Caso 16 De Ladrón a Héroe
Legram es el nombre que frecuentemente se usa en los barrios bajos para referirse al tipo con más suerte que ha nacido y vivido —aunque sea por poco— en ese lugar de desdicha.
Suertudo... Como nacer y vivir es una suerte en ese lugar apartado de los ojos que dicen ser sus reyes o salvadores. Según ellos, los protegen, pero no puede haber peor castigo que vivir ahí. Apenas si hay espacio; el territorio que les dieron a la fuerza es, por mucho, diminuto, en comparación con las grandes extensiones de terreno destinadas para construir la gran iglesia, los lujosos restaurantes de la zona media o el hotel. Incluso una casa de clase baja en la primera zona se puede considerar mansión, si tomamos en cuenta que muchos viven en alcantarillas, bajo puentes o cerca del río. Y aun así, esta gente trabaja incansablemente. De lo único que no se quejan es de que, al menos, cumplen con sus contratos.
De los pocos vampiros que han llegado a la zona en la Scarlett Nuit, los han sacado de la pobreza y, como mínimo, los mandan a la zona 1 o 2 del territorio humano. Aun así, nunca los llevarían a vivir en sus lujosas mansiones, de un blanco tan puro que te deslumbra con el sol. Aun así, agradecen: al menos tienen protección, y es relativamente seguro vivir ahí, si eres parte de ellos. Muchos ni piensan ni conocen cómo se encuentran los que viven en la montaña prisión.
Pero Legram es todo un caso aparte. Nacido de una familia más o menos acomodada, pero huérfano poco después, encontró en la calle su zona segura. Vivió de ella y de quienes se apiadaban de un alma como la suya. Con el tiempo, mostró una gran inteligencia, velocidad, flexibilidad, y talento para pasar desapercibido en sus robos, atracos y timos. Se hizo famoso, como se diría en un antiguo libro, un Robin Hood. No es que él o los demás lo sepan —si nunca han leído un libro—, pero él sabía leer y escribir. En los puestos más altos de esa zona empezó a darse a conocer. Se hizo un nombre, aunque para el lado equivocado.
Por las calles de la noche, en esa zona perdida, unos apresurados pasos suenan en medio del ajetreo del día. Un muchacho no mayor de 15 años, un jovencito, corre como si su vida dependiera de ello. Y, de hecho, depende. No sabe cómo fue descubierto, pero la patrulla de ese día al parecer lo había estado buscando hasta dar con su paradero y frustrar el siguiente robo. Ahora, corriendo entre callejones, parece estar atrapado; ha llegado a un punto muerto, tal y como lo estará cuando lo atrapen.
Los soldados, dos vampiros uniformados con espadas y con la mira en él, lo rodean. No es justo, dos contra uno, pero él no se asusta; solo le preocupa que la comida y el oro que tiene en su bolsa pasen ese muro y lleguen a manos de su compañero. Él ya sabrá cómo salir adelante, si no lo mandan a prisión.
Cuando parece que están a punto de atraparlo, una roca se estrella contra la cabeza de uno de los guardias. Este solo se tambalea y voltea para ver quién lo ha atacado con la piedra. Pero no esperaba ver a una mujer joven. También nota que ella tiene un puñado de piedras en la mano, haciéndolas rebotar. Su otro compañero la ve y observa detenidamente su ropa y rostro. Él la conoce; hace poco había patrullado la zona de los humanos ricos. Si no mal recuerda, su nombre empieza con "T", pero no se acuerda de más.
—Dos vampiros contra un desaliñado niño no me parece justo, queridos guardias —dice la joven, aún con las piedras en mano.
—Disculpe, señorita, pero esto no le concierne. A menos que conozca a este niño —responde el guardia, tomando posición para acercarse a la dama.
—No lo conozco —admite la mujer—. Y aun así, tengo la obligación de alejarlo de aquí. Es mi trabajo, después de todo. ¿O no les informaron? Aceptaron mi petición de construir un orfanato para los niños de esta zona. Y él —señala al niño— será uno de los que me llevaré.
Antes de que el guardia pueda siquiera debatir con la mujer, ella se acerca con confianza y muestra el sello real. El guardia toma la carta y, tras revisarla, parece auténtica.
Tisenca avanza con confianza, tomando la carta de las manos del guardia, que la ha dejado pasar. Ve cómo la señorita agarra al muchacho por el brazo y lo arrastra con ella. El niño se queja, casi pataleando, pero ella tiene fuerza. Debería haberlo considerado, ya que una simple piedra fue suficiente para lastimar a un vampiro al darle en la cabeza.
—Espera, espera, no te conozco, y no puedes obligarme a ir, ni siquiera quiero irme —el chico sigue intentando zafarse y solo lo logra cuando, tras unos callejones más amplios, han llegado a otra zona—. Sí, sí, lo sé, siento salvarte de tu segura muerte. ¿Legram, cierto? Bien, puedes darme las gracias luego —dice la mujer, abriendo la carta y prendiéndole fuego ante los ojos extrañados del niño.
—No me mires así.
—¿El sello? —responde el niño.
—A eso. Sí, es cierto, construyo el orfanato, pero la carta no es precisamente legal, ¿sabes? También conozco tu mundo, cariño —le da un guiño—. Por cierto, te aconsejo que me sigas; esos guardias no pueden estar lejos. Aunque no te detendré si quieres enviar esto primero a tus amigos —señala la bolsa que no sabía que le había quitado.
Ese encuentro fortuito convirtió a Legram en lo que es hoy. Ahora protege con todo lo que tiene lo que una extraña, que ha sido como su madre desde aquel día, le enseñó a valorar. Sale a las calles a hacer rondines, buscando a qué otro niño puede llevar a las filas. Después de todo, es el segundo al mando, aunque casi no participa directamente en el orfanato. Su apariencia, sin duda, no encaja con la de un cuidador; los niños incluso lo llaman "maloso". Y tienen razón. Pero eso no se los dirá.
En lo que realmente puede ayudar es en los barrios bajos. Ahora, los guardias lo respetan, y quienes viven allí lo ven como un héroe. Ya no tienen que mendigar; él mismo les entrega provisiones a cambio de un favor: información. Para él, eso es más valioso que el oro.
retrato hecho por mi
Ficha del caso:
nombre: Legram
fecha de nacimiento: 2667
edad actual en el año 2700: 33 años
raza: humana
ocupación: cuidador en el orfanato/segundo al mando de la red de espías
titulo: ninguno.
familia: Tisenca (madre adoptiva) madre y padre biológicos muertos
con ia
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