Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10

Akram Giadala parte III

Habían pasado alrededor de diez minutos y la ansiedad cada vez ganaba más terreno en mi. Mil escenarios diferentes se habían creado en mi mente mostrándome todo lo que podría salir mal mientras cuidaba al niño.

¿En qué demonios había pensado al aceptar?.

La migraña y el estrés no me permitían concentrarme en el contrato que debía redactar y eso solo lograba alterarme aun más. Por un momento pensé en llamar a Nessa para que ella se encargará del niño, pero la idea fue descartada casi de inmediato, amaba a mi hermana pero debía admitir que ella no era exactamente la imagen de la responsabilidad, dejar a un niño a su cargo se podría considerar negligente.

Froto mi rostro con frustración e intento -una vez más- concentrarme en el contrato. Pero por más que lo intenté no lograba hacer que las palabras tuviesen sentido alguno para mi.

Cuatro años de Universidad, diez en el bufete y soy incapaz de redactar un puto contrato –pienso con fastidio.

No sé cuanto tiempo a pasado cuando escucho la puerta de mi oficina ser abierta. Mi corazón se acelera y la ansiedad aumenta a niveles para nada saludables.

¿Por qué me siento como si fuese camino al matadero?

Levanto la mirada y observo a Alonzo parado a unos metros de mi escritorio y una pequeña figura parada detrás de él.

-Hermano, parece que viste un fantasma -exclama con burla- no seas dramático, no es para tanto -se ríe-

Que falta de empatía la suya.

Observo una pequeña cabeza llena de rizos asomarse detrás de las piernas de Alonso y verme con curiosidad. He de admitir que él niño es tierno y parece dulce, pero eso no calma en absoluto mis nervios.

Me levanto de mi silla y me acerco a ellos.

-Hola niño, soy Akram -saludo de manera incómoda, intentando ser lo más amable posible.

El niño me ver por unos segundos para luego salir de su escondite y acercarse a mi.

-Hola, me llamo Luca -responde en voz baja. Ahora que lo veo de cerca puedo detallarlo mejor. Es un niño pequeño que debe rondar los cinco o seis años, su cabeza está adornada por una cabellera rubia y rizada -es realmente adorable- pero eso no es lo que llama mi atención, lo más resaltante de él son sus ojos con heterocromia, uno de sus ojos es de un azul claro y el otro tiene una mezcla de el mismo azul y marrón- realmente hermoso.

-Un placer Luca -respondo.

-Bueno, está es su mochila, debe hacer las tareas y luego por favor revísalas -exclama Alonzo entregándome la mochila- y esto es el almuerzo, te compre a ti también -dice, ahora dándome una bolsa con el logo de algún restaurante. Me quedo viendo las cosas en mis manos y luego a el.

Mierda creo que volví a entrar en shock.

-En la mochila tiene un cambio de ropa, él se puede vestir solo, tranquilo -dice al notar el pánico que estaba creciendo en mí- y….creo que eso seria todo, cualquier cosa puedes llamarme y acabo de mandarte el número de su mamá al teléfono, pero solo utilizalo en caso de absoluta emergencia.

-¿Tu amiga sabe que lo vas a dejar conmigo? -pregunto mientras dejo las cosas en el sofá de cuero que tengo en mi oficina.

-Si, descuida -coloca sus manos en mis hombros en un intento de infundirme calma – todo va a estar bien ¿si?.

Lo miro frunciendo el ceño para luego quitarme sus manos de mis hombros y empujarlo lejos del niño para poder hablar sin que nos escuche.

-¿Cuánto tiempo te va a tomar venir a buscarlo?.

El blanquea los ojos y me mira con burla.

-De tres a cuatro horas -mis ojos se abren a más no poder- hermano, recuerda….el te tiene más miedo a ti, que tu a él – exclama intentando contener la risa.

Burlándose de mi desdicha…que buen amigo -pienso.

-Lo dudo -mascullo entre dientes ganándome una carcajada de Alonzo- ¿Qué que se supone que haga con el niño durante cuatro hora?

-No sé, juega con el o déjalo coloreando algo mientras tu trabajas -se encoge de hombros- Ya te dije que es un niño tranquilo, no te va a dar trabajo.

Suspiro y veo en dirección del niño que se encuentra sentado en uno de los sofás jugando con un peluche.

-Una cosa más -exclama Alonzo llamando mi atención- Por nada del mundo preguntes sobre su padre -exclama con una seriedad que pocas veces había visto en él, su mirada se había oscurecido y apretaba la mandíbula con demasiada fuerza, claramente era un tema delicado. Me abstuve de preguntar, era más que claro que no era un tema del que quisiese hablar.

-De acuerdo ¿algo más?.

-Ummm no, creo que eso sería todo -revisa su reloj- Ya me debo ir. -Desvía la mirada a un punto detrás de mi- enano, ya me voy.

Me volteó y veo al niño levantarse con rapidez y acercarse corriendo en dirección a Alonso que lo espera con los brazos abiertos, se nota que tienen una muy buena relación.

-Tío Lonzo ¿Cuándo va a venir mi mamá?.

