Tiempo de descanso; el encanto de Zuzhen y Madam Li
No tenían la intención de viajar juntos en primer lugar, no había sido algo remotamente planeado, pero así habían resultado las cosas y ellos no hicieron nada para cambiar los hechos.
Juntos llegaron a nuevos lugares y se fueron de otros tantos. Habían resuelto en conjunto algunos problemas de menor y mayor tamaño en el camino, conocieron nuevas personas y supieron convivir el uno con el otro (no es que se tratara de una tarea difícil, ambos se entendía muy bien y, a pesar de sus diferencias, parecían complementarse perfectamente).
KyungSoo había adoptado públicamente la imagen del niño de rizos y pronto fue reconocido en todas partes como "el primer hermoso acompañante del joven maestro Kim". Unos decían que era un amigo invaluable del menor de la familia Kim que se había reunido con él luego de años de ausencia, otros afirmaban que era un admirador entusiasta que se había prendado de él luego de ver al joven amo actuar justamente y que, desde entonces, no había podido alejarse de sus faldas, aquellos más aventureros y atrevidos susurraban que, de hecho, no era nada más y nada menos que la pareja sentimental de Kim JongIn. Ciertamente, los rumores no lo afectaban y, de vez en cuando, provocaban una carcajada fluida y divertida en KyungSoo. JongIn tampoco parecía especialmente insultado por ser emparejado con un zorro de nueve colas, así que no tenía nada por lo que pudiera preocuparse.
Hoy era uno de esos días donde todo estaba bastante tranquilo. Las llamadas de auxilio no habían llegado en cuatro días y ambos podían tomarse un descanso. Se hospedaron en el pueblo de turno, Zuzhen, un lugar conocido por la alegría de la gente y la amabilidad invaluable de sus habitantes (como dato extra, fueron los únicos en oponerse a la caza de zorros de nueve colas y, por lo tanto, era el lugar donde más abundaban estas criaturas. KyungSoo siempre se había sentido feliz de venir aquí cuando no estaba huyendo o escondiéndose de los guardias reales). Fueron saludados y bien recibidos cuando llegaron al pueblo; KyungSoo era reconocido por su imagen original, pero dada su situación, no podía revelar su identidad junto a JongIn para evitar ponerlo en peligro. Era una lástima, de verdad, porque tenía algunos amigos en Zuzhen que le regalaban caramelos y licor cada vez que venía de visita.
Se hospedaron en la posada por excelencia del pueblo, la que pertenecía a Madam Li, una combatiente inigualable de la antigua guerra que se había retirado del campo de entrenamiento para vivir una vida pacífica junto a sus hijas y su marido. Ella había reclamado por los derechos de los zorros de nueve colas con tal fiereza que había sido tachada de las líneas de excelencia del emperador, fue destituida de sus cargos y expulsada de la capital. No fue algo que la molestó realmente, se mofó del gobierno sin temor y se casó con un hombre que compartía especie con KyungSoo, tuvo dos hijas mestizas y vivió con más orgullo por sus pensamientos que nadie más.
Era una gran mujer, y había sido una buena amiga de la madre de KyungSoo.
Dejaron el caballo en el establo comunitario y se acercaron a la posada enorme, hermosa y preciosamente construida en el centro de Zuzhen. KyungSoo se mantuvo un paso detrás de JongIn, todo sonrisas y energía revitalizada, y se acercaron a Madam Li. Ella estaba atendiendo las mesas junto a su hija mayor, SooJung; ordenaba con contundencia de aquí para allá, mostrando su temple y su determinación forjada por la guerra y los campos de entrenamiento. Su esposo estaba en las cocinas, preparando el almuerzo para los huéspedes con una sonrisa amable, tan suave como KyungSoo lo recordaba y tan diferente a ella que era una sorpresa que pudieran estar juntos durante tantos siglos.
Madam Li los vio de inmediato y la chispa de reconocimiento floreció en sus ojos oscuros. Una sonrisa ladina se posó en sus labios y se acercó a ellos sin perder el tiempo para envolver a KyungSoo en un apretado abrazo. Debido a su altura descomunal, la cabeza de KyungSoo quedó atrapada entre sus pechos bien formados y KyungSoo tuvo que ladear el rostro para evitar ser asfixiado por ellos. Seguramente eso era algo que disfrutaba enormemente el tío Jung (KyungSoo no se atrevería a preguntarlo).
