándola detrás de él, haciéndome saber que venía solo.
-Luca ¿Qué haces aquí? -pregunto realmente confundido.
Hasta donde sé, Luca debería estar en el colegio o en todo caso en la guardería que tenemos en el bufete, no se me ocurría una explicación lógica por la que el niño estuviese aquí. Ni siquiera estábamos en el piso de Alonzo, nada de esto tenía sentido.
Observo al niño verme por unos segundos para luego desviar su mirada al hombre frente a mi y mirarlo con cierta desconfianza. Su ceño estaba fruncido y un pequeño puchero adornaba su rostro.
-¿Luca? -exclamo llamando su atención.
Regresa su mirada en mi dirección, el disgusto siendo bastante obvio en su semblante, no parecía estar contento con la situación y yo no podía estar más confundido.
-Una de las señoras de la guardería me dejo aquí -informa- pensé que me dejaría con mi mami, pero no. -el puchero en sus labios se hace más evidente, indicando que no estaba contento en lo absoluto.
Me incorporo, ignorando por completo al hombre que nos mira con curiosidad y me acerco al mocoso, tomándolo en mis brazos. Instantáneamente se aferra a mi cuello con fuerza, escondiendo su rostro en el espacio entre mi cuello y mis hombros.
-¿Estás bien mocosos? -pregunto preocupado ante su actitud. Lo había visto en diferentes facetas, pero jamás lo había visto tan decaído y eso me preocupaba en demasía.
Debo llamar a Alessandra.
Me acerco a mi escritorio y me siento aún con el niño en brazos.
-Disculpe que me entrometa, pero ¿su hijo se encuentra bien? -pregunta el señor Lombardo, llamando mi atención, que hasta ahora se encontraba por completo enfocada en el niño.
Lo miro y frunzo levemente el ceño.
-Es hijo de una amiga -aclaro- lamento dejar la entrevista de está manera, pero debo atender al niño y ubicar a su madre -digo- de todas maneras ya se han aclarado varios puntos importantes del contrato, lo voy a redactar y se lo hago llegar con su abogado -informo con seriedad, sin dejar de acariciar la espalda de Luca, en un intento de calmarlo.
Asiente.
-No se preocupe, el bienestar del niño es primero -Dice desviando su mirada a Luca para luego fruncir levemente el ceño- una vez revise el contrato, agendo una cita con su secretaria para terminar los últimos trámites.
Asiento. Abro mi boca para decir algo, pero me veo interrumpido por la voz aniñada de Luca.
-Akram, tengo sed -Se queja, con ese eterno puchero adornando sus labios, sus cejas levemente fruncidas y todo en su mirada me advertía que lloraría en cualquier momento.
-Hola amiguito ¿cómo te llamas? -saluda el señor Lombardo.
Luca me ve por unos segundos pareciendo aun mas disgustado que antes, para luego desviar su mirada hacia aquel hombre. Me causa gracia ver como Luca lo mira con desconfianza y cierto fastidio, ese niño tiene un carácter bastante fuerte.
-Me llamo Luca -exclama de mala gana.
Aunque me daba cierta gracia la manera en la que la presencia de Lombardo parecia fastidiarle al mocoso, me tenía bastante confundido y preocupado su actitud; el niño que yo conozco es dulce, travieso y juguetón, no me gustaba en lo absoluto verlo tan desanimado y desconfiado.
Levanta sus cejas sorprendido, se queda viendo con fijeza a Luca, hasta que parece despertar de un trance y aclara su voz.
-Un placer Luca, me llamo Alessandro- Le sonríe con dulzura y yo no puedo evitar sentirme incómodo.
Luca, restándole importancia a lo que dijo, y viendose por completo desinteresado se voltea a verme.
-¿Me das agua por favor? -vuelve a pedirme.