-Ya lo hablamos enano, tu mamá tiene que resolver algunas cosas, pero tan pronto me desocupe nos vamos a tu casa y la esperamos ¿te parece? -algo en el tono de voz de Alonzo me hace saber que lo que sea qué este resolviendo la mamá del niño, es un asunto grave. La curiosidad me pica y las ganas de saber que ocurrió hace mella en mi mente, pero eso no es asunto mío así que prefiero no preguntar. -Te vas a quedar con Akram, así que pórtate bien y le haces caso en todo lo que te diga ¿Ok?.

Veo al niño fruncir el ceño analizando lo que le dijo Alonzo, no parecía estar creyéndose el cuento. A la final solo se encogió de hombros restando importancia al asunto. Para ser tan pequeño era muy inteligente.

-Esta bien, me comportare bien tío -exclamó con tranquilidad. Tal vez Alonzo tenía razón y el niño no me daría trabajo alguno.

-Bien, nos vemos luego enano -le da un beso en la frente y lo deja en el piso- cualquier cosa me avisas.

Asiento con la cabeza y lo veo marcharse. Pellizco el puente de mi nariz y volteó a ver al niño.

-¿Tienes hambre? -pregunto a lo que el asiente y se dirige al sofá donde deje las cosas, toma la bolsa de la comida dejándola en la mesa de centro. Me acerco a ayudarlo a sacar las cosas, es comida italiana y refresco, huele delicioso pero realmente no tengo hambre así que solo  sirvo la comida para él.

-¿No vas a comer? -pregunta mientras lleva un ravioli a su boca.

-No tengo hambre, solo me voy a tomar el refresco- respondo con amabilidad.

Lo veo fruncir el ceño, parece molesto.

¿Qué dije? -me pregunto confundido.

-Mi mamá dice que la comida es muy importante y si no comes te vas a enfermar -exclama serio, la seriedad de su rostro aunado a su voz infantil lejos de hacerme tomarme sus palabras enserio, me causaron gracia logrando que me riera.

-Tu mamá tiene razón, pero eso es solo para los niños pequeños, a mi no me va a pasar nada -exclame intentado contener la risa.

-Mi tío es grande y el come cuando mamá se lo ordena -exclamó sabiondo.

Seguramente por que le tiene miedo -pensé con gracia.

Suspire resignado y me serví la comida, no me iba a poner a discutir con un niño.

-Listo ¿contento niño? -pregunte mientras me lleva a un bocado a la boca.

El sonrió con suficiencia, contento de haber ganado.

-Me llamo Luca, no niño -exclama indignado.

Asiento mientras terminó de tragar.

-Lo sé, pero me gusta llamarte niño – le respondo con una sonrisa a lo que el frunce el ceño y me mira con los ojos entrecerrados. Por alguna razón me gusta molestarlo.

Muy maduro de tu parte Akram -me recrimina mi consciencia.

Lo escucho bufar para luego seguir comiendo. La oficina se queda en silencio por unos minutos mientras seguimos comiendo, hasta que el vuelve a hablar.

-Tu nombre es raro -dice, no hay rastro de malicia en su voz, solo fue un comentario inocente.

-Si, ya me lo habían dicho -le sonrió- es un nombre árabe -le comento ganándome su atención.

-¿Eres árabe? -pregunta, sus ojos brillando por la curiosidad.

-No, mi padre era árabe, yo soy de aquí -le explico.

El asiente repetidas veces captando la información dada.

-Mi mamá es italiana, pero yo nací aquí -me explica.

Seguimos hablando mientras terminamos de comer.

Al parecer no va a ser tan difícil como pensé -me digo a mi mismo.

     ****************************************

Ya habían pasado dos horas desde que Alonzo se fue, la primera hora fue tranquila, luego de comer lo lleve al baño para que se cambiará de ropa y luego se puso a hacer su tarea -prácticamente no necesitó mi ayuda, ese niño era muy inteligente- yo me había vuelto a concentrar en el contrato y a adelantar algunas cosas. A mediados de la segunda hora yo seguía trabajando y el niño se había puesto a colorear. Pero ahora tenía a un niño aburrido sentado frente a mi sin dejar de hablar, evitando asi que pudiera concentrarme en mi trabajo. Justo ahora estábamos en una ronda de preguntas -interminables- que más bien era una clase de interrogatorio hacia mi persona.

-¿Qué edad tienes? -preguntó mientras jugaba con unos bolígrafos que encontró en mi escritorio.

Suspire- veintiocho ¿y tu? -pregunto con cansancio, había aprendido a las malas que si no le preguntaba yo también, el se enojaba -un mimado- así que opte por lo más saludable para mi.

-Tengo seis, pronto voy a cumplir siete -dice con orgullo a lo que yo le regaló una sonrisa.

-Que bueno, ya estás grande -respondo mientras reviso uno de los documentos que se encuentran esparcidos por mi escritorio.

-¿Eres abogado como mi tío Lonzo? – pregunta observando los papeles.

Levanto la mirada -sí, igual que tu tío- le digo intentando no reírme por el apodo.