—¡Tú, mocoso del demonio, por fin te acuerdas de nosotros! ¡¿Qué carajo, dónde estuviste metido todo este siglo?! ¿Sabes lo preocupado que estaba SooJin? ¡Eres un desconsiderado!
KyungSoo finalmente se apartó de su aplastante abrazo y dio un paso más cerca de JongIn, rascándose nerviosamente la nuca. El la cocina, el esposo de Madam Li le lanzó una mirada sorprendida antes de ser llenada de calidez y afecto.
—Tía Li, lo siento. He tenido que mantenerme fuera de vista por un tiempo y no quería meterlos en problemas.
Madam Li hizo un gesto de descuido, mostrando su desagrado por el tema.
—Escuchamos los rumores. Sinceramente no puedo entender la manera de pensar de todos esos ineptos e idiotas; te dedicas a rescatar a sus hijos sin pedir nada a cambio porque ellos son demasiado descuidados como para mantenerlos a salvo, y como pago te culpan de meterte con ellos, lavarles el cerebro y robarles la pureza. ¿Qué demonios? Realmente quiero colgar por las pelotas y las tetas a todos los que dijeron tantas idioteces juntas. Oh... ¿Y tú eres? —preguntó, mirando a JongIn de arriba hacia abajo con el ceño fruncido, y JongIn acomodó su postura de inmediato y se dirigió a ella respetuosamente—.
—Mi nombre es Kim JongIn, Madam Li.
—Kim JongIn, bueno, ¿quién eres? ¿Su amante o algo por el estilo?
—¡Tía Li! —exclamó KyungSoo, sintiendo sus orejas ardiendo mientras notaba como el color no tardaba en aparecer en las mejillas de JongIn—. No lo es, somos amigos. JongIn me considera su maestro, ¿cómo puedes preguntar una cosa así de repente?
Madam Li no se mostró afectada cuando se encogió de brazos, despreocupada como ella sola.
—Nunca viajas con nadie y has traído al chico contigo, ¿qué querías que pensara? De todas formas, es un gusto conocerte, niño. Me alegra que tengas al menos un amigo fuera de Zuzhen —mas calmado, KyungSoo asintió y le sonrió, una cosita pequeña y un poco avergonzada. Madam Li le dio una palmada en el hombro—. Entonces, ¿por cuánto tiempo piensan quedarse?
—Aún no lo sabemos. Venimos a descansar luego de trabajar juntos por un tiempo.
Madam Li asintió y pronto llamó a su hija, que, a lo lejos, se mantenía atenta y genuinamente interesada en la imagen masculina, inmaculada y nada más que hermosa de JongIn. Con los pómulos llenos de vida, se acercó con paso vacilante; formó una reverencia para ambos y le sonrió suavemente a KyungSoo.
—SooJung, lleva a KyungSoo y su amigo a la habitación grande. Llena la bañera para ambos y cuando termines, dile a tu padre que prepare el favorito de KyungSoo y un tazón de sopa de res para el chico.
—Sí, mamá. Por favor, síganme.
KyungSoo y JongIn le dieron un asentimiento a Madam Li al pasar por su lado, y esta exclamó un «¡Espero verlos en la cena, mocosos!» antes de desaparecer escaleras arriba. KyungSoo se acercó a SooJung, que, silenciosa y cabizbaja, los guiaba en silencio y le golpeó el brazo amistosamente con el propio al colarse en el lugar a su lado. Ella lo miró de reojo y se encontró de lleno con la sonrisa más brillante y entusiasta del repertorio de KyungSoo.
—Hey, ¿cómo has estado, Junnie? La última vez que te vi eras más pequeña, ¡has crecido bastante!
SooJung le sonrió suavemente en respuesta y su voz fue un hilo suave y dulce al hablar.
—Estoy bien, hermano Soo. Mamá está comenzando a involucrarme en el negocio familiar y papá me ha compartido varias de sus recetas secretas. Al parecer, crecer me ha vuelto así de confiable —KyungSoo rió entre dientes—.
—Tal vez no te ha vuelto alguien confiable, pero sí un poco más responsable. ¿La tía Li aún insiste en entrenarte?
—No, creo que se ha rendido conmigo. Ahora pone todo su esfuerzo en Jessica. No es que a mi hermana le importe, ella tiene más fortaleza e interés en la lucha.
—Oh, Jessica es una pequeña Madam Li, seguro; sin embargo, tú eres todo Jung SooJin y eso es indiscutiblemente mejor. ¡No le digas a tu madre que dije eso o me cortará mis colas!
SooJung rió, mucho más relajada, y el resto del camino se dedicó a hablar con KyungSoo y ponerse al día. Al llegar a la habitación, la abrió para ambos y se hizo a un lado para dejarlos entrar. KyungSoo suspiró y sonrió con calidez al ver el espacio conocido estando intacto, igual a la última vez que lo vio.
—La tía Li es realmente suave por dentro. No ha movido ni una sola cosa en mi ausencia.
—Mamá insistía en que en algún momento volverías, no quería dejar nada fuera de lugar. Creo que más que dulce, es realmente obstinada.
SooJung fue tras el biombo de privacidad y, con ayuda de la magia, llenó la gran tina de madera disponible; mientras tanto, KyungSoo miró la que fácilmente podría ser su habitación con un halo de afecto y nostalgia nada disimulado.
La Habitación Grande era espaciosa, iluminada y bien ordenada. Había una cama gigante y cómoda junto a la ventana, un armario lleno de todas sus túnicas y un dibujo pegado a la pared de una pareja besándose que él mismo había hecho. En el escritorio había numerosos pergaminos, pinceles y tinta, la magnolia que había dejado sobre los pergaminos, hechizada para que no muriera, en el lugar exacto donde la había dejado, y el dinero que le había regalado Madam Li en sus visitas y que nunca se había atrevido a tomar relucía bajo su almohada. Era como si el día anterior hubiera estado aquí, y el sentimiento de calidez había llegado a su corazón fácilmente.
SooJung se dejó ver cuando acabó con su tarea y le dio una sonrisa fácil que KyungSoo devolvió al instante.
—Hermano Soo, ponte cómodo y descansa un poco, ¿de acuerdo? Es bueno tenerte de vuelta en casa.
KyungSoo asintió y su sonrisa se fue por el lado más afectuoso y cálido que pudo reunir.
—Es bueno volver.
SooJung abandonó la habitación no mucho después y KyungSoo fue libre de volver a su rostro original (no es que no pudiera hacerlo delante de la chica, solo estaba impulsado por la costumbre de los últimos días). Se acercó a la cama y palmeó el lugar a su lado para que JongIn se sentara. Cuando lo hizo, KyungSoo suspiró y lo miró, encontrando las preguntas que no se atrevía a formular en sus ojos preciosos y brillantes.
—Madam Li conoció a mis padres durante años. Mamá vivía aquí desde antes de que ella llegara a Zuzhen y conociera al tío SooJin; fue la primera persona en dirigirse a la tía Li como una igual, sin temor por quien había sido en la guerra. No tardaron en ser amigas inseparables, y esa amistad duró siglos enteros. Luego mi madre conoció a mi padre, se casaron y se embarazó de mí. Como es tradición en mi raza, ambos tuvieron que partir de Zuzhen cuando ella estaba a punto de dar a luz para poder traerme al mundo en el lugar que se conocieron, el lugar más significativo para ella; vivimos ahí durante mis primeros años de vida, porque no podían arriesgarse a viajar conmigo, un cachorro que no podía invocar su forma humana y que sería fácilmente reconocible para los cazadores.
»Aún así, ambas se comunicaban a través de cartas y mensajes; yo sabía de ella por historias que mamá me contaba y por los regalos que la tía Li enviaba en mis cumpleaños, así que nunca fui ajeno a su existencia. Cuando mis padres me dejaron, viajé por mí mismo hasta acá. Fue un viaje agotador y demasiado largo para un niño, pero aún así, me las arreglé para sobrevivir en todo el camino. La tía Li me recibió con los brazos abiertos y pronto me integró a su familia. Creo que se sentía culpable por no haber podido ayudar a mis padres en su momento, no lo sé, de igual forma, sus muertes no fue culpa de ella y, definitivamente, yo no era su responsabilidad.
»De todas formas, viví aquí por un tiempo; la ayudé con las tareas en la posada y me entrené con ella (la mayoría de las cosas que sé hoy en día es gracias a ella), luego, cuando fui lo suficientemente mayor, decidí que no quería ser una carga y me fui para recorrer el mundo. Aún así, vengo de vez en cuando para visitarla y ver cómo están, me quedo por un par de días para ayudar en lo que sea que necesite y luego vuelvo a partir. Era algo así como una tradición, sin embargo, luego de todos los problemas que se han presentado y el lío abismal que hay en mi contra, no me había podido comunicar con ella hasta ahora (supongo que me merecía algunos gritos y un par de golpes).
KyungSoo se encogió de hombros y luego miró a JongIn con una sonrisa.
—La tía Li puede ser algo ruidosa e imponente, pero es una muy buena persona y no dudará en darnos una mano si lo necesitamos. Puedes confiar en ella tanto como yo, ¿okay?
JongIn asintió lentamente y luego de un momento, le sonrió tiernamente.
—Gracias por confiarme parte de tu vida; lo aprecio mucho —lo tomó de la mano para profundizar este hecho y KyungSoo rió nerviosamente, sintiendo como lentamente su rostro se ponía caliente—.
—A-Ah... No fue nada, ¡de verdad! Puedes preguntar cualquier cosa, haha. Ahora voy a darme un baño, ¿sí? ¡Hace tanto calor! Mientras tanto ponte cómodo y acomoda tu ropa, ¿sí? Sí.
Se puso de pie de un salto y se apresuró a ir tras la pantalla de privacidad. Una vez solo, KyungSoo frunció el ceño y tomó sus mejillas en sus manos, las apretó y se dio un par de palmadas ligeras.
¿Qué diablos? ¿Qué rayos le pasaba? ¡Era JongIn, JongIn, por los Dioses! Debía comportarse y dejar de actuar como un tonto puberto avergonzado por cualquier mínima cosa que el niño hiciera. ¡Estaba siendo irracional! ¿Acaso estaba tan desesperado por la falta de energía espiritual? ¿Debía alimentarse? Sí, seguramente era eso. KyungSoo debía seguir recolectando energía y dejar de pensar cosas raras debido a su desesperación por recuperarse.
Reprimió los chillidos de su zorro y se desnudó por completo antes de meterse al agua.
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Cuando salió del baño, empapado y con el cabello escurriendo agua, se encontró con que JongIn se había situado tras el escritorio y comenzaba a escribir algunas cartas. Mantenía su manga bien sujeta y movía el pincel con gracia y elegancia; no había error alguno en su recta postura y los trazos de su caligrafía eran hermosos, bien cuidados y seguros (no como el desastre de letra de KyungSoo). Debido a que se encontraban solos, JongIn se había soltado el largo cabello que caía como una oscura cascada por su espalda, su espada descansaba junto a la cama y sus rasgos se habían suavizado dulcemente, mostrándose bellos como nunca debido a la inexistente presión y estrés al que se veía sometido día a día.
No pudo hacer más que quedarse inmóvil y mirar, mirar y mirar. JongIn tenía rasgos exóticos únicos, sus ojos eran pequeños al igual que su nariz corta, sus cejas eran suaves, claras y ordenadas, su boca era generosa, de apariencia suave y dulce, su mandíbula era una maravilla pronunciada y definida, su cuello se mostraba elegante y su cabello era un bello río que KyungSoo no se molestaría en acariciar de vez en cuando. Las irises del chico se movieron y se posaron sobre él y, oh... Oh... Su mirada era tan intensa, tan profunda, que KyungSoo se había quedado helado, con las piernas temblando y sintiéndose tonto e inexperto, a pesar de lo que era y a qué se dedicaba para vivir.
No era que no lo hubiera notado antes, JongIn tenía una manera de mirar muy particular, demasiado intensa para cualquiera, definitivamente, sin embargo, esta vez sintió que había algo diferente; quizás por la privacidad e intimidad de toda la situación, por lo agradablemente rutinario que era, no lo sabía, sin embargo, esta vez removió muchas cosas raras en su estómago y lo hizo perder el aliento.
Compuso una sonrisa lo mejor que pudo y dio algunos pasos más cerca, tratando de secar su cabello en el camino.
—Ya he terminado, ahora puedes ir y usar la tina.
JongIn asintió y no movió su mirada de su rostro. KyungSoo rió nerviosamente.
—¡Oye! ¿Qué estás haciendo ahí? ¿Trabajo?