Asiento y me incorporo para luego dejar a Luca sentado en mi silla y dirigirme a la mini nevera que yace en mi oficina, tomando una botella de agua. Me acerco y se la doy, notando que el señor Lombardo aún no se va.
¿Por qué demonios no se marcha? -Pienso con fastidio.
El también parece notarlo, ya que se incorpora arreglando su saco, para luego quedarse de pie frente a mi.
-Fue un placer. -exclamo extendiendo mi mano en su dirección- le hare llegar el contrato lo más pronto posible.
-De acuerdo -exclama tomando mi mano en un rápido apretón, para luego darse la vuelta y salir de mi oficina.
A diferencia de todo el tiempo en el que estuvo en la entrevistas, desde que llegó Luca había comenzado a actuar extraño, parecía desorientado, confundido y a la vez feliz y nervioso. Era algo que realmente no me agradaba, pero justo ahora tenía otras cosas por las que preocuparme, ya luego me encargaría de ahondar en ese tema.
Me volteo hacia Luca, quien juega con la botella de agua sin ningún tipo de interés.
-Niño ¿sabes donde están tu mamá o tu tío? -pregunto, tomando asiento en la silla que anteriormente ocupaba Alessandro Lombardo.
Me mira y niega repetidas veces.
-Creo que están trabajando -Se encoge de hombros.
Asiento y me inclino sobre el escritorio para tomar mi celular.
-Si quieres, en la nevera hay yogurt de frutas -Le digo, mientras busco el número de Alessandra. Levanto mi mirada y lo veo bajarse de la silla y tomar rumbo a la nevera sin proferir una sola palabra.
Marco el número y espero a que conteste, sin dejar de mirar al niño en ningún momento, su estado de ánimo me tenía nervioso y sentía que en cualquier momento se rompería en llanto, lo cual me aterraba de sobremanera, no sabría como lidiar con su llanto.
-¿Akram? ¿Qué ocurre? – escucho la confundida voz de Alessandra al otro lado de la línea.
No me sorprende su confusión, después de todo, ere extraño que yo la estuviese llamando, de hecho, era la primera vez que lo hacía.
-Hola Alessandra, te llamaba porque hace unos minutos Luca llegó a mi oficina, según lo que me dijo una de las mujeres de la guardería lo trajo hasta aquí.
La línea se queda en silencio por unos segundos en los que incluso llego a creer que cortó la llamada. Alejo el teléfono de mi oído y lo coloco frente a mi, comprobando que la llamada no se había cortado.
Frunzo el ceño y vuelvo a acercar el teléfono, justo cuando Alessandra vuelve a hablar.
-¿¡Como!? -exclama en voz alta- ¿Por qué lo llevaría a tu oficina? No entie….es Akram -Le dice a alguien, me imagino que Alonzo- ¿el está bien?.
-Si, está bien -miro a Luca- aunque lo noto algo desanimado, tal vez no sea nada, pero a mi me tiene un tanto preocupado -admito.
La escucho suspirar.
-Ya voy para allá, gracias por avisarme -dice y cuelga.
Suspiro y guardo el celular en el bolsillo de mi saco, para luego dirigir mi mirada hacia Luca.
-Tu mamá ya viene -anuncio, llamando su atención. Me ve y asiente levemente sin decir ni una palabra.- Luca ¿te sientes mal?
Al ver que no me contesta, me levanto de donde estoy y me acerco al sofá donde el está sentado, sentándome en la mesa de centro. Coloco una de mis manos en su frente, verificando que no tenga fiebre.
Chasqueo la lengua, al notar su piel caliente. Ahora tenía sentido que se encontrará tan apagado, se sentía mal, eso era todo. En parte me sentía aliviado de saber por fin que lo tenía así, pero a la vez mi nivel de estrés había crecido exponencialmente al saber que se encontraba enfermo.
La puerta de mi despacho es abierta y por ella entra Alessandra a toda velocidad, seguida de Alonzo, quien cierra la puerta detrás de él.
-Hola mi amor -Alessandra se sienta a mi lado, en aquella pequeña mesa de centro y ve a Luca con preocupación- ¿Estás bien Luca? -pregunta al ver que no contesta y solo nos mira, mientras sigue comiendo de su yogurt.
Suspiro al ver que el niño tampoco va a contestarle a ella y me decido por hablar.
-Tiene fiebre, acabo de medirle la temperatura.
Alessandra apenas me escucha, coloca su mano en la frente de Luca y frunce el ceño al comprobar lo que le había dicho. Se aleja un poco y comienza a rebuscar en la cartera que hasta ahora no me había fijado que traía, hasta que saca un pequeño neceser y de ahí toma una pequeña caja de pastillas.
Observo a Alonzo acercarse a la nevera para tomar una botella de agua y luego tendérsela a Alessandra, quien la toma con rapidez.
-Mi amor ven, tomate esto.
Luca la ve y luego a la pastilla que su madre le ofrecía, para luego negar repetidas veces, mientras apretaba los labios con fuerza. Me quedo observando la discusión que madre e hijo tienen por la pastilla unos cuantos segundos, hasta que noto que Alonzo me hace una seña para que me acerque a el.
Me levanto y dejo atrás la disputa, para acercarme a Alonzo, quien parece bastante ansioso.
-Antes de que me preguntes -digo, apenas estoy a pocos pasos de el- no, no tengo ni idea de que fue lo que ocurrió o como fue que el niño terminó en mi piso, lo único que se es lo poco que me dijo Luca, “una de las mujeres de la guardería lo trajo hasta aquí” eso fue todo lo que me dijo.- Le digo, mientras me cruzo de brazos y me siento en una esquina de mi escritorio.
-No entiendo ¿Por qué lo sacarían de la guardería? Y aun más importante ¿por qué lo traería a tu oficina? -Se cruza de brazos y desvía su mirada hacia el ventanal.- no tiene sentido que lo trajeran hasta acá. -masculla.
-Te aseguro que me encantaría tener una respuesta a esas preguntas, por su puesto que no tiene sentido -exclamo con seriedad, el asunto comenzaba a molestarme- voy a llamar a la encargada de la guardería, no pueden sacar a un niño sin la aprobación de su representante.
-¿Y tú secretaria? -lo miro confundido- ¿Qué te dijo ella cuando te entregó a Luca?.
Frunzo el ceño.
¿Dónde demonios está mi secretaria?
No me había percatado de ese detalle antes, debido a que mi atención la tenía por completo el niño, pero ahora que lo analizaba, todo se volvía más confuso y preocupante. Lo más natural hubiese sido que mi secretaria me advirtiera del niño de seis años que estaba fuera de mi oficina, pero ese no fue el caso, ella en ningún momento apareció.
-Akram- Me llama Alonzo, pero lo ignoro y camino hacia Luca quedando en cuclillas frente a el.
Me mira con curiosidad, sin dejar de abrazar en ningún momento la cintura de su madre, que ahora se encuentra sentada a su lado, mirándome con confusión.
-Luca, cuando llegaste ¿había alguien sentado en el escritorio de afuera? -Le pregunto.
De reojo veo a Alonzo pararse a un costado de mi, dándole toda su atención a la respuesta del niño.
Lo veo fruncido el ceño.
-Había un señora en el escritorio -afirma.
-Akram ¿Qué ocurre? -pregunta Alessandra, pero la ignoro.
-¿Sabes donde está esa señora? -pregunto.
Asiente y se acomoda en el sofá, apartándose un poco del abrazo de su madre.
-Ella se fue con la señora que me trajo -presiono con fuerza mi mandíbula ante lo que dice- me dijeron que tocará la puerta, porque está era tu oficina.
Me levanto y me acerco a mi escritorio, empezando a buscar entre los documentos que guardo en uno los cajones, hasta que por fin consigo la carpeta con toda la información de mi secretaria, incluyendo una foto, la cual tomo y me acerco una vez más a ellos.
-¿Es ella Luca? -Le pregunto, mostrándole la foto.
El la toma en sus manos y la examina por unos segundos que a mi me parecen eternos, antes de devolvérmela.
-Si, es ella -asiente.
-¿Akram? -escucho que me llama Alessandra.
Desvío mi mirada hacia ella, quien me ve confundida y exigiendo una explicación que no pienso darle en estos momentos.
-Ahora venimos, Alonzo y yo debemos hacer algo -informo- pueden ver películas en la televisión, en la nevera hay diferentes bebidas y los gabinetes que están a sus lados tienen galletas y otros dulces, tomen lo que quieran -digo con algo de rapidez, pero intentando en todo momento no mostrarme muy alterado, no quería que Luca o Alessandra se alternarán más de la cuenta- Alessandra, cierra la puerta cuando salgamos ¿de acuerdo?.
Intercala su mirada entre Alonzo y yo varias veces, no parecía estar contenta con lo que le pedía ni con la situación en si, pero ante todo era madre y su prioridad era Luca, por lo que luego de unos segundos más, asintió de mala gana y nos acompañó hasta la puerta para luego cerrar con llave.
Apenas nos alejamos lo suficiente de la puerta, tomo mi teléfono y marco el número de Demetrius.
-¿Qué está ocurriendo? -pregunta Alonzo con seriedad.
-Eso es lo que quiero saber -mascullo y espero a que caiga la llamada- Quiero que busques a Denise Santana, te mando toda la información por mensaje -ordeno apenas la llamada es contestada- la quiero metida en uno de los depósitos lo más pronto posible y no está demás aclarar que la quiero viva.
-Entendido señor -contesta y cuelgo.
-¿Tú secretaria fue quien hizo todo esto?...¿Por qué?. -con cada segundo que pasaba, Alonzo enfurecia cada vez más.
No sabía que le estaba ocurriendo, pero últimamente tenía muy poco autocontrol y esta mas volátil que nunca.
-No tengo idea, tampoco se si ella es quien organizó todo, mucho menos porque lo hizo -admito- ¿Por qué lo mandaría conmigo?.
Alonzo frunce el ceño.
-No puedo evitar pensar en la mafia rusa, pero sigue sin tener lógica el que te lo hayan dejado a ti -resopla- tu has tenido muy poco contacto con Luca o Alessandra como para que te consideren alguien importante en sus vidas -exclama con simpleza, sus palabras tienen mucha lógica, pero no puedo evitar que me moleste de cierta forma el que no me considere importante en sus vidas.
Pero tiene razón, apenas y me conocen, es imposible que sea alguien importante -Pienso.
-Esas son preguntas que resolveremos luego -digo seco- por ahora hay que ir a revisar las cámaras del lugar, incluyendo las de la guardería, quiero ponerle una cara a la otra mujer.
Comienzo a caminar hacia el cuarto de vigilancia con Alonzo a mi lado.
-No entiendo como puede ser tu secretaria una de las involucradas, tu siempre te encargas de averiguarle la vida a todo el que vaya a trabajar para ti -exclama confundido.
-Y así lo hice con ella y estaba limpia -muevo mi cuello, haciendo que truene por lo tenso que me encuentro- algo cambió y eso es justo lo que quiero averiguar -digo llegando al cuarto de vigilancia.
Abro la puerta y entro seguido de Alonzo, apenas me ven, se levantan de sus asientos y dan una leve inclinación de cabeza en forma de saludo.
-Buenos días señor Giadala ¿en qué pudo ayudarlo? -habla el jefe de vigilantes.
- Quiero ver las grabaciones de hoy, específicamente las de la guardería y las de mi oficina -ordeno, llendo directo al grano.
-De inmediato señor -dice y se acerca al panel de control.
Nos muestra los vídeos uno por uno. Hasta ahora no hay nada interesante, mi secretaria solo hacia su trabajo y en la guardería todo está tranquilo.
Comenzaba a impacientarme cuando vemos el momento exacto en el que sacan a Luca de la guardería. Al parecer Luca no se sentía bien en ese momento, por lo que se aleja de los demás niños, quedándose en un sofá en la esquina del salón. Todos salen a jugar en el parque que tiene la guardería y Luca se queda dormido en el mismo sofá. Una mujer entra al salón, no se puede ver bien su rostro, se acerca a Luca; lo despierta y habla un rato con él, hasta que se incorpora, toma a Luca de la mano y lo saca de la guardería.
-Coloca las cámaras externas que miren hacia la guardería -ordena y el lo cumple de inmediato.
Varias personas caminan de un lado a otro, la vemos salir con Luca a su lado y luego subir al ascensor. Sin necesidad de que se lo ordene, el jefe de seguridad cambia a las cámaras de mi piso, cambiándolas según ellos iban pasando.
Llegan a la zona de mi despacho, mi secretaria de levanta y se queda frente a ellos, hablan por unos segundos con el mientras señalan a mi puerta, para luego irse. Se ve a Luca tocar la puerta por unos segundos y luego abrirla y cerrarla tras el.
-Síguelas -ordena Alonzo con frialdad.
Las imágenes se van moviendo según ellas van avanzando por el lugar. Se suben al ascensor, bajan hasta la planta baja y salen del edificio.
-¿Tienes cámaras que den fuera del edificio? -pregunta Alonzo con impaciencia.
-Si, colócalas y mejora la imagen.
Se les ve acercarse a un auto, un hombre las espera recostado de la puerta del copiloto.
-Detenlo y amplia la imagen, quiero ver quien es ese hombre -indico seriedad sin dejar de ver la pantalla.
Luego de unos segundos la imagen es ampliada y mejorada dejándonos ver el rostro de aquel hombre.
No tengo una mínima idea de quién es, jamás lo había visto en mi vida.
-Hijo de puta -escucho que masculla Alonzo entre dientes- esto debe ser una jodida broma.
Lo miro con el ceño fruncido.
-¿Es el ex bastardo? -digo, soltando lo primero que pensé.
Me mira y niega varias veces. Sale del lugar, dejando la puerta abierta.
-Gracias por la ayuda, pueden seguir trabajando.
Salgo del lugar encontrándome con Alonzo a unos pocos metros de ahí, con el teléfono en mano, mientras marca y se lo lleva a su oreja.
Me mira una vez estoy frente a el y me hace una seña con la mano para que lo espere. Me cruzo de brazos y frunzo el ceño mientras lo observo.
-Alessandra, aléjate del niño y ponte en un lugar en el que no pueda escucharte -advierte. Se queda en silencio por unos segundos, antes de volver a hablar- son tres los involucrados en todo esto, dos mujeres y un hombre -explica- una de las mujeres es la secretaria de Akram….si -contesta a lo que le haya dicho- la otra es una desconocida y el hombre….no, no es él o al menos no fue él quien estuvo aquí -explica con calma, aunque su cuerpo está por completo en tensión-…si, lo conocemos, se trata de Jayden.
Frunzo el ceño ante lo que escucho.
Esto es más complejo de lo que parece.
-Lo sé, pero debes calmarte, recuerda que estas con Luca -exclama con suavidad- tranquila, lo importante es que ya sabemos quiénes son, déjame que yo resuelva esto.
Lo escucho hablar por varios minutos con Alessandra, intentando que se tranquilice. Por un momento me dio cierta envidia ver lo unidos que eran, nunca estaban por completo solos ya que siempre se tendrían el uno al otro. Era una relación llena de amor y completamente desinteresada lo que podía ver entre ellos. La conexión que compartían, era realmente envidiable.
Maratón 3/?
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