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Capítulo 3

Akram Giadala 

El reloj marca las 12:38 de la noche. Ya es tarde.

No lo suficiente.

Observo la carpeta en mis manos, un caso de fraude fiscal. Representábamos a la empresa demandante. Con facilidad podríamos conseguirle de quince a veinte años de cárcel al acusado.

Demasiado sencillo para mi gusto.

Arrojo la carpeta sobre mi escritorio. No voy a tomar el caso. Se lo que diría mi padre, casi podía escucharlo.

-Ningún caso es pequeño. Lo importante es ayudar a quienes nos necesitan.

Vaya mierda, esto es un bufete de abogados, aquí no hacemos caridad.

De todos modos no voy a hacerme cargo de este caso, se lo dejaré a otro. Estiró mi cuerpo para deshacerme de la tensión acumulada mientras froto mi rostro en un vago intento de alejar el cansancio. Me recuesto en mi silla y mantengo los ojos cerrados durante unos segundos. Mi celular timbra. Considero ignorarlo por unos segundos, pero la curiosidad me gana, lo levantó de mi escritorio. Es Nessa por video llamada.

Realmente no tengo ganas de hablar con nadie. Ni siquiera con ella.

Es tu hermana. Contéstale el puto teléfono -me exige mi subconsciente.

El rostro de una muy enojada Nessa aparece en la pantalla. Me regala una mirada que asustaría al mismísimo diablo.

-Akram Giadala -exclama entre dientes. Definitivamente estaba enojada- se puede saber por que no contestas mis llamadas.

Abro mi boca para contestarle, cuando ella vuelve a hablar interrumpiéndome.

-No, déjame adivinar -dice- Estas muy ocupado…seguro aún estás en la oficina ¿verdad? ¿Acaso se te olvida que tienes una hermana? ¿Te das cuenta de la hora que es?.

Sonrió. Era tierna cuando se enojaba.

-No me percaté de la hora Ness -miento, ignorando todas sus preguntas. Realmente no tenía una respuesta para ellas.

- Aja, a otro con ese cuento. Como si no te conociera, estas obsesionado con tu trabajo Akram.

Niego con la cabeza.

-¿Ya tienes todo listo? ¿a qué hora sale tu vuelo? -inquiero, no tenía ganas de discutir con ella.

Veo como pone los ojos en blanco. Soltando un suspiro de frustración. Se que le molesta que pase tanto tiempo trabajando, pero no entiende que llevar un bufete de abogados no es un juego de niños. Este trabajo requiere de mi atención las 24 horas del día.

-Eres imposible -dice entre dientes- Ya tengo todo listo, te llamaba para avisarte que ya voy camino al aeropuerto. El vuelo sale a las 6 de la mañana, llego a New York a eso de las 10. Te quiero en el aeropuerto a las 9 hermanito, como me dejes esperando -hizo una pausa- te dejo sin descendencia.

Pongo los ojos en blanco, pero también le sonrió

-¿Le quitarías al mundo el honor de conocer a mi descendencia enana? -bromeó.

-Le estaría haciendo un favor al mundo, idiota.

Me río.

Nessa era la única persona que conocía a fondo esta faceta de mi. Con ella podia ser yo mismo, bajar la guardia sin temor a ser apuñalado por la espalda. Con ella no soy Akram Giadala, dueño de un exitoso bufete de abogados. Sólo soy Akram o como ella dice “su tonto hermano mayor”.

Ella es mi lugar seguro.

-Ya arregle tu habitación en mi casa.

Arquea una ceja.

-¿Casa? -bufa- la mía es una casa. Lo tuyo es cinco veces más grande, más que casa es una mansión.

Agito la mano quitándole importancia al asunto.

-Te gusta ¿no?

-Si, es genial....De acuerdo ya me tengo que ir. Vete a dormir idiota, que te debes levantar temprano.

Dios, suena como mi madre.

-De acuerdo Ness, nos vemos.

-Descansa -dice y cuelga.

La oficina se queda en silencio, hecho un vistazo a mi alrededor. La luz que ilumina la estancia es tan tenue, que apenas soy capaz de ver la silueta de los muebles que la decoran.

Quizás ya debería irme.

Suelto un suspiro mientras guardo mis cosas. Salgo de mi oficina y dirijo mis pasos hacia el estacionamiento del edificio.

El bufete se encuentra en el segundo piso de un edificio enorme, en una de las zonas con mayor prestigio en New York y es el único establecimiento que cuenta con dos pisos enteros, en un edificio de 25 plantas, cada una dispuesta con decenas de habitaciones pensadas para ser oficinas.

Giadala y asociados es, sin lugar a dudas, uno de los bufetes más prestigiosos del país. Políticos, empresas multinacionales y celebridades nos buscan para toda clase de servicios. Desde demandas o defensas casi imposibles de llevar, hasta contratos multimillonarios.

Mi padre fue una figura pública en el mundo de la política y se encargó de poner el nombre del bufete y el de todos sus abogados en un lugar privilegiado.

Y yo me he encargado de mantener su legado. He conseguido tener a los mejores abogados trabajando para mi. Eso por supuesto da resultados como este: que cada uno tenga un despacho propio dentro de la decena de especialidades que manejamos; un edificio en una de las zonas más exclusivas de la ciudad y un gran sueldo.

Aunque mi relación con Hafib Giadala -mi padre- nunca fue muy cercana debido a que no compartíamos la misma forma de ver el mundo. Debo admitir que tenía un don para los negocios.

Desde la muerte de mis padres me hice cargo del bufete y de mi hermana. No es un secreto para nadie, que al principio no tenía ni puta idea de lo que hacía. Pero dediqué cada segundo de mi vida a mantener todo a flote.

Ahora con veintiocho años y la estabilidad económica que cualquier hombre pudiese desear, voy por la vida sin un rumbo específico. Sin una meta que alcanzar. De caso en caso. De una mujer a otra…y estoy bien con eso. Estoy tranquilo.

Estas vacío -me recuerda mi subconsciente

Suspiro mientras me subo a mi carro. El motor cobra vida y me adentro en el tráfico. No deseo ir a casa, así que tomo un desvío. Conduzco por las ya familiares avenidas hasta llegar al bar al que suelo ir cuando necesito alejarme del mundo.

Aparco y salgo del carro. Un trueno retumba en el cielo haciéndome saber que va a llover. De todos modos dirijo mis pasos hacia el interior del bar.

Me acerco a la barra y pido un whisky. Me lo bebo de un solo trago, así que pido otro.

No puedo tomar tanto, debo recoger a Nessa en el aeropuerto -me recuerdo a mi mismo.

Una mujer se acerca a la barra, apoyándose de la misma para hacerse notar. Siempre hace lo mismo.

-Tenía muchas ganas de verte -susurra en mi oído, mientras apoyar su mano en la mía por encima de la barra. Observo su mano, notando la argolla de matrimonio que lleva puesta. Realmente no me interesa. Ella no me importa de esa manera. No siento nada por ella.

Me mira por unos segundos y se aleja. Cuando llega a la puerta me da un vistazo por encima del hombro y la sigo.

Solo hacemos eso. Algo casual y sin ataduras. Apenas si se su nombre y que es casada. De ahí en más, no se quien sea y tampoco me interesa saberlo.

Le abro la puerta del carro. Ella entra y luego lo hago yo, del lado del conductor.

-Vamos a tu casa -dice contra mi boca, solo sonrió apartándome.

-Como quieras -le respondo, mientras enciendo el carro y nos ponemos en marcha.

Nota de autor:

Nuevo personaje 😄

¿Qué les parece Akram?

¿Y Nessa?

No se olviden de dejar su ⛥


                                                       

                                               

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