—Hum. Estoy haciendo informes sobre todos los asuntos que hemos resuelto en el viaje para llevar estadísticas.
—Oh... Qué meticuloso es el joven maestro JongIn. Bastante admirable. Sin embargo, estamos en un descanso temporal, así que olvídate de eso y hagamos algo más divertido —disimular su choque sentimental con un tema completamente diferente, exacto. No había nada mejor que eso—.
JongIn alzó una ceja con curiosidad y KyungSoo silenció completamente la presión en su corazón y el aullido ansioso de su animal espiritual.
—¿Como qué?
—¡Recorrer el pueblo! —exclamó de inmediato—. Te enseñaré las maravillas de Zuzhen. ¡Podemos volar cometas y comer cosas deliciosas! Así que deja esos aburridos informes por un rato y vayamos a divertirnos. Aún eres joven y, sin embargo, pareces mayor que yo.
—¿Es así? ¿Cuántos años tiene el joven maestro? —preguntó esta vez, mostrándose genuinamente interesado en el tema. KyungSoo bufó ruidosamente—.
—Más que tú, muchos más, definitivamente, así que por eso, y obviamente abusando de mi nivel superior a causa de la edad, te ordeno darte un baño, comer e irnos.
Finalmente, JongIn rió, resignado, y asintió. Ordenó sus papeles en una limpia fila sin ningún borde fuera de lugar y colocó la piedra para moler tinta sobre el papel, luego se puso de pie y desde su inmensa altura, se volvió hacia él.
—Seca bien tu cabello o te enfermarás —recomendó cariñosamente y luego desapareció tras la pantalla de privacidad—.
Por su parte, KyungSoo se quedó atrás con un aleteo suave en su pecho y comenzó a frotar sus mechones goteantes.
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Salieron de la posada luego de comer porque "¡No hay manera en el infierno que no se alimenten antes de pasar todo el día fuera! ¡Te conozco, KyungSoo, así que siéntate y no te muevas de aquí hasta que dejes el tazón completamente limpio!", solo para fundirse con los lugareños animados que, como de costumbre, se dedicaban a hacer sus compras en medio de la cálida luz del mediodía.
Cautivado y emocionado por el reconocimiento y la libertad que le brindaba Zuzhen, KyungSoo sujetó la muñeca de JongIn con firmeza y lo llevó por todas partes, hablando de recuerdos de infancia, señalando a algunos conocidos y recomendando ciertos dulces que no hallaría en ninguna otra parte del mundo espiritual (compró una bolsa entera y la guardó él mismo en las mangas del menor para que pudieran comerlos más tarde).
En el camino notaron varios zorros de nueve colas circulando en su forma animal o con sus orejas expuestas y una cola moviéndose de lado a lado, sensual, llamativa y provocativa. Podían distinguirse del resto, aún cuando ni siquiera expusieran una sola característica de su naturaleza, y eso es porque eran criaturas normalmente hermosas de una forma avasalladora, con rasgos cautivadores que iniciarían las más profundas pasiones y una gracia y belleza muy difíciles de encontrar.
JongIn se mostró genuinamente sorprendido ante la presencia de tantas distinguidas bellezas reunidas en un solo lugar y KyungSoo rió entre dientes cuando una mujer de su especie le guiñó un ojo y arrojó un beso en su dirección.
—Ah, le has gustado. Creo que deberías acercarte y hablar con ella, ¿hum? —se burló de buena gana y JongIn frunció el ceño con las mejillas sonrojadas y siguió caminando, dejándolo muy atrás—.
Luego de casi dos horas de caminata y mucho parloteo de su parte, KyungSoo se detuvo en un puesto y pidió dos dulces helados para combatir el calor de Zuzhen, los llevó hacia los inicios desiertos de una colina y se sentó en la hierba fresca y suave. JongIn lo siguió de inmediato y en silencio, se dedicaron a ver el cielo y comer el postre.
Con el viento refrescando la mente y la tranquilidad del momento haciendo de las suyas, JongIn miró el perfil de KyungSoo y preguntó con calma y tranquilidad:
—Joven maestro, ¿cómo es posible que hayan tantos zorros de nueve colas en Zuzhen? ¿El antiguo emperador no estaba enterado de esto?
KyungSoo ya esperaba esta pregunta, así que no fue difícil para él responder.
—Oh, lo sabía, por supuesto, sin embargo, no se atrevió a hacer nada porque aquí viven, en su mayoría, guerreros muy fuertes que fueron repudiados por el imperio luego de que estos decidieran ponerse de parte de las criaturas menos favorecidas. No tenía tiempo para lidiar con algo como una revuelta en su propia tierra, así que simplemente lo dejó estar —le dio un mordisco a su dulce frío y dejó que este le recorriera la garganta con alivio—. De vez en cuando viene un grupo de guardias para hacer amenazas y esas tonterías, pero pronto son expulsados por las personas como Madam Li ¿y quién se atrevería a hacerles frente? Tampoco es como si los zorros no pudieran defenderse, sin embargo, no somos tomados en cuenta en la ecuación.
—Si es así, entonces ¿por qué no te quedaste a vivir aquí? Podrías estar seguro y tranquilo, nada podría afectarte y serías feliz.
KyungSoo ladeó la cabeza y lo pensó por un momento. Ciertamente, Zuzhen era un gran lugar para los zorros de nueve colas, si no es que el mejor en el mundo espiritual, sin embargo, nunca pudo verlo como un hogar. Tal vez porque se había acostumbrado a su tierra natal, muy lejos de aquí, o porque no estaba hecho para la calma, no lo sabía con exactitud, pero tampoco podía hacer nada al respecto.
Terminó por encogerse de hombros con indiferencia.
—Supongo que mi alma pertenece a otro lugar, tal vez nací para meterme en problemas, tal vez soy una causa perdida inconsciente o un hombre irracional. Quiero creer que mi falta de pensamiento lógico se debe a mi estúpido deseo de ayudar a quienes me repudian (no es que pueda quejarme, después de todo, gracias a esto pude salvarte y eso fue, probablemente, lo más importante que he hecho en mi vida). Al final, terminaré siendo un mártir, ¿quién iba a decirlo? —se burló de sí mismo con fingida diversión—.
Un momento después negó con la cabeza, lanzó un suspiro al aire y recostó su espalda en el inicio de la colina. Finalmente, cerró los ojos y dejó que el sol lo golpeara directamente y sin piedad.
JongIn lo miró en todo momento; no comió su dulce y se movió a su lado. KyungSoo no abrió los ojos en ese instante, pero supo que el chico había usado su magia para proteger su rostro del fuerte sol.
No estaba seguro de que se lo mereciera, una compañía como JongIn, quiere decir, pero de todas formas fue incapaz de quejarse. Había estado solo y aislado por demasiado tiempo, huyendo de un lado a otro, encontrándose con la muerte de forma constante, así que ahora que había hallado por fin a alguien ajeno a los lazos de su familia que podía tratarlo como a un igual, que se interesaba por su vida y que se preocupaba verdaderamente por él, no quería soltarlo ni dejarlo ir.
Tal vez seguía siendo un hombre inconsciente e irracional, pero se aferró con fuerza a JongIn y deseó secretamente que esta amistad pudiera durar hasta el fin de sus días. ¿Era egoísta? Por supuesto, pero ¿cuándo había podido serlo por sí mismo? Solo esperaba que, al final, JongIn no lo empujara lejos ni que el propio KyungSoo terminara arrepintiéndose de las decisiones que había tomado.
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Regresaron a la posada luego de un recorrido por el lago de Zuzhen y un nuevo paseo por el mercado. Comieron dulces, compraron un par de botellas de vino y miraron un espectáculo actuado. Luego, bastante satisfechos por la excursión, fueron recibidos por un tazón de arroz recién hecho, todo tipo de guarniciones, carne medio cocida para KyungSoo y un plato extenso con numerosos vegetales para JongIn. El señor SooJin cocinaba como los ángeles, por ello KyungSoo ni siquiera protestó por la cantidad excesiva de vegetales en su propio plato y los comió todos.
Al acabar, JongIn y él llevaron los tazones y palillos sucios hacia la cocina y KyungSoo le sonrió al mayor, que esperaba ansiosamente su veredicto.
—El tío Jung es el mejor. Tal como lo esperaba, su comida es la más deliciosa que he probado en todo el mundo espiritual.
Esto provocó una risita baja en SooJin, que pronto se movió para ayudarlos a dejar los tazones dentro del fregadero lleno de agua y jabón. Colocó sus manos en su cintura y sus orejas se alzaron en puntas delgadas y hermosas, dándole una imagen dulce que solo podría concordar con un zorro, sin importar la edad del mismo.
—KyungSoo-ah es un completo adulador.
KyungSoo amplió su mirada exageradamente y se aferró con fuerza al antebrazo de JongIn, medio escondiéndose detrás de él con fingida indignación. Señaló al mayor de los tres y exclamó ruidosamente, con un puchero bien puesto en sus labios:
—¡¿Estás escuchando eso?! Tsk, tsk, ¿cómo puede llamarme "adulador"? JongIn, ¿piensas que su comida es genial? Ya que eres la representación de la honestidad y lo correcto, él creerá solo tus palabras.
JongIn compuso una expresión difícil, como si este tema fuera demasiado complicado para él, pero aún así se atrevió a inmiscuirse para dar su opinión al respecto. Finalmente, y luego de segundos tensos llenos de silencio, terminó por asentir y asegurarle en voz baja:
—El joven maestro tiene razón. Es la mejor comida que he probado hasta ahora; supera con creces a los cocineros de mi familia.
La confesión trajo una sonrisa en el rostro de KyungSoo, que pronto se volvió hacia su tío y exclamó su punto vigorosamente. Jung SooJin, por otro lado, notó fácilmente que KyungSoo no se había soltado del agarre hacia el menor, también captó la mirada insistentemente suave en su acompañante y no pudo hacer más que sonreír con reconocimiento.
—¡Já! ¿Ves, tío? Creo que ya va siendo hora de que abran el restaurante. ¡Te harás rico en unas pocas semanas! ¡Y sólo vendiendo congee! ¡Con tus recetas secretas serás reconocido como el mejor cocinero del mundo espiritual!
El tío SooJin, notablemente avergonzado, negó con las mejillas dulcemente espolvoreadas y dejó un suave pellizco en la propia mejilla de KyungSoo, que no tardó en quejarse como cuando era solo un cachorro. Miró al mayor con un nuevo puchero y SooJin simplemente apretó su nariz como respuesta.
—Aigoo, KyungSoo-ah es demasiado positivo y optimista, sin embargo, tanto entusiasmo no corresponde a estas altas horas de la noche. Deben descansar luego de un día tan ajetreado como el que han tenido hoy, y créanme, les conviene irse antes de que venga mi esposa y los encuentre aquí todavía. Mañana podremos hablar sobre este restaurante imaginario y totalmente exitoso, ¿hum?
Como si fuera posible, KyungSoo pronunció aún más su puchero y recostó la mejilla en el brazo de JongIn (olía tan bien, maldición, y lo dejaba tan tranquilo y a gusto).
—Aigoo, que tío tan aburrido. Me dejas sin opciones divertidas —se volvió hacia JongIn y le dio una palmadita en el pecho—. Supongo que debemos irnos ahora que no nos quieren aquí, JongIn. ¡Di adiós!
JongIn formó una reverencia (que SooJin no dudó en imitar) y le obsequió una pequeña sonrisa amable, de esas que te daban seguridad y decía que todo estaba bien.
—Buena noche, señor Jung. Muchas gracias por la comida y la hospitalidad.
—No ha sido nada; los amigos de KyungSoo-ah son parte de la familia también. Ahora, duerman bien; y, KyungSoo-ah, no lo golpees mientras descansas.
KyungSoo se sonrojó levemente al escucharlo y pronto tiró de JongIn fuera de las cocinas. A lo lejos, se escuchó su respuesta y el señor Jung no pudo hacer más que reír enternecido.
—¡No hago eso desde los cien años! ¡Hmph!
Ya que habían estado viajando juntos este último tiempo, era normal que compartieran sus espacios de descanso. JongIn, haciéndole justicia a todo su impecable ser, dormía en una sola posición durante toda la noche mientras KyungSoo era un desastre mimado que necesitaba estar sujeto a algo para poder dormir, así que, cuando no podían permitirse una posada y tenían que dormir en la intemperie, el brazo de JongIn era su consuelo. De esta manera fue fácil dormir en la misma cama, ninguno cruzaba la línea ni el espacio personal del otro, por lo que estaban en una zona segura.
JongIn cerró la puerta de la habitación tras su espalda y KyungSoo fue directamente a la pantalla de privacidad para llenar la bañera y darse un rápido baño nocturno. La verdad es que estaba agotado y lo único que quería era fundirse en la calidez de su cama y dormir más de ocho horas, sin embargo, aún debía alimentarse y para esto debía ponerse presentable y tomar un poco de dinero que tía Li le había estado dejando durante todos estos cientos de años en su escondite bajo la almohada.
Se colgó una túnica roja con intrincados detalles en negro en las mangas y el cuello, la faja negra y dorada realzó la delgada cintura y un par de botas protegieron sus pequeños pies. Su cabello húmedo fue laboriosamente trabajado en un par de delgadas trenzas que cayeron por su espalda, adornadas con aros dorados; una cinta negra como el ébano sujetó la mitad de la melena de forma prolija y perfecta, sin una sola hebra fuera de lugar. Dos mechones reposaron a cada lado de su rostro y sus labios fueron embellecidos con un labial suave y delicado. Estaba listo, era hermoso y no estaba nada complacido.
Suspiró al verse en el espejo y luego salió tras el biombo. En la habitación, JongIn comenzaba a desamarrar su propio cabello y KyungSoo, sintiéndose incapaz de detenerse, se acercó a él y estiró las manos para ayudarlo a despojarse del tocado en su cabeza y la cinta que sujetaba y adornaba su cabello. Al sentir sus dedos vagar por sus hebras, JongIn se quedó muy quieto, seguramente siendo tomado por sorpresa, aún así, no impidió su gesto y pronto su cuerpo terminó por aflojarse y relajarse. Dejó a un lado la cinta de seda (por supuesto, JongIn solo se merecía y usaba lo mejor) y sonrió cuando el menor se giró para poder verlo a la cara. Le entregó entonces la cinta e ignoró el retumbar de su corazón ante la firme y profunda mirada de JongIn.
—Aquí, ya estás listo. Cambié el agua para ti, así que puedes limpiarte sin problemas...
—¿Vas a salir de nuevo? ¿A dónde vas? —lo interrumpió con voz suave, sus ojos nadando en las profundidades del desconcierto, y KyungSoo formó una mueca y desvió la mirada—.
—¡Bueno! Ya sabes lo que soy, ¡soy un zorro y necesito alimentarme! Si bien me he sentido un poco mejor, aún no he podido recuperar toda mi fuerza, por eso debo salir y cazar.
Se quedaron en silencio luego de eso. KyungSoo se rascó la nuca y observó a JongIn de reojo; lo encontró con la mirada baja, el río de su cabello formando un velo que censuraba parte de su rostro. Aún así, KyungSoo fue capaz de notar su boca abriéndose, como si quisiera decirle algo, para luego volver a cerrarla. Terminó por negar con la cabeza y darse la vuelta para dirigirse a la mesita junto a la cama, donde dejó la cinta para el cabello. No se giró cuando dijo:
—Ve con cuidado. Avísame si sucede algo o necesitas ayuda.
—Sí... No voy a volver muy tarde, así que no te preocupes. Hum... Descansa, JongIn.
JongIn asintió y siguió sin moverse de su lugar. KyungSoo mordió la esquina de su labio inferior con fuerza, pero al ver que no obtendría nada más de parte del menor, suspiró pesadamente y se dirigió a la ventana. Trepó por ella y antes de saltar y dirigirse a una zona en específico de Zuzhen, volvió la cabeza, sin saber qué esperar. Lo recibió el perfil de JongIn, su rostro apuntando al suelo, los ojos cerrados y una expresión serena, sin embargo, rayando toda esta imagen de serenidad e inexpresión, se encontraba su mano empuñando duramente la cinta de su cabello. KyungSoo giró el cuello rápidamente y saltó sin atreverse a dudar, sin pensar en nada más.
Y aunque se dirigía directamente hacia un beneficio claro para él, una apuesta donde él resultaría el ganador, profundo fue el vacío que se extendió por todo su pecho y lo consumió por completo.
[✍🏻]
¡Hola! Venía para informar que haré doble actualización, primero por mi falta de publicación ayer y segundo, porque pasaré unos días fuera de casa y no tendré internet para cumplir con la fecha de publicación correspondiente.
A las pocas y valiosas personitas que siguen esto, muchas gracias por el apoyo. Tengan un lindo día y no olviden cuidarse. ♥️
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