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Capítulo 11

Me encontraba corriendo de un lado a otro en la cocina preparando un desayuno rápido y tomándome mi segunda taza de café en lo que va de mañana. Mi día había empezado de la mejor manera -nótese el sarcasmo- la alarma no sonó y si no fuese porque Melissa me había llamado, no me hubiese despertado. 

Cuando vi la hora me levanté de un salto de la cama y me vestí lo más rápido que pude, luego levante a Luca y lo arregle tan rápido como se puede con un niño más dormido que despierto y mi cerebro en iguales condiciones.

Muy buen inicio de semana -se burla mi consciencia.

Tengo veinte minutos para terminar de preparar el desayuno -unos sándwiches- comer, ir a la parada de autobuses y llegar a tiempo al colegio de Luca. Eso claro, sin contar que debo llegar a mi trabajo.

Una misión prácticamente imposible en mi opinión.

-¡¡¡LUCA!!! -grito llamándolo.

Escucho pasos apresurados que se acercan a la cocina. Luca entra restregándose los ojitos con una mano, mientras la otra lleva su mochila a rastras por el piso. Decido que no hay tiempo para comer aquí, así que envuelvo los sándwiches y lleno dos termos -uno con jugo y el otro con mi preciado y muy necesario café- Una vez listo me acerco a Luca para arreglar su camisa que se había arrugado, le coloco bien la mochila y le entregó su desayuno.

Tomo mi cartera y salimos de la casa a toda prisa. Una vez en el autobús puedo respirar un poco más tranquila, así que empiezo a comer.

Cuando al fin llegamos ya había sonado el timbre de entrada, pero aún habían niños entrando al colegio -suspire aliviada- deje a Luca con una de las profesoras para que lo llevará a su aula y salí corriendo -una vez más- a la parada de autobuses. Lo mío no es la actividad física, pero la vida está empeñada en hacerme correr de un lado a otro.

En el trabajo las cosas no estaban mucho mejor, al parecer habían trancado varias calles por un desfile o algo así y muchos empleados no habían podido venir -hoy definitivamente no era un buen día- así que nos encontrábamos solo cinco camareros, el chef y dos de sus ayudantes atendiendo el restaurante, que para colmo estaba a reventar. El señor Marcos, que también se encontraba aquí, tuvo que hacer el papel de cajero -y teníamos que estar vigilándolo, ya que se confundía.

Mis pies ardían y los músculos de mis brazos estaban agotados de cargar bandejas de un lado a otro. Por suerte faltaba media hora para que mi turno acabara y yo pudiera irme a mi casa.

-¡¡¡ALESSANDRA!!! -escucho que me llama el señor Marcos desde la caja.

Me acerco a él, un poco apenada por las miradas de los clientes ante el grito.

-Dígame señor -exclamo una vez llego a la caja.

-Tienes una llamada -me dice, señalando el teléfono del restaurante, que solo se utilizaba para los delivery, reservaciones o para llamar al señor Marcos.

Frunzo el ceño confundida.

-¿Una llamada? ¿de quien? -pregunto.

-No lo se niña, no dijo nombre -exclamó encogiéndose de hombros- solo que quería hablar con Alessandra Palmieri.

Aún confundida me acerco al teléfono y coloco el auricular en mi oreja.

-Habla Alessandra ¿quién es? -frunzo el ceño al no escuchar nada al otro lado de la línea, reviso la pantallita y verifico que no colgaron- ¿hola?...

-Hola Alessandra- me contesta una voz que no logró reconocer ya que parece distorsionada. Un mal presentimiento se instala en mi pecho.- ¿Cómo has estado?.

-¿Quién habla? -pregunto intentado que no se note la ansiedad en mi voz.

-Te metiste con la persona equivocada -una risa sin gracia se escucha al otro lado de la línea. El miedo atenaza mi corazón y mis ojos pican por las lágrimas- voy a recuperar todo lo que me pertenece.

Que no sea lo que estoy pensando por favor -suplico internamente.

-¿Quién demonios eres? – exclamo, mi voz subiendo de tono.

-Alessandra Palmieri sacando las garras, nunca dejas de sorprender -exclama con burla- ¿O debería decir Alessandra D’ amico?.

El mundo se detiene en ese momento, siento mi corazón detenerse para luego reanudar su marcha a toda velocidad. Las lágrimas empiezan a correr por mis mejillas y las palabras se niegan a salir de mi boca.

Esto no puede ser real….por favor que no sea real.

Se ríe, burlándose de mi- Me tengo que ir Alessandra, es una lástima no poder seguir hablando contigo -exclama con fingida tristeza- Una cosita antes….intenta no quemarte, no quiero una mujer llena de cicatrices -dice con desdén y cuelga la llamada.

Me quedo ahí pasmada, sin poder realizar ningún movimiento. Escuchaba el ruido que había en el restaurante lejano a mi. El sonido de mi corazón retumbando contra mi pecho y mi respiración acelerada era lo único que podía escuchar con claridad.

¿Cómo me consiguió?....¿sabrá de Luca?.

Luca, mierda.

Despierto de mi estado de shock al pensar en mi hijo y el peligro que estaba corriendo. Con paso apresurado me dirijo al cuarto de empleados y abro mi locker lo más rápido que mis temblorosas manos me permitían.

Suspiro de alivio cuando por fin logro abrirlo y sacar mi cartera. Estoy buscando mi celular, cuando escucho un alboroto afuera, así que con mi cartera en mano salgo a ver que está ocurriendo.

Lo primero que veo es a personas correr hacia la salida de manera desesperada, no logro entender que ocurre hasta que veo llamaradas de fuego salir de la cocina.

-Intenta no quemarte, no quiero una mujer llena de cicatrices -su voz resuena en mi mente.

A esto se refería -me digo a mí misma presa del pánico.

Salgo corriendo, empujando a todo aquel que se cruce en mi camino, debía salir lo más pronto posible de este lugar. El fuego cada vez crece más y el humo empieza a quemar mis pulmones. Sólo se puede escuchar los gritos y llantos de las personas intentando salir.

A duras penas logro salir del restaurante y veo personas siendo atendidas por paramédicos y bomberos intentado sacar al resto de personas que quedan en el restaurante.

-¿Se encuentra bien señorita? – me sobresalto ante la repentina pregunta, no había notado que una paramédico se me había acercado- venga, vamos a revisarla -me dice, empujándome levemente en dirección a una de las ambulancias que estaban distribuidas por el lugar.

Estamos llegando a la ambulancia cuando se escucha un estruendo y las ventanas del restaurante explotan. Gracias a lo lejos que nos encontrábamos no nos ocurrió nada y pude observar como el restaurante en el que había trabajado por tantos años ahora no era más que una gran hoguera.

Pude haber muerto.

Recuerdo que tengo mi cartera en mano y empiezo a rebuscar desesperadamente mi celular mientras la paramédico me revisa. Una vez lo consigo marco el número del colegio de Luca.

Repica una y otra vez. La ansiedad y el miedo cada vez se apoderan más y más de mi.

-Buenas tardes, colegio St. Paúl ¿en qué puedo ayudarle? -un suspiro de alivio se me escapa cuando contestan.

-Buenas tardes, soy la madre de Luca Palmieri. -intento con todas mis fuerzas que mis voz no denote el pánico que siento- llamaba para avisar que no podré recoger a mi hijo, en mi lugar va a ir su tío Alonzo Caruso.

-De acuerdo señora no se preocupe, avisaré a los maestros que lo vendrá a recoger su tío -exclama con tranquilidad- ¿puedo ayudarla con algo más?.

-Sí, por favor que un profesor se quede con Luca cerca de la entrada, que no lo pierda de vista en ningún momento -exijo con seriedad- y Alonzo Caruso, y solo Alonzo Caruso va a ir a buscar a mi hijo, nadie más. Así que no quiero que permita que alguien más se le acerque por favor.

Lo escucho carraspear- De acuerdo señora Palmieri, no permitiré que nadie más se le acerqué al niño y yo mismo me encargaré de entregárselo al señor Caruso -exclama con seriedad, una de las ventajas de pagar un colegio tan costoso es el cuidado que le dan a los niños y la seriedad que le toman a las exigencias de los padres. Justo ahora me alegra haberme matado trabajando para poder pagarle ese colegio a Luca - Señora Palmieri, no quiero ser entrometido pero es necesario para mi como director de esta institución saber si ocurre algo de lo que deba preocuparme, para tomar las medidas necesarias...¿Qué tan grave es lo que ocurre?.

-Lo suficientemente grave como para que de prioridad a la seguridad de mi hijo -exclame con seriedad- No puede permitir que nadie a excepción de mi o del señor Caruso se acerque a él. De igual manera, quiero especial vigilancia a todos los profesores que tengan contacto con Luca.

-Entiendo, le aseguro que tomaré todas las medidas indicadas. Iré justo en este momento a verificar el estado de su hijo. -exclama llenándome de tranquilidad.

-Gracias, cualquier cosa llámeme. Me tengo que ir señor.

-Descuide es mi trabajo, la llamaré si ocurre algo.

Cuelgo la llamada y le marco a Alonzo. Al segundo tono, contesta.

-Piccola de mi vida ¿y eso que me llamas?.

Escuchar su voz es todo lo que necesito para sucumbir ante el terror que invadía cada parte de mi.

- Me consiguió Alonzo, él me consiguió -exclamo al borde del llanto.

-¿Qué? ¿de qué hablas? -su voz se notaba alterada, el sabía de lo que estaba hablando, pero al igual que yo, esperaba que no fuese cierto.

-Me llamó al restaurante, me amenazó -exclame en voz baja, no quería que nadie me escuchara. Me aleje de la ambulancia y me senté en la acera de en frente. -dijo que recuperaría todo lo que le pertenece, que me había metido con la persona equivocada. -inhalo tan fuerte como puedo, intentado recuperar el aliento- d-dijo que intentará no quemarme, por que no quería una mujer con cicatrices -el llanto apenas me permite hablar.- Luego el restaurante se incendió.

-Ya va ¿Qué? -su voz cada vez suena más alterada- ¿estas bien? ¿ te paso algo?.

-Estoy bien, salí a tiempo -susurro-... el restaurante explotó Alonzo…. Pude haber muerto, el me pudo haberme matado -mi llanto cada vez es más fuerte dificultándome la respiración.

-Mierda, voy a matar a ese bastardo -masculla entre dientes- voy para allá, intenta calmarte….¿sabes algo de Luca?.

Niego con la cabeza, aunque se que él no puede verme.

-No vengas, yo estoy bien -digo- ya hable con el colegio, les dije que tu ibas a ir a buscarlo….lamento haberlo hecho sin tu consentimiento pero eras mi única opción, solo a ti te confiaría a mi hijo, lo siento.

-No digas estupideces, no tienes que disculparte por nada -exclama enojado- yo voy a ir a buscarlo y me lo traeré a la oficina….aquí estará seguro.

-Gracias, por favor intenta que el no se de cuenta de nada….no quiero que se preocupe.

-Lo voy a intentar, ya sabes que es muy observador.

-Lo sé, pero igual inténtalo -le ruego- yo voy a intentar salir rápido de esto y luego voy a buscarlo.

-No tienes que venir, yo luego lo llevo a tu casa no te preocupes -dice- ¿vas a hablar de lo ocurrido con la policía?.

-No, solo empeoraría todo – le digo frustrada- esa familia tiene demasiado poder, te aseguro que al menos la mitad de la policía está comprada -lo escucho suspirar dándome la razón- ahorita están haciéndole preguntas a todos los presentes en el incendio, no se cuanto vaya a tardarme. -le explicó viendo a diferentes personas ser entrevistadas por los policías, mientras otras son atendidas por los paramédicos.

-Esta bien, intenta no alejarte de la multitud….por nada del mundo te quedes sola y cualquier cosa me llamas ¿de acuerdo?.

-De acuerdo, igual tu, cualquier cosa me llamas -le digo y cuelgo.

Veo alrededor y observo a los paramédicos y bomberos ir de un lado a otro. El fuego ya había sido apagado y ahora solo una nube de humo cubre el lugar. El restaurante quedó totalmente destruido y parte de los locales vecinos que fueron afectados -en menor grado- por el fuego.

Que desastre.

-Señorita, soy el oficial O’Brien ¿le podría hacer algunas preguntas? -asiento con la cabeza y el oficial empieza.

  *******************************************

Luego de las preguntas de rutina, nos llevaron a todos los empleados de restaurante a la estación de policías, ya que los bomberos dieron a saber que el incendio había sido provocado.

Me encontraba en una silla, esperando mi turno para ser interrogada, cuando siento el celular vibrar en mi bolsillo. Observo el identificador y al ver que se trata de Alonzo, contesto de inmediato.

-¿Cómo está? -digo apenas contesto.

-El está bien, tranquila -siento un gran peso quitarse de mis hombros- necesitaba hablar contigo.

-¿Qué ocurre?

-Se me había olvidado que hoy tengo varias juntas y me ves imposible cancelarlas -Me explica y siento que me empieza a dar un ataque de pánico.

-Yo no puedo buscar a Luca ahora, nos trajeron a la estación de policía para interrogarnos -digo- los bomberos dijeron que el fuego habia sido provocado y estan investigando.

-Mierda ¿Estas bien? -exclama preocupado- tranquila, hable con un amigo, Akram para ser precisos y el cuidara de Luca.

-No lo sé Alonzo, yo no conozco a tu amigo -exclamo preocupada.

-Sabes que no dejaría a Luca con cualquiera, es un buen hombre y confío plenamente en el -dice con seguridad- de todas maneras te voy a dar su número y viceversa para que puedan comunicarse cualquier cosa….confía en mi piccola.

Suspiro no tan segura, pero es Alonzo y se que el adora a Luca y que jamás lo pondría en riesgo. Si el confía en ese hombre, yo también.

-De acuerdo, confío en ti.

-Tranquila el está bien, concéntrate ahorita en ti.

- Señorita Palmieri, por favor pase -dice un oficial señalándome hacia una puerta.

-Me tengo que ir, hablamos luego. -cuelgo la llamada e ingreso a la sala de interrogatorios.

                                                       

                                       

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