Se queda callado e inocentemente pienso que ya se le acabaron las preguntas y que voy a poder trabajar en paz.

Muy inocente de mi parte. 

-Estoy aburrido -me dice a lo que yo suspiro y empiezo a guardar los documentos, resignado a que no voy a poder terminar hoy.

-¿Qué quieres hacer? -le pregunto terminando de guardar todo.

-juguemos algo -exclama emocionado al haber obtenido mi atención.

-Yo no se mucho de juegos, dime tu que quieres jugar -exclamo mientras me inclino sobre el escritorio, apoyando mi peso en los brazos.

-Juguemos a policías y ladrones -exclama entusiasmado bajandose de la silla y acercándose a mi– tu eres el ladrón -dice tomándome la mano para hacer que me levanté de mi asiento.

Con un suspiro me levanto y me dejó guiar por él hasta el centro de mi oficina.

       **************************************

Dos horas, dos horas habían pasado y nosotros seguíamos jugando -¿acaso este niño no se cansa?- me tuvo persiguiéndolo y viceversa, hasta ahora que se supone que el ladrón -él- me atrapó.

En algún punto del juego me pidió mi corbata, yo se la di junto con otras dos que tenía guardadas en caso de emergencia - mala idea- ahora me encuentro sentado en uno de los sofás, atado de pies y manos y con la corbata restante tapapando mi boca.

Tranquilo….si claro -pensé.

Lucas se encuentra frente a mi hablando y contándome de todo un poco, justo ahora me habla de su oso de peluche -si, lo sé súper interesante.

-¡¡¡Tío Lonzo!!! -grita emocionado sacándome de mis pensamientos. Estaba tan ensimismado que no escuche la puerta ser abierta.

-¿Pero que demonios paso aquí? -pregunta Alonzo viéndome de pies a cabeza.

-Estábamos jugando policías y ladrones -dice el mocoso entre risas- yo gane tío - exclama orgulloso.

Intento desatarme -debo admitir que el niño es bueno haciendo nudos- luego de varios forcejeos, logro quitarme las amarras de las manos y procedo a quitarme el resto mientras escucho a Alonzo reírse.

-Vaya, se ve que la pasaron bien -dice con burla- enano ve a recoger tus cosas, ya nos vamos.

El niño asiente y se va corriendo a recoger sus cosas.

-Tranquilito ¿verdad? -le digo arqueando una ceja.

-Si es tranquilo, pero debí advertirte que podía ser algo travieso -exclama entre risas.

Me cruzo de brazos frente a el.

-Si, hubiese sido buena esa información -le digo entre dientes- no te golpeo porque el niño está presente, pero esta me las pagas Alonzo.

Realmente no estaba enojado con él, mucho menos con el niño -debía admitir que me agradó el niño, quitando el hecho de que me uso de “rehén”- pero no estaba de más asustar al idiota frente a mí.

-No seas dramático -se burlo- luego hablas de mi -se quejo- además, no es para tanto, a mi ya me lo a hecho -se encoge de hombros.

Este niño es de cuidado -me dije a mi mismo.

Blanquee los ojos.

-Tío ya estoy listo -avisa, llamando nuestra atención.

-De acuerdo enano, despidete de Akram -le ordena con dulzura.

El niño se acerca a mí, me agacho para quedar a su altura y revuelvo su cabello con una de mis manos.

-Adiós niño -me despido.

Se acerca a mi y me abraza tomándome por sorpresa, le devuelvo el abrazo algo incómodo.

-Adiós Akram, me gustó pasar el día contigo -me dice regalándome una sonrisa que yo devuelvo- ¿puedo volver a pasar un día contigo? Te puedo mostrar mis juguetes- dice entusiasmado. Por alguna razón el que quiera volver a pasar el día conmigo lejos de asustarme, como lo habría hecho antes, deja un sentimiento cálido en mi pecho.

Una sonrisa sincera aparece en mis labios.

-Claro niño, pero primero debes pedirle permiso a tu mamá -explico.

-¡¡¡Si!!! -empieza a saltar emocionado haciéndome reír- te voy a enseñar a jugar bien policías y ladrones, se que puedes mejorar -dice sacándonos una carcajada a Alonso y a mi.

Nuevo hobby: Ser rehén de un niño de seis años.

-Bueno, bueno, ya es hora de irnos enano -exclama Alonzo mientras se seca unas lágrimas que se le escaparon gracias a las risas.

El niño se acerca una vez más a mi y me da un abrazo que devuelvo, esta vez con más confianza.

-Chao Akram -se despide.

-Adiós niño -sonrió.

Frunce el ceño.

-También voy a lograr que dejes de llamarme niño -promete haciendo un puchero.

Me río.

-Nos vemos luego hermano, gracias por cuidarlo -exclama mientras se dirige a la puerta.

-Por nada hermano.

Los veo marcharse, una vez solo  me siento en uno de los sofás y me froto el rostro agotado por el día que había tenido.

No fue tan malo -pensé con una sonrisa.

                                                       

                                               

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro