Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

V

—al estar dentro de la facultad debo confesar que me sentía tan pequeña, puesto que era la primera vez que veía a tantas personas que por su aspecto físico los podríamos colocar entre dieciocho a veinte años, mientras yo solo tenía mis quince recién cumplidos; caminaba por el gran lugar hasta sentir detrás de mí una voz chillona, a lo que al girarme abrace a Jennie al igual que le di un pequeño golpe en el hombro.

—¡Auch! ¿Por qué me pegas? —la mira haciendo un pequeño puchero mientras se sobaba.

—¿Cómo se te ocurre dejarme abandonada? Y para colmo ante ello decirle a Harold que me trajera —me cruce en brazos algo sería, susurrando levemente el nombre de este cuando lo mencione.

—Te dije que lo lamentaba, mi padre no se lleva nada bien con el señor Contreras —mantenía su puchero mirándola— pero, me dijo que a partir de mañana me daba el auto para venir, dijo que no se aguantaría el tráfico que se hace de ida y de vuelta, a fin de cuentas, él podría usar el auto de mamá y como yo tengo la licencia firmada no tendríamos problemas —suelta una pequeña risa.

—Bien... Aunque debo confesar que eso no fue tan malo, la cuestión fue cuándo baje del auto —un pequeño sonrojo se puso en mis mejillas con solo recordar.

—¿Te beso? —abre sus ojos como plato en sorpresa por solo verla.

—¿Cómo crees que pueda ser eso si apenas y nos conocemos? Ojalá, pero no, solo que se portó muy bien y me dio su número, lo malo es que solo mira cómo se puso —reí un poco negando mientras le enseñaba el contacto.

—¡Ala! Con corazón incluido, ¿o eso lo pusiste tú? —eleva una ceja juguetona mientras deja escapar una risita.

—No, claro que no, ¿cómo se te ocurre pensar en eso? Te recuerdo que es mi jefe, él solo lo hizo, pero bueno, es momento de ir a clases, ¿no? Es mejor dejar ese tema allí, seguramente lo hizo para molestarme —le sentencie al ver que no daba ni un paso más.

—Será lo mejor, damisela enamorada —suelta una risa leve antes de salir corriendo en huida.

—¡Ah! ¡Jennie! —reí levemente para ir detrás de ella deteniéndonos a pocos centímetros del salón, claramente no podíamos llegar así, ¿qué pensarían de nosotras? ¿Que estábamos locas? Quizás un poco.

Al adentrarnos en ese tiempo en nuestro salón de clases, tomamos asiento juntas como era de costumbre a donde íbamos, sin mentirles no preste tanta atención en la inducción, de mi cabeza no salía el repentino cambio de Harold, pero claro, era porque no sabía que era parte de un plan de los señores Contreras, era como un as bajo la manga, para su seguridad y la de su hijo, ya lo verán por qué.

Minutos antes de que Keyla llegara a la casa de los Contreras.

—Harold, te he decidido contratar a una nueva asistente muchacho, y de paso poder ayudar a una amiga que lo necesita —lo mira mientras ambos tomaban asiento en el sillón de la sala.

—A ver madre, ahora que otra señora terminaré corriendo. ¿Aguantará mis bromas pesadas? —suelta una pequeña risa mientras la ve, pero esta estaba con un semblante neutro, no le había causado ni una pizca de gracia su broma.

—No, esta vez es una joven muchacha, de hecho, es menor que tú —sonríe sintiéndose victoriosa al ver boquear a su hijo de impresión.

—¿Es broma no? ¿Al menos está linda o pasable? —eleva una ceja de forma juguetona.

—¿Qué te he dicho sobre de que ninguna chica es fea? —objeta con un semblante serio dándole un tirón a su oreja antes de proseguir— la joven Keyla es muy bonita por lo que pude ver, pero usa lentes y brackets, las cosas que más detestas, así que, como castigo por hacerme correr cada empleada, con más razón ella lo será.

—¡Pero! Madre, eso no puede ser posible, ¡no lo acepto! —dice en forma de berrinche dándole un golpe leve a la mesa de centro, dejando ahora boquiabierta a la mujer.

—¡A tu madre no le levantas la voz! Harold Contreras, es momento que madures y espero que no espantes a esa muchacha o te quedaras sin un solo peso de la herencia, ¿entendido? No vas a malgastar el dinero del cual nos hemos esforzado en mujeres que no valen la pena.

—A mí no me amenazan con ese cuentecito, yo soy su único hijo, así que no me pueden dejar sin la herencia —la mira algo vacilante mientras ríe.

—Por favor Harold, no me hagas reír, claro que podemos dejarte sin un peso con un testamento de bienes, así que no nos hagas llegar a esos casos extremos —se pone en pie estirando su vestido para darle la espalda, retirándose mientras le dejaba con la palabra en la boca.

—¡Ash! —se pone en pie para empezar a caminar en dirección a su habitación encerrándose, que al caer en su cama mira al techo suspirando— porque buscarán ponerme una pareja y seguramente fea como esta niña, como era su nombre, ¿Keyla? Hay pequeña, no sabes dónde te has de meter, si pones un pie en mi casa, me las vas a pagar.

En la actualidad.

Seguramente se deberán estar preguntando: ¿Este loco la va a matar o qué? Pero no, esa no es la respuesta, lo que en verdad quería Harold Contreras era jugar conmigo para que me marchara por sí sola por tener el corazón roto; lastimosamente su plan no le salió como lo esperaba y tuvo fue un resultado que ni él mismo se lo fuese imaginado.

Ahora, volviendo al tiempo de la universidad, durante ese primer día conocí a varias personas, entre ellas a Marcus Rizzo, Leiner Corrales y Sofia Lauren, que junto a Jennie éramos un grupo de estudio que se acopló bastante bien, y que seguramente duraría para gran parte de la carrera. La ingeniosa idea de querer venir a mi "casa" me hizo poner la piel de gallina, ya nos habían colocado un primer trabajo, no pensé que la suerte podría estar en mi contra, ni que la universidad iniciara enseguida. Pero bueno, tendría que hablar con los señores, los cuales debo decir que se llegaban a comportar un poco raro a veces frente a las necesidades que tendría en la universidad; pero he aquí como dice el dicho: "quien no sabe es como el ciego que no ve". Todo con ellos se sentía agradable, pero a la vez extraño, por qué si bien los señores Contreras me hacían sentir como si fuera parte de su familia, lo cual no creo que sea normal este trato entre un jefe y su empleado.  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro